viernes

“Debemos protegernos y cuidarnos sin injerencia de Estados Unidos”

Vino para la inauguración del Centro de Estudios Estratégicos de la Defensa, CEED, la primera avanzada en la elaboración de planes para la seguridad común que se da la Unasur. Y horas antes de exponer la posición de su gobierno, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera habló con Tiempo Argentino sobre su visión de lo que el subcontinente debiera hacer para cuidarse y protegerse mutuamente, sin ingerencia de Estados Unidos.

–¿Cuál va a ser su planteo en el CEED?
–Nosotros pensamos en un sistema de defensa y seguridad continental que nos coloque en el contexto del mundo como una especie de Continente-Estado, integrado por muchas naciones, pero con la capacidad de ponerle el sello y nuestra huella a estos momentos de construcción de una economía globalizada donde los países solos ya no tienen mucha influencia y necesitan agruparse.
–¿Cómo se piensa construir ese sistema de defensa?
–Ese es un tema delicado, porque se precisa la articulación, la coordinación, la colaboración entre sistemas de seguridad soberanos de cada país, desde sus fuerzas armadas hasta sus sectores de inteligencia. Ya hay experiencia de que podemos resolver entre nosotros muchos problemas regionales. No necesitamos el tutelaje norteamericano ni europeo para resolver problemas que son latinoamericanos. Temas como el narcotráfico, la delincuencia organizada, el blanqueo de dinero, los podemos comenzar a resolver entre nosotros sin generar tensiones entre las inteligencias de cada uno de los países. Podemos ir avanzando en base a confianzas y en base a acuerdos entre países de Unasur. Evidentemente que hay adversidades y amenazas por nuestra posición estratégica en la economía del mundo, por los recursos que poseemos como región. Pero todas estas cuestiones las tenemos que ver con sinceridad y con grandeza. La idea es buscar mecanismos de protección continental, en base a los propios países latinoamericanos, que compartimos casi las mismas raíces y necesidades. Eso es algo que no se hace de un día para otro.
–¿Sería como una OTAN sin los Estados Unidos?
–Diría que es América Latina para los latinoamericanos, parafraseando a Monroe. Son demasiados los abusos, los maltratos, la manipulación que han sufrido nuestros países de parte de potencias que no tienen amigos sino sólo intereses para defender por encima de quien sea. El aliado del hoy, mañana puede ser crucificado, encarcelado. El conocido y socio de hoy para cualquier tipo de fechoría mañana puede ser acusado de terrorismo, narcotráfico, en una maniobra frívola, abusiva y matona de quererte llevar por delante. América Latina debe comenzar a pensar con cabeza propia.
–¿Usted inscribiría este planteo en las diferencias de su gobierno con la DEA y el descabezamiento de la cúpula de la Policía Nacional luego de detectar casos de corrupción al más alto nivel?
–Hay que ir con cuidado para no herir susceptibilidades. Hay que tener sueños pero a lo leninista, sueños realistas. Hoy es muy fuerte en nuestras instituciones la idea de lo soberano, por lo tanto debemos imaginar el continente en el marco de la existencia de las instituciones soberanas. Ir creando no algo que sustituya a las instituciones soberanas sino mecanismos de interconexión de esas instituciones. La DEA está en nuestros países y supuestamente dirige la lucha contra el narcotráfico, hace seguimientos de narcotraficantes, cuando quieren lo exhiben y lo desollan en la plaza pública y cuando no quieren se lo guardan porque usan políticamente el tema del narcotráfico. ¿Cuál es la fortaleza de la DEA?: tienen recursos, son sistemáticos, son ordenados y son pacientes. ¿No podemos nosotros también tener algo así? Alguito de dinero juntado entre todos los países, paciencia, lógica en las cosas y perseverancia en nuestros seguimientos, de manera que de aquí a cinco años podamos contar con información de cómo están estos flujos del narcotráfico que se quiere combatir. No imaginemos un sistema gigantesco de defensa continental.
–No estamos hablando de misiles.
–Estamos hablando de cosas muy prácticas, de lucha contra el narcotráfico, intercambio de formación de oficiales, creación de las bases para una doctrina continental que sustituya a la de la seguridad nacional que vino de EE UU, apoyo en momentos de desastres, mecanismos continentales de colaboración. Una base de datos común a mediano plazo que favorezca a nuestros países y para irnos independizando de esos sistemas de manipulación política militar norteamericanos. No es que ellos sean enemigos, pero son tipos sospechosos. ¿Por qué no unirnos entre latinoamericanos, que tenemos historias comunes y no nos creemos los amos del mundo ni andamos persiguiendo a nadie como si fuéramos sheriffs? ¿Por qué no nos protegemos y no nos cuidamos entre nosotros, en este contexto planetario?

