sábado

Leonardo Boff: "La vida de Francisco puede correr riesgo"

Con la renuncia de Joseph Ratzinger, el nombre de Leonardo Boff volvió a las primeras planas. Nacido Genésio Darci Boff, este franciscano oriundo del sur del Brasil, había tenido sus controversias cuando el alemán dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe en el papado de Juan Pablo II, al punto que lo obligó a dejar los hábitos. Con Benedicto XVI renunciante, la palabra de Boff volvía a tener vigencia. Mucho más cuando un latinoamericano era llamado a sucederlo, y eligió el nombre de Francisco. Más que un nombre,  "un proyecto de Iglesia".
De visita en Buenos Aires para presentar un libro que prologó a su amiga Clelia Luro, Boff habló de este nuevo modelo que inauguró Jorge Bergoglio en Roma y cuenta por qué, si bien intenta minimizar la posibilidad, no descarta que el Papa argentino corra peligro a medida que avance en los cambios que necesariamente la dos veces milenaria institución debe concretar. "Donde hay poder no hay amor", recuerda en esta entrevista con Tiempo Argentino.
"Yo creo que, para un teólogo, lo más importante de Francisco fue que se presentó como obispo de Roma y no como Papa, y con eso recupera el primer milenio de la Iglesia Católica, cuando la Iglesia de Roma se presentaba como la primera entre otras, primus inter pares, la primera entre otras iguales, con la función de coordinar en el amor. El Papa dice 'Yo quiero gobernar en la caridad', un cambio radical, porque hasta ahora la tradición del segundo milenio es gobernar con el derecho canónico, con el poder absoluto, binario, inmediato, tal que si uno borra la palabra Papa y pone en su lugar Dios, la frase funciona igual. Eso es algo muy arrogante", explica para abrir el juego.

