Con la renuncia de Joseph
Ratzinger, el nombre de Leonardo Boff volvió a las primeras planas.
Nacido Genésio Darci Boff, este franciscano oriundo del sur del Brasil,
había tenido sus controversias cuando el alemán dirigía la Congregación
para la Doctrina de la Fe en el papado de Juan Pablo II, al punto que lo
obligó a dejar los hábitos. Con Benedicto XVI renunciante, la palabra
de Boff volvía a tener vigencia. Mucho más cuando un latinoamericano era
llamado a sucederlo, y eligió el nombre de Francisco. Más que un
nombre, "un proyecto de Iglesia".
De visita en Buenos Aires para presentar un libro que prologó a su amiga
Clelia Luro, Boff habló de este nuevo modelo que inauguró Jorge
Bergoglio en Roma y cuenta por qué, si bien intenta minimizar la
posibilidad, no descarta que el Papa argentino corra peligro a medida
que avance en los cambios que necesariamente la dos veces milenaria
institución debe concretar. "Donde hay poder no hay amor", recuerda en
esta entrevista con Tiempo Argentino.
"Yo creo que, para un teólogo, lo más importante de Francisco fue que se
presentó como obispo de Roma y no como Papa, y con eso recupera el
primer milenio de la Iglesia Católica, cuando la Iglesia de Roma se
presentaba como la primera entre otras, primus inter pares, la primera
entre otras iguales, con la función de coordinar en el amor. El Papa
dice 'Yo quiero gobernar en la caridad', un cambio radical, porque hasta
ahora la tradición del segundo milenio es gobernar con el derecho
canónico, con el poder absoluto, binario, inmediato, tal que si uno
borra la palabra Papa y pone en su lugar Dios, la frase funciona igual.
Eso es algo muy arrogante", explica para abrir el juego.
–¿Cuándo empezaría ese segundo milenio de la Iglesia?
–El punto de gran viraje fue en 1077 con el Papa Gregorio VII, que
escribió un documento que llamó Dictatus Papae, la dictadura del Papa.
Son 33 proposiciones donde dice que el Papa tiene los dos poderes, uno
espiritual sobre la Iglesia y otro temporal sobre las personas. Ahí fue
que se creó la Iglesia como imperio, como sociedad perfecta, con el
agregado posterior del derecho canónico, y eso perduró hasta el Concilio
Vaticano II. De esa sociedad de hermanos se pasó a la Iglesia como
sociedad jerarquizada.
–¿Cómo influye en eso la caída del imperio romano?
–Tiene que ver con el vacío de poder que se creó con la ruptura del
imperio romano. Nadie garantizaba a nadie y el Papa era la única figura
moral. El primer viraje fue con León Magno, 415, cuando los bárbaros
están a las puertas de Roma.
–…y él negocia con Atila.
–...para lo cual asume el título de Papa, que era un título de los
emperadores romanos. León asume también esa pequeña capa, la muceta, esa
capa que es el símbolo del poder imperial total al que de entrada
renunció a vestir Francisco. Fue una coyuntura histórica, hay que
entenderlo así. Al negociar con Atila empezó esa visión más política,
pero no todavía jurídica. Con Gregorio VII, ahí es política pura y el
gran viraje de la Iglesia romana está en 1077.
–Pero a los pocos años, hacia 1200, aparece Francisco de Asís...
–Francisco de Asís vive exactamente bajo Inocencio III, que fue el Papa
más poderoso de la Iglesia, porque hasta Rusia estaba sometida a su
dominio. Hay que entenderlo dialécticamente, frente a una Iglesia de
puro poder, gloria y fasto viene un movimiento pauperista, que son
muchos: los valdenses o pobres de Lyon, los dominicos, los franciscanos,
que quieren un Evangelio sin poder, hablando la lengua del pueblo y
siguiendo la escritura sin glosa, sin comentarios. Y no preguntan a
Roma, San Francisco pide solamente seguir el Evangelio y ahí comienza
esta dialéctica que se da hasta la Reforma, que enfrenta a una Iglesia
de poder que no le ha hecho nada bien, porque la ha secularizado, no ha
creado estructuras de santidad sino que facilitó crear el gran proyecto
de colonización, que era político, militar y religioso.
–¿Colonización a nombre de quién?
–A nombre de la burguesía renacentista. Hay dos cartas de Alejandro VI
(Rodrigo Borgia), una al rey de España y otra al de Portugal, en las que
divide el mundo mitad para cada país. Pueden dominar, matar,
conquistar, someter y apropiarse a todos los que no son cristianos, les
dice. Y ellos vienen con ese mandato. El proyecto de expansión europea
es un proyecto único Iglesia-burguesía-Estado-reyes-misioneros. El
efecto es la destrucción masiva de las culturas locales en América
Latina, África, Asia. Ese proyecto del matrimonio entre poder civil y
poder religioso es un matrimonio incestuoso porque no facilita la
divulgación del Evangelio. Yo creo que el último paso de ese pacto es
Benedicto XVI.
–Usted dijo hace poco que Ratzinger se fue porque se dio cuenta de que
ya no tenía fuerzas para imponer el modelo de Iglesia que pretendía.
–Creo que hay varias razones. Una más subjetiva y personal, que era
recristianizar Europa para, desde allí, irradiar al mundo; no resultó. A
los europeos ya no les interesa el cristianismo, lo tiene a sus
espaldas. Los ayudó a crear la cultura, las naciones, pero no es una
fuente de inspiración, lo consideran muy medieval, muy antimoderno, no
tiene democracia ni Derechos Humanos. Lo otro es que su proyecto de
Iglesia –que yo lo escuché en clases con él, pero tiene su origen en San
Agustín– también fracasó. Él piensa que todos los seres nacen en pecado
original por la relación sexual que transmite la vida, por lo cual toda
la humanidad está condenada. Pero Dios tiene piedad y pone una célula a
partir de la cual todo se puede salvar. Esa célula que es como una
pequeña iglesia.
–Pero esa célula está totalmente podrida.
–Ahí está el problema, que el Papa se da cuenta de que esa célula está
llena de ladrones, de homofóbicos, pederastas, el Banco Vaticano y todo
eso. Ve que había un cáncer con metástasis en el cuerpo eclesial de la
curia y que físicamente no tenía fuerzas. Ahí yo vi su dimensión ética,
su gran humildad de crear espacio para que venga otro y, a la vez, dar
una bofetada a la curia romana. Deja un relatorio de 300 páginas sobre
todo lo que ocurre y otro vendrá con más fuerza a curar eso.
