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Bosques en peligro de extinción

LA LUCHA CONTRA LOS DESMONTES EN EL NORTE

En esta historia se junta la voluntad de resistir a las topadoras de varias comunidades criollas y aborígenes con una inusitada resolución de la universidad pública salteña que, luego de mucho batallar, lograron instalar el caso en la Corte de Justicia de la Nación. Como resultado de esa determinación, se pudo frenar preventivamente el desmonte de algo así como un millón de hectáreas de tierras. Pero los intereses en juego son de tal magnitud que nadie sabe cómo continuará esta partida, que podría definirse como la lucha por la defensa de los bosques nativos contra una concepción del desarrollo económico que poco repara en la devastación ecológica y mucho menos en las consecuencias sociales de eso que asépticamente suele llamarse “la expansión de la frontera agrícola”.

Algunos de los personajes involucrados en esta lucha contra poderosos intereses económicos y lobbies políticos son Stella Maris Pérez de Bianchi, nativa de Berazategui que se fue a Salta, dice, con el impulso de los 70´s, intentando construir un país mejor. Lo mismo habían hecho a su manera, hace casi un siglo, los abuelos de Alfredo Riera, que como muchos europeos corridos por la miseria, encontraron tierras aprovechables para subsistir dignamente allá lejos, al otro lado del mar, en el Chaco salteño. Es diferente el caso de Dino Salas, integrante de la comunidad wichí, que junto con varias etnias aborígenes vienen siendo desplazados de su habitat natural desde hace siglos y ahora ya no tienen espacio para continuar escapando hacia el este.

Tampoco hay más espacio, dicen especialistas y militantes de ONGs, para seguir devastando ese enorme “territorio de caza” -según la traducción más aceptada del término Chaco- desmontando los bosques nativos para una explotación industrializada irracional. “Antes nos corrieron con el Remington, ahora es con la topadora”, resumió hace no mucho Otorina Zamora, una mujer wichí que sabe muy bien de qué está hablando.
“Acá se autorizaron desmontes con las excusas más insólitas, como cuando en 2004 se vendió el llamado Lote Pizarro, un área protegida, con la excusa de que el dinero se iba a utilizar para hacer una ruta. En 10 años se autorizaron 1.200.00 hectáreas de tierras aptas y ahora quedarían quizá un millón más que podrían aprovecharse. Pero hay otros cuatro millones que no deberían tocarse”, advierte Pérez de Bianchi, rectora de la Universidad Nacional de Salta, que presentó institucionalmente una demanda contra el estado provincial ante el Supremo Tribunal de la Nación.
“Este es un territorio ancestral y de uso tradicional. Subsistimos porque sabemos que el monte nos da para subsistir - cuenta ante Acción Dino Salas, cacique de la comunidad wichí San Ignacio de Loyola - el desmonte nos hace emigrar a las ciudades y pasarla mal. Los chicos que se van no tienen su vida. Emigran sin ayuda, sin oficio”. Con un tono cansino pero firme, aclara que su posición le viene con la sangre: “Como los bichitos del monte cuidan su territorio, nuestros ancestros nos enseñaron que cada uno debe tener su territorio. Así nos fuimos viniendo desde Formosa, desde Santa Fe, en busca del nuestro. Nos vienen arriando desde allá, y como no tenemos tranquera, nos pasamos a otra toldería y ahí nos quedamos”.

Sin papeles
“Mis abuelos vinieron a Ícman (por Hickman) en 1925. Criaban ganado menor, como cabras y ovejas, porque sin heladera carnear una vaca era un desperdicio”, relata Alfredo Riera, titular de la Asociación de Pequeños Productores del Chaco salteño, unas 500 familias desperdigadas en torno de cuatro distritos provinciales de los alrededores de Orán, en Salta. “Aquí –dice Riera- nació mi padre y aquí nací yo y si no fuera por nosotros, cuando desapareció el tren, en 1992, esto se hubiera convertido en un páramo”, agrega, como una justificación a quienes pretenden despojarlo de su medio de vida con documentación conseguida en los despachos oficiales de la capital provincial.

“Existe lo que se llama un título perfecto de propiedad y un título precario. El título es perfecto cuando existe la documentación legal y la posesión de la tierra. Si una persona prueba que vivió acá desde hace décadas, por más que no haya regularizado su situación puede lograr la tenencia de la tierra”, explica Gabriel Seghezzo, director de Fundapaz, una ONG uno de los directores de Fundapaz, una ONG oriunda de Vera, Santa Fe, surgida por una donación original de las Hermanas del Sagrado Corazón hace 35 años pero que ahora se reconoce como laica. Obviamente, las comunidades indígenas no tienen papeles que prueben su propiedad, pero las leyes contemplan sus derechos preexistentes a fundación del país.

Justamente alrededor de este problema centenario “se fueron nucleando varias comunidades aborígenes y criollas en torno del Obispado de Oran, por ese entonces a cargo del obispo Jorge Lugones”, explica María Reynoso, religiosa de la orden de las Franciscanas Misioneras de María. El prelado convocaba cada 30 de agosto, el día previo al santo patrono de la diócesis, Ramón Nonato, a discutir la mejor forma de resolver ese problema crucial para las comunidades residentes. Lugones, jesuita, también era el titular de las Pastorales Social y Aborigen, de modo que estaba al tanto de la problemática. En el año 2008 se sumó como preocupación fundamental el desmonte.

Tala voraz
En América del Sur, la reserva boscosa más importante está precisamente ubicada en lo se conoce como el Gran Chaco Americano, unos 625.000 km2 donde habitan más de siete millones de personas diseminadas en tres países: Argentina, Paraguay y Bolivia. De este lado del río Pilcomayo está el 57 % de ese espacio y la gran mayoría de los habitantes, poco más de seis millones, de los cuales un 8 % son indígenas.
Como para tener una muestra de la extensión de este enorme región, baste decir que ocupa el 22 % de la superficie continental argentina y se extiende sobre Formosa, Chaco y Santiago del Estero, el norte de Santa Fe, Córdoba y San Luis, el este de las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y San Juan y el noroeste de Corrientes.

“En 2008 se registraron más de 90 conflictos en la región chaqueña argentina. Sólo 35 de esos casos involucran 1,3 millón de hectáreas de tierras y 96.000 personas. Esto es sólo una pequeña muestra de la magnitud del problema”, advierte la Red Agroforestal Chaco Argentino (Redaf), una ONG nacida en Reconquista, en el norte santafecino, en esa zona donde las fronteras políticas son apenas un dato catastral. Allí donde hasta hace no tanto La Forestal hizo un paciente trabajo de destrucción masiva de recursos naturales que quedó en la memoria de los argentinos como una clara señal de lo que es la depredación descontrolada.

Un gran escollo para ponerle freno a este tipo de devastación irracional es que la Reforma de la Constitución de 1994 otorgó a las provincias potestades que antes no tenían para tomar decisiones que indirectamente pueden afectar al resto de los habitantes de la Nación. Algo de eso ocurre con la autorización para la tala y el desmonte de enormes extensiones de tierras boscosas. Por un lado se trata de tierras ancestralmente ocupadas por aborígenes o, de manera más reciente, por “criollos” -tercera o cuarta generación de blancos nacidos en esas regiones- - que constituyeron en su momento la única avanzada “productiva” pero que nunca legalizaron su situación patrimonial porque esas eran confines de la Patria con poca rentabilidad, comparadas por supuesto con la ubérrima Pampa Húmeda, y por lo tanto con escasas perspectivas de crecimiento. Sin embargo, el desarrollo de nuevas tecnologías y la necesidad de ampliar las extensiones dedicadas al cultivo dieron vuelta a esta situación histórica. Ahora esas tierras sí valen y sí convocan el interés de poderosos conglomerados económicos.

Un intento de ponerle remedio a este peligroso caos fue la sanción de la “Ley de presupuestos mínimos ambientales para la Protección de los bosques nativos”, dictada en noviembre de 2007, que promueve la clasificación de los bosques nativos con colores rojo (de exclusiva conservación), amarillo (de producción sustentable) y verde (de transformación libre). La normativa obliga a los diferentes distritos a realizar una evaluación seria y estricta de su territorio forestal para luego determinar el tipo de explotación que debería autorizarse. Y a respetar, por supuesto, el uso de esos territorios.

Borrar huellas
Sin embargo, muy poco antes de que el Congreso de la Nación aprobara esa normativa -que se conoce por el nombre del diputado que la promovió, Miguel Bonasso-, en algunas provincias aceleraron la entrega de permisos de explotación ante la certeza de que luego las cosas no resultarían tan fáciles. El viejo recurso de los hechos consumados en un área tan sensible como esa, generó quejas desde todos los sectores involucrados, pero principalmente de quienes serán afectados por esas explotaciones, que siempre incluyen desmontes sin ningún control.

En Salta, por mencionar un ejemplo, se otorgaron autorizaciones por casi un millón de hectáreas en los tres meses previos al fin de 2007, cuando, además, estaba culminando su mandato Juan Carlos Romero. Una medida que exasperó a un grupo de comunidades afincadas en los alrededores de Orán y movilizó hasta la Universidad Nacional de Salta en sendos pedidos de acciones concretas a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Quisieron borrar todo rápido. Pasarle con la topadora para que no quedara ningún vestigio de que alguna vez hubo un ser humano por ahí”, acota el productor Riera.

Fue entonces que en el obispado de Orán, quizás la zona más afectada en este período, un grupo de actores locales- son 18 comunidades de criollos, aborígenes, las iglesias católica y anglicana y diversas ONGs- se unieron en lo que se conoce como la Mesa de Tierra, con el propósito de materializar un frente común en defensa del entorno natural y de legalizar la tenencia de la tierra.

“Somos uno de los poderes del Estado, y no podíamos quedar al margen. Hicimos lo posible por las vías del dialogo con las autoridades provinciales, pero no obtuvimos la respuesta esperada”, justifica Stella Maris Pérez de Banchi, rectora de la Universidad Nacional de Salta. La casa de estudios presentó un pedido de inconstitucionalidad de la ley provincial que autorizó la devastación ante la Corte Suprema de la Nación y se constituyó en uno de los escasos ejemplos en el país de semejante compromiso académico con un reclamo social y ambiental. “La expansión de la frontera agrícola en Salta fue terrible- alerta Pérez de Bianchi- en 10 años autorizaron desmontar 1.200.00 hectáreas de tierras aptas. Ya no queda mucho sin causar graves e irreparables daños ambientales. Lo que ocurrió en Tartagal a principios de este año es una muestra”, agrega la rectora.