–¿Cuándo empezaría ese segundo milenio de la Iglesia?
–El punto de gran viraje fue en 1077 con el Papa Gregorio VII, que escribió un documento que llamó Dictatus Papae, la dictadura del Papa. Son 33 proposiciones donde dice que el Papa tiene los dos poderes, uno espiritual sobre la Iglesia y otro temporal sobre las personas. Ahí fue que se creó la Iglesia como imperio, como sociedad perfecta, con el agregado posterior del derecho canónico, y eso perduró hasta el Concilio Vaticano II. De esa sociedad de hermanos se pasó a la Iglesia como sociedad jerarquizada.
–¿Cómo influye en eso la caída del imperio romano?
–Tiene que ver con el vacío de poder que se creó con la ruptura del imperio romano. Nadie garantizaba a nadie y el Papa era la única figura moral. El primer viraje fue con León Magno, 415, cuando los bárbaros están a las puertas de Roma.
–…y él negocia con Atila.
–...para lo cual asume el título de Papa, que era un título de los emperadores romanos. León asume también esa pequeña capa, la muceta, esa capa que es el símbolo del poder imperial total al que de entrada renunció a vestir Francisco. Fue una coyuntura histórica, hay que entenderlo así. Al negociar con Atila empezó esa visión más política, pero no todavía jurídica. Con Gregorio VII, ahí es política pura y el gran viraje de la Iglesia romana está en 1077.
–Pero a los pocos años, hacia 1200, aparece Francisco de Asís...
–Francisco de Asís vive exactamente bajo Inocencio III, que fue el Papa más poderoso de la Iglesia, porque hasta Rusia estaba sometida a su dominio. Hay que entenderlo dialécticamente, frente a una Iglesia de puro poder, gloria y fasto viene un movimiento pauperista, que son muchos: los valdenses o pobres de Lyon, los dominicos, los franciscanos, que quieren un Evangelio sin poder, hablando la lengua del pueblo y siguiendo la escritura sin glosa, sin comentarios. Y no preguntan a Roma, San Francisco pide solamente seguir el Evangelio y ahí comienza esta dialéctica que se da hasta la Reforma, que enfrenta a una Iglesia de poder que no le ha hecho nada bien, porque la ha secularizado, no ha creado estructuras de santidad sino que facilitó crear el gran proyecto de colonización, que era político, militar y religioso.
–¿Colonización a nombre de quién?
–A nombre de la burguesía renacentista. Hay dos cartas de Alejandro VI (Rodrigo Borgia), una al rey de España y otra al de Portugal, en las que divide el mundo mitad para cada país. Pueden dominar, matar, conquistar, someter y apropiarse a todos los que no son cristianos, les dice. Y ellos vienen con ese mandato. El proyecto de expansión europea es un proyecto único Iglesia-burguesía-Estado-reyes-misioneros. El efecto es la destrucción masiva de las culturas locales en América Latina, África, Asia. Ese proyecto del matrimonio entre poder civil y poder religioso es un matrimonio incestuoso porque no facilita la divulgación del Evangelio. Yo creo que el último paso de ese pacto es Benedicto XVI.
–Usted dijo hace poco que Ratzinger se fue porque se dio cuenta de que ya no tenía fuerzas para imponer el modelo de Iglesia que pretendía.
–Creo que hay varias razones. Una más subjetiva y personal, que era recristianizar Europa para, desde allí, irradiar al mundo; no resultó. A los europeos ya no les interesa el cristianismo, lo tiene a sus espaldas. Los ayudó a crear la cultura, las naciones, pero no es una fuente de inspiración, lo consideran muy medieval, muy antimoderno, no tiene democracia ni Derechos Humanos. Lo otro es que su proyecto de Iglesia –que yo lo escuché en clases con él, pero tiene su origen en San Agustín– también fracasó. Él piensa que todos los seres nacen en pecado original por la relación sexual que transmite la vida, por lo cual toda la humanidad está condenada. Pero Dios tiene piedad y pone una célula a partir de la cual todo se puede salvar. Esa célula que es como una pequeña iglesia.
–Pero esa célula está totalmente podrida.
–Ahí está el problema, que el Papa se da cuenta de que esa célula está llena de ladrones, de homofóbicos, pederastas, el Banco Vaticano y todo eso. Ve que había un cáncer con metástasis en el cuerpo eclesial de la curia y que físicamente no tenía fuerzas. Ahí yo vi su dimensión ética, su gran humildad de crear espacio para que venga otro y, a la vez, dar una bofetada a la curia romana. Deja un relatorio de 300 páginas sobre todo lo que ocurre y otro vendrá con más fuerza a curar eso.
–Bergoglio viene de ese territorio colonizado.
–Del fin del mundo, como dijo.
–Pero no cualquier fin del mundo, porque él es jesuita. Usted nació en Santa Catarina, muy cerca de donde estuvo asentado el proyecto más grandioso de los jesuitas, sabe de qué hablo.
–No hay que olvidar que el Papa y el emperador trabajaban juntos y aquí, en las misiones jesuíticas, se había creado un Estado, incluso con comercio internacional, porque exportaban, bajo una visión socialista. Como será que (Charles) Fourier y (Henry de) Saint Simon dicen que los padres del socialismo fueron los padres jesuitas, porque aquí se ha practicado el comunismo originario, y eso tenía que ser eliminado porque era un poder totalmente alternativo a la Iglesia y al Estado.
–¿Cómo puede haber pesado esa experiencia en los cardenales?
–Pienso más bien que ellos estaban tan humillados o tan desmoralizados personalmente que nadie quería asumir el desafío. "Vamos a llamar a alguien fuera de ese manejo que no tiene nada que ver y que tiene la disciplina de un jesuita y la ternura de un franciscano", habrán dicho, y creo que es él la persona adecuada para rescatar a la Iglesia. La misión de Francisco es restaurar una Iglesia que está en ruinas, como le pasó a la de Asís.
–Usted dijo que la Iglesia del segundo milenio termina con el Concilio Vaticano II, pero eso fue hace 50 años y desde entonces la curia hizo todo lo posible por eliminar cualquier sombra de avance, incluso mediante la expulsión de centenares de curas tercermundistas.
–Creo que esta es la oportunidad de aplicar el Concilio Vaticano II, que había creado dos instancias de gobernabilidad que luego se desecharon. Francisco ha nombrado ya a ocho obispos de varios continentes y creo que va a resucitar la figura del Sínodo de Obispos con un papel de colegiatura. Por otro lado, en 50 años cambiaron tantas cosas, en la geopolítica, la globalización, los medios sociales que es una red inmensa. Se necesita un nuevo concilio y yo espero que sea un concilio de la cristiandad, no de la Iglesia Católica. Porque tenemos que enfrentar el tercer milenio con la humanidad unificada. El fenómeno cristiano tiene que estar junto con el fenómeno budista, el fenómeno hinduista, el fenómeno judío, el fenómeno islámico, porque juntos pueden alcanzar una dimensión espiritual de la humanidad, más allá de las diferencias. Espero que haga eso y en forma urgente.
–¿Sigue viva la Teología de la Liberación?
–Sigue viva porque nació escuchando el grito del oprimido, del pobre, de la mujer, de los afrodescendientes. Contra la opresión, liberación. La pregunta nuestra es cómo usar el potencial espiritual que tiene el cristianismo para salir de la pobreza y de la miseria, no en el sentido de la filantropía sino reforzando la conciencia para que se organicen y creen movimientos de liberación. Nosotros partimos de las comunidades de base, la Pastoral Social del sin tierra, del sin techo. Como los pobres siguen creciendo en el mundo, esa teología sigue vigente. Siempre que hay un Foro Social Mundial, una semana antes se hace el Foro Mundial de la Teología de la Liberación, nunca van menos de 4000 personas de todo el mundo. Y a partir de los '80, nos dimos cuenta de que no sólo los pobres gritan, la tierra grita, los bosques gritan, entonces nació la Ecoteología de la Liberación. Ahora no tiene tanta visibilidad porque no aparecen tanto las polémicas.
–Pero, por ejemplo, en Brasil la llegada de un metalúrgico a la presidencia y luego de una mujer no se explican sin esos movimientos de base cristianos, ¿o no?
–Es un fenómeno nuevo, incluso en Latinoamérica después de la caída de las dictaduras. Es otro tipo de democracia, que no es solamente la que representa a la burguesía, son democracias participativas de cuño popular que por detrás tienen redes inmensas de movimientos sociales que reivindican y presionan. Y los presidentes vienen de esa trayectoria y hacen políticas para ese sector. El primero de todos fue Lula, y él lo dice siempre, que los principales protagonistas no fueron la izquierda que estaba en el exilio, ni los sindicatos que eran perseguidos por la policía, fue la inmensa red de comunidades de base, la Iglesia de la Liberación, la Iglesia de Dom Helder Cámara, que ha sustentado al PT, que ha fundado al PT como un instrumento político para avanzar en los derechos. Eso está en la raíz en todas las democracias de América Latina que tienen políticas más populares y la base social que sustenta esas democracias es realmente el pueblo organizado.
–¿Cómo pueden influir en los pasos de Francisco los poderes fácticos, el establishment mundial, por así decirlo?
–Yo creo que él ha dado muestras de que su deseo es crear una Iglesia pobre para los pobres. A mi juicio, va a hacer un desplazamiento de la Iglesia para la humanidad, el planeta Tierra, el sistema de vida, que están grandemente amenazados. El problema central no es qué futuro tiene la Iglesia sino qué futuro tiene la humanidad y cómo las iglesias pueden ayudar a pensar ese futuro. La geopolítica supone una especie de gobernabilidad global del planeta que no existe, lo que existe es el imperio americano. Y creo que Francisco tiene lucidez para escaparse de un alineamiento de los intereses de los pudientes del mundo, porque va a intentar hablar desde las víctimas, desde los pobres.
–Pero va a tener que oponerse a un status quo.  Y no sería la primera vez que eliminan a un Papa...
–Cuando hay concentración alta de poder, siempre aparece un antipoder que intenta disputar. Cuando son poderes muy concentrados, se utilizan todos los medios, se transforman en un poder maquiavélico, donde se utiliza la corrupción, o incluso la eliminación física. La última versión que circula y que Pérez Esquivel nos comunicó recién es que Ratzinger estaba amenazado de muerte y, para escaparse de eso, renunció.
–¿Amenazado por quiénes?
–Por un grupo de la mafia que está metido en el Banco Vaticano, lavado de dinero y cardenales que les daban la cobertura. El Papa ya adelantó que la Iglesia no tiene necesidad de tener un banco, puede acudir a bancos éticos, que hay muchos. Eso sería desmontar el sistema y sería la medida más directa y más indolora.
–¿No corre riesgo su vida, entonces? Si lo amenazaron a Ratzinger…
–Yo creo que no se debe excluir esa posibilidad, porque sabemos que Juan Pablo I discutió con los cardenales la eventualidad de salir del Vaticano para tener una vida más sencilla y dos días después apareció muerto. No es imposible, pero él ha tomado medidas muy sabias. Abandonó el Palacio Vaticano, vive en la casa Santa Marta, come en conjunto con los demás.
–O sea que eso no sería sólo una medida de austeridad...
–Come con otros; si va a morir, mueren 30 o 40 con él. Pero deberá cuidarse. «


