"Si Europa no cambia rápido, la historia del mundo se escribirá sin ella.” Frase premonitoria del presidente francés Nicolás Sarkozy el jueves, tres días antes del encuentro clave con la canciller alemana Angela Merkel. Franceses y alemanes están intentando diseñar un nuevo modelo para la Unión Europea al que, de alguna manera, quieren sumar a Gran Bretaña. El problema es que se proponen sostener a rajatabla su máxima creación, la moneda común, contra viento y marea.
Merkel abundó ayer ante el Parlamento de su país (Bundestag) en una línea que habla de unidad continental tanto como de refundación, palabra clave en estas circunstancias en que para salvar al euro, los dos países más poderosos pretenden reforzar el corset legal en torno de los balances fiscales y las cuentas públicas de los miembros del selecto club continental.
“Debemos dar pasos hacia la unidad fiscal, para expresar nuestra convicción de que sabemos que las políticas de nuestros países deben estar más coordinadas para tener una moneda común y estable”, deslizó Merkel. Pero luego fue más lejos en un aspecto si se quiere filosófico de la cuestión, que marca el momento que se vive en el Viejo Mundo. Porque tras rechazar de manera tajante los eurobonos y criticar duramente el manejo de las finanzas que llevaron adelante algunos gobiernos nacionales, dijo sin inmutarse: “La política falló durante años.”
Merkel fue todavía más clarita que Sarkozy sobre el planteo que piensa poner sobre la mesa en la reunión clave de los líderes europeos del próximo viernes: reforma de los tratados para lograr la unión fiscal del bloque y fijar límites más estrictos al endeudamiento en los países del euro. Pero se vio obligada a destacar específicamente que la propuesta de los alemanes intenta evitar una “división” entre los integrantes de la comunidad continental. Merkel sabe que todavía hay resquemores entre los socios principales. (Es bueno recordar que desde la unificación alemana, en 1871, este es el período más largo, 66 años, sin guerras entre ambos países). Y que las sospechas contra la voracidad germana se extienden a los más chicos.
Por eso la líder demócrata cristiana agregó que “ la línea alemana es clara pero no tiene nada que ver con miedo y ansias que se pueden sentir sobre el hecho de que Alemania quiera dominar. Esto es absurdo”. Como para tranquilizar espíritus, prometió “más disciplina, más solidaridad, más responsabilidad con las personas, un gobierno económico real. Esa es nuestra visión para el futuro de la Eurozona y la reforma futura de los tratados.”
Sugestivamente, uno de los mayores grupos industriales germanos, y un verdadero símbolo del capitalismo centroeuropeo, ThyssenKrupp, anunciaba el cierre del ejercicio 2010/2011 con graves pérdidas de 1783 millones de euros (2404 millones de dólares) que atribuyó a la situación en los Estados Unidos.
ThyssenKrupp nació casi con el euro, en 1999, como resultado de la fusión de los dos colosos siderúrgicos, Thyssen y Krupp. Los Krupp, viejos fabricantes de armas relacionados con todos los gobiernos alemanes, tuvieron protagonismo en todas las guerras europeas hasta 1945, y se diversificaron luego de la caída del nazismo.
Los Thyssen-Bornemisza muestran un derrotero similar, aunque aseguran que sólo uno de la familia apoyó a Hitler en 1939. María del Carmen Rosario Soledad Cervera y Fernández de la Guerra, baronesa viuda Thyssen-Bornemisza, tiene en España todo un historial de culebrones que no viene mucho al caso para la nota. Sólo es una excusa para articular con los datos de desocupados en ese territorio, que alcanzaron un nuevo récord de 4.420.462 millones en la última medición. La explosiva situación, que heredará el derechista Mariano Rajoy –un político que no tendrá empacho en darle las riendas de la economía a un tecnócrata– ya produjo un cambio de 180 grados en el tránsito de individuos en busca de mejores horizontes.
Según datos de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración hispana, en el tercer trimestre de 2011 el número de ecuatorianos, colombianos, peruanos, cubanos y argentinos, cinco de las principales nacionalidades de extranjeros residentes en España, se ha reducido ostensiblemente. De acuerdo con el relevamiento “Extranjeros residentes en España. Principales resultados”, hay 3234 ecuatorianos, 1751 colombianos y 1511 peruanos que decidieron volverse a su terruño en busca, curiosamente, de mejores horizontes.
De este lado del Atlántico, mientras tanto, los líderes de 33 países se juntaban en Caracas para dar la puntada final a la llamada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), una organización llamada a constituirse en el principal foro de discusión y debate de todos los países del continente. Sin la participación de los Estados Unidos y Canadá. Como escribió el periodista estadounidense Jim Wyss en McClatchy Newspapers, “el hemisferio organizó una fiesta pero no todos están invitados”. Y precisamente los excluidos son los países que tradicionalmente se sostuvieron en el otro gran foro continental, la OEA, tildado con razón como simple vocero de la potencia dominante.
“Necesitamos algo nuevo, algo nuestro, y tenemos mucha esperanza en que este nuevo foro probablemente pueda remplazar incluso a la OEA”, idealizó el ecuatoriano Rafael Correa, poniendo un toque radical a esta creación que impulsa con tanto vigor el venezolano Hugo Chávez.
Esto de suplantar a la OEA, que seguramente está en la mente de muchos de los dirigentes que acudieron a la capital bolivariana, no fue dicho tan explícitamente, sin embargo. Pero figura como uno de los temores que arrastran los grupos más ligados a Washington en la América del sur del Río Bravo. Y si bien el secretario general de ese organismo, José Miguel Insulza, elogió la creación del nuevo grupo y expresó que la CELAC “seguramente se constituirá en un eficiente mecanismo de coordinación y concertación política regional”, el malestar en Washington es evidente.
“La idea de que es posible crear una organización simplemente para ser anti-norteamericano no es viable durante un período sostenido de tiempo”, declaró Dan Restrepo, asesor principal del presidente Barack Obama para América Latina, al cronista de McClatchy. Otros, como Dennis Jett, ex embajador de los EE UU en Perú y profesor en la Penn State University, fueron más prepotentes. “Esta organización probablemente va a durar el tiempo que Chávez esté dispuesto a financiar”, dijo Jett. “Y no estoy seguro de cuánto tiempo más puede hacer eso”, finalizó.
América Latina y el Caribe tuvieron un crecimiento económico de más del 5% en 2010, y los gobiernos, más allá de los enfoques ideológicos de cada uno, buscan fortalecer la integración y el comercio regional para fomentar las industrias locales y reducir las importaciones extracontinentales.
“En Caracas va a nacer un nuevo organismo. Esto es algo histórico en verdad”, dijo un Chávez bastante recuperado.” Hemos sido la periferia del mundo durante siglos, nos han impuesto lo que el norte le dio la gana de imponernos. Llegó la hora del sur, llegó la hora del nosotros”, enfatizó.
Llegó la hora de refundar Latinoamérica, en pocas palabras.
Tiempo Argentino
Diciembre 2 de 2011
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