La medida más concreta de la Mesa de Tierra fue la de presentarse ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para pedir un amparo que impidiera la tala autorizada en aquellos meses febriles en que se debatía la ley de bosques. Tal vez una casualidad, quizás una forma de dar testimonio de su posición sobre el impulso del prelado oranense, el Papa Benedicto XVI designó a Lugones como obispo de Lomas de Zamora y en su lugar nombró a Marcelo Daniel Colombo, hasta ese momento párroco de la Catedral de la Inmaculada Concepción, de Quilmes. Colombo todavía no se hizo cargo de su nuevo destino eclesial, por lo que aún se ignora si hará cambios en la orientación del obispado. Pero, especulan, el nuevo presbítero fue ordenado por el legendario padre Jorge Novak, lo que le da un aura de sensibilidad social favorable a este tipo de lucha.

Producción o muerte
“Nosotros no planteamos ir contra el desarrollo, nadie dice que no se puede hacer nada, pero no se puede hacer cualquier cosa”. La frase, en boca del ingeniero agrónomo Gabriel Seghezzo, coordinador en Salta de Fundapaz, tiene su sustento, ya que la ONG trabaja la problemática del Chaco desde hace 35 años y conoce al dedillo de cuestiones ambientales, productivas. Pero agrega a continuación que devastar irracionalmente puede convertir al Chaco salteño en un desierto, como ya ocurrió en otras regiones. Como ejemplo, despliega una hoja de cuaderno sobre el escritorio de la ONG en la capital salteña y hace un dibujo elemental para ilustrar su preocupación.
“En el Chaco llueven 600 milímetros por año y en el verano hay hasta 48 grados de temperatura a la sombra. Muchas veces hay 90 grados en un piso sin cobertura. Por evapotranspiración –abunda, docente- hay una pérdida de humedad del suelo de 1200 milímetros, o sea que hay un déficit de 600 milímetros de agua anuales. Si yo saco la cobertura boscosa, que entre otras cosas baja la temperatura a nivel del suelo, mitiga la pérdida de agua, el sol pega a 90 grados y produce la muerte bacteriológica del suelo, lo esteriliza”.

El suelo, aclara Seghezzo, tiene una parte viva, que son todos los microorganismos, una parte muerta, los minerales, y aire. “A esa temperatura la parte viva desaparece”, alerta. Pero eso no es todo: el suelo es bastante salino en el Chaco. Los arboles toman agua desde lo profundo de la tierra, con lo que se mantiene la capa freática a niveles subterráneos. Pero si se saca la cobertura vegetal la evapotranspiración hace de bomba, sube toda la salinidad y eso genera la desertificación. “Que pueda estar mitigado por la siembre directa es verdad- admite el experto- pero en un año de extrema sequía como este empiezan a aparecer manchones de salinidad y cuando pasa eso a los 4 o 5 años se ven campos abandonados totalmente desertificados, donde ya no se puede plantar más nada. Recuperarlos cuesta muchísimo”.

Suprema respuesta
Lo cierto es que para sorpresa de los demandantes, auspiciados por los abogados Alicia Oliveira y Raúl Ferreyra, el Supremo Tribunal aceptó el reclamo de las comunidades y suspendió –en diciembre de 2008- la tala de un millón de hectáreas en los departamentos de San Martín, Orán, Rivadavia y Santa Victoria, autorizados en el último trimestre de 2007, y paralizó todos los permisos posteriores a esa fecha.
Pero además, dispuso una audiencia pública, que se desarrolló en febrero pasado, donde cada parte involucrada en la cuestión pudo dar su posición frente al problema. En la página web de la institución, en el apartado correspondiente al Centro de Información Judicial (http://www.cij.gov.ar/multimedia.html) puede verse el video grabado oficialmente aquel caluroso día en el remozado Palacio de Talcahuano y Viamonte.

Del debate participaron representantes de la provincia, de la Nación y de las comunidades criolla y aborigen. Tras un exhaustivo interrogatorio de los magistrados, quedó claro que hubo un sospechoso apuro en el trimestre anterior a la aprobación de la Ley de Bosques, que coincide con el último tramo de gestión de Romero. Y que no se sabe claramente qué puede suceder con el entorno ambiental de aceptarse semejante nivel de depredación forestal. “Ustedes tienen estudios en cada zona autorizada pero no un estudio de impacto total acumulado de todos los desmontes”, reclama el presidente del tribunal, Ricardo Lorenzetti al representante provincial, luego de recordarle que no se puede alegar que los permisos se otorgaron en otro gobierno, ya que, le indica, “hay una continuidad del Estado”.

Fue visible la preocupación –sobre todo de Raúl Zaffaroni y de Juan Carlos Maqueda- por averiguar si se estaba cumpliendo la prohibición de talar los bosques. Y también por saber si se había consultado antes de la medida original a los residentes.
Finalmente, la Corte extendió el amparo y ordenó a que las autoridades políticas realicen un estudio del impacto total de los desmontes y consulten con las comunidades implicadas las medidas a tomar. No es fácil saber cómo seguirá esta historia, pero todos están esperanzados porque, insisten, “es la primera vez que alguien del Estado nos escuchó”, como dijo el cacique wichí Dino Salas a Acción.
En esa región del territorio nacional, donde ni trenes circulan ya, ese detalle no es poco.

Lo que vendrá
Dino Salas habla en voz muy baja. Se para frente a lo que llama su toldería, donde vive con su familia -que incluye una docena de hijos- protegido por la profusa arboleda que resguarda del sol impiadoso de un otoño inusual. El monte, que no solo ampara rigores astrales, también da de comer y aporta para la construcción de los sencillos ranchos que ocupan. Salas habló ante la Corte como representante de las etnias que viven en esta tierra, unas 4700 familias wichi y guaranies y otras 4600 familias coyas.

Salas, dice, alguna vez trabajó en el ingenio Tabacal, a fines de los años 50, y allí conoció la explotación desde adentro. “No teníamos nada, ni protección, ni seguridad social, no teníamos beneficios”. Ahora, espera que su exposición ante los jueces e sirva para encaminar la cuestión en beneficio de su pueblo y de los lugareños en general. “Ya no nos queda adónde ir y no queremos molestar a las municipalidades teniendo lugares donde trabajar, acá en el monte”.
Riera, quien es también miembro de la Federación Agraria “disidente”, como le gusta decir con sorna, es ganadero como la casi totalidad de los criollos de estos rincones. El hombre se queja por la aparición de nuevas enfermedades como el dengue y el hantavirus, o el retorno de la vinchuca, que atribuye a la desaparición paulatina del monte autóctono. Y dice que desde el 2001 se hizo más evidente la codicia empresarial sobre los campos que vienen utilizando para pasturas desde hace casi un siglo. “Sobre todo desde que se fue el tren”, añade Riera. La casa de material está, precisamente a un costado de esa franja asfaltada que cruza trasversalmente el Chaco, frente a la estación del ferrocarril que iba de Embarcación a Formosa. Hace un calor inusual, que también atribuyen al factor humano. Hay mosquitos revoloteando alrededor. El mate amargo circula de mano en mano en la galería cubierta por una enredadera.

“Yo estoy demandado por un tipo que me acusó de usurpación del campo que tengo. Dije que siempre viví aquí, que aquí nací y aquí nacieron mis padres. Ahora dejé de ser usurpador para aquellos jueces, pero tengo un juicio civil, un interdicto, y este juez me dice que me tengo que ir”.
-¿Así como así, se tiene que ir?
-Yo creo que esto lo hacen porque nosotros hemos denunciado ante la provincia y en la Corte. Hace tres años que se inició esto y ahora se aceleró de golpe. No estamos contra el desarrollo, pero con la gente adentro, reconociendo los derechos de las personas, que es lo que no ocurre Acá o tenés dinero o te morís, para toda cosa, en salud o en lo que sea. No tenés plata, te morís.


Protesta académica
Stella Maris Pérez de Bianchi es ingeniera agrónoma, nativa de Berazategui, y recibida en La Plata, según revela a Acción “Me vine con mi esposo a trabajar en el INTA y luego comencé a dar clases es la Universidad, que recién había abierto, en 1974”.
-¿Cómo fue surgiendo la inquietud de ir a la Corte?
- Estábamos esperanzados en la Ley de Bosques, que tiende a conservar los montes nativos. Pensábamos, quizás ingenuamente, que había llegado la hora de ordenar, supusimos que esta vez sí se iba a poder hacer. No pensamos que se iban a detener los desmontes del todo, porque la agricultura y la ganadería siempre han avanzado sobre los bosques nativos. Pero se dieron las condiciones para una ley de ordenamiento de bosques nativos de Salta. Fue todo muy rápido en la legislatura provincial, y se resolvió entre un jueves y un martes. Un jueves lo modificó senadores y el martes lo ratificó diputados. Nos costó conseguir el proyecto dictado por el Senado y allí vimos lo que para nosotros es técnicamente un sinsentido, porque se opone no solo a la Ley Bonasso sino a la Constitución Nacional, a las normas de jerarquía internacional con raigambre constitucional y al convenio de la OIT sobre comunidades aborígenes. Ese martes teníamos la última sesión del Consejo Superior Académico y lo pusimos como orden del día para la sesión del jueves, pero ese día la ley provincial estaba consumada. Por eso en primer lugar el Consejo pidió el veto del gobernador y si no hubiese lugar recomienda reclamar a la Corte, que es lo que hicimos.
-Pero no es usual que una Universidad se haga cargo de estos reclamos.
-La UNSa tiene un grupo de docentes e investigadores en Humanidades y ecólogos y geólogos que en trabajos de campo e investigación d e años sumaron antecedentes. Cuando uno ve imágenes satelitales de hasta donde ha llegado la frontera agropecuaria y cuando ve lo que pasó en Tartagal uno se pregunta ¿donde esta la gente que habitaba ese lugar? La nuestra no es una postura verde extrema, nuestra mayor preocupación es la gente. Las comunidades aborígenes están como invisibles para los gobiernos y el desarraigo que sufren es fatal, porque se tienen que ir a las ciudades o quedan relegadas a sectores del monte cada vez mas deteriorados. No tienen lugares para recorrer y caminar, sobre todo en las culturas de monte chaqueñas, que son cazadoras y recolectoras, y resultan las más afectadas.
-¿Se sabe cuántos son?
-Los docentes de Humanidades presentamos dos libros cofinanciados con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Inadi. Allí relevaron a unas 23.000 personas en muy malas condiciones. Hoy estamos preocupados porque tengan acceso a sus tierras. Porque hay otra ley que no se cumple, que es la de Determinación Territorial Aborigen. Sin eso es muy difícil hablar de ordenamiento. Lo que hay es una expulsión total. La preocupación de la institución sobre la gente es muy grande. Y la verdad es que estas comunidades se están muriendo.
-¿Lo que sucedió en Tartagal se puede atribuir al desmonte indiscriminado?
-Esta es una zona de sierras subandinas, donde nacen los ríos que van a alimentar el acuífero Guaraní y la Cuenca del Plata. Todo fenómeno de deforestación va a causar problemas, entre ellos los grandes aluviones que produjeron las inundaciones. Porque más allá de que en Tartagal el suelo es malo, que hay un basamento de arcillas frágiles y de que llueve mucho, como corresponde a la zona. Esos suelos se desmoronan con facilidad, pero allí se hace tala selectiva, y si los árboles de los bosques son muy jóvenes y el lugar de 40 centímetros de raíz tienen 20 menor, poseen menor capacidad para detener el agua y al carecer de infiltración en la tierra aumenta velocidad agua, que viene de la montaña en grandes aluviones, en riadas, en inundaciones.
-¿Se podría haber evitado de alguna manera?
-Tartagal era la segunda ciudad en importancia de Salta. Tenía una poderosa clase media, profesionales y técnicos ligados a YPF en su mayoría. Nosotros tenemos allá una sede que casi tuvimos que cerrar porque cuando se fue la petrolera nos quedamos sin docentes, que eran todos de la empresa. En Tartagal se ve muy bien lo que significa el abandono del Estado. Ya no hay pluviómetros arriba, para ver cuanto llovió y tomar las medidas, no hay quien prevea la defensa del río, no hay Servicio Meteorológico. Se fueron todos y se quedaron muy solos, en Tartagal. Todos nos quedamos muy solos.

