miércoles

Depredadores electrónicos

El resultado final de la guerra de Vietnam, para el analista John Arquilla, puede resumirse en un ícono: “miles de combatientes con fusiles individuales AK-47 contra potentes naves B-52 de la Fuerza Aérea” y un resultado catastrófico. Los Estados Unidos perdieron la guerra. El testimonio tiene relevancia porque el autor es doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad de Stanford y trabajó en la Rand Corporation, donde era hombre de consulta de Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de George W. Bush. Arquilla, que publicó sus conclusiones en Nuevas reglas de la guerra, advierte que en estos tiempos hay condiciones similares en Afganistán para otro fiasco, esta vez con el uso del arma de la que Barack Obama parece haberse enamorado y que enviará a Libia. Los aviones no tripulados Predator (literalmente, “depredador”).
“Es irónico que esta guerra contra el terrorismo haya comenzado en las montañas de Afganistán con el mismo tipo de B-52”, destaca el hombre de la Rand. Porque los drones −un nombre hollywoodense creado por los guionistas de Stargate en la primera mitad de los ’90 para las naves aéreas controladas a distancia− son enviados al teatro de operaciones desarmados dentro de los enormes bombarderos.
Este jueves, el sucesor de Rumsfeld, Robert Gates, hizo el anuncio de que van a mandar drones Predator para combatir a Muammar Khadafi. Y para justificar la incursión de estos mortales “juguetes” electrónicos, dijo que son muy precisos y que producen “menos daños colaterales”. Un problema con el que los cazas piloteados por humanos están complicando a la OTAN en el norte de África, donde han dejado un tendal de víctimas civiles e incluso entre los rebeldes a los que se supone que van a ayudar. Lo menos que puede decirse de la explicación de Gates es que pretende desconocer lo que están haciendo los Predator en la estancada ocupación de Afganistán.
Según un informe publicado por Dailymail , desde que Obama llegó al gobierno hubo un notable incremento en los vuelos de aviones no tripulados, que podría llegar hasta el 50% por sobre la era Bush. También, como correlato, se incrementaron las muertes civiles en estos poco más de dos años. Las cifras que se manejan hablan de entre 368 y 724 en 2009, y entre 607 y 993 en el 2010. “¿Cuántos de ellos eran realmente los terroristas?”, se pregunta el autor del trabajo, David Rose.
La New America Foundation, utilizando los artículos publicados por los medios de comunicación, sugiere que los drones produjeron un total de entre 1435 y 2283 muertos desde 2004, y que se supone una “verdadera tasa civil de letalidad de alrededor del 32%”. Lo que deja unos 730 inocentes asesinados en el marco de eso que para Gates es una guerra impoluta que se asemeja a un desafío en Playstation, pero manejado por la CIA.
Uno de los casos más resonantes de daño colateral se produjo a mediados de marzo, cuando un Predator sobre una Jirga −una asamblea tribal−, en la frontera de la provincia pakistaní de Waziristan del Norte con Afganistán, atacó a más de 150 representantes de clanes pastunes que debatían una disputa sobre ingresos comunales. El resultado del bombardeo fue de 48 muertos. “Dispararon cuatro misiles sobre personas de todas las edades”, protestó un testigo presencial de los hechos.
“En Pakistán, el zumbido de los drones se percibe cada vez más como la cara de la política exterior estadounidense y los ataques son denunciados por figuras de los medios hasta cantantes de pop”, señala Micah Zenko en Foreign Policy. Lo que obligó a que las autoridades pakistaníes endurecieran las protestas contra Washington. “Es cierto que los drones han matado a algunos terroristas importantes, pero ahora están ayudando a conseguir más reclutas a causa de los extremistas y al mismo tiempo socavan la soberanía pakistaní”, comentó un miembro del servicio secreto de Pakistán, el ISI, al experto del Council on Foreign Relations (CFR), un think tank estadounidense .
“Los ataques están afectando a toda la relación con los Estados Unidos”, sostuvo el secretario de Asuntos Exteriores pakistaní, Salman Bashir, en visita a Washington para tratar el tema. “Estos ataques son acciones unilaterales, dirigidas por la CIA. No nos dicen cuál es su objetivo, dónde es su objetivo, ni cuándo es su objetivo, a pesar de que estamos usando nuestro propio ejército y fuerza aérea en la misma región”, se quejó el jefe de los espías ante Zenko.
¿Hay forma de saber la cantidad real de muertos “colaterales” que dejan los drones? Eso quiso saber la American Civil Liberties Union (ACLU), otra ONG de los Estados Unidos, que recurrió al Acta de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) para solicitar esa información al gobierno de Obama. “El Departamento de Defensa no creó ni mantiene documentos para compilar la estimación de víctimas civiles de los ataques con drones separados de los estimados para otros sistemas de armas… las armas utilizadas por los drones son tratadas en forma idéntica con las disparadas por otros aviones y, por lo tanto, las estimaciones no diferencian entre ambas plataformas”, fue la respuesta oficial .
Pakistán y Afganistán fueron el campo de experimentación para las tecnologías “pulcras” con las que ahora Obama espera derrotar a las fuerzas khadafistas. Pero las primeras versiones de estas naves no tripuladas se probaron en 1995 en Bosnia, durante las guerras balcánicas. Allí se inició este tipo de vuelo letal mediante sensores programados y comunicación satelital que permite controlar los vuelos desde una cómoda oficina a miles de kilómetros de distancia y sin riesgo alguno para el “piloto”.
El Predator MQ-1, según la información oficial, puede transportar misiles Hellfire AGM-114 capaces de atravesar equipo blindado. La siguiente generación, el Predator MQ-9, está concebido para transportar hasta 2250 libras (1020 kilos) de municiones externas, lo que incluye misiles GBU-11, GBU-38, AIIM-9 y bombas de pequeño diámetro. “Nuestro reto es saber cómo crecer lo más rápido posible”, declaró el instructor de la escuela de manejo para los drones en la Indian Springs Auxiliary Air Field, cerca de Las Vegas al sargento primero (MSgt) Orville F. Desjarlais Jr, en , sitio web perteneciente a la Fuerza Aérea estadounidense.
La información que brinda la USAF destaca, además, que el Predator es fabricado por General Atomics Aeronautical Systems Inc. y viene en un kit que incluye cuatro aviones, una estación de control en tierra y un link al Satélite Primario Predator, todo al increíble costo de 20 millones de dólares por unidad, al año 2009 .
“Una vez que se lo emplea, uno se pregunta cómo pudimos arreglárnosla sin él por tanto tiempo”, se ufana el Teniente Coronel John Breeden, comandante del 11º Escuadrón de Reconocimiento en la Base Aérea Creech, Nevada, en la página que regentea el sargento Desjarlais.
Quizás ese argumento logró convencer a Obama de la aplicación de este ingenio militar. Que se maneja como un juego de Playstation algo más sofisticado.
Pero que produce muertes reales del otro lado de la pantalla.

Tiempo argentino
Abril 23 de 2011

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