Clelia Luro: el amor más fuerte
Jerónimo Podestá fue obispo de Avellaneda y cuando tuvo que elegir entre su amor por una mujer y una institución no dudó y se fue a vivir con Clelia Luro, en 1967. Murió en 2000. Ahora Clelia presenta la última edición de sus cartas con el subtítulo Testimonio de 50 años de lucha política y eclesial.
“La historia del libro se terminó en el '72 pero cuando murió Perón,  Granica, que tenía los derechos, tuvo miedo y exportó tres ediciones a España. Cuando volvimos del exilio le preguntamos qué había pasado y nos dijo que había quemado los libros porque allá estaba Franco.  Ahora lo actualizamos y puse cartas entre nosotros en el exilio y cartas a otras personas. Hay cartas a los presidentes, cartas políticas, una carta que le mandé a Hugo Chávez, otra al director de La Nación hablándole de la libertad de prensa, a Maradona cuando estaba en el problema de la droga y también a Bergoglio, que fue el único que cuando murió Jerónimo le llevó al sanatorio la unción de los enfermos.


Un nombre que lo salvó de la dictadura
–¿Por qué Leonardo?
– Me pusieron así cuando ingresé en la orden, por San Leonardo de Port Mauricio, un santo muy curioso del siglo XVII, misionero, que se ponía semidesnudo y se autoflagelaba y convocaba a todo el pueblo a las lágrimas y así confesar. Pude haber vuelto a mi nombre original, pero para mí fue muy útil en tiempos de la represión incluso en Argentina, porque cuando vine en el '77 buscaban al autor de Jesucristo Liberador. Yo era Genesio Darci Boff, a Leonardo Boff ni lo conocía (risas) sería otra persona. En Uruguay me tuvieron que acompañar una vez hasta adentro de un avión porque un guardia se había dado cuenta de que era la misma persona. Eran tiempos en que, cuando agarraban a un teólogo de la Liberación, lo torturaban y lo mataban, era muy peligrosa la vida entonces.