Joyas verdes
Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el país perdió durante el siglo XX alrededor del 70 % de sus bosques nativos. En datos algo más concretos, en 1900 había 105 millones de hectáreas forestadas y hoy, con suerte, podrían computarse 33 millones. Pero el dato más alarmante es que, según informes recogidos por la organización Greenpeace, cada año se están desmontando 250 mil hectáreas, en una aceleración que resultaba hasta no hace mucho muy difícil de evitar. En la provincia del Chaco, por mencionar un caso, el Instituto de Colonización señaló que en 1999 había 1.938.547 hectáreas de tierras fiscales –casi todas forestadas naturalmente- y en el 2005 sólo quedaban 687.053.
La selva misionera también es una joya preciada para la explotación intensiva. Allí queda apenas un 7 % de la superficie selvática original. En la zona correspondiente a Paraguay y Brasil la situación es peor aún, ya que no queda prácticamente nada de selva. Un riesgo similar se registra en las Yungas, que ocupa el norte tucumano, parte de Salta y de Jujuy y se interna en el sur de Bolivia. La selva de Amazonas, por su parte, es fuente continua de debates y pujas entre aborígenes, hacendados y nuevos inversores, con grado de violencia física que no se conoce por estos lares.
En muchos casos, la topadora se manifiesta como el avance de la soja. Pero no son pocos los campos que se destinan a cultivos de otras especies e incluso se promueven explotaciones ganaderas con la más alta tecnología. Como la que muestra con orgullo Franco Macri en El Yuto, ahí cerquita de Embarcación, Salta, unas 20.000 hectáreas adquiridas en 1997 donde con asesoramiento de la Universidad Ben Gurión, se invirtieron –de acuerdo a anuncios del grupo Socma- algo más de 30 millones de dólares para producir algodón, poroto, maní y cártamo, bajo riego, y de paso cereales, tomates, pimientos, zapallitos, melón, sandías, cebollas, berenjenas, granadas, miel y criar ganado. Un negocio que habría de facturar 350 millones de dólares anuales según publicó en su momento el lobista sojero Héctor Huergo en el diario Clarín. Pero en la zona también hicieron sus inversiones otros poderosos grupos económicos radicados en Buenos Aires, Córdoba y Rosario o fondos de inversiones sin bandera conocida.

Alberto Lopez Girondo
Para Acción

miércoles

El sabor de la derrota

La derrota del kirchnerismo entraña un riesgo no para la gobernabilidad, como teme el oficialismo o ansía la oposición de derecha, sino para el espacio que en estos seis años fue ocupando, con sus más y sus menos. El espacio del peronismo plebeyo, guarango, atropellador, reivindicativo, latinoamericanista. Estatista, incluso. Ese peronismo que sedujo a las izquierdas más abiertas y asqueó por igual a conservadores y gentes bienpensantes con deseos igualitarios pero nariz levantada.
Tal vez en ese perfil haya que buscar una de las razones para la debacle. Porque por estos frutos es que buena parte de las clases medias –tan proclives al suicidio político- hicieron pito catalán hace un año largo, durante el conflicto con los patrones de estancias.
Pero en esta hora en que desde los sectores más retrógrados de la sociedad se reclama escuchar el mensaje de las urnas, también sería bueno poner la oreja para atender otras razones más subterráneas. En lugares más amigables, como la propia tropa, sin ir más lejos. Y, por ejemplo, indagar en aquellos distritos donde la muchachada le dio la espalda a los candidatos impuestos desde la Casa Rosada, qué anduvo sucediendo en estos meses definitivos.
Para ser más claros, ¿cuántos se fueron descon.Solá.dos porque se veían obligados a apoyar a dirigentes locales sin el menor prestigio ni la altura moral como para representarlos? ¿Cuántos se cansaron de tragar sapos sin mayores explicaciones?
¿Cuántos militantes leales y consecuentes quedaron en el camino solo por el delito de pretender decir que había cosas que se estaban haciendo mal? ¿Alguien puede creer que esas actitudes no se pagan, a la corta o a la larga?
¿Cuántos, finalmente, vieron en Sabbatella o en Solanas a las únicas opciones posibles para el desmadre que sospechaban, cuando notaron los dientes rebosantes de espuma de los enemigos de siempre, cuando vieron a todos los que se probaban el traje del cadáver antes de enterrarlo, cuando temen tener que volver discutir jubilaciones, estatizaciones, paritarias, juicio y castigo, etcetc?

Tristezas
Había sensación de tristeza el domingo a la noche, el lunes por la mañana, hace un rato. No sólo en la gente que votó la oferta oficialista –algo previsible- sino en muchos que votaron en contra. Esos que never in the life apoyarían a un peronista aunque reconozcan que blablabla. Porque no pueden votar a Hugo Moyano, Lorenzo Miguel, Herminio Iglesias, López Rega y tutti gli fiocchi.
Preguntonta: ¿qué problema se hacen si no ganaron los K? ¿A qué viene eso de que “yo no los votaría pero lástima que perdieron”? ¿O es que de repente se dan cuenta de que pueden perder algo de lo que obtuvieron en estos años? Malas noticias: si, pueden perder algo, mucho, todo, quién te dice. Ya sabemos qué se traen entre manos los Macri, De Narváez, Biolcattis y Roccas.
La cuestión sería darse cuenta de que los K no son el problema. Que el PJ no es el problema. Que ese espacio que hasta ellos no había tenido cabida en el gobierno en décadas podía ocuparse para ir contra los noventas. El caso es que igualmente puede perderse, y con más rapidez.
Es cierto que los K no avanzaron con una profunda reforma del sistema impositivo, ni se modificó la ley de entidades financieras ni la de radiodifusión, que no se repartió la torta como debería y todo eso. Bueno, vayamos a por eso entonces, en el espacio que hay. Los K son una dato más, en definitiva.

Tiempos duros
Para este gobierno se avecinan momentos difíciles. Porque desde todos los rincones les van a devolver “gentilezas”. Sería bueno que apuesten a defender esas banderas que los hicieron diferentes. Y que pongan lo que haga falta para agrandar esa pequeña quintita en la que todos esperamos abrevar nuestras inquietudes. Sin mezquindades ni facturas indebidas. La experiencia de la revolución sandinista debería ser un espejo para no repetir, cuando tras su primera derrota electoral cayeron en desbandada, provocando un desprestigio enorme para la izquierda nicaragüense por demasiados años con sus tropelías.
Los pueblos pueden equivocarse, pueden ser injustos en no reconocer lo que se hizo bien, en no recordar desde dónde se partió y cuál era el rumbo. Sin embargo, el peor error sería castigarlo con la desmesura sin ver los propios yerros.

domingo

Obama y Afganistan

La delgada línea Durand

“¿De qué forma un pequeño país como Afganistán -una cabra entre leones, un grano de trigo entre dos ruedas de molino-, puede permanecer sin ser reducido a polvo?”, se preguntó alguna vez Abdul Rheman Khan, quien fundó la dinastía Barakzai en 1880 y a regañadientes tuvo que aceptar la partición de su reino, en 1893. El dilema continúa a pesar de aquella delgada línea que dibujó sir Henry Mortimer Durand para fragmentar un territorio refractario al expansionismo europeo.
La línea Durand, 2400 kilómetros de frontera artificial, no consiguió en más de un siglo separar a la población originaria, en su absoluta mayoría pashtunes. De origen ario y lengua persa, profesan el islamismo en su rama sunnita. Se calcula que hay unos 20 millones a ambos lados de ese trazo imaginario entre Afganistán y Pakistán. Son nómades y mantienen tradiciones milenarias, por eso adhirieron al movimiento talibán e ignoran minuciosamente ese extenso límite político.
La situación “se está deteriorando” porque el terrorismo “expandió su fortaleza e influencia”, advirtió hace algunas semanas el general David Petraeus. Con la pompa del caso, entonces, el presidente Barack Obama logró implicar a la Otan en una nueva ofensiva sobre territorios donde florecen, dijo, Osama Bin Laden y Al-Qaeda.
Los países de la alianza anunciaron el envío de más tropas para “combatir el flagelo”. Hablaron de Afganistán, pero aludían también a Pakistán, otro espacio recortado por los británicos luego de la Segunda Guerra mundial, a expensas de la India.
Nicholas Shmidle, un estudioso estadounidense que vivió entre 2006 y 2007 en Pakistán, tiene en imprenta un libro sobre sus experiencias. En un adelanto para la revista Foreign Policy sugestivamente titulado “Guía de Pakistán para idiotas”, reconoce lo poco que pudo entender de esa compleja situación en dos años. Igualmente explica: “los Pashtun son una nación que comprende cualquier lugar donde los Pashtun puedan vivir”. Y admite que luchan en defensa propia contra quienes pretenden someterlos, como lo han hecho por siglos. Tal vez por eso la CNN abrió una oficina en Islamabad, ante los que se prevén tiempos difíciles en países donde abundan ojivas nucleares e inestabilidad política.