–Bergoglio viene de ese territorio colonizado.
–Del fin del mundo, como dijo.
–Pero no cualquier fin del mundo, porque él es jesuita. Usted nació en
Santa Catarina, muy cerca de donde estuvo asentado el proyecto más
grandioso de los jesuitas, sabe de qué hablo.
–No hay que olvidar que el Papa y el emperador trabajaban juntos y aquí,
en las misiones jesuíticas, se había creado un Estado, incluso con
comercio internacional, porque exportaban, bajo una visión socialista.
Como será que (Charles) Fourier y (Henry de) Saint Simon dicen que los
padres del socialismo fueron los padres jesuitas, porque aquí se ha
practicado el comunismo originario, y eso tenía que ser eliminado porque
era un poder totalmente alternativo a la Iglesia y al Estado.
–¿Cómo puede haber pesado esa experiencia en los cardenales?
–Pienso más bien que ellos estaban tan humillados o tan desmoralizados
personalmente que nadie quería asumir el desafío. "Vamos a llamar a
alguien fuera de ese manejo que no tiene nada que ver y que tiene la
disciplina de un jesuita y la ternura de un franciscano", habrán dicho, y
creo que es él la persona adecuada para rescatar a la Iglesia. La
misión de Francisco es restaurar una Iglesia que está en ruinas, como le
pasó a la de Asís.
–Usted dijo que la Iglesia del segundo milenio termina con el Concilio
Vaticano II, pero eso fue hace 50 años y desde entonces la curia hizo
todo lo posible por eliminar cualquier sombra de avance, incluso
mediante la expulsión de centenares de curas tercermundistas.
–Creo que esta es la oportunidad de aplicar el Concilio Vaticano II, que
había creado dos instancias de gobernabilidad que luego se desecharon.
Francisco ha nombrado ya a ocho obispos de varios continentes y creo que
va a resucitar la figura del Sínodo de Obispos con un papel de
colegiatura. Por otro lado, en 50 años cambiaron tantas cosas, en la
geopolítica, la globalización, los medios sociales que es una red
inmensa. Se necesita un nuevo concilio y yo espero que sea un concilio
de la cristiandad, no de la Iglesia Católica. Porque tenemos que
enfrentar el tercer milenio con la humanidad unificada. El fenómeno
cristiano tiene que estar junto con el fenómeno budista, el fenómeno
hinduista, el fenómeno judío, el fenómeno islámico, porque juntos pueden
alcanzar una dimensión espiritual de la humanidad, más allá de las
diferencias. Espero que haga eso y en forma urgente.
–¿Sigue viva la Teología de la Liberación?
–Sigue viva porque nació escuchando el grito del oprimido, del pobre, de
la mujer, de los afrodescendientes. Contra la opresión, liberación. La
pregunta nuestra es cómo usar el potencial espiritual que tiene el
cristianismo para salir de la pobreza y de la miseria, no en el sentido
de la filantropía sino reforzando la conciencia para que se organicen y
creen movimientos de liberación. Nosotros partimos de las comunidades de
base, la Pastoral Social del sin tierra, del sin techo. Como los pobres
siguen creciendo en el mundo, esa teología sigue vigente. Siempre que
hay un Foro Social Mundial, una semana antes se hace el Foro Mundial de
la Teología de la Liberación, nunca van menos de 4000 personas de todo
el mundo. Y a partir de los '80, nos dimos cuenta de que no sólo los
pobres gritan, la tierra grita, los bosques gritan, entonces nació la
Ecoteología de la Liberación. Ahora no tiene tanta visibilidad porque no
aparecen tanto las polémicas.
–Pero, por ejemplo, en Brasil la llegada de un metalúrgico a la
presidencia y luego de una mujer no se explican sin esos movimientos de
base cristianos, ¿o no?
–Es un fenómeno nuevo, incluso en Latinoamérica después de la caída de
las dictaduras. Es otro tipo de democracia, que no es solamente la que
representa a la burguesía, son democracias participativas de cuño
popular que por detrás tienen redes inmensas de movimientos sociales que
reivindican y presionan. Y los presidentes vienen de esa trayectoria y
hacen políticas para ese sector. El primero de todos fue Lula, y él lo
dice siempre, que los principales protagonistas no fueron la izquierda
que estaba en el exilio, ni los sindicatos que eran perseguidos por la
policía, fue la inmensa red de comunidades de base, la Iglesia de la
Liberación, la Iglesia de Dom Helder Cámara, que ha sustentado al PT,
que ha fundado al PT como un instrumento político para avanzar en los
derechos. Eso está en la raíz en todas las democracias de América Latina
que tienen políticas más populares y la base social que sustenta esas
democracias es realmente el pueblo organizado.
–¿Cómo pueden influir en los pasos de Francisco los poderes fácticos, el establishment mundial, por así decirlo?
–Yo creo que él ha dado muestras de que su deseo es crear una Iglesia
pobre para los pobres. A mi juicio, va a hacer un desplazamiento de la
Iglesia para la humanidad, el planeta Tierra, el sistema de vida, que
están grandemente amenazados. El problema central no es qué futuro tiene
la Iglesia sino qué futuro tiene la humanidad y cómo las iglesias
pueden ayudar a pensar ese futuro. La geopolítica supone una especie de
gobernabilidad global del planeta que no existe, lo que existe es el
imperio americano. Y creo que Francisco tiene lucidez para escaparse de
un alineamiento de los intereses de los pudientes del mundo, porque va a
intentar hablar desde las víctimas, desde los pobres.
–Pero va a tener que oponerse a un status quo. Y no sería la primera vez que eliminan a un Papa...
–Cuando hay concentración alta de poder, siempre aparece un antipoder
que intenta disputar. Cuando son poderes muy concentrados, se utilizan
todos los medios, se transforman en un poder maquiavélico, donde se
utiliza la corrupción, o incluso la eliminación física. La última
versión que circula y que Pérez Esquivel nos comunicó recién es que
Ratzinger estaba amenazado de muerte y, para escaparse de eso, renunció.
–¿Amenazado por quiénes?