Tensiones y Revolución
“El proceso boliviano ha tenido varias etapas. Una primera donde se funda la voluntad de poder de los sectores populares, indígenas, campesinos. Un segundo momento donde se dio una especie de dualidad de poderes, lo que llamamos empate catastrófico entre el proyecto neoliberal dominante y el proyecto popular indígena emergente. Luego el momento de la bifurcación o momento jacobino de toda revolución, que es cuando se define quién tiene el poder, si queda la vieja élite o se consolida el nuevo bloque revolucionario. Fue entre 2008 y 2009. Aun estamos en una quinta etapa, de la emergencia de contradicciones en el seno del pueblo. Derrotado temporalmente el enemigo principal, emergen tensiones fundamentalmente en la disputa del excedente de una pequeña riqueza. No es entre enemigos irreconciliables, pero hay sectores que propugnan un uso corporativo del excedente y hay sectores que piden un uso colectivo nacional del excedente. En la COB ha emergido una clase media estatal –sectores de salud, educación– reclamando un incremento de salarios. Tienen necesidades, por supuesto, pero otros sectores propugnan un uso colectivo común de ese excedente. Era algo previsible, algo necesario, y es de esas tensiones que nuestro proceso revolucionario se revitaliza, saca lecciones, se detiene, corrige errores y vuelve a caminar. Es un aprendizaje de ida y de vuelta. Si no hiciéramos eso no seríamos revolucionarios”.