Tiempo Argentino
Abril 27 de 2013

viernes

Un largo y sinuoso camino en Venezuela


Nicolás Maduro será ungido presidente de Venezuela hoy y todo indica que esta etapa del remplazo de Hugo Chávez quedará cerrada, aunque con un saldo trágico de ocho muertos. Curiosamente, todos del mismo bando. Curiosamente, del que ganó las elecciones del domingo pasado. El que para la prensa conservadora cometió fraude en el conteo de votos.
Como se dijo ese día en caliente, Maduro deberá demostrar ahora hacia su propio campo su capacidad de liderazgo para llevar adelante esta etapa de la revolución bolivariana. Y también lo deberá demostrar ante una sociedad que se le aparece como dividida prácticamente al medio. ¿Son todos antichavistas los que votaron a Henrique Capriles? Eso está lejos de poder demostrarse. En principio, esos casi 700 mil que se pasaron de bando no dan la impresión de que abominen del proyecto de país que presentó Chávez hace 21 años, cuando su intento de toma del poder contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Del otro lado, Capriles también deberá probar su capacidad de liderazgo en el marco de una oposición que no es homogénea, cosa que si puede mostrar el oficialismo. No están todos detrás de un mismo modelo de país y de reparto de la riqueza. Los une más el espanto que el amor hacia un ideal común. Por eso la exageración de gestos de un Capriles que, desencajado, provocó una tragedia de la que no puede hacerse el desentendido.
Porque vamos, Capriles es descendiente de dos de las más poderosas familias de Venezuela, dueñas de conglomerados industriales, mediáticos y cadenas de cines del país. Algo que en sí no constituye un delito, porque él no es responsable del lugar en que le tocó nacer. Lo que sí muestra actitudes que son de su entera decisión sería su voluntad temprana de adherir a la organización de extrema derecha Tradición, Familia y Propiedad, como mencionan algunos que lo conocieron de joven. O más tarde, de haber fundado junto con el ultraconsevador Leopoldo López un partido como el Primero Justicia, bendecido por la internacional republicana, esto es, del International Republican Institute. Y de haber recibido apoyo –que monetariamente no necesitaba por cierto-– del National Endowment for Democrac (NED). Salim Lamrani, doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris IV-Sorbonne, rescata un artículo del The New York Times donde se recuerda que el NED "se creó hace 15 años para llevar a cabo públicamente lo que ha hecho subrepticiamente la Central Intelligence Agency (CIA) durante décadas. Gasta 30 millones de dólares al año para apoyar partidos políticos, sindicatos, movimientos disidentes y medios informativos en docenas de países". Hasta acá, sólo cuestionamientos de tipo ideológico.
Pero sucede que cuando el golpe de 2002 contra Chávez, Capriles era un joven de 28 años que ejercía como alcalde de Baruta, un distrito que forma parte de Miranda y del municipio de Caracas. Desde ese lugar, ordenó el arresto de dirigentes y funcionarios chavistas, entre ellos el ministro del interior Ramón Rodríguez Chacín, brutalmente agredido ante las cámaras de la televisión (privada, claro, porque el canal estatal estaba bloqueado, como bien muestra el documental La revolución no será transmitida, de los irlandeses Kim Bartley y Donnacha O'Briain). Esa vez los golpistas disolvieron la Asamblea Nacional, la Fiscalía de la República, la Defensoría del Pueblo y el Tribunal Supremo de Justicia.
Mientras duró ese efímero gobierno de facto, solo reconocido por la España de José María Aznar y el Estados Unidos de George W. Bush, Capriles participó activamente del asedio a la Embajada de Cuba a la que, faltando a las más elementales reglas de la diplomacia internacional, no sólo le cortaron el agua y la electricidad. El mismísimo ex candidato presidencial ingresó con un grupito de exaltados a exigirle al embajador que le permitiera revisar las instalaciones, ante la presunción de que allí había buscado resguardo el entonces vicepresidente Diosdado Cabello. Luego del regreso de Chávez, el 14 de abril de aquel año, Capriles fue llevado a juicio y pasó cuatro meses detenido preventivamente, ya que se había mostrado esquivo a responder ante la justicia.
Danilo Anderson, el fiscal que seguía la causa contra 400 personas acusadas de crímenes contra el Estado bolivariano, entre los cuales estaba Capriles pero también las cúpulas empresariales, fue asesinado dos años más tarde, en noviembre de 2004. Terminó sus días despedazado por un explosivo C-4 colocado debajo del asiento del conductor de su Toyota Autana activado desde un teléfono celular. Tenía 38 años. La investigación por este crimen derivó en acusaciones y condenas contra ex agentes policiales venezolanos y paramilitares de la ultraderecha colombiana. Detalle: el ex presidente Álvaro Uribe se convirtió en fervoroso defensor del recuento de votos.
Luego de conocerse la información de que habían sido asesinados ocho personas en el marco de la revuelta que Capriles mismo había armado en Twitter al llamar a "descargar la arrechera", el opositor intentó bajar un cambio en una conferencia de prensa en la que dijo que su propuesta es de paz y que los que cometían acciones violentas no formaban parte de su movimiento.
Tardío reconocimiento a su responsabilidad. ¿Qué esperaba que hicieran sus seguidores, con el antecedente que le había mostrado con ese pasado turbulento? Porque entre los desmanes cometidos en estos días figuran establecimientos sanitarios y educativos donde participan médicos y docentes cubanos. Capriles ya les había enseñado que Cuba es el enemigo, cosa que repitió durante toda la campaña. ¿Cómo pensaba que podían actuar?
Es bueno que estos datos, que no fueron obtenidos de ninguna fuente de inteligencia ultrasecreta, sino que se consiguen en cualquier hemeroteca, fueran leídos también por dirigentes vernáculos que desde posiciones de centroizquierda o liberales dicen que hubieran votado a Capriles y llaman al reconteo de los votos del domingo. Porque más allá de que el sistema electoral venezolano fue considerado ejemplar por decenas de organismos de toda pelambre –e incluso en su anterior viaje a aquel país por Gabriela Michetti, amiga personal del Papa Francisco y a quien no se la puede tildar de izquierdista– el riesgo de desconocer las instituciones puede ser fatal para la integración regional y para el avance de la democracia en esta parte del mundo, que este domingo deberá asumir el resultado de la elección en Paraguay para determinar cómo sigue adelante. Con todo lo que implicó el golpe contra el ex obispo Fernando Lugo.
No es un olvido que Capriles haya dicho que recurriría a la ONU y la OEA para presentar sus quejas, ninguneando al Mercosur, Unasur y CELAC. Es que no intenta solamente derrotar al chavismo sino desconocer su obra de integración y principalmente la Constitución creada por el líder bolivariano. Los argentinos deberíamos recordar que el golpe contra Perón no fue sólo contra un hombre sino contra un modelo más justo, por eso, lo primero que hicieron los militares del '55 fue tirar abajo la Constitución y el resto de las instituciones sociales y económicas creadas bajo su amparo. Al precio de fusilamientos sin juicio previo y las más bárbaras atrocidades contra los seguidores de Perón, que hasta tenían prohibido pronunciar su nombre.
Capriles no es un demócrata, pero además es un hombre peligroso para cualquier tipo de relación con sus vecinos. Por ahora necesita mostrarse fuerte contra Maduro para consolidar su poder dentro de la oposición. Y para conseguir apoyos de sus amigos externos, desafía a los gobiernos que apoyan al proceso democrático en Venezuela. ¿Será casualidad todo lo que ocurre en América Latina y en Argentina en coincidencia con dos elecciones clave para la región, como la venezolana y la paraguaya?
Maduro, aunque parezca paradojal, también necesita de un Capriles así de temible, cosa de terminar de convencer a los dubitativos de que –en términos maoístas– hay contradicciones principales y otras que resultan secundarias.
Mientras tanto, deberá ir construyendo su propio perfil y modelando el chavismo sin Chávez que dé cuenta de este momento histórico y resuelva los problemas de la gente, que de eso se trata. Por ahora dio un primer paso y puede decirse que esta primera prueba la pudo pasar. Pero el camino será largo y extremadamente sinuoso