Alberto López Girondo
Para Acción, abril 2009

Redes de espionaje militar

Vigilantes digitales

La principal agencia de inteligencia de Estados Unidos es la NSA, que controla Echelon, el mayor sistema de intercepción del planeta. Es el mayor empleador de matemáticos del mundo.


“Nunca podremos comprobar si esas redes de espionaje digital existen. A duras penas podemos inferirlo. Sin embargo, pasa como con las brujas, no sabemos si existen, pero que las hay, las hay”. El que analiza la cuestión es Enrique Chaparro, licenciado en matemática y criptógrafo. “La red seguramente que existe, pongámosle el nombre que queramos, y obviamente que desde el Acta Patriótica (luego de los ataques a las Torres Gemelas) se puede hacer lo que se quiere en EEUU”, añade Ignacio Trantalance, ingeniero electrónico y especialista en seguridad informática que trabaja actualmente asesorando a bancos, y que pasó antes por lo que fuera Movicom en la época en que el gobierno argentino pretendía que las empresas diseñaran un sistema de intercepción más moderno que el clásico pinchado de teléfonos que hacía la SIDE. El tema en cuestión es el de las redes de intercepción de mensajes con origen en Estados Unidos que preocupan a varios gobiernos en el mundo, y por razones no solamente militares. El espionaje militar en la web, en palabras simples.

Una de estas redes, la más conocida, es Echelon, un sistema de análisis de señales que forma parte de un programa que involucra a cinco países anglosajones (Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda) y estaría, de acuerdo a la información que circula entre los especialistas, en condiciones de interceptar comunicaciones radiales, llamadas de teléfono, faxes y e-mails en todo el planeta. Se dice que esta red nació como parte la guerra fría, para espiar fundamentalmente a la Unión Soviética. En su origen fue armada solamente por Estados Unidos y Gran Bretaña y en su origen se la conoció como UKUSA, por UK (United Kingdom) y USA (United States of America), y luego se incorporaron los demás socios, que en algún momento fueron también Francia y Alemania. Como Echelon (escalón, en castellano) se puso en marcha hacia 1977, fundamentalmente para interceptar satélites de comunicación.
Los países de la Unión Europea fueron tomando distancia del proyecto y hacia mediados de los años 90 comenzaron a plantear sus quejas por la utilización de esos métodos en espionaje en comunicaciones que atraviesan territorio de ese continente. Fue así que en el año 2000 presentaron une denuncia por la utilización de la red (que ya interceptaba mensajes digitales en Internet) con fines comerciales. Como ejemplos pusieron la pérdida de contratos de provisión de servicios y la construcción de aviones a favor de empresas estadounidenses en dos megacontratos para Brasil y Arabia Saudita, a partir de la “pinchadura” de datos sobre ofertas de licitación de compañías competidoras del viejo continente..

Superagencia
Echelon es la pata fundamental de una de las agencias de espionaje estadounidense más desarrollada, pero menos conocida a nivel popular, la NSA (National Security Agency). Para algunos conocedores, este organismo tendría unos 100.000 empleados sólo en su base de Maryland. Chaparro baja esa expectativa a unas 39 mil personas en total, tanto dentro como fuera del país, y sostiene que cuenta con un presupuesto de unos 8 mil millones de dólares. Incluso, afirma, “es el mayor empleador de matemáticos del mundo y reporta directamente al presidente”. Dato importante: es, para los que saben de esto, la mayor de las agencias de espionaje. “Al lado de ella, la CIA es un fiesta de primera comunión”, evalúa Chaparro.
De hecho, se empezó a hacer conocida luego de la publicación del libro “El palacio del rompecabezas” (The Puzzle Palace) que lleva como subtítulo “En el interior de la NSA, la Organización de Inteligencia más secreta de EEUU) de James Bamford, un escritor que pasó por los departamentos de espionaje norteamericanos antes de dedicarse el periodismo.
“La NSA tiene como misión la intercepción y decodificación de señales en el extranjero –explica Chaparro- Se limitan a leer y analizar mensajes y a transferir esa información a los organismos operativos”. El criptógrafo comenta luego que ese no debería ser motivo de asombro. Después de todo, explica con frialdad, el análisis de señales forma parte desde siempre de los juegos inherentes a la guerra: lo que cambió, con los años, es que ahora se puede interceptar un volumen inconmensurable de señales digitales, lo que implica que se puede hacer el trabajo de manera automática y a cualquier ciudadano conectado a la web.

Por ejemplo, se puede programar que cada mansaje en que aparezca la palabra “bomba” despierte una alarma que ponga en funcionamiento el aparato de investigación respectivo. Sin embargo, para Chaparro, no es necesario ni económico recurrir a eso. Bastaría con tomar en cuenta flujos de información fuera de lo normal entre dos puntos sospechosos y preguntar luego qué sucede. “Es más económico ir y preguntar qué pasa que están enviando tanta data, aunque sea a cachetazos”, describe con crudeza.

Privacidad
“Muchas veces uno mismo despierta inquietudes, si es que piensa en las posibilidades de que se viole su intimidad informática”, piensa Trentalance. Y comenta el caso –que incluso podría significar riesgo para su seguridad personal- de alguien que arma un blog donde pone las fotos de sus chicos y muestra sus fiestas y relaciones. Es como darle servido el trabajo para cualquier espía…o al secuestrador virtual.

“Uno debe elegir muy bien qué información dejar a la vista del público”, dicen los expertos. “La cuestión de la invasión a la privacidad está asociado con una distorsión de la percepción social de la comunicación. En los viejos tiempos en que mandábamos cartas escritas en papel, a nadie se le hubiera ocurrido mandar una carta abierta”.
El affaire de algunos ministros y miembros de la farándula vernácula que hace algunos meses encontraron publicadas en revistas masivas datos oficiales y hasta íntimos sacados de sus mails podría ser un buen ejemplo de esto. Sobre todo porque los presuntos responsables de la intercepción ilegal habrían sido ex agentes de la SIDE. “Uno tiene que saber que cierta información no debe ser enviada por los canales públicos, que algún método de encriptación debe ser utilizado. Y esto es más importante aún cuando se trata de un funcionario de un gobierno”, acota Chaparro.

Pocas nueces
De todas maneras, poco parece haber sido lo que han encontrado los espías revisando millones de correos por segundo y “olfateando” otros tantos millones de mensajes telefónicos. Aunque el sistema sí parece haber sido útil, según los datos disponibles, para rastrear celulares y otro tipo de equipos que permitieron en los últimos años concretar lo que se llamó “ataques selectivos” contra blancos puntuales. Así habrían caído, entre otros, los líderes de Hamas Ibrahim Al Makadma y Abdalisis Rantisi, bajo el fuego de misiles dirigidos hacia los vehículos en que circulaban por las calles de Palestina.

“La experiencia nos muestra que los casos resueltos a nivel de inteligencia tienen más que ver con la inteligencia clásica, es decir por informantes, porque es más barato. Uno puede poner en su edificio un montón de mecanismos de seguridad, pero se le puede ofrecer una buena paga a cambio de información al que va a barrer y listo”, puntualiza Chaparro.

Hay una imagen de la película de Los Simpson que podría ser una buena síntesis de esto que se dice: se ve una sala repleta de gente abstraída en sus computadoras en lo que podría ser una base de Echelon y de pronto uno de los espías salta de contento porque al fin encontró un mensaje sospechoso. De todas maneras, una buena dosis de paranoia no estaría de más.


Competidores
(Recuadro)
La red Echelon no es la única que en el mundo se utilizaría para espiar mensajes. Sin ir más lejos, dentro del propio territorio estadounidense existe Carnivore, que cumple los mismos objetivos pero fronteras adentro y por lo tanto depende del FBI. La Unión Europea, para no quedar atrás luego del desencanto con la red anglosajona, cuenta con Enfopol, aprobada por el Consejo Europeo en 1.999 y con jurisdicción en el Viejo Continente. Los franceses, como suelen hacer normalmente, tienen su propia red de intercepción, Frenchelon, Suiza se anotó en esta particular carrera con su red Satos3
y Rusia, que ingresó en este negocio algo más tarde, armó un sistema al que llamaría Sorm.

Pero el país que está en mejores condiciones para obtener información por vía digital es, obviamente Estados Unidos. Porque allí están alojados los mayores servidores del mundo, los más grandes servicios de correo gratuito (gmail, yahoo, hotmail) y allí se desarrolla el programa bajo el que se envía la abrumadora mayoría de la información, Windows, cuyos códigos son un secreto prácticamente militar.

“Si Google negoció con Beijing que algunos términos no aparezcan en su buscador chino, ¿qué no negociarían otras empresas con los gobiernos de otras naciones”, alerta Trentalance. O sea, no existen, pero que las hay, las hay.