Tiempo Argentino
Mayo 27 de 2011

sábado

A la cama con el FMI

Resulta fácil comparar al movimiento de los indignados que desde hace días acampan en la Puerta del Sol madrileña con la Primavera árabe que floreció en la plaza Tahrir de El Cairo, a principios de año, o con el tormentoso final del gobierno de la Alianza en la Argentina, caceroleadas incluidas, de una década atrás.
Cierto que hay diferencias que el tiempo se encargará de ir desmenuzando. Pero en el trasfondo de las protestas que pone nervioso al establishment español –y que desgarra la imagen de prosperidad indefinida en la que quería reflejarse esa sociedad– hay mucho del caldo en el que se cocieron el gobierno de Hosni Mubarak y los cinco presidentes que desfilaron en una semana por la Casa Rosada porteña: una profunda crisis económica pero, sobre todo de valores, de esperanzas, de perspectivas en las generaciones más jóvenes, educadas para mejores opciones.
Testimonios recogidos por el diario español Público entre los que duermen en las plazas españolas lo muestran claramente. Miriam, de 25 años, licenciada en Periodismo y Máster en Comunicación y Problemas Sociales, dice que lleva “siete años estudiando y haciendo prácticas. Si no encuentro trabajo en una semana, tendré que volver a la casa de mis padres.” Jesús, de 31 años, licenciado en Geología, está “hasta las narices de lo que veo y lo que hacen (los políticos)”. Laura, de 27 años, licenciada en Ciencias Políticas, piensa que “los políticos que hay ahora no me representan (…) estamos aquí y demostramos que queremos cambiar”.
Son voces que suenan demasiado parecidas a las que hace una semana mostraba Tiempo Argentino en un artículo desde Italia, donde miles de jóvenes con estudios universitarios emigran cada año en busca de mejores horizontes. Voces que podrían calcarse de las que hace diez años manifestaban los argentinos que hacían cola en los consulados europeos. Con ligeras variantes, “el pueblo unido funciona sin partidos” se asimila perfectamente al “que se vayan todos”.
Sucede que estos movimientos de protesta brotaron luego de ajustes brutales ordenados por los organismos financieros internacionales, entre ellos el FMI y sus acólitos locales, y que fueron cumplidos a rajatabla por partidos que prometían lo contrario. Y que contra su ideología, promovieron bajas de salarios, expulsión de trabajadores estatales, recortes de jubilaciones o la elevación de la edad del retiro. Es decir, un impiadoso cambio en las reglas de juego para los que trabajaron toda su vida o los que se quemaron las pestañas para aumentar sus condiciones de ingreso al mercado laboral.
Este fenómeno permanece subterráneo en las sociedades desarrolladas, pero luego de España no son pocos los que auguran nuevos levantamientos en otros distritos más elegantes del planeta. Hace algunas semanas, Paul Krugman, Nobel de Economía de 2008, en una columna que tituló “La educación no es la respuesta”, fue lapidario. “La idea de que enviar más jóvenes a la universidad puede restaurar la sociedad de clase media que antes teníamos es una falsa ilusión. Ya no es cierto que tener una titulación universitaria le garantice a uno un buen trabajo (…) si queremos una sociedad en la que la prosperidad esté bien repartida, la educación no es la respuesta; tendremos que proponernos construir esa sociedad directamente. Tenemos que recuperar la capacidad de negociación que los trabajadores han perdido durante los últimos 30 años para que tanto los empleados corrientes como las superestrellas tengan poder para negociar buenos salarios.”
El sociólogo Isidro López recogió el guante desde la Puerta del Sol, en la presentación del librito La crisis que viene, elaborado por el colectivo Observatorio Metropolitano y publicado por Traficantes de sueños. “Tras el pensionazo y la huelga general, los agentes institucionales clásicos de la izquierda optaron por los pactos (…) La clase media tradicional se proletarizó en todo Occidente durante el ciclo neoliberal, salvo que aquí el espejismo del boom inmobiliario había escondido un fenómeno que ahora ha irrumpido a lo bestia.”
Felipe González, ex presidente del gobierno español por el PSOE, luego de exponer algunos miedos sobre el movimiento 15M (por su primera convocatoria, el 15 de Mayo), señaló a los manifestantes que “no se dejen manipular por nadie, nadie, concreten sus propuestas y ayuden a perfeccionar el sistema”. Pero sin hacerse cargo de la cuota de desconfianza que generan ciertas traiciones al electorado, consideró que hay una “crisis de gobernanza” en la democracia parlamentaria.
En estos días se desarrolló en Roma la Reunión a Nivel Ministerial sobre Gobernanza Global y Reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Ese organismo es una de las patas del sistema de gobierno planetario, pero como expresó el canciller argentino, Héctor Timerman, es un anacronismo que refleja el resultado de una guerra “que terminó hace 60 años”, al que es necesario democratizar. Para que, por ejemplo, el veto de una de las potencias de aquella contienda no clausure la voluntad de cambio del resto de la humanidad.
Otro pilar en el sistema de gobernanza mundial, como se sabe, es el FMI, que padece desde hace años una notable pérdida de credibilidad, luego de reiterados fracasos en las predicciones y en la medicina aplicada para remediar los males que causó el mismo modelo económico que defiende. Ahora, además, aparece cuestionado por la presunta incontinencia sexual de su director gerente, el socialista francés Dominique Strauss-Kahn.
Tras la renuncia obligada de DSK, se planteó el debate sobre la sucesión. Y otra vez los países emergentes quieren una cuota mayor de la manija, cosa de gobernar y no simplemente estar obligados a obedecer. Lo que generó un debate inédito desde la creación de la entidad, en 1944.
“Los países en desarrollo tienen derecho de ocupar la conducción del FMI y el Banco Mundial, pero en un escenario donde hay serios problemas en la Eurozona y el Fondo está fuertemente involucrado, existen muchos argumentos en favor de un candidato europeo”, argumentó la canciller alemana, Angela Merkel, para que todo siga igual. En la misma frecuencia se expresaron Nicolás Sarkozy y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
El economista canadiense Michel Chossudovsky es uno de los tantos que plantean que, más allá de investigar el intento de abuso a la camarera del Hotel Sofitel, hay sospechosos lazos que invitan a pensar en “una cama” contra DSK, un enemigo del Consenso de Washington y aspirante a la presidencia de Francia.
Como aristas de esta posible operación anotó: la jueza que le denegó la excarcelación, Melissa Jackson, es una protegida del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, estrella de Wall Street que hizo fortuna con su agencia de informaciones financieras. El fiscal que elevó la acusación es Cyrus Vance Junior, hijo de Cyrus Vance Senior, secretario de Estado del presidente Jimmy Carter.
“Pero hay más de lo que parece”, señala Chossudovsky en Global Research, y habla de otros lechos. Frank G. Wisner II, destacado oficial de la CIA, se casó con la segunda esposa del padre de Sarkozy, Christine de Ganay. Wisner II, además de ser hijo de Frank Gardiner Wisner I –el cerebro detrás del golpe de la CIA contra el primer ministro iraní Mohammed Mossadegh en 1953– integró el gabinete de Vance Senior, fue embajador en El Cairo y más recientemente enviado por Barack Obama a Egipto para negociar la salida de Mubarak.
¿Será tan así, como creen los franceses?