Tiempo Argentino
Abril 19 de 2013

lunes

El gran desafío del elegido de Chávez

Ahora Nicolás Maduro tiene por delante  un par de desafíos en los que le va la suerte de la revolución bolivariana. En primer lugar, deberá revalidar su liderazgo hacia adentro del partido creado por Hugo Chávez. Pero también lo tendrá que hacer hacia una sociedad que le dio su confianza por mucho menos holgura de la que le auguraban las encuestas.  Y eso en política tiene su peso, como ya se lo marcó Henrique Capriles al desconocer el resultado del comicio de ayer.
Si bien la elección del 7 de octubre le dejó una amplia mayoría en la Asamblea Nacional y el panorama en los estados que componen la nación no es diferente, teniendo en cuenta que el PSUV ganó 20 de los 23 distritos, Maduro deberá demostrar con gestión que lo suyo es nada menos que el comienzo de un chavismo sin un líder de la talla del bolivariano fallecido el 5 de marzo.
Maduro tendrá que hacerse cargo de domar la encabritada economía venezolana, que en medio de una fenomenal crisis internacional viene además de dos elecciones presidenciales en seis meses. Todo esto en el marco de un proceso fuertemente imbuido del protagonismo de Chávez, una sombra que hasta puede resultar asfixiante si no esquiva las trampas que le tenderán los sectores oligárquicos.
Construir liderazgo será entonces una tarea excluyente, porque cada una de sus medidas será puesta a prueba no sólo por la eficacia que prometan sino por la destreza del mandatario electo para sostener el vendaval que le espera. A cada paso le van a contar las costillas buscando demoler la imagen de solidez que necesita para consolidarse en Miraflores. 
Del otro lado, la sorpresiva elección de Henrique Capriles le da una estatura de poderoso opositor al gobierno, que si bien no debería traslucir en trabas para el Palacio de Miraflores, sin dudas significará un fuerte condicionante de cara a la opinión pública. Hacia la región, además, la derecha lo pondrá de ejemplo de que puede aspirar a algo más que a la queja continua, si encuentran el personaje adecuado. La pregunta es si con eso alcanzaría para administrar un país. Pero por ahora ese no es el desafío de Capriles.
El problema que planteó el gobernador de Miranda al desconocer el resultado del comicio, ya entrada la madrugada de hoy, es que cualquier futuro civilizado para Venezuela está ceñido al respeto por la Constitución y a un sistema electoral que nadie hasta ahora había cuestionado. Y que todos veedores de toda pelambre reconocieron como uno de los más prolijos y confiables del mundo, lo que no es poco.
Es más: si fuera por amañanaruna elección, lo más cómodo y conveniente hubiese sido "dibujar" una diferencia abrumadora que no dejara hilachas de donde agarrarse.
Políticamente, este resultado no es una buena noticia para el oficialismo. Pero como dijo Maduro, "así es la vida". En política se gana y se pierde y el chavismo ya probó que es capaz de tolerar una derrota, como le pasó en 2007. Le falta a la oposición ahora hacer otro tanto, aunque sea por tan poco.
 