–Por un grupo de la mafia que está metido en el Banco Vaticano, lavado
de dinero y cardenales que les daban la cobertura. El Papa ya adelantó
que la Iglesia no tiene necesidad de tener un banco, puede acudir a
bancos éticos, que hay muchos. Eso sería desmontar el sistema y sería la
medida más directa y más indolora.
–¿No corre riesgo su vida, entonces? Si lo amenazaron a Ratzinger…
–Yo creo que no se debe excluir esa posibilidad, porque sabemos que Juan
Pablo I discutió con los cardenales la eventualidad de salir del
Vaticano para tener una vida más sencilla y dos días después apareció
muerto. No es imposible, pero él ha tomado medidas muy sabias. Abandonó
el Palacio Vaticano, vive en la casa Santa Marta, come en conjunto con
los demás.
–O sea que eso no sería sólo una medida de austeridad...
–Come con otros; si va a morir, mueren 30 o 40 con él. Pero deberá cuidarse. «
Clelia Luro: el amor más fuerte
Jerónimo Podestá fue obispo de Avellaneda y cuando tuvo que elegir
entre su amor por una mujer y una institución no dudó y se fue a vivir
con Clelia Luro, en 1967. Murió en 2000. Ahora Clelia presenta la última
edición de sus cartas con el subtítulo Testimonio de 50 años de lucha
política y eclesial.
“La historia del libro se terminó en el '72 pero cuando murió Perón,
Granica, que tenía los derechos, tuvo miedo y exportó tres ediciones a
España. Cuando volvimos del exilio le preguntamos qué había pasado y nos
dijo que había quemado los libros porque allá estaba Franco. Ahora lo
actualizamos y puse cartas entre nosotros en el exilio y cartas a otras
personas. Hay cartas a los presidentes, cartas políticas, una carta que
le mandé a Hugo Chávez, otra al director de La Nación hablándole de la
libertad de prensa, a Maradona cuando estaba en el problema de la droga y
también a Bergoglio, que fue el único que cuando murió Jerónimo le
llevó al sanatorio la unción de los enfermos.
Un nombre que lo salvó de la dictadura
–¿Por qué Leonardo?
– Me pusieron así cuando ingresé en la orden, por San Leonardo de Port
Mauricio, un santo muy curioso del siglo XVII, misionero, que se ponía
semidesnudo y se autoflagelaba y convocaba a todo el pueblo a las
lágrimas y así confesar. Pude haber vuelto a mi nombre original, pero
para mí fue muy útil en tiempos de la represión incluso en Argentina,
porque cuando vine en el '77 buscaban al autor de Jesucristo Liberador.
Yo era Genesio Darci Boff, a Leonardo Boff ni lo conocía (risas) sería
otra persona. En Uruguay me tuvieron que acompañar una vez hasta adentro
de un avión porque un guardia se había dado cuenta de que era la misma
persona. Eran tiempos en que, cuando agarraban a un teólogo de la
Liberación, lo torturaban y lo mataban, era muy peligrosa la vida
entonces.
Tiempo Argentino
Abril 27 de 2013
sábado
viernes
Un largo y sinuoso camino en Venezuela
Nicolás Maduro será
ungido presidente de Venezuela hoy y todo indica que esta etapa del remplazo de
Hugo Chávez quedará cerrada, aunque con un saldo trágico de ocho muertos.
Curiosamente, todos del mismo bando. Curiosamente, del que ganó las elecciones
del domingo pasado. El que para la prensa conservadora cometió fraude en el
conteo de votos.
Como se dijo ese día
en caliente, Maduro deberá demostrar ahora hacia su propio campo su capacidad
de liderazgo para llevar adelante esta etapa de la revolución bolivariana. Y
también lo deberá demostrar ante una sociedad que se le aparece como dividida
prácticamente al medio. ¿Son todos antichavistas los que votaron a Henrique
Capriles? Eso está lejos de poder demostrarse. En principio, esos casi 700 mil
que se pasaron de bando no dan la impresión de que abominen del proyecto de
país que presentó Chávez hace 21 años, cuando su intento de toma del poder
contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Del otro lado,
Capriles también deberá probar su capacidad de liderazgo en el marco de una
oposición que no es homogénea, cosa que si puede mostrar el oficialismo. No
están todos detrás de un mismo modelo de país y de reparto de la riqueza. Los
une más el espanto que el amor hacia un ideal común. Por eso la exageración de
gestos de un Capriles que, desencajado, provocó una tragedia de la que no puede
hacerse el desentendido.
Porque vamos,
Capriles es descendiente de dos de las más poderosas familias de Venezuela,
dueñas de conglomerados industriales, mediáticos y cadenas de cines del país.
Algo que en sí no constituye un delito, porque él no es responsable del lugar
en que le tocó nacer. Lo que sí muestra actitudes que son de su entera decisión
sería su voluntad temprana de adherir a la organización de extrema derecha
Tradición, Familia y Propiedad, como mencionan algunos que lo conocieron de
joven. O más tarde, de haber fundado junto con el ultraconsevador Leopoldo
López un partido como el Primero Justicia, bendecido por la internacional
republicana, esto es, del International Republican Institute. Y de haber
recibido apoyo –que monetariamente no necesitaba por cierto-– del National
Endowment for Democrac (NED). Salim Lamrani, doctor en Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos de la Universidad Paris IV-Sorbonne, rescata un artículo del
The New York Times donde se recuerda que el NED "se creó hace 15 años para
llevar a cabo públicamente lo que ha hecho subrepticiamente la Central
Intelligence Agency (CIA) durante décadas. Gasta 30 millones de dólares al año
para apoyar partidos políticos, sindicatos, movimientos disidentes y medios
informativos en docenas de países". Hasta acá, sólo cuestionamientos de
tipo ideológico.
Pero sucede que
cuando el golpe de 2002 contra Chávez, Capriles era un joven de 28 años que
ejercía como alcalde de Baruta, un distrito que forma parte de Miranda y del
municipio de Caracas. Desde ese lugar, ordenó el arresto de dirigentes y
funcionarios chavistas, entre ellos el ministro del interior Ramón Rodríguez
Chacín, brutalmente agredido ante las cámaras de la televisión (privada, claro,
porque el canal estatal estaba bloqueado, como bien muestra el documental La
revolución no será transmitida, de los irlandeses Kim Bartley y Donnacha
O'Briain). Esa vez los golpistas disolvieron la Asamblea Nacional, la Fiscalía
de la República, la Defensoría del Pueblo y el Tribunal Supremo de Justicia.
