domingo

Pedro Páez Pérez: Por qué conviene apostar por América Latina

Se conocieron con Rafael Correa cuando eran estudiantes. Pero no por compartir aula, sino porque ambos eran dirigentes estudiantiles. Luego, Pedro Páez Pérez, doctor en Economía por la Universidad de Texas y máster en Desarrollo y Políticas Públicas por la Flacso, ocupó los más altos cargos en el área económica con el presidente ecuatoriano. Fue Ministro Coordinador de Política Económica y Plenipotenciario para temas relacionados con la Nueva Arquitectura Financiera Regional. Desde ese lugar, participó íntimamente en el diseño del Banco del Sur –que se fundó oficialmente en Buenos Aires el último día de gestión de Néstor Kirchner, 9 de diciembre de 2007–y de la "moneda común pero no única", el Sucre. Ahora, a cargo de la Superintendencia contra los Monopolios ecuatoriana, habla con Tiempo Argentino a su paso por Buenos Aires de las ventajas para cualquier inversor en apostar al lugar más seguro del mundo, que es Latinoamérica, de los nuevos paradigmas económicos y de soberanía popular, en una verdadera clase de economía alternativa.


 
–¿Cuál es la diferencia entre el Banco del Sur y el BID o cualquier banco de desarrollo tradicional?
–Una diferencia es que se trata de impulsar necesidades básicas, prioritarias para el continente, para la construcción de la Patria Grande más allá de que sea, entre comillas, deficiente desde los criterios financieros. Nosotros creemos que es necesario sentar los fundamentos de lo que tiene que ser la nueva integración latinoamericana…
–¿Quiere decir que perdería plata?
–No necesariamente, pero la lógica del flujo de caja cortoplacista que exigen los proyectos de desarrollo y la banca comercial no se ajustan a los ciclos productivos, y lo que necesitamos es crear las condiciones generales que permitan un sistema de integración más profundo, lo que requiere de lógicas diferentes. Esa es la primera gran parte: poner primero lo primero. Un concepto nuevo de soberanía supranacional que no está en contradicción con la soberanía nacional, como en el caso europeo, sino un reforzamiento de la soberanía nacional con la construcción de una soberanía popular al nivel del territorio, de la comunidad. Y en ese sentido es que está planteado el tema de la alimentación, de la salud, de la energía, del conocimiento, recursos naturales, la infraestructura, es decir el tema de la soberanía popular. La segunda gran diferencia es que el BdS está propuesto como un instrumento de construcción de soberanía desde la perspectiva democrática. El BdS es el instrumento financiero de los órganos representativos electos democráticamente. No es el BID o el Banco Mundial, que le dicen "mire, me parece que este proyecto no le conviene, o nuestro proyecto de prioridades es este, o tiene que cumplir primero con estas condiciones", sólo por decir algunos casos que pueden plantear. Las negociaciones de lo que es prioritario hacerse en cada uno de los países las deciden en el Consejo de Ministros, que tienen las rendiciones de cuentas que corresponden en cada país. Y eso pasa a ser financiado por el BdS como un proyecto continental.
–La pregunta es de dónde sale el dinero.
–La propuesta del banco no es lo que pueda financiar por sí solo, sino que sienta en la mesa de negociaciones a los demás bancos, incluyendo el BM y al BID y entidades nacionales o privadas. Es un concepto anterior de un banco de inversión. Ahora lastimosamente se tiene la idea de que un banco de inversión es Goldman Sachs, y esos son bancos especuladores. El BdS es un banco que se encarga de organizar el financiamiento de los proyectos de inversión, que los deciden los órganos democráticamente elegidos. Esto cambia radicalmente la lógica de la dictadura financiera que ha estado imperando en nuestro continente. 
–¿Quiénes son los que están frenando la concreción del BdS?
–Es claro que hay intereses de la vieja arquitectura financiera, asustados por la existencia no sólo del banco sino de la propuesta de la Nueva Arquitectura Financiera, que incluye la moneda regional, el Sucre, y la necesidad urgente de tener una alternativa regional al FMI sobre la base de los recursos propios del continente (ver recuadro). Son gente muy hábil que aparece inclusive financiando proyectos a nivel de organizaciones sociales, de ONGs, de investigación, con agenda posmoderna y hasta con ropajes marxistas. Esto no nos debería sorprender, la habilidad de quienes han conservado el poder les permite tener una ductilidad muy… sutil, digamos. Ellos, primero quisieron ignorar, luego cuando ya estuvo posicionado en los movimientos sociales, lo ridiculizaron, y cuando vieron que esto iba en serio han tratado de secuestrarlo para desnaturalizarlo. El proceso actual es esa disputa por convertir el BdS en un banco insignificante, porque hoy no tiene un musculo financiero en dólares como la banca tradicional de desarrollo. Así, sería un BID chiquito ¿qué sentido tendría? Por eso quieren cambiar el concepto que se ha venido trabajando durante todo este tiempo, con esos tres pilares: banco de desarrollo de nuevo tipo, una red de seguridad financiera alternativa al FMI y una moneda común pero no única. 