Tiempo Argentino
Mayo 21 de 2010

La gobernanza mundial

En la campaña aérea de la OTAN en Libia hay demasiadas violaciones de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, protestó el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, luego de que la Alianza Atlántica, que lleva adelante las acciones bélicas contra el gobierno que responde a Muammar Khadafi, matara a un hijo del líder libio, tres nietos y a decenas de civiles en ataques centrados en objetivos civiles dentro de Trípoli.
El canciller contrastó el propósito con que la OTAN cruzó el Mediterráneo –el bloqueo aéreo contra supuestos ataques de aviones khadafistas a la población civil– con la realidad de que el operativo se convirtió en una política de destrucción de edificios y equipos productivos de ese país. Tal cual denunció el propio Khadafi en una de sus incursiones televisivas. Lavrov dijo que la posición rusa cuenta con el apoyo de Brasil, India, China y Sudáfrica, los países emergentes nucleados en el grupo conocido como BRICS.
Pero se acordó tarde de rezongar, porque tanto Rusia como China, con poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, eligieron abstenerse en la votación que “encomendó” a la OTAN ocuparse del tema libio. Y no porque faltaran las señales de cómo venía la mano.
Otro funcionario ruso, el director del Servicio Federal de Control de Drogas, Víctor Ivanov, aceptó en una cumbre del grupo G-8 desarrollada en París esta semana una propuesta de los organizadores tendiente a consolidar los esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado en torno al narcotráfico. El encuentro de los países más ricos contó también con representantes de Latinoamérica y África, de naciones donde se producen narcóticos o figuran en la lista de países de tránsito de la droga a nivel internacional. Si se tiene en cuenta que los principales consumidores de estupefacientes están en ese selecto club de los más desarrollados, en esta extensa lista cabe literalmente el resto del planeta.
Sarkozy, que últimamente protagoniza las posiciones más extremas contra Khadafi y sobre los asuntos árabes y africanos en general, arrastrando a sus socios europeos, se puso también a la cabeza de este reclamo. Para lo cual llegó a proponer que se use el dinero incautado a las bandas de traficantes –no dijo si esto incluye vender la mercadería obtenida– para solventar el costo de las operaciones que esa lucha acarrea. El detalle es que para esa cruzada global pretende patrullar las costas de las regiones donde se producen los narcóticos o los puertos desde los que son trasladados para su comercio. Una excelente excusa para que las tropas occidentales vigilen a todo el planeta sin la incómoda necesidad de explicar qué hacen allí. Simplemente vigilan que nadie venda mercadería ilegal, con la cobertura de la OTAN, que es la misma que se aplica en Irak, Afganistán y Libia, por si hiciera falta aclarar.
Esto representa una vuelta al imperialismo más desembozado de fines del siglo XIX, ahora con la mayor tecnología disponible por la humanidad y la incorporación del aparato militar de los Estados Unidos. No por nada, siempre la OTAN tuvo dirección civil europea, pero el comando militar es provisto por el Pentágono.
Poco importó el pedido del funcionario ruso, en ese encuentro parisino, para que se discuta también la ruta de la heroína que proviene de las plantaciones de Afganistán, el principal productor del mundo de la adormidera de la que se extrae el preciado opio. Víctor Ivanov señaló que todas las medidas tomadas en el combate de la “narcoamenaza” afgana resultaron ineficaces. Rusia se queja de que no consigue consensuar acciones de ese tipo con la OTAN, y de que las tropas emplazadas en Afganistán no se muestran decididas a terminar con las plantaciones de las amapolas, aunque sendas resoluciones de la ONU de 1998 y 2009 lo piden expresamente.
Más allá de todo posible debate sobre el comercio de drogas, el cultivo de la adormidera es una extraordinaria fuente de ingresos para poblaciones locales, jefes tribales que juegan a favor de la OTAN en ese rincón del mundo, y también para solventar gastos corrientes de ejércitos de ocupación por fuera del presupuesto oficial.