Mientras duró ese
efímero gobierno de facto, solo reconocido por la España de José María Aznar y
el Estados Unidos de George W. Bush, Capriles participó activamente del asedio
a la Embajada de Cuba a la que, faltando a las más elementales reglas de la
diplomacia internacional, no sólo le cortaron el agua y la electricidad. El
mismísimo ex candidato presidencial ingresó con un grupito de exaltados a
exigirle al embajador que le permitiera revisar las instalaciones, ante la
presunción de que allí había buscado resguardo el entonces vicepresidente
Diosdado Cabello. Luego del regreso de Chávez, el 14 de abril de aquel año,
Capriles fue llevado a juicio y pasó cuatro meses detenido preventivamente, ya
que se había mostrado esquivo a responder ante la justicia.
Danilo Anderson, el
fiscal que seguía la causa contra 400 personas acusadas de crímenes contra el
Estado bolivariano, entre los cuales estaba Capriles pero también las cúpulas
empresariales, fue asesinado dos años más tarde, en noviembre de 2004. Terminó
sus días despedazado por un explosivo C-4 colocado debajo del asiento del
conductor de su Toyota Autana activado desde un teléfono celular. Tenía 38
años. La investigación por este crimen derivó en acusaciones y condenas contra
ex agentes policiales venezolanos y paramilitares de la ultraderecha
colombiana. Detalle: el ex presidente Álvaro Uribe se convirtió en fervoroso
defensor del recuento de votos.
Luego de conocerse
la información de que habían sido asesinados ocho personas en el marco de la
revuelta que Capriles mismo había armado en Twitter al llamar a "descargar
la arrechera", el opositor intentó bajar un cambio en una conferencia de
prensa en la que dijo que su propuesta es de paz y que los que cometían
acciones violentas no formaban parte de su movimiento.
Tardío reconocimiento a su responsabilidad. ¿Qué esperaba que hicieran sus seguidores, con el antecedente que le había mostrado con ese pasado turbulento? Porque entre los desmanes cometidos en estos días figuran establecimientos sanitarios y educativos donde participan médicos y docentes cubanos. Capriles ya les había enseñado que Cuba es el enemigo, cosa que repitió durante toda la campaña. ¿Cómo pensaba que podían actuar?
Tardío reconocimiento a su responsabilidad. ¿Qué esperaba que hicieran sus seguidores, con el antecedente que le había mostrado con ese pasado turbulento? Porque entre los desmanes cometidos en estos días figuran establecimientos sanitarios y educativos donde participan médicos y docentes cubanos. Capriles ya les había enseñado que Cuba es el enemigo, cosa que repitió durante toda la campaña. ¿Cómo pensaba que podían actuar?
Es bueno que estos
datos, que no fueron obtenidos de ninguna fuente de inteligencia ultrasecreta,
sino que se consiguen en cualquier hemeroteca, fueran leídos también por
dirigentes vernáculos que desde posiciones de centroizquierda o liberales dicen
que hubieran votado a Capriles y llaman al reconteo de los votos del domingo.
Porque más allá de que el sistema electoral venezolano fue considerado ejemplar
por decenas de organismos de toda pelambre –e incluso en su anterior viaje a
aquel país por Gabriela Michetti, amiga personal del Papa Francisco y a quien
no se la puede tildar de izquierdista– el riesgo de desconocer las
instituciones puede ser fatal para la integración regional y para el avance de
la democracia en esta parte del mundo, que este domingo deberá asumir el
resultado de la elección en Paraguay para determinar cómo sigue adelante. Con
todo lo que implicó el golpe contra el ex obispo Fernando Lugo.
No es un olvido que
Capriles haya dicho que recurriría a la ONU y la OEA para presentar sus quejas,
ninguneando al Mercosur, Unasur y CELAC. Es que no intenta solamente derrotar
al chavismo sino desconocer su obra de integración y principalmente la
Constitución creada por el líder bolivariano. Los argentinos deberíamos
recordar que el golpe contra Perón no fue sólo contra un hombre sino contra un
modelo más justo, por eso, lo primero que hicieron los militares del '55 fue
tirar abajo la Constitución y el resto de las instituciones sociales y
económicas creadas bajo su amparo. Al precio de fusilamientos sin juicio previo
y las más bárbaras atrocidades contra los seguidores de Perón, que hasta tenían
prohibido pronunciar su nombre.
Capriles no es un
demócrata, pero además es un hombre peligroso para cualquier tipo de relación
con sus vecinos. Por ahora necesita mostrarse fuerte contra Maduro para
consolidar su poder dentro de la oposición. Y para conseguir apoyos de sus
amigos externos, desafía a los gobiernos que apoyan al proceso democrático en
Venezuela. ¿Será casualidad todo lo que ocurre en América Latina y en Argentina
en coincidencia con dos elecciones clave para la región, como la venezolana y
la paraguaya?
Maduro, aunque parezca paradojal, también necesita de un Capriles así de temible, cosa de terminar de convencer a los dubitativos de que –en términos maoístas– hay contradicciones principales y otras que resultan secundarias.
Mientras tanto, deberá ir
construyendo su propio perfil y modelando el chavismo sin Chávez que dé cuenta
de este momento histórico y resuelva los problemas de la gente, que de eso se
trata. Por ahora dio un primer paso y puede decirse que esta primera prueba la pudo
pasar. Pero el camino será largo y extremadamente sinuosoMaduro, aunque parezca paradojal, también necesita de un Capriles así de temible, cosa de terminar de convencer a los dubitativos de que –en términos maoístas– hay contradicciones principales y otras que resultan secundarias.
Tiempo Argentino
Abril 19 de 2013
lunes
El gran desafío del elegido de Chávez
Ahora Nicolás Maduro tiene por delante un par de desafíos en los que
le va la suerte de la revolución bolivariana. En primer lugar, deberá
revalidar su liderazgo hacia adentro del partido creado por Hugo Chávez.
Pero también lo tendrá que hacer hacia una sociedad que le dio su
confianza por mucho menos holgura de la que le auguraban las encuestas.
Y eso en política tiene su peso, como ya se lo marcó Henrique Capriles
al desconocer el resultado del comicio de ayer.
