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Crisis financieras, terroristas y filtraciones



 Las formalidades de la diplomacia tienen estas cosas. Ante el anuncio del nuevo gobierno de Islandia de que va a poner en el freezer el ingreso de su país a la Unión Europea, las autoridades de la Comisión Europea (CE) indican que "tomaron nota" del comunicado y señalaron que mantienen su "voluntad de diálogo" con una nación que continúa siendo un "socio privilegiado" a pesar de los problemas que los enfrentan con la fría isla del Atlántico Norte. El principal, sin dudas, es el quebranto de miles de ahorristas británicos y holandeses con la caída del principal banco islandés, conocido en Europa como Icesave, en 2008. Puede decirse con poco margen de error que precisamente Islandia es el ejemplo más acabado de las consecuencias que deja el estallido de una burbuja financiera en una sociedad.
 La crisis fue generada por la caída sucesiva de tres de los principales bancos del país en septiembre de 2008. En pocos días el Glitnir, el Landsbanki (Icesave) y el Kaupthing fueron intervenidos por el gobierno del primer ministro conservador Geir Haarde.
 Luego vendría una devaluación de más del 35% y la caída en picada del PBI, con su correlato de desocupación y corte en la cadena de pagos.
 El gobierno de Haarde tuvo que llamar a comicios y a principios de 2009 ganó una coalición de izquierdas liderada por Jóhanna Sigurðardóttir. El principal problema con el que se enfrentó la primera ministro fue quién pagaría los platos rotos del banquete, ya que los perjudicados no eran islandeses y además, tampoco ellos habían sido los invitados a la fiesta. La salida en lo político pasaba por dejar colgados a los ahorristas, algo a lo que la UE no estaba dispuesta a aceptar. Fue así que se analizó el llamado a un referéndum para que el pueblo soberano decidiera.
 Fue en este contexto que el secretario permanente de la Cancillería islandesa, Einar Gunnarsson y el consejero político, Kristjan Guy Burgess, se reunieron con el adjunto de la Embajada de Estados Unidos en Reykjavik, Sam Watson. La serie de encuentros fue en enero de 2010 y quedaron reflejados en sendos cables enviados a Washington por el solícito Watson. Los textos muestran la preocupación del gobierno por frenar las presiones del FMI y de la UE y su deseo de evitar la convocatoria a la consulta, que temían fuera a profundizar una crisis a la que no veían salida.
 Después de haber presentado un panorama sombrío sobre el futuro del país, ellos dijeron que "los comentarios públicos de apoyo de los EE UU o la ayuda en poner el tema (islandés) en la agenda del FMI sería muy apreciada", dice un cable. Otra minuta cuenta que según los funcionarios del gobierno "el tema (de quién pagaría las deudas del) Icesave fallaría en un referéndum nacional (y que luego) Islandia estaría de vuelta al punto de partida con los británicos y los holandeses. El país, además, estaría mucho peor porque habría perdido credibilidad internacional y el acceso a los mercados financieros."
 "Gunnarsson –escribió Watson– sugirió que el asunto Icesave, si continúa por su curso actual, podría causar Islandia un default en 2011 cuando una serie de préstamos venzan y podría hacer retroceder a Islandia unos 30 años." La respuesta de Watson fue que EE UU era neutral en este asunto y que –módica respuesta diplomática– esperaba una rápida solución. "Por otra parte, los EE UU ha apoyado la posición de Islandia en el último examen del FMI y se espera que vuelva a hacerlo en función de las circunstancias." Gunnarsson y Burgess le retrucaron que entendían la posición que declaraba Washington, pero que "era imposible permanecer neutral en relación con el asunto Icesave. Islandia, decían (los funcionarios), estaba siendo acosada por dos poderes mucho más grandes y una posición de neutralidad era equivalente a quedarse mirando cómo se producía el acoso (sin hacer nada para evitarlo)". Los islandeses agregaron, según el informe, "que la intervención de EE UU en el FMI podría ser de ayuda (…) Gunnarsson reconoció que (…) siendo realistas, este tema nunca entra en la agenda del FMI, a menos que se aplique una presión externa".
 Luego de este pedido de clemencia a Estados Unidos, el gobierno islandés fue a referéndum, donde ganó la opción de no pagar, y en enero pasado la Unión Europea admitió que la conducta de Islandia no ameritaba multar al país por dejar colgados a ahorristas privados.