Alberto López Girondo
Para Acción, marzo 2009

Carlos Raimundi

Sobre progresismo y sentido común

Dice que le gustaría formar parte de la construcción de ese espacio de centroizquierda que le hace falta al país para consolidar cambios profundos en la vida de los argentinos. “Pero no cualquier progresismo”, aclara el diputado Carlos Raimundi. Disidente del sector que encabeza Elisa Carrió, como antes lo había sido del Frepaso y la UCR, donde comenzó su carrera política, afirma que nunca se fue de ningún lado, que simplemente las estructuras donde estaban habían abandonado los fundamentos ideológicos que lo habían llevado a participar. “Puedo sostener la mirada del joven que fui”, dice Raimundi, padre de tres hijos, 11, 9 y 7 años, que aún no pintan consignas políticas como él hizo alguna vez, a los 4 años, en su casa paterna de La Plata. Una mirada, claro, que implica hacerse cargo de algunos errores y de no pocas observaciones sobre la realidad del país.
-¿Es buen momento para construir un espacio progresista?
-La Argentina vive una crisis del sistema político desde hace muchos años, muchos más de lo aconsejable. En este marco, sigue estando vigente en el mundo la necesidad de construir una expresión política de un campo de ideas progresista. Y yo creo que esta construcción está absolutamente pendiente. La diferencia es que ese campo de ideas ya no tiene origen en las estrategias de Washington de un lado para construir desde el sector de la derecha y Moscú del otro lado.
-¿Que fecha le pondría a esa crisis política argentina? ¿1930, el `55, el ´76?
-Yo vendría un poco más acá. Desde 1983 para acá la Argentina fue gobernada por la alternancia de los dos grandes partidos, la UCR y el PJ. Hay un punto de inflexión que es el de los derechos humanos, los derechos vinculados con la libertad, con la vida, con el recuerdo que hacen las instituciones de los delitos de opinión, en los que indudablemente no hay punto de comparación entre democracia y dictadura. Eso de por si hace preferible a la democracia a cualquier opción, no cabe ninguna duda. En todo lo demás se retrocedió. Para mi estos han sido 25 años de continuidad de gobiernos elegidos por el voto en elecciones que a grandes trazos podemos decir no fueron fraudulentas, pero eso no es la democracia. Porque la democracia tiene un componente de ciudadanía social que no solamente no fue cumplido, sino que fue profundamente erosionado. En estos años se profundizó la pobreza, el desempleo, el endeudamiento. Y esos son grandes componentes estructurales que la ciudadanía. Ahora yo digo, hay responsables políticos, porque alguien gobernó en estos años.
-No hace mucho la gente decía que se vayan todos, porque todos eran responsables.
-Y lo que pasó fue una reconducción del sistema, una recomposición, no hubo un cambio en el sistema. En el 2001 se quiebran varios pactos fundantes de la sociedad. Ese pacto fundante de la confianza en la política quedó definitivamente quebrado, se quiebra el pacto financiero, el pacto implícito de que hay un sistema bancario que le dice a la sociedad “este dinero este hoy en mi poder sigue siendo suyo”, ese pacto se rompió. El pacto fiscal se rompió, es decir “si usted me paga los impuestos yo eso se lo devuelvo en servicios”. Y hay un pacto previsional, “si usted aporta va a tener una vejez digna”, que también está roto. Sin embargo, en lugar de construir un sistema con una nueva direccionalidad, se recondujo el sistema. Tenemos la misma estructura política. La dirigencia responsable es la del PJ y la UCR.
-Pero usted estuvo en la Alianza.
-Yo no voy a negar esto. Pero esta crisis de legitimidad del sistema ha hecho que hoy la política sea una pista de patinaje sobre hielo, con deslizamientos rapidísimos de un lado a otro a la cual la sociedad acude impertérrita. Yo creo que toda democracia se tiene que asentar sobre partidos fuertes, sobre instituciones políticas fuertes. La gran pregunta es a dónde desemboca este sistema. Puede ser que desemboque en la construcción de dos grandes polos, uno de centroderecha y uno de centroizquierda en términos tradicionales. Lo que sería un polo más conservador y un polo más progresista. O desemboca en la conclusión a la que el establishment está desesperado por llegar, que es reconstituir al PJ y a la UCR. Ese es el proyecto del poder político y del poder económico, porque cristaliza una estructura social de una Argentina inequitativa y se garantizan negocios entre el establishment y la política Así se reconstituye un justicialismo como partido del poder único y un radicalismo que le contesta en el discurso pero usufructúa de todos los cargos rentados que permite esa reestabilización del sistema político. Quienes pensamos lo contrario estamos perdiendo la disputa. Hoy tiene más chance de reconstituirse el viejo bipartidismo que de redefinirse esta crisis en dos grandes polos, y esa es nuestra propia responsabilidad. Porque nosotros cuando intentamos construir esa alternativa fracasamos. Yo hace 15 años que me fui de la UCR convencido de esto que digo, y estuve en dos grandes estructuras: La primera fue el Frepaso, con bajísima densidad institucional y mucho soporte carismático de Chacho Álvarez. El problema es que cuando ese liderazgo personal defeccionó, estalló la fuerza
-No había una construcción detrás.
-Se cumplió un ciclo histórico. Después estuve en el ARI. La Carrió que funda ese espacio es uno de los emergentes de esa crisis política. Decía “nosotros no somos ni el viejo PJ ni la vieja UCR”, pero termina en una decepción casi te diría peor que la de Chacho, porque Chacho resucita la UCR equivocadamente, pero por lo menos le imprime un componente de ideas progresistas. Carrió resucita la UCR pero desde un costado más liberal todavía. Ese corrimiento empuja al radicalismo a posiciones cada vez más vinculadas al establishment.
-¿Qué sería el progresismo hoy, entonces?
-Hay tres o cuatro preguntas clave. Todo el mundo no se para igual frente a la intervención del Estado en la economía; algunos queremos más Estado y otros quieren menos Estado. Todo el mundo no se para igual frente a una eventual alianza con EEUU; algunos piensan que como es el país más poderoso hay que estar allí y otros creemos en un país con más autonomía. Frente a un tema tan acuciante como la seguridad, algunos se paran en la fase exclusivamente represiva como método de resolución de la inseguridad y otros vemos que es un problema más estructural, que tiene una base más social, en la exclusión. Algunos dicen “bajemos la edad de imputabilidad”, otros decimos “bajemos el analfabetismo, el desempleo de los jóvenes”. No todos nos paramos igual frente a la libertad de orientación sexual de las personas. Desde lo internacional hasta lo más privado, sigue estando vigente un posicionamiento frente a estos puntos básicos de la realidad que me confirma que hay espacio para un campo de ideas progresista.
-¿Por qué no se logra consolidar ese espacio en el país?
- Ocurre que hay dos vertientes: una en la izquierda del peronismo y otra en ámbitos no peronistas. Hemos tenido siempre la tentación de poner en disputa los grandes partidos. Mi origen es la Junta Coordinadora y allí planteábamos poner en disputa el radicalismo para que los sectores más de izquierda pudiéramos hegemonizar el partido. Craso error. Es imposible hegemonizar las grandes estructuras de los partidos tradicionales. El Frepaso intentó hacer eso, no pudo. Qué es el kirchnerismo sino la ilusión de poner en disputa la orientación del justicialismo buscando que la izquierda lo hegemonizara, para terminar apoyándose en lo más ortodoxo del PJ del conurbano y en un negocio económico con Hugo Moyano como únicos factores de contención social. Eso es un retroceso fenomenal. La profundidad o no del progresismo de algunas fuerzas políticas también se mide por la herencia que dejan. Me acuerdo de que yo cuestionada al la segunda etapa de Alfonsín…
-…La etapa Posgrispun.
-Exactamente. Entre otras cosas la cuestionaba porque las opciones electorales que deja Alfonsín son Menem, un conservadurismo populista de tierra adentro; Angeloz, un conservadurismo liberal moderado, y Alsogaray. Entre esos tres candidatos se distribuyen el 90 % de los votos en 1989. ¿Cuál es la herencia del kirchnerismo? La reconstrucción de lo peor del PJ y el realineamiento de la UCR. Yo creo que por haber traicionado la ilusión de que a través del kirchnerismo se podía construir un campo progresista.
-¿Cuáles son las condiciones políticas que permiten eso? El facilismo seria decir que Alfonsín o Kirchner traicionaron.
-Si querés decí que defraudaron.
-Como sea ¿no hay una imposibilidad fáctica que algún momento la dirigencia termina acordando para mantener eso que se llama gobernabilidad?
-Ese componente está, pero vamos a otro marco de referencia, que es América Latina. Yo creo que una región que en el termino de dos años elige a un obrero metalúrgico con secundaria incompleta en Brasil, y en una sociedad muy tradicional como la chilena elige a una mujer divorciada y agnóstica, que elige en Bolivia a un líder indígena y en Paraguay a uno que por primera vez esta fuera del aparato del Partido Colorado, me parece que como sociedad le está diciendo a la política “estamos dispuestos a aceptar cambios audaces”.
-A eso me refería, porque también hay muchas críticas que se le hacen a Lula y a Bachelet, sin ir más lejos.
-Yo estoy hablando de la sociedad, no de los políticos. No ignoro que haya gobiernos que lo único que tienen de izquierda es que electoralmente le ganaron a partidos de derecha. Pero yo hablo de otra cosa.
-Y tal vez la sucesión de Bachelet sea Piñera, de derecha.
-Está bien, pero había un marco de referencia de que las sociedades de alguna manera estaban predispuestas a cambiar alguna cosa. Coincido en que hay gobiernos con un sesgo formal de centroizquierda que terminan gobernando con la agenda de la derecha. Aceptemos también que son más sensibles en la aplicación de algunas políticas sociales. Aunque es cierto que el tratado bilateral con EEUU lo terminó firmando el socialismo chileno y Astori tal vez haría lo propio si fuera candidato en Uruguay. Y en ambos lugares para ganar tuvieron que poner candidatos tan moderados que terminan siendo muy parecidos. Eso lo comparto.
-La reflexión apunta a que el progresismo pareciera tener una gran dificultad para interpelar al poder en temas centrales como la distribución y la inequidad. Y en esto el rol de los medios no es secundario.
-Es que el debate en torno de los medios es central para la reconfiguración de los sistemas políticos en general. Si no discutimos le relaciones medios-sistema político estamos hablando de la hojarasca de la cuestión. Los medios fijan la agenda. Es muy difícil que sea la política la que direccione una sociedad cuando la agenda y hasta las candidaturas las arman los medios. Los comunicadores políticos son los periodistas, no somos nosotros. Por cada minuto que un dirigente político está al aire ¿cuántos minutos esta al aire un periodista que editorializa? El problema es que los medios han dejado de ser medios. Ya no son una polea entre la realidad y la opinión pública. Hoy los medios construyen la realidad, no la transmiten. Y hasta que no se discuta eso va a ser muy difícil hacer cambios. Esto de alguna manera me hace pensar en que tiene una razón de ser esta condición de plebiscitarias de algunas democracias que hay hoy día en América Latina. Porque cuando se desfigura tanto la relación entre la política y la sociedad - porque hay políticos corruptos, porque hay medios que apuestan a desfigurar esa relación, porque hay ineficiencia- el único capital de un dirigente político contra todo ese cúmulo de intereses es la relación directa con el pueblo.
-Muchos dicen que eso jaquea al sistema democrático formal.
-Estamos de acuerdo en que a veces eso desdibuja un poquito la división de poderes de Montesquieu, el parlamentarismo como un valor excelso. Ahora, el parlamentarismo se ha desdibujado a si mismo. Cuando en julio de 2001 el parlamento argentino sanciona la ley de intangibilidad de los depósitos y a los dos meses se pone el corralito, de qué legitimidad me hablan. Hay sectores puristas, enciclopedistas, de la oposición, que me dicen que la calidad democrática está medida por la capacidad de control parlamentario. Y yo digo que esa es una democracia a la suiza, es una concepción eurocéntrica o desde el federalista de Madison o de Jefferson. Porque en la Argentina, cuando hubo una Comisión de Seguimiento de las Privatizaciones controlada por la oposición, eso significaba que había que coimear a los funcionarios del Ejecutivo y a los parlamentarios de la oposición.
-¿Plantearía un sistema plebiscitario?
-Yo no estoy en desacuerdo con el sistema de frenos y contrapesos, pero ese es el más adecuado a un modelo cultural institucional que no esta enraizado en la emergencia de América Latina. Estoy muy atento a la revalorización del populismo en términos modernos que hace Ernesto Laclau. Lo que digo es que el pueblo ha sido más feliz, los sectores más vulnerables, han sido mucho más felices con liderazgos fuertes que con el parlamentarismo puro de Montesquieu. Y eso es el primer kirchnerismo. Al principio Kirchner aterra a los sectores de la oligarquía cuando dice “¿por qué tengo que exponerme a que en el altar de la Sociedad Rural para que me critiquen?” o ¿”por qué tengo que exponerme a que un dirigente de la Iglesia me baje línea desde un púlpito?”. Simbólicamente restituyó la autoridad política. Por eso cuando me dicen que el kirchnerismo es una continuidad del menemismo yo digo que hay que tomarlo con mucho cuidado. Si hablamos de la depredación de los recursos naturales como el petróleo y la minería, digo que si; pero si hablamos de la aplicación de un modelo industrial con creación de empleo, no hay continuidad. El problema es que si a una nueva sociología política le seguimos aplicando el mismo método de la época inicial, terminamos con la paranoia de la 125, porque la Argentina había cambiado en parte gracias a las mismas medidas que había aplicado Kirchner.
-El tema es si la sociedad aceptaría un progresismo más definido, porque en algunos aspectos los Kirchner parecen estar a la izquierda de la sociedad.
-Eso no es tan así. La demora en reglamentar la Ley de Bosques, o el veto a la Ley de Glaciares dicen lo contrario. Pero Kirchner también es responsable de cómo está la sociedad, porque la gobernó en cinco años de oro.
-Pero la gente no suele apoyar esas posiciones con el voto.
-No por eso vamos a renunciar a la batalla cultural que se tiene que dar en la política. Si, nos queda pendiente la construcción de un espacio progresista fuerte e influyente. Y también sigue pendiente la discusión sobre el papel de los medios de comunicación. Uno de los grandes desafíos del progresismo debería ser cómo hacer para no rifar un solo valor ideológico, pero interpelar el sentido común, esto que hace Macri desde la derecha, que aplica programas claramente reaccionarios desde el imaginario del interés del vecino. Porque todavía hay una parte del progresismo duro, que cree que la solución es estudiar la historia vietnamita, que no se mueve de donde está, y otra que es la izquierda políticamente correcta que después termina en Cavallo. Yo quiero algo que tal vez demande más tiempo construir pero que sea más sólido.