Tiempo Argentino
Abril 15 de 2013

viernes

Con una pequeña ayuda de los amigos



En estos días la organización WikiLeaks publicó en la web casi dos millones de documentos del gobierno de Estados Unidos correspondientes al período 1973-1976, en que Henry Kissinger fue secretario de Estado, e incluyen mensajes diplomáticos, reportes de inteligencia y correspondencia a legisladores. Se lo conoce como Archivo Kissinger y no tiene desperdicio sobre la relación del ganador del Premio Nobel de la Paz de 1973 con las dictaduras genocidas del Cono sur de Latinoamérica, con gobiernos represivos del México de entonces y la cercanía tan íntima del Juan Carlos de Borbón con la “Embajada” cuando aún vivía el dictador Francisco Franco. No se trata de filtraciones sino de material desclasificado del gobierno de Estados Unidos que el creador WikiLeaks, Julian Assange, estuvo compilando para facilitar la búsqueda desde el edificio de la embajada de Ecuador en Londres, donde se aloja a la espera del salvoconducto que le permita viajar al país sudamericano en calidad de asilado.
 Al mismo tiempo, trascendieron cables del año 2006 de la representación estadounidense en Caracas, esta vez sí material escamoteado al secreto diplomático, donde se muestra al desnudo un plan de cinco puntos que promovía el entonces embajador William Brownfield para desestabilizar al presidente Hugo Chávez. La oficina responsable de poner en práctica el plan era la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), una vieja conocida de los gobiernos de la región. Los ítems marcados por Brownfield señalaban la necesidad de “1) Fortalecer las instituciones democráticas; 2) Penetrar en la base política de [Hugo] Chávez; 3) Dividir el chavismo; 4) Proteger los negocios vitales de EE.UU. y 5) Aislar a Chávez internacionalmente”.
 Chávez llegó al poder en 1999 luego de haber ganado en elecciones democráticas a los partidos del sistema instaurado tras el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez en 1958. El 12 de abril de 2002, el mandatario padecería un golpe de Estado que no fructificó por la respuesta de sectores de las fuerzas armadas que permanecieron leales a la Constitución pero básicamente por la población, que salió a copar las calles en defensa del proyecto chavista. El 14 de abril Chávez volvió victorioso y sus enemigos de entonces, como el líder de la cámara empresaria que juró como presidente de facto, huyeron del país y encontraron refugio en el exterior.
 Para 2006 era evidente que a Chávez no podrían derrotarlo en las urnas, de allí el plan urdido por Brownfield y USAID, la agencia creada en 1961 por John Kennedy para contrarrestar la influencia de la revolución cubana en el resto del continente. La USAID ya había colocado más de 20 millones de dólares en "ayuda humanitaria" para financiar acciones destinadas a minar el proceso bolivariano desde el interior.
 Es interesante leer la presentación que hace de sí misma la USAID en Venezuela. Luego de afirmar que es una "agencia federal independiente responsable de planificar y administrar la asistencia económica y humanitaria (…) en todo el mundo", añade que "los Estados Unidos se caracterizan por tender una mano amiga a todos aquellos que, encontrándose más allá de sus fronteras, se esfuerzan por lograr un mejor nivel de vida, recuperarse de un desastre o procuran vivir en un país libre y democrático. (…) La ayuda exterior de los Estados Unidos ha tenido siempre el doble propósito de apoyar los intereses de la política exterior americana, expandiendo la democracia y el libre mercado y, al mismo tiempo, mejorar la vida de los ciudadanos de los países en desarrollo".
 De lo que entiende por democracia la USAID son testigos varios gobiernos latinoamericanos, como la Venezuela de ese 2002, o el Ecuador del golpe de 2010 contra Rafael Correa, o la Bolivia de Evo Morales tras la intentona separatista de Santa Cruz de la Sierra.
 En junio pasado los cancilleres del ALBA recomendaron la expulsión de USAID de sus países (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua y República Dominicana) "por considerar que su presencia y actuación constituyen un factor de perturbación que atenta contra la soberanía y la estabilidad política de nuestras naciones". En octubre pasado el gobierno de Vladimir Putin echó a la USAID de Rusia, alegando las mismas razones que los sudamericanos.
 El responsable de la agencia para América Latina y el Caribe es en la actualidad Mark Feierstein, quien según el currículum que recoge José Steinsleger en el diario mexicano La Jornada es un "experto en guerra de cuarta generación (desinformación), dueño de Greenbarg Quinlan Rosler (firma que ofrece orientación estratégica sobre campañas electorales, debates, programación, investigación), jefe de proyectos para derrocar a los sandinistas en el decenio de 1990, articulista de The New York Times, asesor especial del embajador de William Clinton en la OEA y del prófugo de la justicia Gonzalo Sánchez de Losada, ex presidente de Bolivia".
 A Feierstein se le endilga responsabilidad en el golpe que derrocó a Manuel Zelaya en Honduras en junio de 2009 y el que sacó del poder a Fernando Lugo en 2012 en Paraguay.
 "Corren rumores de que el líder de la UNACE, el general Lino Oviedo, junto al ex presidente Nicanor Duarte Frutos, buscarían destituir a Fernando Lugo con un juicio político dentro del Parlamento", decía un cable secreto enviado desde la “Embajada” en Asunción en marzo de marzo de 2009 y filtrado por WIkiLeaks, donde se adelantaba, ya entonces, que el reemplazante del ex obispo de San Pedro sería su vicepresidente, Federico Franco. Allí también estaba la mano de USAID. Pero donde con más brutalidad se percibe cómo es esa "mano amiga" es en un procedimiento realizado en tiempos de Alberto Fujimori en Perú que fue reflotado durante la campaña en que participaba su hija, Keiko, contra el que resultó ganador, Ollanta Humala.
 En los 90, USAID y un organismo de Naciones Unidas dedicado oficialmente a la salud reproductiva, UNFAPA, con el apoyo total del gobierno Fujimori, realizaron un escandaloso y siniestro plan para la esterilización forzada de cientos de miles habitantes de las zonas más pobres del Perú. Según el Ministerio de salud peruano, fueron esterilizados contra su voluntad 331.600 mujeres y 25.590 hombres. Un informe elaborado por la Sub-Comisión Investigadora de Personas e Instituciones Involucradas en las Acciones de Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria (AQV), presentado en 2008 por el congresista Héctor Chávez Chuchón, un médico de Ayacucho indignado por las operaciones ilegales, señala que “hay un elemento que es fundamental para entender estas políticas (…) es un informe del año 1974, del señor Kissinger, que en ese momento era Secretario de Estado, (…) de unas 100 páginas más o menos, donde hace una síntesis de la situación geopolítica norteamericana, (y dice que) Estados Unidos y los países de Europa Occidental en ese momento, tienen tasa de natalidad negativa. Los países pobres tienen altas tasa de natalidad, en su momento eran 5 hijos ¿Esto qué significa? Que en el mediano plazo la población se va a duplicar o triplicar. Esta variable demográfica tiene o tendrá una repercusión económica indudable". En noviembre pasado la fiscalía peruana ordenó abrir la causa por genocidio contra todos los involucrados.
 El candidato oficialista Nicolás Maduro denunció operaciones para asesinar al candidato opositor, Henrique Capriles, en el marco de un plan para crear inestabilidad en ese momento crucial de la vida venezolana. Luego dijo que él mismo podría ser víctima de un atentado. No nombró a USAID sino a los ex embajadores Roger Noriega y Otto Reich con agentes de la derecha salvadoreña.
 Este domingo los venezolanos se juegan parte de su futuro en la elección para reemplazar al fallecido Hugo Chávez. El domingo 21 los paraguayos van a las urnas para dejar atrás este ominoso período de un Ejecutivo surgido de un golpe institucional. No es casualidad que en Rosario y Argentina un foro ultraconservador haya juntado a la derecha hispanohablante para debatir la forma de derrotar a los populismos en la región. "Debemos presentarnos abiertamente como lo que somos: defensores de la libertad, de la democracia y del progreso real de las sociedades", dijo el ex jefe de gobierno español, José María Aznar. Como presidente del Gobierno de España, el líder del PP fue uno de los dos únicos gobiernos en reconocer a los golpistas de abril del 2002, junto con George W. Bush.
 "Es un espectáculo verdaderamente lamentable el de presidentes democráticos, que en sus países impulsan políticas democráticas, por la complicidad descarada con la que actúan en el plano internacional apoyando por ejemplo regímenes populistas, dictatoriales como el de Chávez y no se diga el de la dictadura cubana", protestó el Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa.
 Detrás de este tipo de encuentros también está la mano amiga de la USAID.

