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La mano no tan invisible del papa

Hablar en el Capitolio de poner fin a la pena de muerte y a las guerras suena a osadía. Porque no pocos de los congresistas que aplaudieron conmovidos y derramaron lágrimas frente al Papa Francisco reciben –legalmente, eso sí- fondos para sus campañas de proveedores del Pentágono y de servicios para las cárceles privadas de Estados Unidos. Sonaría a inocente pensar que el Sumo Pontífice ignora esos datos. Por eso sus frases alcanzan la real dimensión del desafío del Papa argentino.
"¿Por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad?", se preguntó en el congreso estadounidense. "Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas", dijo a la industria bélica. "Cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse de la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito", señaló a los empresarios penitenciarios.
Jorge Bergoglio causó impacto en Estados Unidos, donde desplegó su caudal de recursos para seducir audiencias y convencer a dirigencias poco propensas al entusiasmo. Por estos días, ese país será el centro de las miradas por el inicio de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. Si esto dijo ante los legisladores norteamericanos, habrá que ver qué tiene bajo la manga para los líderes mundiales que se darán cita en el edificio de Nueva York.
Uno de los que asistirá –además de la presidenta argentina Cristina Fernández, en su última incursión en ese ámbito- será Juan Manuel Santos. El presidente colombiano dio un paso importante el miércoles al estrechar la mano del líder guerrillero Timoleón Jiménez, Timoshenko, para sellar el acuerdo alcanzado luego de casi tres años de arduas negociaciones entre su gobierno y las FARC. Despejar el tema más árido en el proceso de paz como es el de la justicia transicional y la reparación de las víctimas, abre el camino para un acuerdo final y definitivo de paz que ponga fin a más de 50 años de fratricidio en los seis meses que se pusieron como plazo.
"Esto demuestra la madurez que ha alcanzado este proceso", destacó Santos en la capital cubana. "Desde una perspectiva fundamentalmente restaurativa (este acuerdo) abre las posibilidades de ofrecer verdades halladas y plenas", añadió Timoshenko. "Aun quedan dificultades enormes por superar, pero tenemos la certeza de que serán vencidas. La paz en Colombia no sólo es posible; es indispensable", abundó a su turno Raúl Castro, el anfitrión para este proceso y el que celebró, mano sobre mano, los tres vestidos de color claro, las históricas coincidencias alcanzadas.
Tiene razón Castro al decir que falta un trecho difícil todavía. No es la primera vez en la historia colombiana que la paz parece posible y algo o alguien conspiran para boicotear la salida. El fabuloso negocio de las armas mueve miles de millones de dólares y alimenta una maquinaria productiva difícil de disolver. En pocas palabras, hay muchos que viven de la muerte en todo el mundo. Y Colombia no fue una excepción en este medio siglo largo de enfrentamientos feroces.
Por lo pronto, hubo un extraordinario apoyo al documento firmado el miércoles entre todos los dirigentes internacionales. Desde el gobierno de Obama hasta el de Noruega –uno de los dos garantes en la mesa de diálogo- pasando por la Casa Rosada, que mostró su satisfacción por la novedad.
El que rechazó de plano este avance fue el ex presidente Álvaro Uribe. En una andanada de tuits protestó con su latiguillo de siempre desde que comenzaron los diálogos, en noviembre de 2012. "Se ha aceptado que delincuentes responsables de atrocidades no vayan a la cárcel a condición de confesar sus responsabilidades criminales."
El tema de la justicia es crucial para la construcción de una nueva Colombia. ¿Cómo se juzgan los delitos que puedan haberse cometido en estos años? ¿Quién se hace cargo de reparar el daño cometido? Si es que los guerrilleros tienen parte de culpa, sin dudas tanto el Ejército como las fuerzas de seguridad colombianas tienen su grado de responsabilidad. Mayor incluso porque contaron no sólo con el poder de fuego de un estado constituido sino porque desde fines del siglo pasado, a través del Plan Colombia, disponen de millones de dólares de apoyo en dinero líquido, armamento e incluso mercenarios pagados por Estados Unidos.
En el documento de La Habana, las FARC se comprometen a la "dejación de armas" al cabo de dos meses posteriores a la firma del acuerdo final, que sería, según los plazos establecidos, a más tardar el 23 de marzo de 2016. Uribe cuestiona este detalle en una batalla semántica. "En lugar de exigir entrega de armas, Gobierno ha aceptado la palabra dejación", tuiteó. "La palabra dejación equivale a que el terrorismo mantenga las armas y las use cuando quiera", y añade: "Gobierno no ha exigido entrega del dinero del terrorismo para reparar a las víctimas."
El otro actor político en contra del acuerdo fue el director de la División de las Américas de la ONG Human Rights Watch, el chileno José Miguel Vivanco. El acuerdo "permitiría que los máximos responsables de los peores abusos puedan eximirse de pasar siquiera un solo día en prisión", señaló el polémico abogado, en una nueva muestra de rechazo al proceso de paz en su conjunto. Insólito en una organización que debería apoyar iniciativas para descomprimir conflictos y arribar a soluciones pacíficas, aunque Vivanco siempre estuvo en contra de varios aspectos del proceso de paz.
El sorpresivo viaje de Santos a Cuba se produjo a pocas horas de que Francisco terminara su visita a la isla. Nada es casualidad en política internacional, y menos a ese nivel. No se puede decir que el Papa haya hecho contactos con los negociadores en La Habana e incluso trascendió que no dio lugar a una entrevista que le habían solicitado los representantes de las FARC. Pero el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, aclaró los tantos: "Si ustedes recuerdan, el domingo el Papa hizo una llamada muy fuerte a que se encontrase una solución al problema." Douglas Cassel, profesor de Derecho de la Universidad de Notre Dame y uno de los tres abogados del gobierno en La Habana le explicó a la agencia The Associated Press que "incluso sin estar físicamente en la sala, el Papa fue una presencia muy importante" en ese tramo del diálogo.
Santos mostrará en Nueva York el documento alcanzado luego de febriles 20 horas de debatir la letra fina por los negociadores y sus equipos de asesores. Desde su oficina de prensa se encargaron de recalcar que allí destacará que esta nueva realidad convierte a Colombia en un destino apetecible para inversores de todo pelaje porque les dará previsibilidad y garantizará confianza de cara al futuro.
La mano invisible del mercado necesitó de la mano no tan invisible del Papa argentino, que se convirtió en un catalizador de expectativas. No es milagro, mal que les pese a sus seguidores más fieles. Es simplemente conocer el revés de la trama y aprovechar que todos los implicados en un conflicto necesitan a alguien confiable para poder deponer extremismos sin aparecer renunciando a principios. Siempre en el marco del evangelio y no de alguna inclinación izquierdista como le endilgan los más retrógrados conservadores dentro y fuera del catolicismo.

Como dijo Nancy Gibbs la subdirectora de la revista Times -que lo tendrá de tapa por cuarta vez desde que fue ungido, en marzo de 2013- Francisco "hizo algo notable (en la iglesia): no cambió las letras, pero sí cambió la música".

Tiempo Argentino
Setiembre 25 de 2015


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