Si bien la elección del 7 de octubre le dejó una amplia mayoría en
la Asamblea Nacional y el panorama en los estados que componen la nación
no es diferente, teniendo en cuenta que el PSUV ganó 20 de los 23
distritos, Maduro deberá demostrar con gestión que lo suyo es nada menos
que el comienzo de un chavismo sin un líder de la talla del bolivariano
fallecido el 5 de marzo.
Maduro tendrá que hacerse cargo de domar la encabritada economía
venezolana, que en medio de una fenomenal crisis internacional viene
además de dos elecciones presidenciales en seis meses. Todo esto en el
marco de un proceso fuertemente imbuido del protagonismo de Chávez, una
sombra que hasta puede resultar asfixiante si no esquiva las trampas que
le tenderán los sectores oligárquicos.
Construir liderazgo será entonces una tarea excluyente, porque cada
una de sus medidas será puesta a prueba no sólo por la eficacia que
prometan sino por la destreza del mandatario electo para sostener el
vendaval que le espera. A cada paso le van a contar las costillas
buscando demoler la imagen de solidez que necesita para consolidarse en
Miraflores.
Del otro lado, la sorpresiva elección de Henrique Capriles le da
una estatura de poderoso opositor al gobierno, que si bien no debería
traslucir en trabas para el Palacio de Miraflores, sin dudas significará
un fuerte condicionante de cara a la opinión pública. Hacia la región,
además, la derecha lo pondrá de ejemplo de que puede aspirar a algo más
que a la queja continua, si encuentran el personaje adecuado. La
pregunta es si con eso alcanzaría para administrar un país. Pero por
ahora ese no es el desafío de Capriles.
El problema que planteó el gobernador de Miranda al desconocer el
resultado del comicio, ya entrada la madrugada de hoy, es que cualquier
futuro civilizado para Venezuela está ceñido al respeto por la
Constitución y a un sistema electoral que nadie hasta ahora había
cuestionado. Y que todos veedores de toda pelambre reconocieron como uno
de los más prolijos y confiables del mundo, lo que no es poco.
Es más: si fuera por amañanaruna elección, lo más cómodo y
conveniente hubiese sido "dibujar" una diferencia abrumadora que no
dejara hilachas de donde agarrarse.
Políticamente, este resultado no es una buena noticia para el
oficialismo. Pero como dijo Maduro, "así es la vida". En política se
gana y se pierde y el chavismo ya probó que es capaz de tolerar una
derrota, como le pasó en 2007. Le falta a la oposición ahora hacer otro
tanto, aunque sea por tan poco.
Tiempo Argentino
Abril 15 de 2013
viernes
Con una pequeña ayuda de los amigos
En estos días la organización WikiLeaks publicó en la web
casi dos millones de documentos del gobierno de Estados Unidos correspondientes
al período 1973-1976, en que Henry Kissinger fue secretario de Estado, e
incluyen mensajes diplomáticos, reportes de inteligencia y correspondencia a
legisladores. Se lo conoce como Archivo Kissinger y no tiene desperdicio sobre
la relación del ganador del Premio Nobel de la Paz de 1973 con las dictaduras
genocidas del Cono sur de Latinoamérica, con gobiernos represivos del México de
entonces y la cercanía tan íntima del Juan Carlos de Borbón con la “Embajada”
cuando aún vivía el dictador Francisco Franco. No se trata de filtraciones sino
de material desclasificado del gobierno de Estados Unidos que el creador
WikiLeaks, Julian Assange, estuvo compilando para facilitar la búsqueda desde
el edificio de la embajada de Ecuador en Londres, donde se aloja a la espera
del salvoconducto que le permita viajar al país sudamericano en calidad de
asilado.
Al mismo tiempo, trascendieron cables del año 2006 de la
representación estadounidense en Caracas, esta vez sí material escamoteado al
secreto diplomático, donde se muestra al desnudo un plan de cinco puntos que
promovía el entonces embajador William Brownfield para desestabilizar al
presidente Hugo Chávez. La oficina responsable de poner en práctica el plan era
la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus
siglas en inglés), una vieja conocida de los gobiernos de la región. Los ítems
marcados por Brownfield señalaban la necesidad de “1) Fortalecer las
instituciones democráticas; 2) Penetrar en la base política de [Hugo] Chávez;
3) Dividir el chavismo; 4) Proteger los negocios vitales de EE.UU. y 5) Aislar
a Chávez internacionalmente”.
Chávez llegó al poder en 1999 luego de haber ganado en
elecciones democráticas a los partidos del sistema instaurado tras el
derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez en 1958. El 12 de abril de 2002, el
mandatario padecería un golpe de Estado que no fructificó por la respuesta de
sectores de las fuerzas armadas que permanecieron leales a la Constitución pero
básicamente por la población, que salió a copar las calles en defensa del
proyecto chavista. El 14 de abril Chávez volvió victorioso y sus enemigos de
entonces, como el líder de la cámara empresaria que juró como presidente de
facto, huyeron del país y encontraron refugio en el exterior.
Para 2006 era evidente que a Chávez no podrían derrotarlo en
las urnas, de allí el plan urdido por Brownfield y USAID, la agencia creada en
1961 por John Kennedy para contrarrestar la influencia de la revolución cubana
en el resto del continente. La USAID ya había colocado más de 20 millones de
dólares en "ayuda humanitaria" para financiar acciones destinadas a
minar el proceso bolivariano desde el interior.
Es interesante leer la presentación que hace de sí misma la
USAID en Venezuela. Luego de afirmar que es una "agencia federal
independiente responsable de planificar y administrar la asistencia económica y
humanitaria (…) en todo el mundo", añade que "los Estados Unidos se
caracterizan por tender una mano amiga a todos aquellos que, encontrándose más
allá de sus fronteras, se esfuerzan por lograr un mejor nivel de vida,
recuperarse de un desastre o procuran vivir en un país libre y democrático. (…)
La ayuda exterior de los Estados Unidos ha tenido siempre el doble propósito de
apoyar los intereses de la política exterior americana, expandiendo la
democracia y el libre mercado y, al mismo tiempo, mejorar la vida de los
ciudadanos de los países en desarrollo".
De lo que entiende por democracia la USAID son testigos
varios gobiernos latinoamericanos, como la Venezuela de ese 2002, o el Ecuador
del golpe de 2010 contra Rafael Correa, o la Bolivia de Evo Morales tras la
intentona separatista de Santa Cruz de la Sierra.