Vocación temprana (Recuadro)
-¿Que perdió dedicándose a la política?
-Siempre viví de mi sueldo, que no es bajo comparado con un trabajador común, pero cuando no estuve en el Congreso no tuve cargos públicos. Fui elegido por el pueblo o docente y abogado. Esto me ha hecho ganar en unos respeto, en otros desconfianza y desprestigio. Si yo hubiera seguido en la actividad privada, como apoderado de Federación Patronal de Seguros que era, en términos económicos tendría menos cuestionamientos de la sociedad e infinitamente más dinero. Desde ese punto de vista perdí.
-¿Qué ganó?
-Yo tengo vocación política desde que tengo memoria de mi mismo. Lo que gané es la fidelidad conmigo mismo, que se transmite a la familia, porque de alguna manera me permite explicar que la falta de tiempo dedicada a ellos no es por razones espurias sino por motivos nobles.
-¿Les diría a sus hijos que no se dediquen a la política?
-Bueno, ninguno de ellos pinta paredes con consignas.
-No me refería a eso.
-Es que cuando tenía 4 años yo pintaba en las paredes de mi casa “Larralde-Solá”, que era la fórmula en la elección que termina ganando Andrés Framini en 1962.
-¿La política es una herencia familiar?
-No, para nada. Mi vocación que viene de haberme educado la Universidad de La Plata en los años ´60, con una sociedad extremadamente politizada. En mi familia eran radicales muy antiperonistas, muy gorilas. No haber tenido una cuna peronista hizo que viera muy tarde los componentes de ese peronista que tengo adentro.
-¿Cómo es eso?
-Mi papá me hablaba del luto obligatorio ante la muerte de Evita, pero jamás me habló de los bombardeos en la Plaza, de lo que recién me enteré cuando terminaba la escuela primaria. Si me hubiera enterado antes tal vez…pero eso es una cuestión de diván. Yo valoro el concepto de la felicidad de la gente común.
-¿Como vivió el momento de ruptura con esas certezas que te inculcaban?
-Fue muy fuerte, hubo discusiones muy fuertes, con amenazas, fue muy feroz.
-¿Cómo vivieron ellos tu tránsito por la vida política?
-Cuando me fui del radicalismo fue muy traumático para mi familia. Pero ahí ya con mi padre habíamos entrado en una relación muy adulta y tuvo mucha comprensión. No alegría pero si comprensión. Hay decisiones que las legitima el tiempo. Mi padre tenía un proyecto de vida muy distinto para mí: el abogado formal, de traje y corbata. Y yo forjé un proyecto de vida muy distinto a eso, aunque manteniendo valores de honestidad y de trasparecía que les debo a ellos.
-¿Como se sentió al hacer esos cambios?
-Yo reviso mi historia y creo que sigo siendo capaz de sostener la mirada del joven que fui, no exenta de errores graves.
-¿Como cuáles?
-Mi gran error de lectura política fue el haber creído que la Alianza era un gobierno de cambio. Durante la primera etapa Lilita leyó bien la realidad. A los 15 días de haber asumido, con toda la esperanza y el apoyo popular que había recibido, ella me dijo “De la Rúa es una continuidad de las mafias”. Yo pensé que ese no era el momento oportuno para decirlo pero el decurso de los acontecimientos me demostró que ella tenía razón y yo no. Es una etapa de mi historia política en que me equivoqué. Tengo mucho de qué arrepentirme, pero de qué avergonzarme. Mi discurso hoy, salvando distancias, es el mismo en término de valores, del día que empecé. Yo no me fui de ningún lado, lo que pasa es que a veces para persistir en un sistema de ideas hay que abandonar algunas estructuras. En lo ideológico no siento ningún cuestionamiento. En lo afectivo en la primera etapa cuando me fui del radicalismo, porque me fui muy solo, perdí afectos que luego recuperé, cuando pasaron los años y se fue viendo que no me fui por un cargo o por una conveniencia. La decisión de salir de la UCR me llevo muchos meses.
-Menos tiempo que irse de al lado de Carrió.
- Lo de Carrió tiene componentes hasta personales, de malas actitudes, de habernos llevado a construir una esperanza del ARI y después matarla de un día para el otro. Y eso no es de buenas personas.


De Litto Nebbia a Ilya Prygogine (Recuadro)
Debajo del vidrio que cubre su escritorio en el despacho en el edificio anexo de la Cámara de Diputados, donde otros ponen fotos familiares o de sus líderes políticos, Carlos Raimundi tiene unos recortes de papel de diario, amarillos por el tiempo. Un par de chistes de Sendra, algún poema de Litto Nebbia y del brasileño Ruy Barboza, una reflexión de Voltaire muestran lo que tal vez sea una línea ideológica. Hablan de realidades,, lealtades, posiciones ante la vida ¿Qué significan para el legislador platense? ¿Quiénes influyen en su pensamiento?
-Cada recorte se expresa por si mismo. Pero independientemente del contenido, los que fundan un sistema de ideas profundos son respetables en si mismos. En mí hay una conjunción de líneas y posturas y conductas. Moreno influyó mucho. Por las ideas, por la contundencia, por los sectores que representaba. Esa confrontación con Saavedra es una prefiguración de lo que vendría en los próximos 200 años. Y tiene mucho que ver con lo que hablamos recién. Saavedra le gana a Moreno porque tenía las ideas más conservadoras pero tenía la chusma con él. Moreno tenía las ideas más correctas desde el contenido, pero era minoritario. El gran problema es que esa confrontación es que, en lugar de haberse superado por vía de la síntesis, tomó por la eliminación del otro, y así la Argentina continuó solucionando sus conflictos. Me interesan esas nuevas corrientes de hombres de las ciencias duras que terminan admitiendo la incidencia de las cuestiones espirituales, como Illya Prygogne, Edgar Morel.