 La administración Sigurðardóttir pudo argumentar en su favor que para fines de 2012 había logrado un crecimiento del 1,6% y reducir la desocupación a un 4,6 por ciento. Pero el precio fue un impiadoso programa de ajustes dictado por el FMI. Por lo demás, si bien el ex primer ministro Haarde fue a juicio ante un tribunal especial por su responsabilidad en la crisis, fue absuelto en abril del año pasado. Y hace un par de semanas, los mismos partidos que llevaron al país a la bancarrota en 2008 ganaron las elecciones legislativas, con lo que vuelven a gobernar luego de un interregno de poco más de cuatro años en que la centroizquierda hizo el trabajo sucio.
 Ahora, esa nueva administración demora el ingreso a la UE porque las últimas encuestas dicen que por abrumadora mayoría los islandeses no quieren saber nada con el continente. Quizás temen que británicos y holandeses les reclamen los más de 4000 millones de euros que quedaron atrapados en el corralito de hielo.
 Ese archivo secreto que Sam Watson envió a sus jefes en el Departamento de Estado, conocido como Rayjiavik-13, fue el origen de la oleada de cables publicados por WikiLeaks en ese año de 2010. En su mayoría filtrados por el soldado Bradley Manning. El joven, luego de año y medio de cabildeos, finalmente será juzgado a partir del 3 de junio por una serie de cargos que lo dejarán en el mejor de los casos entre rejas por lo que le quede de vida. En el peor, claro, podría terminar ejecutado por traición a la patria.
 Pero hay un cargo del que este martes pudo zafar. El fiscal, por razones que no explicó, le "hizo precio" por la filtración de las charlas de Watson con los melindrosos Gunnarsson y Burgess. El propio Manning –que hoy tiene 25 años– se declaró culpable de 10 de los otros 20 delitos que se le imputan. Pero no eran acusaciones relevantes, las que importan tienen penas de cadena perpetua a 150 años de prisión.
 La jueza militar Denise Lind cerró el expediente por la filtración de unos 700 mil documentos clasificados, que en su mayoría se refieren a la guerra en Irak y Afganistán. La magistrada se manifestó confiada en que podrá equilibrar el derecho a un juicio público y las presiones de los organismos de seguridad. Por lo pronto, durante el juicio se usarán seudónimos, códigos o sumarios que no contemplen datos considerados peligrosos para la defensa nacional. Algunas de las sesiones serán a puerta cerrada.
 A Manning lo acusan de "ayudar al enemigo". El analista, que estaba en Irak cuando se topó con la información ultrasecreta, alegó en su momento que quería que todo el mundo supiera las cosas que las tropas de su país hacían a nombre de una guerra por los valores occidentales.
 Mientras tanto, el diario económico The Wall Street Journal publicó que el gobierno de Barack Obama elaboró un plan para cerrar la cárcel de Guantánamo, una de sus promesas electorales de 2008. El diario adelantó que el mandatario no dará demasiados detalles de cómo piensa hacerlo, pero entiende que una de las razones, que ningún republicano rechazaría, es que cuesta mucho dinero mantenerla. "Es caro. Es ineficaz. Daña nuestra imagen internacional. Reduce la cooperación con nuestros aliados en los esfuerzos antiterroristas. Es una herramienta para el reclutamiento de extremistas. Es necesario cerrarlo", había dicho Obama hace unos días ante periodistas.
 En otro gesto sin explicación, la administración Obama reconoció públicamente que cuatro ciudadanos estadounidenses muertos en Afganistán en 2011 habían sido eliminados con aviones no tripulados. Entre ellos estaba el predicador de Al Qaeda Anwar al Awlaki. Esta revelación se superpuso con la información de que agentes del FBI habían matado a un joven checheno de 27 años, Ibragim Todashev, en la ciudad de Orlando.
 La información oficial dice que Todashev era amigo de Tamerlan Tsarnaev, el mayor de los hermanos sospechosos del atentado en la maratón de Boston. El FBI dijo que uno de sus agentes había sido atacado por Todashev y no tuvo más remedio que disparar. Todashev y los Tsarnaev provenían de la república caucásica de Daguestán, aunque eran de origen checheno.
 Precisamente en la capital de ese país, Majachkalá, ocho personas perdieron la vida y otras 22 resultaron heridas por la explosión de dos coches bomba en un atentado que las autoridades rusas inscriben en el marco de las luchas separatistas chechenas. En Estados Unidos son muchos los que, como los analistas Barry Grey y Nick Barrickman, en Global Research, piensan que los chechenos residentes en Estados Unidos estaban siendo utilizados por agencias de inteligencia para atentar en Rusia.

Tiempo Argentino
Mayo 24 de 2013

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