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Horacio Cartes y las políticas de Estado

El presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, y el príncipe Felipe de España fueron los primeros en llegar a Asunción. Se entiende la premura de ambos representantes en saludar al nuevo presidente paraguayo: el heredero Borbón intenta hacer pie en una Latinoamérica que mucho antes de los escándalos en la casa real y el gobierno español ya le venía dando la espalda a la península. En el caso del taiwanés, Paraguay es uno de los apenas 23 países del mundo que mantienen relaciones diplomáticas con la isla donde se refugiaron los líderes nacionalistas cuando el comunismo tomó el poder en la China continental, en 1949.
La China insular, un pequeño territorio que hasta 1972 mantuvo la representación de la milenaria nación en todos los organismos internacionales, fue el refugio de Chan Kai-shek pero básicamente fue un emblema del capitalismo y un bastión de la lucha contra al comunismo. Pero los acuerdos de Richard Nixon y Mao hicieron de Beijing otro miembro del quinteto con "poderes diferentes" en la ONU, por más que Estados Unidos sigue sosteniendo la integridad territorial de Taiwan.
Desde entonces, y como condición para mantener relaciones con la República Popular China, Beijing exige no tener vínculos diplomáticos con Taipei. Argentina dio ese paso en ese mismo 1972. Un puñado de países en el mundo siguieron atados a ese resabio de la Guerra Fría, una anomalía si se tiene en cuenta que China se fue abriendo a los mercados desde 1978 y hoy día es el segundo jugador de la economía mundial y tiene el 23% de la población del planeta. Entre los países que siguen haciendo esta apuesta, por razones que no siempre tienen que ver con lo ideológico, están también  Panamá, El Salvador, Guatemala, Honduras y el Estado Vaticano.
La cuestión viene a cuento porque sin lugar a dudas el problema más candente para la nación paraguaya es el de su inserción en el mundo. Suspendida su participación en los organismos regionales a partir del golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Fernando Lugo, tras las elecciones que ganó Horacio Cartes comenzaron las negociaciones para el regreso. En Unasur fue nuevamente aceptado hace unos días, a pesar de que una de las razones esgrimidas por los golpistas es que Lugo había firmado los protocolos democráticos de ese foro sin someterlos a aprobación parlamentaria. Más difícil parece la vuelta al Mercosur, el tratado que nació justamente en Asunción en marzo de 1991 y que reúne a los países de la Cuenca del Plata.
La cerrazón ideológica de la derecha paraguaya había bloqueado el ingreso de Venezuela, que forma parte de la institución desde que Paraguay fue suspendido, el año pasado. Los tres restantes fundadores del Mercosur aspiran al retorno de Paraguay, sabedores de que estratégicamente es central para el avance de la alianza regional. Pero el establishment paraguayo no cambió un ápice. El presidente venezolano ni siquiera fue invitado a la asunción de Cartes, un desplante que respondieron ecuatorianos y bolivianos no enviando a su representación. Cartes se mostró amable con Cristina Kirchner y Dilma Rousseff y dió señales amistosas. Pero por ahora sólo habrá "relaciones bilaterales", según señaló su canciller.
Es que el empresario designó en Relaciones Exteriores a un hombre con un pasado que no asegura amplitud ideológica. Eladio Loizaga Caballero planteó que antes de un retorno se debe hablar de "un nuevo escenario de la reconstrucción de confianza con los países vecinos, teniendo en cuenta que nuestro problema fue regional". Y deslizó que hay otros clubes donde Paraguay podría recostarse. El mensaje hacia al bloque de la Alianza del Pacífico, que integran Chile, Perú, Colombia y México, fue bien explícito.
Eladio Loizaga Caballero, hay que decirlo, se inició en el servicio exterior durante la dictadura de Alfredo Stroessner y figura en los documentos de la Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay como uno de los promotores del XII Congreso Anticomunista Latinoamericano. EL CAL es uno de los tantos grupos de ultraderecha que unieron esfuerzos luego de la expulsión de Taiwán de la ONU y que en su momento tenían como líder al propio Chan Kai-shek. Era la versión regional de la Liga Mundial Anticomunista (LMA), y había sido fundada en México. Fue uno de los sostenes ideológicos del Plan Cóndor y tuvo entre sus dirigentes al boliviano Hugo Banzer y al paraguayo Stroessner.
