SEGUNDA PARTE
Hoy, parte de esas praderas –de un verde asombroso y una prolijidad
casi artificial en esta época del año, que asemejan el famoso fondo de
pantalla de Windows– sigue ocupada por sus descendientes que, alejados
de las dinastías que gobernaron en la región por siglos, ahora intentan
aplicar las técnicas más novedosas en la explotación ganadera.
En una de esas granjas, Qi Muga, una joven de 23 años, explicaba a
Tiempo Argentino que en Baiyin Wula, en la zona de Hulun Buir, un grupo
de ocho familias se asoció para producir leche vacuna hace cinco años. Y
que no les va tan mal. "Una vaca nos da entre 35 y 50 kilogramos por
año de promedio. Y tenemos mucho apoyo del gobierno para avanzar en la
explotación." La joven asegura que están siempre conectados por celular
para que el camión de la empresa lechera venga a buscar la producción,
dos veces al día, llueva o truene. Y que en el emprendimiento trabajan
360 personas.
No es la única explotación en ese campo que cuenta con varias
yurtas (las carpas de los nómades mongoles), cada una de ellas con la
infaltable imagen del Gran Khan. Ya tenían varios miles de ovejas y
algún que otro cerdo. Y por supuesto, los ya famosos caballos mongoles,
que cruzaron miles de kilómetros con los conquistadores del Khan en
otras épocas y hoy son el orgullo de los jinetes locales. Aunque, justo
es decirlo, la tecnificación también les llegó a ellos y hoy van a
buscar al ganado en motoneta.
Hulun Buir, hay que decirlo, cuenta con unas pasturas inigualables y
una rica cultura, enriquecida por cruces étnicos de los más variados.
Ubicada en la frontera con Rusia y la república de Mongolia, en sus
ciudades es notable la influencia de la arquitectura rusa y hasta de los
caracteres cirílicos en los nombres de las calles y los comercios.
Mongolia Interior, en China, es un distrito autónomo precisamente por el
alto componente de etnias minoritarias, como precisamente es la mongol,
en un país cuya una amplia mayoría es de la etnia han.
Los chinos, como se ve en su pasado, fueron un pueblo atravesado
por culturas diversas, que no obstante mantuvo rasgos personales a lo
largo de cinco mil años. En las últimas décadas, sin embargo, se acerca
aceleradamente a las costumbres occidentales. Uno de estos rasgos es el
del consumo de leche vacuna. Dicen los conocedores de la industria en
ese país que el promedio por persona ronda los 17 litros por año, cuando
el mínimo recomendado por los organismos internacionales de salud anda
por los 120 litros y el de los argentinos, por decir algo, supera los
200 litros. Paralelamente al desarrollo en todos los sectores de su
economía, China también viene incrementando tanto la producción como el
consumo de leche y derivados. Para ello, se propuso una agresiva
política de desarrollo de animales más productivos y de mejoramiento de
las tecnologías asociadas, aunque un sonado caso de contaminación de
leche para bebés en 2008 implicó un notorio tropiezo para la industria
láctea en general y a muchas empresas en particular (ver aparte).
Como dato relevante basta decir que el país asiático tiene unos 200
millones de cabezas de ganado bovino y que el último año fueron
sacrificados casi 77 millones de animales, mientras que tiene otros 12
millones de vacas lecheras, en su mayoría de la raza Hostein, que
figuran entre las menos rendidoras. Desde 2009 se convirtió en el mayor
comprador de lecheras a nivel global y también de semen de toro. Sólo
en 2011 invirtió más de 250 millones de dólares para la compra de unos
100 mil ejemplares, a proveedores de Nueva Zelanda, Australia y Uruguay.
El semen, en tanto, les llega de los Estados Unidos.
Tiempo Argentino estuvo en la provincia de Heilongjiang, en uno de
los 17 establecimientos de Wondersun, un coloso de la industria láctea,
cuya propiedad es un 66% estatal y el resto está en manos de accionistas
de Taiwán. La firma aspira a estar entre las top ten del mundo en pocos
años y produce desde leche fluida y en polvo hasta yogures y derivados
de la soja. Por ahora se conforma con estar entre las 150 más grandes de
China, asegura su gerente de Relaciones Institucionales.
El grupo Beingmate, en cambio, produce esencialmente leche en polvo
maternizada, para lo cual, informa su vocero Hang Zhao, investigó la
leche de madres de varias nacionalidades para determinar los componentes
necesarios para adecuar la leche bovina a los bebés. Es una empresa
totalmente privada que cotiza en bolsa desde el año pasado y tiene
certificación de calidad internacional.