Alberto López Girondo
Para Acción. Marzo de 2009

Refundación de Bolivia

Referendo por la reforma constitucional

Una camiseta de más de 50 metros de largo, con un altisonante No y el deseo de ingresar al libro Guiness de los records, fue el comienzo de campaña que pergeñaron los prefectos que buscan derrotar en las urnas a la Nueva Constitución Política de Estado boliviano (NCPE). «Siento que ya no hay opositores, que se han reducido a algunos grupos de los jerarcas de la Iglesia Católica y algunos grupos de la prensa burguesa; los dos opositores son la Iglesia y la prensa», resumió el presidente Evo Morales. Dos caras, dos aspectos de una encrucijada que el 25 de enero culminará con el referendo aprobatorio de una Carta Magna que tiene espíritu refundacional, en lo que nadie duda es la más grande transformación en la historia boliviana desde la conquista.
Ni siquiera en la revolución de 1952 o con la efímera presidencia de Marcelo Quiroga Santa Cruz se llegó a tanto. Por eso la enorme camiseta pretende mostrar la unidad de los departamentos de la Media Luna próspera, con el objetivo de mantener el control de los recursos y las riquezas en las mismas manos de siempre. Esas manos que se comprometieron a elaborar cada parte de la inmensa prenda en un distrito diferente y alejadas de la violencia que las caracterizó hasta no hace tanto.
En el Movimiento al Socialismo (MAS) sostienen que el epicentro de esta dura pelea que se lleva a cabo desde que Morales llegó al poder, en 2006, es el reparto de las tierras. Porque la batalla por los recursos ya se vino desarrollando en estos dos años, a pesar de la brutal oposición de nativos y extraños por la nacionalización de los hidrocarburos, entre otras cosas. Una brutalidad que se llevó vidas y haciendas sin el menor escrúpulo, como quedó demostrado con la masacre de Pando.
El discurso de Morales, como se ve, pone el eje en los que con perspicacia percibe como sus verdaderos enemigos de la hora. Sin dudas, desde que la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) marcó la cancha al antagonismo salvaje de los prefectos y los comités cívicos estableciendo que no hay espacio para conatos golpistas en la región, y desde que el Gobierno expulsó a los organismos y representantes de Estados Unidos que terciaban en la cuestión, la representación de la oposición más acérrima se encarna en los medios de comunicación dominantes y en el cardenal Julio Terrazas, el primado de Bolivia, puesto en líder de los sectores más conservadores, tras haber comenzado este proceso ofreciendo sus servicios de mediación entre gobierno y rebeldes.

Cambio radical
«En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores», así comienza el poético preámbulo de la NCPE que se votará en algunos días. En una síntesis de la historia de Bolivia, el texto agrega: «Jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia». Y para que no queden dudas, asegura que en esta instancia se deja «en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal» para asumir «el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario». La forma de hacerlo efectivo, promete, es «cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios».
No es ocioso este preámbulo. Expresa el sentido que se le quiere dar a la ley fundamental. Un sentido de nuevo reparto de roles y beneficios en un país marcado por la discriminación y la explotación de la gran mayoría de sus habitantes. De allí la resistencia que genera y el enorme costo en vidas que lleva hasta el momento.
Es que un cambio tan radical en la orientación de las decisiones administrativas genera un lógico escozor entre quienes están acostumbrados a que esos que ahora legislan sobre la cosa pública sean aquellos mismos que «nacieron para obedecer», acompañados por un grupo cada vez mayor de criollos «subversivos».
El obstáculo más grande a esta revolución que se pretende pacífica fueron los comités cívicos (grupos de choque de orientación neonazi) y los prefectos de la zona más rica del país. Obligados por los gobiernos de los países de la región mediante la Declaración de la Moneda (ver recuadro), firmada en Chile, tuvieron que sentarse a negociar con las autoridades centrales el futuro de la democracia boliviana. Se acordaron modificaciones en el texto que se había aprobado un año antes, y de este modo fue posible llevarlo a plebiscito e iniciar esta nueva etapa en la vida institucional y cultural lo antes posible.
Sin embargo, «no hubo cambios demasiado importantes en la nueva constitución. Para nosotros es un triunfo haber logrado sentar a la mesa a los prefectos y que apoyaran el referendo», desliza Sacha Llorenti, el aguerrido viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales. El funcionario, militante de organizaciones de derechos humanos y a cargo de gestionar las acciones de las organizaciones sociales y civiles, es a estas horas el vocero más caracterizado en la puja con la Iglesia, luego del propio Morales. Llorenti, de paso por Buenos Aires, reconoció que la postura de Unasur fue fundamental para detener el proceso destituyente de la derecha. «La idea de nuestro presidente es que Unasur vaya reemplazando a la OEA y que se constituya también en un organismo de defensa regional», añadió. Pero la sustitución de ese organismo, creado a instancias de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, genera resquemor más allá de las fronteras, y el rechazo tajante de la derecha fronteras adentro de Bolivia.
La expulsión de la DEA y del embajador Philip Goldberg «generó un ambiente de desmejora en las relaciones con Washington –admitió el ministro de Defensa, Walker San Miguel, durante una visita a la capital argentina– pero nosotros reclamamos una adecuada comprensión de la realidad, que haya respeto por nuestras decisiones soberanas». El funcionario desgrana entonces la tesis del avance regional en materia de seguridad: «Es hora de que el subcontinente tenga un concepto de defensa y la facultad para asumir políticas conjuntas de defensa hemisférica. Hemos vivido centurias de tutelaje y creemos que nuestros países están maduros para asumir ese rol. Por eso apoyamos el lanzamiento del consejo de defensa sudamericano».
Coincidente en que por estas horas Bolivia se lanza a apoyar en forma democrática y participativa el cambio más trascendental de su historia, San Miguel recordó que la NCPE, al incorporar nuevos principios y derechos, «deberá cambiar de cuajo al menos 200 leyes, que tendrán que adecuarse al nuevo marco legal». Entre ellas están precisamente las que darán cabida y sustento al intrincado sistema de autonomías culturales, comunitarias y regionales que propone.

Santa madrecita
Cuando el diario español El País decidió nombrar los 100 personajes del año, seguramente no fue por inocencia que colocó al cardenal Terrazas entre el chacarero argentino Alfredo de Angeli y la chilena Isabel Guerrero, la vicepresidenta regional del Banco Mundial que asegura pertenecer al «organismo más preparado para combatir la pobreza». El cura se convirtió a lo largo de estos dos años de Evo en el poder en la figura más respetable entre sus opositores, que como se ha visto lucen impresentables.
De origen humilde, el sacerdote pasó gran parte de su carrera eclesiástica en Vallegrande y Oruro, donde convivió y apoyó largamente los reclamos de las comunidades indígenas. Su pasado es irreprochable, si se tiene en cuenta el rol que ocuparon otros ministros de Dios en tiempos de las dictaduras latinoamericanas: Terrazas fue el principal adversario de Hugo Banzer Suarez en los 80 y desde entonces se supo ganar un lugar de respeto entre los defensores de la democracia.
Pero la llegada al poder de un aymara, con fuerte apoyo en la población nativa, que pretende una constitución que promueve la libertad de culto en un país sometido al catolicismo desde la colonia, cambió las cosas. El viceministro Llorenti marca este giro eclesiástico de manera contundente: «El cardenal puso en cuestionamiento la existencia de esclavitud en haciendas del oriente boliviano».
Esta puja con la Iglesia, sin embargo, genera hacia adentro del Movimiento al Socialismo ciertos temores, justamente por el calibre del oponente. Hay quienes por lo bajo cuestionan la oportunidad del enfrentamiento y temen por la influencia que mantiene sobre gran parte de la comunidad. Filemón Escobar, un ex dirigente sindical que participó en los orígenes del MAS es uno de los que habla en público de la cuestión. «Terrazas defendió a los sectores más humildes, entre ellos mineros y cocaleros. Recuerdo al Cardenal cuando era arzobispo de Oruro, en la época de la guerrilla del Che Guevara», evocó el viejo líder sindical. Pero las cartas ya están jugadas y el sacerdote no hace mucho por acercar posiciones. Como cuando votó en el plebiscito de autonomía cruceña o cuando dijo, en una homilía, que Bolivia “se va convirtiendo en el espacio donde están dominando los narcotraficantes, sin Dios y sin ley”».
Más que la lucha por los minerales, lo que marca la historia boliviana desde tiempos inmemoriales es la lucha por un poco de tierra cultivable, en un territorio bastante avaro con esa riqueza. El primer gran intento de apertura en la forma de propiedad de la tierra data de 1953, con el gobierno de Víctor Paz Estensoro. Aquella Ley de Reforma Agraria pretendía eliminar el trabajo forzado, ilegalizar los latifundios y dar títulos de propiedad a la mayoritaria población campesina del país. Pero no logró otra cosa que consolidar en el oriente enormes extensiones en manos de pocos pero poderosos terratenientes, principalmente amigos del poder premiados en cada período histórico. «Fue la única reforma agraria que permitió feudos de hasta 100.000 hectáreas», critican desde varios sectores. Se dice que 55 millones de hectáreas quedaron para un puñado de familias y cientos de miles de campesinos debieron repartirse otras 45 millones. Según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 100 familias en Bolivia tienen en la actualidad 25 millones de hectáreas, mientras dos millones campesinos apenas disponen de 5 millones de hectáreas.
En 1996 se dictó la llamada Ley INRA (por el Instituto Nacional de Reforma Agraria), cuya principal exigencia es que toda propiedad tenga algún uso productivo, ya sea para vivienda, ganadería, tierra comunitaria o cultivo. La norma estableció un proceso administrado por el Estado durante el cual se iban a redistribuir las unidades que no cumplieran con esta prerrogativa. Es el proceso denominado de «saneamiento», aún en vigencia.
Pero en la práctica las cosas no fueron tan idílicas como fijan los textos legales. Los números más creíbles hablan de que entre 1996 y 2003 se distribuyeron 79 millones de hectáreas de grandes extensiones a 40.000 personas mientras que para unos 55.000 campesinos quedaron 10 millones en campos de hasta cinco hectáreas.
En la misma consulta popular para aprobar la NCPE se decidirá también de qué tamaño serán las propiedades agrícolas máximas permitidas en esta nueva fase de la historia boliviana. Las opciones son 5000 o 10000 hectáreas.