Cartes también figura en archivos internacionales. Cables de embajadas estadounidenses publicados por WikiLeaks lo señalan como sospechoso de lavado de dinero y narcotráfico. El hombre tiene una de la fortunas más grandes de Paraguay, es dueño de un conglomerado de unas 20 compañías con unos 3500 empleados en sectores que van desde frigoríficos hasta el tabaco e incluso un banco. Según algunos indicios que no lo dejan del todo mal parado, su choque con la embajada obedece a denuncias de las grandes tabacaleras internacionales que lo fustigan desde que intentó, en 2008, exportar cigarrillos marca Palermo a Estados Unidos a un precio 20% menor que la competencia. Archivos de la embajada en Buenos Aires hablan de una operación "Corazón de Piedra" pergeñada por las compañías Phillip Morris, British-American, Reynolds e Imperial junto con funcionarios de la DEA, de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, del Departamento del Tesoro, y fiscales federales en un hotel de la ciudad de Panamá, en diciembre de 2009, para demoler al ahora presidente.
El tramo final por las legislativas argentinas encuentra a un par de candidatos de la oposición lanzando discursos de tinte presidencialista, con vistas más a 2015. La mayoría habla poco de política internacional y mucho menos de integración regional. No por ser temas complicados sino para no meterse en camisa de once varas con algo que entienden que no aporta votos en el plano doméstico.
Por eso mismo resulta interesante hurgar en eso poco que se dice, como para entender un algo más dónde se para cada uno. El cordobés Juan Manuel de la Sota habló en estos días ante empresarios brasileños en San Pablo. El gobernador de Córdoba llegó a precandidatearse como vice de Antonio Cafiero en esa interna que abrió el paso a la presidencia de Carlos Menem. Cuando el riojano tomó el poder, De la Sota saltó el cerco y fue su embajador en Brasil, en los inicios del Mercosur. Su "pollo" ahora es el ex gobernador Juan Schiaretti, quien durante el menemato integró los equipos de Domingo Cavallo en la Cancillería y en el Ministerio de Economía. Les cabe a ambos su cuota parte en las "relaciones carnales", de las que no se escuchó ninguna palabra de arrepentimiento, como sí la tuvo el creador de ese concepto, Carlos Escudé.
De la Sota les dijo a los empresarios paulistas que el desafío de la hora es establecer una "alianza estratégica con Brasil y una relación inteligente con Estados Unidos". Eso, sin descuidar a los países del Pacífico. "En esa parte del mundo está el futuro del comercio", abundó ante los presentes.
El intendente de Tigre, por su parte, se explayó bastante sobre posibles planes de gobierno en un almuerzo con empresarios locales a 800 pesos el cubierto, unos días antes de las PASO. Sergio Massa armó un equipo con muchos ex integrantes del gobierno kirchnerista que fueron quedando en el camino, como él mismo. Roberto Lavagna fue el último en acercarse al tigrense: había ocupado la cartera económica hasta unos días después de la Cumbre de Mar del Plata que sepultó al ALCA, el proyecto neoliberal de mercado común que propugnaba Estados Unidos. Miguel Peirano fue el último en ocupar esa dependencia con Kirchner y se fue el día que asumió Cristina, para dejarle su lugar a Martín Lousteau. El joven economista se tuvo que ir tras el rechazo a su propuesta de incremento a las retenciones.
Otro integrante del team es Martín Redrado, presidente del Banco Central entre 2004 y 2010, luego de Alfonso Prat-Gay. Lousteau y Prat-Gay decidieron jugar en UNEN, pero el resto hizo su apuesta por el que fuera jefe de gabinete tras aquellos aciagos días del conflicto por el famoso Decreto 125. Llegó tras la renuncia de Alberto Fernández, que también está ahora entre sus filas. Massa –que también figura en los cables de WikiLeaks– consideró ante los empresarios, sin dar mayores precisiones, que se debe repensar "quiénes son nuestros socios en el mundo".
Ninguno de ellos –de Lavagna nunca se supo– renunció por rechazo a la política exterior de los Kirchner. Y eso que, aparte del ALCA, en estos años de gestión se profundizó la relación con Chávez y el país se alejó del FMI y del resto de los organismos de crédito internacionales, entre otras cuestiones. Sobre todo, fue durante este período que se inició el proceso de integración más profundo desde los tiempos de las guerras de independencia.
Lástima que esos aparezcan como datos menores en la campaña, dada la importancia que tienen para las futuras generaciones. Una pena que no se hable de políticas que deberían ser de Estado más que de partido.

Tiempo Argentino
Agosto 16 de 2013

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