También en Heilongjiang, pero en el distrito de Zhaodong, hay un
establecimiento de Yili Dairy Co, una de las empresas a las que golpeó
de lleno el tema de la contaminación. Con una fuerte presencia
mediática, al punto que fue sponsor oficial de los Juegos Olímpicos de
Beijing y también de Londres, Yili cotiza en Shanghai y la capital
china.
En todos los casos, los representantes de las distintas empresas
lácteas manifestaron sus aspiraciones de convertirse en jugadores de
peso en la industria láctea internacional, para lo cual trabajan con las
normas de calidad ISO. Y se muestran tan dispuestos a invertir en el
exterior como a aceptar inversiones y tecnología de otros países. «
Contrastes
Modernismo
En las viviendas de los ganaderos que visitó Tiempo Argentino se
puede ver la imagen de Gengis Khan con la decoración más típica, junto
con los televisores de LCD más modernos. Todos parecen tener su propio
teléfono celular.
De un escándalo a la norma ISO
Hace exactamente cuatro años, el escándalo envolvió a la industria
láctea china, cuando una contaminación masiva en leche maternizada
provocó la muerte de cinco bebés y obligó a internar de gravedad a otros
cientos de miles en todo el país. El hecho puso de relieve una ineficaz
tarea de inspección, pero también puso a prueba la capacidad de las
autoridades para enfrentar situaciones límite. Porque en los primeros
días los responsables de los distintos distritos involucrados esquivaron
las respuestas, lo que elevó el nivel de las demandas de la sociedad.
Según se supo, había por lo menos 69 marcas de 22 compañías chinas
diferentes involucradas en el caso. El contaminante fue melamina, un
producto rico en nitrógeno que se usa en la industria maderera y que
puede servir para "disfrazar" la dilución de la leche. Uno de los
empresarios detenidos dijo que la había agregado para disimular el olor
de la lecha vacuna y aumentar su contenido en proteínas.
Ahora tanto empresarios como autoridades gubermentales aseguran
haber aprendido la lección y por eso abrieron sus puertas para mostrar
sus logros y el nivel de seguridad de sus plantas. También buscaron la
certificación de la Organización Internacional de Normalización (ISO)
que establece y verifica la gestión continua de calidad en todos los
procesos industriales.
Aún juega Maradona
La recepción a los periodistas que visitaron la región de Mongolia
Interior y la provincia de Heilongjian, en el noreste de China, fue más
propia de dignatarios políticos o culturales que de trabajadores de
prensa. En cada lugar visitado –las ciudades de Beinjing, Manzhouli,
Hailaer, Harbin y Anda– fueron recibidos por las autoridades políticas y
representantes del Partido Comunista local. Siempre hubo una excelente
muestra de la cocina china, con multitud de platos diferentes servidos
en la clásica mesa de centro giratorio y mediante los tradicionales
“palitos” o kuaizi. En Anda ("amigo", en mongol) recorrieron 100
kilómetros para conseguir cubiertos "occidentales". Pero nadie los usó.
El “presentador” oficial de la comitiva era Yang Zhuofan,
funcionario del Ministerio de Información de ese país. En chino, por
supuesto, un idioma que los periodistas convocados ignoran largamente.
Pero con los días uno se va acostumbrando a ciertos sonidos, a detectar
ciertas palabras. Como que por ejemplo China no se dice con ningún
sonido que suene a "China" sino que el nombre oficial suena como
“chung-kúo”. Cuando le tocaba presentar a los dos periodistas argentinos
–había otro de la revista El Federal– era perfectamente audible un
“Maradona”, para ubicar a tan "extraño" país.
En broma uno podía agregar "Messi". Pero enseguida le retrucaban "Ginóbili".
Se entiende, el astro del básquetbol argentino fue el líder del
equipo que ganó la medalla de bronce en las olimpíadas de Beijing 2008.
El crédito local Yao Ming es un ídolo para los chinos, y a pesar de
haberse retirado todavía aparece en publicidades callejeras
promocionando todo tipo de artículos. Yao competía con el bahiense en la
NBA, transpirando sus 2,30 metros con la camiseta de Houston Rockets.
Ginóbili juega en el otro equipo de Texas, el San Antonio Spurs. Ambos
en la Conferencia del Oeste de la liga.
Algunos datos sueltos
China produjo un total de 530 millones de toneladas de granos en
2009, con un crecimiento promedio desde 1979 de un 2%, según cifras
oficiales.
Hay alrededor de 200 millones de vacas y se sacrifican para consumo cárneo cerca de 80 millones cada año.
Tiene más de 450 millones de cerdos, un verdadero récord.
El país asiático cuenta con cerca de 160 millones de cabezas de
ganado ovino. Es el mayor poseedor, con el 34% de las ovejas que se
computan en el mundo.
Tiempo Argentino
Setiembre 10 de 2012
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