En junio pasado los cancilleres del ALBA recomendaron la
expulsión de USAID de sus países (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua
y República Dominicana) "por considerar que su presencia y actuación
constituyen un factor de perturbación que atenta contra la soberanía y la
estabilidad política de nuestras naciones". En octubre pasado el gobierno
de Vladimir Putin echó a la USAID de Rusia, alegando las mismas razones que los
sudamericanos.
El responsable de la agencia para América Latina y el Caribe
es en la actualidad Mark Feierstein, quien según el currículum que recoge José
Steinsleger en el diario mexicano La Jornada es un "experto en guerra de
cuarta generación (desinformación), dueño de Greenbarg Quinlan Rosler (firma
que ofrece orientación estratégica sobre campañas electorales, debates,
programación, investigación), jefe de proyectos para derrocar a los sandinistas
en el decenio de 1990, articulista de The New York Times, asesor especial del
embajador de William Clinton en la OEA y del prófugo de la justicia Gonzalo
Sánchez de Losada, ex presidente de Bolivia".
A Feierstein se le endilga responsabilidad en el golpe que
derrocó a Manuel Zelaya en Honduras en junio de 2009 y el que sacó del poder a
Fernando Lugo en 2012 en Paraguay.
"Corren rumores de que el líder de la UNACE, el general
Lino Oviedo, junto al ex presidente Nicanor Duarte Frutos, buscarían destituir
a Fernando Lugo con un juicio político dentro del Parlamento", decía un
cable secreto enviado desde la “Embajada” en Asunción en marzo de marzo de 2009
y filtrado por WIkiLeaks, donde se adelantaba, ya entonces, que el reemplazante
del ex obispo de San Pedro sería su vicepresidente, Federico Franco. Allí
también estaba la mano de USAID. Pero donde con más brutalidad se percibe cómo
es esa "mano amiga" es en un procedimiento realizado en tiempos de
Alberto Fujimori en Perú que fue reflotado durante la campaña en que
participaba su hija, Keiko, contra el que resultó ganador, Ollanta Humala.
En los 90, USAID y un organismo de Naciones Unidas dedicado
oficialmente a la salud reproductiva, UNFAPA, con el apoyo total del gobierno
Fujimori, realizaron un escandaloso y siniestro plan para la esterilización
forzada de cientos de miles habitantes de las zonas más pobres del Perú. Según
el Ministerio de salud peruano, fueron esterilizados contra su voluntad 331.600
mujeres y 25.590 hombres. Un informe elaborado por la Sub-Comisión
Investigadora de Personas e Instituciones Involucradas en las Acciones de
Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria (AQV), presentado en 2008 por el
congresista Héctor Chávez Chuchón, un médico de Ayacucho indignado por las
operaciones ilegales, señala que “hay un elemento que es fundamental para
entender estas políticas (…) es un informe del año 1974, del señor Kissinger,
que en ese momento era Secretario de Estado, (…) de unas 100 páginas más o
menos, donde hace una síntesis de la situación geopolítica norteamericana, (y
dice que) Estados Unidos y los países de Europa Occidental en ese momento,
tienen tasa de natalidad negativa. Los países pobres tienen altas tasa de
natalidad, en su momento eran 5 hijos ¿Esto qué significa? Que en el mediano
plazo la población se va a duplicar o triplicar. Esta variable demográfica
tiene o tendrá una repercusión económica indudable". En noviembre pasado
la fiscalía peruana ordenó abrir la causa por genocidio contra todos los
involucrados.
El candidato oficialista Nicolás Maduro denunció operaciones
para asesinar al candidato opositor, Henrique Capriles, en el marco de un plan
para crear inestabilidad en ese momento crucial de la vida venezolana. Luego
dijo que él mismo podría ser víctima de un atentado. No nombró a USAID sino a
los ex embajadores Roger Noriega y Otto Reich con agentes de la derecha
salvadoreña.
Este domingo los venezolanos se juegan parte de su futuro en
la elección para reemplazar al fallecido Hugo Chávez. El domingo 21 los
paraguayos van a las urnas para dejar atrás este ominoso período de un
Ejecutivo surgido de un golpe institucional. No es casualidad que en Rosario y
Argentina un foro ultraconservador haya juntado a la derecha hispanohablante
para debatir la forma de derrotar a los populismos en la región. "Debemos
presentarnos abiertamente como lo que somos: defensores de la libertad, de la
democracia y del progreso real de las sociedades", dijo el ex jefe de
gobierno español, José María Aznar. Como presidente del Gobierno de España, el
líder del PP fue uno de los dos únicos gobiernos en reconocer a los golpistas
de abril del 2002, junto con George W. Bush.
"Es un espectáculo verdaderamente lamentable el de
presidentes democráticos, que en sus países impulsan políticas democráticas,
por la complicidad descarada con la que actúan en el plano internacional
apoyando por ejemplo regímenes populistas, dictatoriales como el de Chávez y no
se diga el de la dictadura cubana", protestó el Nobel de Literatura
peruano Mario Vargas Llosa.
Detrás de este tipo de encuentros también está la mano amiga
de la USAID.
Tiempo Argentino
Abril 12 de 2013
Venezuela, una elección crucial
La Venezuela que va a elecciones el 14 de abril no es la
misma que la que el 7 de octubre del año pasado otorgó el último triunfo a Hugo
Chávez. Y no sólo por el dato obvio de que el líder bolivariano ya no está
presente para arengar a los suyos o proponer ideas revolucionarias en este
nuevo tramo del camino al Socialismo del siglo XXI que proclamaba
insistentemente. Es, también, porque en su ausencia –y cuando todavía luchaba
por su vida en la clínica de La Habana donde había sido operado por cuarta vez–
se tomaron decisiones en el plano económico que influirán fuertemente en la
vida de los venezolanos.
La primera de ellas, de gran impacto, fue la devaluación de
casi el 32% de la moneda. Luego se dispuso la creación de un nuevo mecanismo
para liberalizar gradualmente la entrega de moneda extranjera. En una región
donde la presión sobre el dólar es un acoso para la gestión de cualquier
gobierno, estas medidas representan una señal de cómo las autoridades piensan
enfrentar el desafío de dar un renovado impulso a la economía nacional y de
ponerla en condiciones para el ingreso de la nación caribeña al Mercosur.