Tiempo Argentino
Abril 12 de 2013

Venezuela, una elección crucial



La Venezuela que va a elecciones el 14 de abril no es la misma que la que el 7 de octubre del año pasado otorgó el último triunfo a Hugo Chávez. Y no sólo por el dato obvio de que el líder bolivariano ya no está presente para arengar a los suyos o proponer ideas revolucionarias en este nuevo tramo del camino al Socialismo del siglo XXI que proclamaba insistentemente. Es, también, porque en su ausencia –y cuando todavía luchaba por su vida en la clínica de La Habana donde había sido operado por cuarta vez– se tomaron decisiones en el plano económico que influirán fuertemente en la vida de los venezolanos.
La primera de ellas, de gran impacto, fue la devaluación de casi el 32% de la moneda. Luego se dispuso la creación de un nuevo mecanismo para liberalizar gradualmente la entrega de moneda extranjera. En una región donde la presión sobre el dólar es un acoso para la gestión de cualquier gobierno, estas medidas representan una señal de cómo las autoridades piensan enfrentar el desafío de dar un renovado impulso a la economía nacional y de ponerla en condiciones para el ingreso de la nación caribeña al Mercosur.
Sin embargo, estos no serán los ejes de la campaña que nuevamente enfrenta a la derecha, encolumnada detrás de Henrique Capriles Radonski, con el chavismo, que lleva, como era de esperar, a Nicolás Maduro como la figura que habrá de reemplazar en el Palacio Miraflores al presidente Chávez.
El resultado de los comicios, aventuran los analistas, puede ser similar al registrado en octubre pasado, cuando se produjo un cambio de tendencia. El oficialismo venía perdiendo votos en las elecciones anteriores por varias razones: descontento hacia algunas políticas o cierta desidia de los votantes porque los triunfos estaban garantizados y el sufragio no es obligatorio. Pero en octubre Chávez remontó la caída gracias a una campaña que limó sus últimas fuerzas contra un candidato que había logrado unificar a la oposición. Capriles, además, encabezó una campaña muy eficaz, tomando consignas que había hecho suyas Chávez desde que asomó a la política con el intento de toma del poder de 1992, y que materializó desde 1999.
Dos meses más tarde, en diciembre, con un Chávez convaleciente en La Habana y fuera de la campaña para las gobernaciones, el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) ganó ampliamente en bastiones hasta entonces en manos de la oposición, como el estado petrolero de Zulia, Carabobo, Nueva Esparta y Táchira. «Hay que reconocerle al chavismo un triunfo cualitativo, como es el avance del socialismo como proyecto de país y esto destaca en una nación donde el apoyo al socialismo nunca pasó del 6% del electorado durante el puntofijismo», decía entonces el analista y consultor político Alberto Aranguibel. El Punto Fijo fue el sistema de alternancia consensuada entre la democracia cristiana (COPEI) y Acción Democrática (AD) desde la caída de Marcos Pérez Jiménez en 1958.
En estos comicios distritales el chavismo recibió el espaldarazo de la ciudadanía, en una réplica aumentada de lo que había ocurrido a nivel nacional. El oficialismo logró entonces colocar a 10 militares retirados como nuevos gobernadores. Pero el líder opositor, Henrique Capriles, doblegó al canciller Elías Jaua en Miranda. Si bien la Mesa de Unidad Democrática (MUD) había quedado maltrecha luego de las presidenciales, era una buena señal para el futuro del candidato que había sumado más de 6 millones de sufragios contra el mismísimo Chávez.
Por eso Capriles era cantado para ir ahora contra Maduro. Fue así que salió al ruedo recordando lo obvio, que el ex dirigente del transporte y ex canciller chavista no es Chávez. A lo que el hombre de los gruesos bigotes replicó que eso es verdad, pero doblando la apuesta añadió que es «hijo de Chávez». A buen entendedor pocas palabras: no será el ex presidente y no se lo podrá comparar con él, pero es hijo de sus ideas, a las que asegura interpretar fielmente. Y también se formó a su lado en los más de 20 años que estuvieron juntos en la construcción de este modelo político.
Más allá de interpretaciones sociológicas, se puede conjeturar que los comicios de diciembre fueron una prueba importante para el sistema creado por Chávez. Y que el resultado fue auspicioso: la amplia mayoría de los venezolanos apoyó el Socialismo del siglo XXI aunque, por primera vez, el mandatario no apareció ante sus ojos para seducirlos con su verba inflamada.
Más aún, no hay nada afuera de una oposición que sólo se junta por su voluntad de destronar el modelo vigente desde 1999 y de un chavismo cada vez más firme en su proyecto bolivariano. Un proyecto que incluye a la sociedad civil pero también a los uniformados que –cosa extraña en esta parte del continente en virtud del rol que asumieron los militares en los 70– allí forman parte sustancial del modelo revolucionario que está al frente del gobierno.

