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El camino de la Argentina

"La Argentina es irresponsable, está renacionalizando sus industrias, tiene un discurso populista, así que les tiene que ir muy mal, sin importar lo que los estudios indiquen”, ironiza Paul Krugman en el articulito que publicó el jueves en el The New York Times. Luego destaca cómo la cobertura de la prensa sobre el país es casi siempre negativa –como resaltó ayer la presidenta Cristina Fernández– y desliza que la razón última sería que acá no se hacen las cosas como la ortodoxia económica indica.
El autor ganó el premio Nobel de Economía en 2008, de manera que algo sabe. Normalmente sus columnas son reproducidas, mediante acuerdos con el diario estadounidense, por Clarín y La Nación en estas costas y por El País en España. Pero al cierre de esta edición, todavía no habían registrado el texto de su columnista estrella.
El autor de este articulito interpela desde el mismo nombre de su blog, The conscience of a liberal (La conciencia de un liberal) pero también desde el título de la columna en cuestión: Down Argentina Way. Que podría traducirse como “El camino de la Argentina” y que, evidentemente, refiere a una vieja película de los 40 con el mismo título, protagonizada por Betty Grable y Don Ameche, que fuera el lanzamiento internacional de la exuberante luso brasileña Carmen Miranda.
El poco recordado film de la Twentieth Century Fox cuenta la historia de una típica chica estadounidense (Grable), que viene de vacaciones a la Argentina y se enamora de un rico criador de caballos de carrera (Ameche). La versión subtitulada se llamó Serenata Tropical y en uno de sus temas musicales definía a la Argentina como una tierra donde “hay rumbas y tangos”, y se disfruta de buenos vinos a la luz de la luna y perfumados por orquídeas. Que también los guionistas tienen lo suyo...
El recuerdo de Krugman viene a cuento porque en su columna cita un trabajo de un colega, Matthew Yglesias, quien escribe en el sitio de economía y finanzas www.slate.com, propiedad de The Washintgon Post. Yglesias estuvo de Luna de Miel en la Argentina y tuvo oportunidad de conocer una realidad que los informes que recibe usualmente no le contaban. Y lo escribió en un artículo que tituló “El euro está matando al sur de Europa”, donde compara la devaluación argentina con la situación de España, en primer lugar.
Más allá de algunas citas sin el debido rigor histórico –como haría un desprevenido guionista de Hollywood–, Yglesias señala algunas similitudes entre España y la Argentina. Como que en algún momento de su historia decidieron “tercerizar la gestión macroeconómica”. Los argentinos mediante la Convertibilidad con el dólar, los hispanos integrándose al euro, “técnicamente un proyecto de unión con todos los países miembros (de la Eurozona) que universalmente fue entendido como el camino para que países como España, Italia y Portugal se introduzcan en el estilo de gestión macroeconómica de Alemania”. 
El resultado es conocido: la crisis de 2001 probó que algo andaba mal con la ecuación del uno a uno y el sueño neoliberal. En Europa “la adopción de políticas macroeconómicas de Francfort y Berlín no le da a España los fundamentos de Alemania, sólo le endosa políticas diseñadas para Alemania”, pero que no la ayudan a evitar la catástrofe.
En estos días se dio a conocer un manifiesto elaborado por un centenar de intelectuales y políticos europeos para la reconstrucción del continente, en una debacle de imprevisibles consecuencias que la mayoría de los dirigentes aún se niegan a ver. El documento resalta lo mejor de Europa, a la que considera la “cuna de los Derechos Humanos”, y el refugio donde “quienes huyen de la violencia y la persecución pueden sentirse seguros”. Sin decirlo claramente, el manifiesto se opone a esa otra Europa terrible siempre latente, tentada de despertar su peor condición xenófoba en una antesala hacia lo peor del género humano, que hasta hace menos de dos décadas se esparció, sin andar demasiado, en los Balcanes.
Este manifiesto, que firman desde el líder del Mayo francés Daniel Cohn-Bendit y los cineastas Wim Wenders y Doris Dörrie hasta el Premio Nobel de Literatura Imre Kertesz y el filósofo Jürgen Habermas, representa el deseo de gente de la cultura de Europa que temen una vuelta a cierto pasado ominoso y están convencidos de que aún los europeos tienen algo grande para darle al mundo. Pero que, al mismo tiempo, perciben el modo en que van perdiendo influencia ante otras potencias que emergen apresuradamente.
España, sin ir más lejos, en un par de semanas se desayunó con esa mala noticia. Porque tras las amenazas de tono imperial de los primeros días luego del anuncio de la recuperación de YPF, viró a un discurso más negociador cuando Bolivia nacionalizó una empresa de electricidad.
El mundo ya no es lo que era. Ahora tallan otros actores, como señala Krugman, quien coloca a nuestro país muy juntito de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Aunque los que anotan cifras y hacen evaluaciones lo quieran ocultar.  “¿Por qué la Argentina sigue siendo desacreditada?”, se pregunta el Nobel nacido en Albany, Nueva York, para caer en la cuenta de que “de hecho, sabemos muy bien por qué, pero eso no habla bien del estado de los reportes económicos”.


Tiempo Argentino
Mayo 5 de 2012

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