Sin embargo, estos no serán los ejes de la campaña que
nuevamente enfrenta a la derecha, encolumnada detrás de Henrique Capriles
Radonski, con el chavismo, que lleva, como era de esperar, a Nicolás Maduro
como la figura que habrá de reemplazar en el Palacio Miraflores al presidente
Chávez.
El resultado de los comicios, aventuran los analistas, puede
ser similar al registrado en octubre pasado, cuando se produjo un cambio de tendencia.
El oficialismo venía perdiendo votos en las elecciones anteriores por varias
razones: descontento hacia algunas políticas o cierta desidia de los votantes
porque los triunfos estaban garantizados y el sufragio no es obligatorio. Pero
en octubre Chávez remontó la caída gracias a una campaña que limó sus últimas
fuerzas contra un candidato que había logrado unificar a la oposición.
Capriles, además, encabezó una campaña muy eficaz, tomando consignas que había
hecho suyas Chávez desde que asomó a la política con el intento de toma del
poder de 1992, y que materializó desde 1999.
Dos meses más tarde, en diciembre, con un Chávez
convaleciente en La Habana y fuera de la campaña para las gobernaciones, el
Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) ganó ampliamente en bastiones
hasta entonces en manos de la oposición, como el estado petrolero de Zulia,
Carabobo, Nueva Esparta y Táchira. «Hay que reconocerle al chavismo un triunfo
cualitativo, como es el avance del socialismo como proyecto de país y esto
destaca en una nación donde el apoyo al socialismo nunca pasó del 6% del
electorado durante el puntofijismo», decía entonces el analista y consultor
político Alberto Aranguibel. El Punto Fijo fue el sistema de alternancia
consensuada entre la democracia cristiana (COPEI) y Acción Democrática (AD)
desde la caída de Marcos Pérez Jiménez en 1958.
En estos comicios distritales el chavismo recibió el
espaldarazo de la ciudadanía, en una réplica aumentada de lo que había ocurrido
a nivel nacional. El oficialismo logró entonces colocar a 10 militares
retirados como nuevos gobernadores. Pero el líder opositor, Henrique Capriles,
doblegó al canciller Elías Jaua en Miranda. Si bien la Mesa de Unidad
Democrática (MUD) había quedado maltrecha luego de las presidenciales, era una
buena señal para el futuro del candidato que había sumado más de 6 millones de
sufragios contra el mismísimo Chávez.
Por eso Capriles era cantado para ir ahora contra Maduro.
Fue así que salió al ruedo recordando lo obvio, que el ex dirigente del
transporte y ex canciller chavista no es Chávez. A lo que el hombre de los
gruesos bigotes replicó que eso es verdad, pero doblando la apuesta añadió que
es «hijo de Chávez». A buen entendedor pocas palabras: no será el ex presidente
y no se lo podrá comparar con él, pero es hijo de sus ideas, a las que asegura
interpretar fielmente. Y también se formó a su lado en los más de 20 años que
estuvieron juntos en la construcción de este modelo político.
Más allá de interpretaciones sociológicas, se puede conjeturar
que los comicios de diciembre fueron una prueba importante para el sistema
creado por Chávez. Y que el resultado fue auspicioso: la amplia mayoría de los
venezolanos apoyó el Socialismo del siglo XXI aunque, por primera vez, el
mandatario no apareció ante sus ojos para seducirlos con su verba inflamada.
Más aún, no hay nada afuera de una oposición que sólo se
junta por su voluntad de destronar el modelo vigente desde 1999 y de un
chavismo cada vez más firme en su proyecto bolivariano. Un proyecto que incluye
a la sociedad civil pero también a los uniformados que –cosa extraña en esta
parte del continente en virtud del rol que asumieron los militares en los 70–
allí forman parte sustancial del modelo revolucionario que está al frente del
gobierno.
Proyecto original
En cierto modo, la muerte de Chávez le agrega una dosis de
dramatismo y épica a esta campaña, pero también representa el desafío de
continuar con la obra que el líder carismático pergeñaba desde el Caracazo,
aquel movimiento popular contra el neoliberalismo de febrero de 1989 que fue
bárbaramente reprimido por el gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez
con un saldo que se midió en miles de muertos.
Se distingue en Chávez un proyecto que había desarrollado
desde sus inicios. Basta si no ver el discurso que dijo en 1994, la primera vez
que viajaba a Cuba, ante Fidel Castro y cientos de estudiantes en la
Universidad de La Habana. Viene a cuento resaltar algunas de las frases
pronunciadas por un joven y delgado militar que aspiraba a gobernar Venezuela
algún día, pero por el que tal vez nadie hacía apuestas en ese momento.
«Están ocurriendo cosas interesantes en América Latina y en
el Caribe –decía hace 19 años, en pleno apogeo neoliberal, el novel oficial
rebelde–. Pablo Neruda tenía profunda razón cuando escribió que Bolívar
despierta cada 100 años, cuando despierta el pueblo». Y auguraba despertares
Chávez, tras informar a su audiencia estudiantil que en las elecciones que se
avecinaban en su país (en 1995) iba a primar el abstencionismo. «Ustedes no lo
van a creer, pero el 90% de los venezolanos no va a las urnas electorales, no
cree en mensajes de políticos, no cree en casi ningún partido político». Lo más
jugoso de aquel discurso, pronunciado cinco años antes de llegar al poder, fue la
claridad con la que expuso propuestas de integración aun en el marco de la
presencia en la región de gobiernos neoliberales. «Lanzaremos el Proyecto
Nacional Simón Bolívar, con los brazos extendidos al continente latinoamericano
y caribeño», con el propósito de crear una «asociación deEstados
latinoamericanos, que fue el sueño original de nuestros libertadores». «¿Por
qué seguir fragmentados?», se preguntaba entonces Chávez en un marco regional
en el que soñar con un proyecto de integración parecía una utopía.
Y sobre esta matriz fue construyendo amistades desde que
llegó al poder. Por eso, para la mayoría de los dirigentes regionales el aporte
a la integración del bolivariano es una deuda que sólo podrían pagarle
siguiendo su camino.