Proyecto original
En cierto modo, la muerte de Chávez le agrega una dosis de dramatismo y épica a esta campaña, pero también representa el desafío de continuar con la obra que el líder carismático pergeñaba desde el Caracazo, aquel movimiento popular contra el neoliberalismo de febrero de 1989 que fue bárbaramente reprimido por el gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez con un saldo que se midió en miles de muertos.
Se distingue en Chávez un proyecto que había desarrollado desde sus inicios. Basta si no ver el discurso que dijo en 1994, la primera vez que viajaba a Cuba, ante Fidel Castro y cientos de estudiantes en la Universidad de La Habana. Viene a cuento resaltar algunas de las frases pronunciadas por un joven y delgado militar que aspiraba a gobernar Venezuela algún día, pero por el que tal vez nadie hacía apuestas en ese momento.
«Están ocurriendo cosas interesantes en América Latina y en el Caribe –decía hace 19 años, en pleno apogeo neoliberal, el novel oficial rebelde–. Pablo Neruda tenía profunda razón cuando escribió que Bolívar despierta cada 100 años, cuando despierta el pueblo». Y auguraba despertares Chávez, tras informar a su audiencia estudiantil que en las elecciones que se avecinaban en su país (en 1995) iba a primar el abstencionismo. «Ustedes no lo van a creer, pero el 90% de los venezolanos no va a las urnas electorales, no cree en mensajes de políticos, no cree en casi ningún partido político». Lo más jugoso de aquel discurso, pronunciado cinco años antes de llegar al poder, fue la claridad con la que expuso propuestas de integración aun en el marco de la presencia en la región de gobiernos neoliberales. «Lanzaremos el Proyecto Nacional Simón Bolívar, con los brazos extendidos al continente latinoamericano y caribeño», con el propósito de crear una «asociación deEstados latinoamericanos, que fue el sueño original de nuestros libertadores». «¿Por qué seguir fragmentados?», se preguntaba entonces Chávez en un marco regional en el que soñar con un proyecto de integración parecía una utopía.
Y sobre esta matriz fue construyendo amistades desde que llegó al poder. Por eso, para la mayoría de los dirigentes regionales el aporte a la integración del bolivariano es una deuda que sólo podrían pagarle siguiendo su camino.
Según el politólogo Pablo Touzón, «en términos geopolíticos, el apoyo de Venezuela a la región estuvo lejos de ser meramente discursivo: en estos años, el gobierno bolivariano reorientó gran parte de sus recursos, inversiones, programas de intercambio y demás elementos de poder “duro” para apoyar con instrumentos concretos el proceso unificador sudamericano. Los países sudamericanos ganaron este aporte que resultó fundamental para la consolidación de los nuevos gobiernos populares y del “giro a la izquierda” como un todo. Sin Venezuela, instrumentos como la UNASUR probablemente jamás hubiesen visto la luz, y si bien es altamente probable que el gobierno de Nicolás Maduro continúe esta línea, las dificultades internas y las tensiones propias de una pérdida tan grande desde el punto de vista político reorientarán, aunque más no sea provisoriamente, los focos del proyecto político bolivariano en la propia realidad venezolana», asegura Touzón. A su juicio, «es probable, entonces, que este reacomodamiento interno dentro del esquema de poder regional favorezca relativamente al Brasil, profundizando su liderazgo subregional de cara al mundo entero».
No es casualidad ni protocolo vacío que hayan hecho guardia de honor junto al féretro del comandante el cubano Raúl Castro junto con el chileno Sebastián Piñera y el colombiano Juan Manuel Santos, la costarricense Laura Chinchilla, cerca del nicaragüense Daniel Ortega , el boliviano Evo Morales y el mexicano Enrique Peña Nieto. También estuvieron el guatemalteco Otto Fernando Pérez-Molina y el salvadoreño Mauricio Funes, o el panameño Ricardo Martinelli con el ecuatoriano Rafael Correa, por poner un puñado de ejemplos que indican claramente que más allá de un fuerte compromiso con los valores del socialismo, Chávez supo que para construir en el continente debía hacerlo con «lo que hay», esto es, no sólo con líderes convencidos de la necesidad de una integración regional, sino también con mandatarios de derecha, empresarios conservadores devenidos políticos y con líderes que han dado vuelta a sus países como una media en busca de mayor igualdad entre los ciudadanos.
La sólida amistad con Santos, cimentada luego de un conato bélico cuando estaba por comenzar su mandato, y la creación de una organización como la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), sin dudas su obra póstuma, que nuclea a los países del continente pero deja afuera a Estados Unidos y Canadá, son el corolario de aquel proyecto que soñaba con su uniforme de cadete de la Academia Militar venezolana.
Otro logro del chavismo en estos años, con proyección hacia el futuro, fue que la oposición, a regañadientes luego del golpe de 2002 y de sus sucesivas debacles, aceptó la Constitución bolivariana. Ese pequeño librito de tapas azules que Chávez regalaba a todos sus interlocutores finalmente es la Carta Magna con la que aceptan jugar el juego democrático. Es más, luego de la muerte del comandante, denunciaron que el gobierno que Maduro retiene como Presidente Encargado es «fraudulento». Interpretan que la Constitución fue forzada fuera de sus límites para sostener la candidatura del hombre al que el propio Chávez había pedido, en lo que fue su última voluntad política, que votaran si no podía volver a ocupar su cargo.
Para agregar más condimentos a la polémica, Capriles –quien durante todo el proceso de la enfermedad de Chávez cuestionó la información oficial que se brindaba sobre el mandatario– llegó a decir que las autoridades habían mentido sobre la verdadera fecha de la muerte. Luego, y en vista de la andanada de críticas, tuvo que salir a pedir perdón a la familia «por si algunas de mis palabras los ofendió o fueron mal interpretadas».
Ya en medio de la campaña, Capriles se muestra tan provocador como un retador en la balanza antes de la pelea para unificar alguna corona de box. «Creo que Nicolás no aguanta ni cinco minutos de debate conmigo. Si quiere, que en el debate le pongan el teleprompter y que Ernesto (por el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas) esté al lado de él, para que le sople». El «poseedor del cinturón de campeón» siguiendo con la metáfora, se ciñe a mostrar la obra de gobierno y a destacar lo que perderían los venezolanos si no votan por el chavismo sin Chávez o no acuden a las urnas por creer que el triunfo está asegurado. Y ante una amenaza que circuló en los primeros días de campaña advirtió: «Roger Noriega, Otto Reich, funcionarios del Pentágono y de la CIA están detrás de un plan para asesinar al candidato presidencial de la derecha venezolana para crear un caos en Venezuela». Esta posibilidad desestabilizadora podría ser la única para una oposición que, además de expresar intereses y voluntades no coincidentes, no tiene muchas opciones que ofrecer, como ya se había visto en octubre, más allá del desafío boxístico. O machacar con los momentos difíciles de la gestión, como cuando Capriles calificó a la devaluación de febrero como un «paquetazo rojo».
Sucede que los seguidores de Capriles, además de expresar intereses y voluntades no coincidentes, no tienen en realidad un plan de gobierno. El candidato puede, sí, señalar errores y momentos difíciles de la gestión, como cuando luego de la devaluación aputó todos los cañones contra la medida oficial: «Esta devaluación es simplemente para darle caja al Gobierno. Esta devaluación se hubiese podido evitar revisando las importaciones, revisando los regalos a otros países. ¿Por qué tenemos nosotros que seguir regalando el petróleo a otros países? ¿Es que acaso no hay necesidades en Venezuela? ¿No tenemos nosotros problemas que atender aquí?», se ofuscó públicamente. «Nicolás es el candidato del señor Raúl Castro», dijo Capriles ante el canal privado Globovisión. «Eso es a los intereses que responde», señaló. «Yo soy el candidato de los venezolanos y las venezolanas. Nosotros no vamos a entregarle nuestro país a cualquier interés extranjero, sea cual sea, ni a los Estados Unidos ni a Cuba», insistió alisando su campera roja, azul y amarilla.
Si Capriles revisara aquel video de Chávez en La Habana de 1994 donde se expresaba el modelo que ahora vuelve a ser sometido al escrutinio de la ciudadanía, como otras 14 veces en los últimos 15 años, quizás encontraría la explicación de por qué millones de venezolanos votaron y salieron a la calle a despedir con tristeza y fervor al líder que, con un saco militar de cuello Mao, decía: «Nos alimentamos mutuamente en un proyecto revolucionario latinoamericano, imbuidos como estamos desde hace siglos, en la idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño, integrado como una sola nación que somos».

Acción
Abril 1 de 2013