En estos días la organización WikiLeaks publicó en la web
casi dos millones de documentos del gobierno de Estados Unidos correspondientes
al período 1973-1976, en que Henry Kissinger fue secretario de Estado, e
incluyen mensajes diplomáticos, reportes de inteligencia y correspondencia a
legisladores. Se lo conoce como Archivo Kissinger y no tiene desperdicio sobre
la relación del ganador del Premio Nobel de la Paz de 1973 con las dictaduras
genocidas del Cono sur de Latinoamérica, con gobiernos represivos del México de
entonces y la cercanía tan íntima del Juan Carlos de Borbón con la “Embajada”
cuando aún vivía el dictador Francisco Franco. No se trata de filtraciones sino
de material desclasificado del gobierno de Estados Unidos que el creador
WikiLeaks, Julian Assange, estuvo compilando para facilitar la búsqueda desde
el edificio de la embajada de Ecuador en Londres, donde se aloja a la espera
del salvoconducto que le permita viajar al país sudamericano en calidad de
asilado.
Al mismo tiempo, trascendieron cables del año 2006 de la
representación estadounidense en Caracas, esta vez sí material escamoteado al
secreto diplomático, donde se muestra al desnudo un plan de cinco puntos que
promovía el entonces embajador William Brownfield para desestabilizar al
presidente Hugo Chávez. La oficina responsable de poner en práctica el plan era
la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus
siglas en inglés), una vieja conocida de los gobiernos de la región. Los ítems
marcados por Brownfield señalaban la necesidad de “1) Fortalecer las
instituciones democráticas; 2) Penetrar en la base política de [Hugo] Chávez;
3) Dividir el chavismo; 4) Proteger los negocios vitales de EE.UU. y 5) Aislar
a Chávez internacionalmente”.
Chávez llegó al poder en 1999 luego de haber ganado en
elecciones democráticas a los partidos del sistema instaurado tras el
derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez en 1958. El 12 de abril de 2002, el
mandatario padecería un golpe de Estado que no fructificó por la respuesta de
sectores de las fuerzas armadas que permanecieron leales a la Constitución pero
básicamente por la población, que salió a copar las calles en defensa del
proyecto chavista. El 14 de abril Chávez volvió victorioso y sus enemigos de
entonces, como el líder de la cámara empresaria que juró como presidente de
facto, huyeron del país y encontraron refugio en el exterior.
Para 2006 era evidente que a Chávez no podrían derrotarlo en
las urnas, de allí el plan urdido por Brownfield y USAID, la agencia creada en
1961 por John Kennedy para contrarrestar la influencia de la revolución cubana
en el resto del continente. La USAID ya había colocado más de 20 millones de
dólares en "ayuda humanitaria" para financiar acciones destinadas a
minar el proceso bolivariano desde el interior.
Es interesante leer la presentación que hace de sí misma la
USAID en Venezuela. Luego de afirmar que es una "agencia federal
independiente responsable de planificar y administrar la asistencia económica y
humanitaria (…) en todo el mundo", añade que "los Estados Unidos se
caracterizan por tender una mano amiga a todos aquellos que, encontrándose más
allá de sus fronteras, se esfuerzan por lograr un mejor nivel de vida,
recuperarse de un desastre o procuran vivir en un país libre y democrático. (…)
La ayuda exterior de los Estados Unidos ha tenido siempre el doble propósito de
apoyar los intereses de la política exterior americana, expandiendo la
democracia y el libre mercado y, al mismo tiempo, mejorar la vida de los
ciudadanos de los países en desarrollo".
De lo que entiende por democracia la USAID son testigos
varios gobiernos latinoamericanos, como la Venezuela de ese 2002, o el Ecuador
del golpe de 2010 contra Rafael Correa, o la Bolivia de Evo Morales tras la
intentona separatista de Santa Cruz de la Sierra.
En junio pasado los cancilleres del ALBA recomendaron la
expulsión de USAID de sus países (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua
y República Dominicana) "por considerar que su presencia y actuación
constituyen un factor de perturbación que atenta contra la soberanía y la
estabilidad política de nuestras naciones". En octubre pasado el gobierno
de Vladimir Putin echó a la USAID de Rusia, alegando las mismas razones que los
sudamericanos.