–¿Qué es esa moneda “común pero no única”?
 –Sucre refiere a Antonio José de Sucre, el prócer de la independencia, el que comandó las tropas en la batalla final de Ayacucho. El acrónimo salió de un desayuno entre Chávez y Correa: Sistema Unitario de Compensación Regional. El Sucre inaugura un frente de batalla nuevo en el plano de la soberanía monetaria, que además es un tema muy poco tratado por la economía ortodoxa y por los propios economistas críticos. Para poner un ejemplo que decía el otro día Adolfo Pérez Esquivel: EE UU y la Otan tienen 1100 bases militares en todo el mundo. La evidencia muestra que esas 1100 bases no pueden ser financiadas con la partida presupuestaria que aparece en la discusión en EE UU. Buena parte del financiamiento viene de la Reserva Federal, del señoriaje, que es el privilegio que tiene EE UU de imprimir la cantidad de dólares que les dé la gana, porque el resto del mundo valida esa emisión de dólares que desde 1971 no tiene ningún respaldo. Tanto las aventuras militares de EE UU como el salvataje sin límite a los bancos que han llevado a esta crisis se dan por ese monopolio. Por ejemplo, si un importador de Argentina quiere comprarle a un exportador de Colombia, tiene que contratar primero a un banco que compre en el mercado de divisas local los dólares para hacer la transacción con un banco corresponsal en EE UU, pasar por un mecanismo privado monopólico que se llama Swift, a través de la Reserva Federal, hacia el banco agente del banco del exportador, ese banco le gira al banco colombiano en dólares y recién ahí el vendedor recibe su paga en Colombia. Estamos hablando de mayores costos porque ninguno de ellos es filántropo, mayores trámites, más tiempo. El Sucre corta los intermediarios, es una conexión directa entre los bancos centrales de los dos países.
–¿Cómo sería esa misma operación en Sucres?
–Si es que Argentina y Colombia estuviesen en el Sucre, que por ahora sólo funciona dentro de los países del ALBA, lo que tendrían es una conexión directa intranet entre el Banco Central de Argentina y el de Colombia, que contacta a los operadores financieros del exportador y del importador y ya está hecho. En el caso del Ecuador ni siquiera hace falta que sean bancos, pueden ser cajas de ahorro, cooperativas locales.
–¿Yo compro en pesos?
–Ese es un problema de cada país. Opera como un convenio entre bancos centrales y entonces los bancos se abren una tarjeta de crédito recíproca por seis meses al cabo de los cuales se cambia la diferencia a dólares. En el momento en que se hace la exportación el país recibe una cuenta, una acreditación real en Sucres, que son títulos que inmediatamente pueden ser comerciados. El pago dependerá de lo que negocie, si será en dólares o moneda local. Es un diseño totalmente nuevo para condiciones nuevas y utilizando al máximo las nuevas plataformas informáticas, que ya tienen todos los países de América Latina y son no sólo homologables sino que han sido provistos por la misma firma. 
–¿No terminaría como el euro?
–El euro fue la locura de poner el carro delante de los caballos. Se sacrifica en el altar de la moneda todas las otras políticas. El euro está diseñado para robar soberanía, capacidad de decidir a cada uno de los países y ponerlo bajo la dictadura monetarista, algo simplemente insostenible. Lo que estamos haciendo en América Latina un poco marca la pauta. Supongamos que Colombia le compra a Argentina 1000 millones y Argentina le compra 3000 millones a Colombia. La suma es de 4000 millones de una demanda totalmente artificial que está impactando sobre el mercado regional de divisas, porque EE UU no participa de esas negociaciones. Sin embargo estamos todo el tiempo en esa necesidad de comprar los dólares y esa demanda incide sobre las decisiones de inversión inclusive de un ahorrista común y sobre los precios internos, debilita el manejo de la economía fiscal y el sistema financiero. En lugar de comprar los 4000 millones nosotros decimos “paguemos solamente la diferencia”, con lo que habría que comprar nada más que 2000 millones de dólares. Un alivio significativo sobre el mercado local de divisas. En el caso del Sucre, las transacciones van y vienen durante seis meses y el ahorro es todavía mayor.  Con esto estamos aumentando la capacidad de decisión nacional, pero además como ya no toca manipular las tasas de interés para lograr un objetivo cambiario, también estamos dando más grados de libertad, más soberanía en la política monetaria y financiera. Por otro lado, podemos tener un manejo de las tasas de interés más estables, el servicio de la deuda para los hogares, las empresas y el Estado sería más bajo. El diseño es totalmente distinto del euro, porque nosotros estamos fortaleciendo la soberanía nacional y la soberanía popular, familiar, de los distintos actores sociales y al mismo tiempo construyendo un nuevo espacio de decisión que no existía, que es el espacio supranacional que ojala sea pronto Unasur y Celac. El continente se va constituyendo en un espacio nuevo de decisiones de ejercicio de la soberanía, que es precisamente por lo que pelearon los Libertadores de hace 200 años.  «
 