Según el politólogo Pablo Touzón, «en términos geopolíticos,
el apoyo de Venezuela a la región estuvo lejos de ser meramente discursivo: en
estos años, el gobierno bolivariano reorientó gran parte de sus recursos,
inversiones, programas de intercambio y demás elementos de poder “duro” para
apoyar con instrumentos concretos el proceso unificador sudamericano. Los
países sudamericanos ganaron este aporte que resultó fundamental para la
consolidación de los nuevos gobiernos populares y del “giro a la izquierda”
como un todo. Sin Venezuela, instrumentos como la UNASUR probablemente jamás
hubiesen visto la luz, y si bien es altamente probable que el gobierno de
Nicolás Maduro continúe esta línea, las dificultades internas y las tensiones
propias de una pérdida tan grande desde el punto de vista político
reorientarán, aunque más no sea provisoriamente, los focos del proyecto
político bolivariano en la propia realidad venezolana», asegura Touzón. A su
juicio, «es probable, entonces, que este reacomodamiento interno dentro del
esquema de poder regional favorezca relativamente al Brasil, profundizando su
liderazgo subregional de cara al mundo entero».
No es casualidad ni protocolo vacío que hayan hecho guardia
de honor junto al féretro del comandante el cubano Raúl Castro junto con el
chileno Sebastián Piñera y el colombiano Juan Manuel Santos, la costarricense
Laura Chinchilla, cerca del nicaragüense Daniel Ortega , el boliviano Evo
Morales y el mexicano Enrique Peña Nieto. También estuvieron el guatemalteco
Otto Fernando Pérez-Molina y el salvadoreño Mauricio Funes, o el panameño
Ricardo Martinelli con el ecuatoriano Rafael Correa, por poner un puñado de
ejemplos que indican claramente que más allá de un fuerte compromiso con los
valores del socialismo, Chávez supo que para construir en el continente debía
hacerlo con «lo que hay», esto es, no sólo con líderes convencidos de la
necesidad de una integración regional, sino también con mandatarios de derecha,
empresarios conservadores devenidos políticos y con líderes que han dado vuelta
a sus países como una media en busca de mayor igualdad entre los ciudadanos.
La sólida amistad con Santos, cimentada luego de un conato
bélico cuando estaba por comenzar su mandato, y la creación de una organización
como la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), sin dudas
su obra póstuma, que nuclea a los países del continente pero deja afuera a
Estados Unidos y Canadá, son el corolario de aquel proyecto que soñaba con su
uniforme de cadete de la Academia Militar venezolana.
Otro logro del chavismo en estos años, con proyección hacia
el futuro, fue que la oposición, a regañadientes luego del golpe de 2002 y de
sus sucesivas debacles, aceptó la Constitución bolivariana. Ese pequeño librito
de tapas azules que Chávez regalaba a todos sus interlocutores finalmente es la
Carta Magna con la que aceptan jugar el juego democrático. Es más, luego de la
muerte del comandante, denunciaron que el gobierno que Maduro retiene como
Presidente Encargado es «fraudulento». Interpretan que la Constitución fue
forzada fuera de sus límites para sostener la candidatura del hombre al que el
propio Chávez había pedido, en lo que fue su última voluntad política, que
votaran si no podía volver a ocupar su cargo.
Para agregar más condimentos a la polémica, Capriles –quien
durante todo el proceso de la enfermedad de Chávez cuestionó la información
oficial que se brindaba sobre el mandatario– llegó a decir que las autoridades
habían mentido sobre la verdadera fecha de la muerte. Luego, y en vista de la
andanada de críticas, tuvo que salir a pedir perdón a la familia «por si
algunas de mis palabras los ofendió o fueron mal interpretadas».
Ya en medio de la campaña, Capriles se muestra tan
provocador como un retador en la balanza antes de la pelea para unificar alguna
corona de box. «Creo que Nicolás no aguanta ni cinco minutos de debate conmigo.
Si quiere, que en el debate le pongan el teleprompter y que Ernesto (por el
ministro de Comunicación, Ernesto Villegas) esté al lado de él, para que le
sople». El «poseedor del cinturón de campeón» siguiendo con la metáfora, se
ciñe a mostrar la obra de gobierno y a destacar lo que perderían los venezolanos
si no votan por el chavismo sin Chávez o no acuden a las urnas por creer que el
triunfo está asegurado. Y ante una amenaza que circuló en los primeros días de
campaña advirtió: «Roger Noriega, Otto Reich, funcionarios del Pentágono y de
la CIA están detrás de un plan para asesinar al candidato presidencial de la
derecha venezolana para crear un caos en Venezuela». Esta posibilidad
desestabilizadora podría ser la única para una oposición que, además de
expresar intereses y voluntades no coincidentes, no tiene muchas opciones que
ofrecer, como ya se había visto en octubre, más allá del desafío boxístico. O
machacar con los momentos difíciles de la gestión, como cuando Capriles
calificó a la devaluación de febrero como un «paquetazo rojo».
Sucede que los seguidores de Capriles, además de expresar
intereses y voluntades no coincidentes, no tienen en realidad un plan de
gobierno. El candidato puede, sí, señalar errores y momentos difíciles de la
gestión, como cuando luego de la devaluación aputó todos los cañones contra la
medida oficial: «Esta devaluación es simplemente para darle caja al Gobierno.
Esta devaluación se hubiese podido evitar revisando las importaciones,
revisando los regalos a otros países. ¿Por qué tenemos nosotros que seguir
regalando el petróleo a otros países? ¿Es que acaso no hay necesidades en
Venezuela? ¿No tenemos nosotros problemas que atender aquí?», se ofuscó
públicamente. «Nicolás es el candidato del señor Raúl Castro», dijo Capriles
ante el canal privado Globovisión. «Eso es a los intereses que responde»,
señaló. «Yo soy el candidato de los venezolanos y las venezolanas. Nosotros no
vamos a entregarle nuestro país a cualquier interés extranjero, sea cual sea,
ni a los Estados Unidos ni a Cuba», insistió alisando su campera roja, azul y
amarilla.
Si Capriles revisara aquel video de Chávez en La Habana de
1994 donde se expresaba el modelo que ahora vuelve a ser sometido al escrutinio
de la ciudadanía, como otras 14 veces en los últimos 15 años, quizás
encontraría la explicación de por qué millones de venezolanos votaron y
salieron a la calle a despedir con tristeza y fervor al líder que, con un saco
militar de cuello Mao, decía: «Nos alimentamos mutuamente en un proyecto
revolucionario latinoamericano, imbuidos como estamos desde hace siglos, en la
idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño, integrado
como una sola nación que somos».
Acción
Abril 1 de 2013
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