Otros vientos
El viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, está encargado de negociar con los poseedores de muchas de esas grandes extensiones la aplicación de la Ley INRA. Hasta ahora logró acordar una agenda de discusión mínima que piensa extender luego del referendo. La NCPE define la función económico-social de la tierra. Hacia allí va el gobierno, que hasta el momento logró sólo debatir «la servidumbre ecológica», como se conoce a la prohibición de explotar tierras que se encuentran en las riberas de ríos, lagunas y cerros.
Durante los incidentes de los últimos meses, en el oriente fueron quemados edificios públicos del gobierno central. Una forma de protesta contra el centralismo paceño, dijeron a la ligera los medios hegemónicos. Gran parte de los registros del INRA pasaron a ser cenizas en esos crudos días. En La Paz dicen que eso no es problema, porque tienen forma de reconstruir los expedientes, pero es una traba que demora la entrega de campos cultivables. Y mientras tanto esos campos, que ahora se cotizan a precios altísimos por el boom de la soja, siguen generando divisas para los grandes latifundistas, que mayoritariamente son ilegales.
Es el caso de uno de los líderes de los cívicos, el tenebroso empresario de origen croata Branko Marinkovic, que permanece prófugo de la justicia. El periódico croata Vjesnik se enorgullece de presentarlo como un connacional de fuerte impronta «anticomunista» que mueve 300 millones de dólares al año entre total. La periodista Sandra Veljkovic computa a la familia Marinkovic 40.000 hectáreas repartidas equitativamente entre arroz, soja, girasol y maíz, más unas 15.000 cabezas de ganado, la fábrica de aceite IOL –que factura 100 millones de dólares– y el Banco Económico.
Marinkovic pasó a la clandestinidad, en medio de la debacle de la derecha golpista. «Voy a viajar a Europa para denunciar el acoso y la persecución política en mi contra», declaró a medios amigos. Evo Morales y la fiscalía lo acusan de terrorismo, sedición y atentado contra los bienes y la seguridad del Estado. Pero la crítica más categórica viene de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) –el grupo de matones que financió hasta hace poco– y de sus colegas en «la contra», que le piden se presente a declarar y no huya del país, como prometió desde la guarida donde se oculta. «No es posible que a estas alturas esté diciendo que se va porque corre peligro. Todos estamos corriendo peligro, que sea valiente», le reclamó David Cejas, el no menos oscuro presidente de la UJC, que también está clandestino.
El que puso el dedo en la llaga fue el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, cuando estimó que «es muy fácil ser dirigente y promotor de acciones violentas cuando están las buenas». Lo difícil es hacerse cargo cuando los vientos cambian de rumbo. Como parece que inexorablemente está sucediendo en Bolivia.

Alberto López Girondo
Acción, enero de 2009

Una de piratas modernos

COSTAS DE SOMALIA

Miles de pobladores de la devastada nación del Cuerno de África literalmente viven del ataque corsario a las naves que atraviesan el Índico hacia el Mar Rojo.

Es, por lo que muestra, una consecuencia de la desaparición del estado en países con tradición y cultura marinas. Así pasó, por ejemplo, en aquel lejano y fundamental fin de siglo XV, cuando cayó Constantinopla y pocos años más tarde los musulmanes fueron expulsados de España. “Ambos hechos condujeron a la proliferación de vagabundos sin rumbo -en el este, cristianos, en el oeste musulmanes- arruinados, desarraigados, sedientos de venganza y muchos de ellos se convirtieron en bucaneros”, sostiene John Norwich, historiador y documentalista de la BBC, en un libro sobre el Mediterráneo aparecido hace poco. Fue de ese modo, dice el investigador, que alcanzaron justa fama dos hermanos, Aruj y Khizr -mejor conocido como Jair-al-Din o Jeireddín- Barbarroja, nativos de la isla de Mitilene, la actual Lesbos. “Los hermanos Barbarroja –aclara Norwich- no tenían ni una gota de sangre turca, ni árabe ni bereber, de lo cual daban fe sus famosas barbas rojas”. Es decir, eran cristianos conversos a la fuerza. A la fuerza también vivieron y murieron.

Algo parecido sucede en la actualidad en el que tal vez sea el país más devastado de África, Somalia, sin un estado central desde 1991 y con costas absolutamente peligrosas para el tránsito de buques de comercio o militares a través del estrecho de Bab el Mandeb y el golfo de Aden, paso obligado al canal de Suez de millones de dólares en combustibles, armamentos y productos industriales.

A fines de setiembre pasado la mayoría de los medios de comunicación reflejaron uno de estos hechos, seguramente el más dramático de los registrados hasta entonces, cuando Estados Unidos y Rusia amenazaron con irrumpir en el buque ucraniano Faina, que transportaba 33 tanques rusos T-72, lanzagranadas y abundantes municiones con destino al gobierno de Kenya, según la información difundida oficialmente. La nave había sido ocupada por piratas somalíes que pretendían un rescate de 35 millones de dólares porque, argumentó ante una radio somalí uno de sus voceros, identificado como Janune Ali Jama, “tenemos en nuestro poder un buque con un precioso equipo militar a bordo”.

Armas tomar

El secuestro de la embarcación había generado una profunda inquietud en servicios de inteligencia de varios países, alarmados por los estadounidenses sobre la posibilidad de que las armas terminaran en manos de Al-Qaeda. “Si Francia y Estados Unidos intervienen militarmente, la responsabilidad por lo que suceda recaerá sobre ellos”, amenazó sin embargo el pirata, quien agregó que estaban dispuestos a terminar con la vida de toda la tripulación del buque y que no dudarían en incendiar la nave “antes que ser atrapados” por las fuerzas navales internacionales.

No se informó puntillosamente sobre el fin de estos corsarios del siglo XX, el caso es que el Faina fue liberado y la carga recuperada –se dijo que ni siquiera estaba destinada realmente a Kenia- luego de un misterioso y conveniente tiroteo entre los propios corsarios, según la palabra oficial, que dejó un saldo de tres muertos.

Unos días antes grupos de piratas habían copado el buque cisterna griego Captain Stephanos y pedido un fuerte rescate por el preciado cargamento. Otro caso fue el del velero de lujo Le Ponant, con 30 tripulantes, liberado tras la intervención de comandos franceses, aunque nadie descartó el pago de una apetecible compensación.

A lo largo de 2008 fueron reportados el abordaje de 115 naves, el secuestro de otras 31, y 23 más que fueron incendiadas, según datos del International Maritime Bureau (IMB), un organismo creado y financiado por las compañías de seguros y las armadoras de buques de comercio. El Piracy Reporting Centre (PRC) –que puede consultarse en www.icc-ccs.org/main/- revela además que 581 tripulantes fueron tomados de rehén, otros nueve resultaron secuestrados, nueve más fueron asesinados y otros siete permanecen como desaparecidos, supuestamente muertos de piratería.

Para el director de la oficina de la IMB londinense, capitán Pottengal Mukundan: " El incremento en la frecuencia de actos de piratería y los niveles de violencia son una preocupación significativa para la industria del transporte y los marineros. Los tipos de ataques, la violencia asociada con esos ataques, el número de rehenes tomados, y las cantidades de rescates que se necesitaron para la liberación de los navíos han aumentado de un modo muy drástico”.

Sin embargo, el problema de la piratería no sólo existe en el cuerno de África, en ese extremo en que el Océano Índico se convierte en el Mar Rojo luego de atravesar un desfiladero mítico. También se reportan anualmente decenas de casos en Nigeria y Indonesia, aunque en escalas menores.

Intervención militar

En los países que suelen ser víctimas de estos ataques, la polémica se desató entre los propietarios de las naves y los gobiernos, ya que se debate si corresponde que los organismos públicos deban encargarse de la protección de mercancías que circulan por aguas de otros territorios con el propósito de hacer negocios particulares. L asolución fue que muchas armadoras mantienen verdaderos ejércitos privados a bordo para prevenir incursiones bucaneras. Pero eso no soluciona el problema cuando los ataques son tantos y de tal magnitud.

El director del International Chamber of Shipping (ICS, Cámara Internacional del Transporte marino), Peter Hinchliffe, sostiene razones para solicitar la intervención estatal. Las “compañías que están en el negocio de proporcionar seguridad privada, por supuesto, esperan ofrecer esos servicios. Pero pienso que las marinas de guerra se están olvidando, y quizás los gobiernos se están olvidando también, de que no estamos hablando de la protección de una nave individual en una porción de agua. Que estamos hablando de la obligación fundamental de las naciones de proporcionar un paso seguro para el comercio mundial”.

El director de IMB abundó, en tanto, en que la captura del Faina demostró que los piratas somalíes ahora tienen los recursos, la experiencia y las armas que necesitan realizar secuestros cada vez más sofisticados. Este fue el disparador para que varios gobiernos del Viejo Continente impulsaran la creación de una flota de protección para las naves que circulan por la región. La Unión Europea anunció el despliegue de entre cuatro y seis barcos y alrededor de tres aviones de reconocimiento en aguas de Somalia con el objetivo de disuadir las actividades de la piratería, dar cobertura al tráfico marítimo de la zona y “proteger los buques del Programa Mundial de Alimentos, que permiten la supervivencia de la martirizada población de Somalia”.

La medida está en consonancia con una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, que había adoptado en forma unánime una resolución llamando a combatir la piratería fuera de control de la costa africana.


Salida para la crisis (Recuadro)

Para la población somalí, los corsarios que asuelan las naves que pomposamente circulan cerca de sus costas con riquezas que ellos nunca verán, son verdaderos héroes. Y son admirados, en carne viva, como cualquier chico del otro lado del mundo puede admirar al personaje de Johnny Depp en la zaga de Piratas del Caribe. Con una diferencia, los niños somalíes los ven como un modelo a seguir, según reflejó el periodista Abukar Albadri para la agencia española EFE.

No es para menos, la salida ensayada por los bucaneros del Cuerno de África es la más próspera en un país devastado por la guerra civil que desde 1991 dividió al territorio en decenas de estados mínimos sin basamento económico alguno y sin poder de centralizar ninguna medida común.

"Aquellos que salimos a la mar e interceptamos el barco, ahora recibimos 30.000 dólares, pero los que se quedaron esperando en tierra para defendernos, se llevan 20.000", señaló uno de los jóvenes entrevistados. El reparto del dinero logrado en los rescates se hace de forma equitativa. Nadie queda al margen de botines que normalmente superan el millón de dólares estadounidenses.

El cronista señala que en la aldea de Hoybo, ubicada a unos 500 kilómetros al norte de Mogadiscio, la “presunta” capital de Somalía, fue en otros tiempos una pujante población que vivía fundamentalmente de la pesca. Pero los tiempos cambiaron y a falta de otras salidas, alrededor de 200 de sus 1.400 habitantes viven de la piratería. La prueba más evidente de este cambio de paradigma es que apenas cuatro de las ochenta embarcaciones atracadas en el puerto se dedican a atrapar peces. El resto son utilizadas para la pesca de otros objetos marinos mucho más provechosos. Como que frente a sus narices pasa el 8 por ciento del comercio internacional.

ALBERTO LOPEZ GIRONDO

Acción, Octubre 2008