El responsable de la agencia para América Latina y el Caribe
es en la actualidad Mark Feierstein, quien según el currículum que recoge José
Steinsleger en el diario mexicano La Jornada es un "experto en guerra de
cuarta generación (desinformación), dueño de Greenbarg Quinlan Rosler (firma
que ofrece orientación estratégica sobre campañas electorales, debates,
programación, investigación), jefe de proyectos para derrocar a los sandinistas
en el decenio de 1990, articulista de The New York Times, asesor especial del
embajador de William Clinton en la OEA y del prófugo de la justicia Gonzalo
Sánchez de Losada, ex presidente de Bolivia".
A Feierstein se le endilga responsabilidad en el golpe que
derrocó a Manuel Zelaya en Honduras en junio de 2009 y el que sacó del poder a
Fernando Lugo en 2012 en Paraguay.
"Corren rumores de que el líder de la UNACE, el general
Lino Oviedo, junto al ex presidente Nicanor Duarte Frutos, buscarían destituir
a Fernando Lugo con un juicio político dentro del Parlamento", decía un
cable secreto enviado desde la “Embajada” en Asunción en marzo de marzo de 2009
y filtrado por WIkiLeaks, donde se adelantaba, ya entonces, que el reemplazante
del ex obispo de San Pedro sería su vicepresidente, Federico Franco. Allí
también estaba la mano de USAID. Pero donde con más brutalidad se percibe cómo
es esa "mano amiga" es en un procedimiento realizado en tiempos de
Alberto Fujimori en Perú que fue reflotado durante la campaña en que
participaba su hija, Keiko, contra el que resultó ganador, Ollanta Humala.
En los 90, USAID y un organismo de Naciones Unidas dedicado
oficialmente a la salud reproductiva, UNFAPA, con el apoyo total del gobierno
Fujimori, realizaron un escandaloso y siniestro plan para la esterilización
forzada de cientos de miles habitantes de las zonas más pobres del Perú. Según
el Ministerio de salud peruano, fueron esterilizados contra su voluntad 331.600
mujeres y 25.590 hombres. Un informe elaborado por la Sub-Comisión
Investigadora de Personas e Instituciones Involucradas en las Acciones de
Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria (AQV), presentado en 2008 por el
congresista Héctor Chávez Chuchón, un médico de Ayacucho indignado por las
operaciones ilegales, señala que “hay un elemento que es fundamental para
entender estas políticas (…) es un informe del año 1974, del señor Kissinger,
que en ese momento era Secretario de Estado, (…) de unas 100 páginas más o
menos, donde hace una síntesis de la situación geopolítica norteamericana, (y
dice que) Estados Unidos y los países de Europa Occidental en ese momento,
tienen tasa de natalidad negativa. Los países pobres tienen altas tasa de
natalidad, en su momento eran 5 hijos ¿Esto qué significa? Que en el mediano
plazo la población se va a duplicar o triplicar. Esta variable demográfica
tiene o tendrá una repercusión económica indudable". En noviembre pasado
la fiscalía peruana ordenó abrir la causa por genocidio contra todos los
involucrados.
El candidato oficialista Nicolás Maduro denunció operaciones
para asesinar al candidato opositor, Henrique Capriles, en el marco de un plan
para crear inestabilidad en ese momento crucial de la vida venezolana. Luego
dijo que él mismo podría ser víctima de un atentado. No nombró a USAID sino a
los ex embajadores Roger Noriega y Otto Reich con agentes de la derecha
salvadoreña.
Este domingo los venezolanos se juegan parte de su futuro en
la elección para reemplazar al fallecido Hugo Chávez. El domingo 21 los
paraguayos van a las urnas para dejar atrás este ominoso período de un
Ejecutivo surgido de un golpe institucional. No es casualidad que en Rosario y
Argentina un foro ultraconservador haya juntado a la derecha hispanohablante
para debatir la forma de derrotar a los populismos en la región. "Debemos
presentarnos abiertamente como lo que somos: defensores de la libertad, de la
democracia y del progreso real de las sociedades", dijo el ex jefe de
gobierno español, José María Aznar. Como presidente del Gobierno de España, el
líder del PP fue uno de los dos únicos gobiernos en reconocer a los golpistas
de abril del 2002, junto con George W. Bush.
"Es un espectáculo verdaderamente lamentable el de
presidentes democráticos, que en sus países impulsan políticas democráticas,
por la complicidad descarada con la que actúan en el plano internacional
apoyando por ejemplo regímenes populistas, dictatoriales como el de Chávez y no
se diga el de la dictadura cubana", protestó el Nobel de Literatura
peruano Mario Vargas Llosa.
Detrás de este tipo de encuentros también está la mano amiga
de la USAID.
Tiempo Argentino
Abril 12 de 2013
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