 

Una nueva arquitectura financiera

“La tercera pata de esta Nueva Arquitectura Financiera Regional es el Fondo del Sur, que es un sistema  y una red financiera, un nuevo tipo de operación de los bancos centrales para poder reciclar todos los recursos propios. Sólo en reservas monetarias internacionales, tenemos cerca de 800 mil millones de dólares. La teoría de las reservas dice que hay que ponerlas en un lugar seguro por cualquier contingencia interna. ¿Cuál es el lugar seguro? ¿EE UU, Europa?… hombre, hasta el JP Morgan Chase, con todas las ventajas que le dieron para que dibuje su contabilidad, ahorita parece que está perdiendo plata.  ¿Cómo puede decirse que el activo libre de riesgo está en EE UU? Hasta el BID tuvo que reconocer que perdió un quinto de su capital por inversiones especulativas 
¿Qué hace un banco de desarrollo poniendo su plata en el casino del señor Maddox? ¿Acaso no hay otras prioridades en América latina? En la teoría del Portafolio se supone que hay una compensación entre la rentabilidad y el riesgo que se corre. Pero poner las reservas en el Norte es un riesgo gigantesco, porque Europa no se salva y además las tasas están cerca de 0,25%, apenas más del 0 por ciento 
Como inversionista y desde la perspectiva del capital, si hay algun área libre de riesgo en muchos sentidos inclusive en el geopolítico, es precisamente América latina. Y nosotros no estamos aprovechando la coyuntura y el potencial enorme que tiene. Necesitamos crear condiciones y movilización de recursos propios, y para poder avanzar en la inversión productiva sostenible necesitamos trabajar con las monedas nacionales de los países hermanos. Necesitamos crear incentivos para que los países que están dando un préstamo en su moneda nacional tengan un complemento de los países que están tomando el préstamo, cosa de que el problema de la balanza de pagos pueda ser sostenible. Hay que hacerlo lo más pronto, posible así podemos liberar recursos que ahora están puestos debajo del colchón para reciclarlos a través a proyectos productivos.”
 
 

El desequilibrio del euro

–El euro se basa en una construcción teórica que no tiene ningún fundamento porque la teoría de las zonas monetarias óptimas se basa en la noción del equilibrio general, cosa que no ha sido probado ni matemáticamente ni doctrinariamente. 
–Pero las universidades siguen formando economistas en la otra línea, que son los que luego hablan desde los medios sin inmutarse a pesar de lo que indica la realidad de esta crisis mundial.
–Eso forma parte de una trasformación epistemológica y axiológica. Pero también es un tema de valores, hombre. En muchos casos hay mala fe, pero otros simplemente están prisioneros de una epistemología antigua y de un lavado de cerebros del pensamiento único neoliberal que se basa sobre una situación absolutamente insostenible. Toda la teoría neoclásica tiene como presupuesto que existe un equilibrio general. León Walras, a finales siglo XIX, hace una construcción matemática de un sistema de ecuaciones lineales en que demuestra que si los precios se construyen con ecuaciones lineales es posible tener una solución, pero no demuestra que haya una solución. El hecho de que exista desempleo, que no haya un trabajo para todos los que están buscando trabajo, te demuestra que no existe el equilibrio.
–Pero ese no parece un problema para esos economistas.
–Ehhh, ahí viene el tema del oportunismo teórico. Te encoges de hombros y dices "si no me conviene me hago el opa, como si no existiera el problema". Sobre esa base se ha construido todo, y por eso es que se desmorona todo este sistema.  
 
Tiempo Argentino
Diciembre 16 de 2012

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