Pero la cumbre del G-8 no se proponía calar tan hondo, sino apenas ir delineando los futuros enemigos de la coalición occidental luego del asesinato de Osama bin Laden hace un par de semanas. Por eso, tanto en los Estados Unidos como en la OTAN el caso puntual de Afganistán fue barrido debajo de la alfombra.
Y en cualquier caso, ya sea que se aplique la Guerra Santa contra las drogas, o se profundice la versión no menos sagrada de la lucha contra el terrorismo, de todas maneras la OTAN tendrá una posición privilegiada de gendarme global subsidiario de la estrategia militar del Pentágono.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte nació en plena Guerra Fría, en abril de 1949. Cuando el “peligro para la paz mundial” era el comunismo soviético y el que ya se preveía seguro triunfo de Mao Tse-tung en China. Los países fundadores fueron Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos, como ganadores de la Segunda Guerra, más Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Dinamarca, Italia, Islandia, Noruega, Portugal y Canadá. Pero a poco de andar se fue viendo que el interés que representaba el organismo estaba más ligado a los anglosajones que al resto de los afiliados.
Por eso ya en 1958 el francés Charles de Gaulle fue planteando una estrategia para abandonar la alianza. Primero retiró su flota del Mediterráneo, luego prohibió el despliegue de armamento nuclear en su territorio, y finalmente ordenó devolver las diez bases militares estadounidenses en Francia. La sede del organismo militar se trasladó entonces a Bélgica. Para 1966 ya no había tropas galas en el comando integrado. Recién en 2009, con Sarkozy en el poder, volvió al redil. En el medio, había caído el sistema socialista soviético, Alemania se había vuelto a unificar y China avanzaba a pasos agigantados hacia el capitalismo. Es más, ya es otra vez una amenaza, ahora como potencia económica, al igual que Rusia más ese “puñado de advenedizos” que integran el BRICS.
Es tal vez en este escenario que debe entenderse la insistencia de Sarkozy para querer acaudillar cuanta operación militar se desarrolle en el tablero internacional. Para conquistar los lugares que ya no ocupa España desde que el derechista José María Aznar dejó el gobierno, y competir con el que sostiene a duras penas Gran Bretaña tras el alejamiento de Tony Blair de la gestión pública.
Pasa, además, que Sarkozy entendió perfectamente que la OTAN es la Santa Alianza de estos días. O más acá en el tiempo, que es una coalición que intenta reeditar, como sostiene el escritor estadounidense Rick Rozoff –director del sitio Stop NATO International– el Congreso y la Conferencia de Berlín que entre 1878 y 1885 convocó a las potencias europeas de entonces a resolver la cuestión de los Balcanes y repartirse las colonias africanas.
“Asistieron representantes de Austria-Hungría, Bélgica, Gran Bretaña, Dinamarca, Francia, Italia, Holanda, Portugal, Prusia, España y Suecia-Noruega. Y abrió toda África a las formas más brutales y cínicas de rapiña y saqueo”, recuerda Rozoff. El almirante italiano Giampaolo Di Paola, presidente del Comité Militar de la OTAN, no pudo ser más claro: “Es necesaria una nueva forma de gobernanza mundial, en la cual la OTAN, la UE y otras importantes organizaciones internacionales tienen que jugar un papel.”
En eso andan esos mismos aspirantes a imperio de hace más de un siglo, ahora bajo la férula estadounidense.

Tiempo Argentino
Mayo 14 de 2011

Gerónimo y el Gran Garrote

"Geronimo EKIA" (por las siglas en ingles de Enemy Killed In Action). Algo así como “Gerónimo, el enemigo, fue muerto en acción”. Con esta contundente frase, el todavía director de la CIA, Leon Panetta, anunció la eliminación de Osama bin Laden en un lejano suburbio de Islamabad. El rostro entre absorto y exaltado de la plana mayor del gobierno de Barack Obama contemplando la escena en tiempo real, como gusta decirse en tiempos de Playstation, algún día será el ícono más acertado para describir esos 38 minutos tan intensos en la vida de personas como la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Los voceros de los organismos públicos estadounidenses se apuraron a decir que Gerónimo no era el nombre clave de la operación (según parece, la habían bautizado Jackpot, como el Gordo de Navidad en la lotería) y ni siquiera aludía al líder de Al Qaeda. Pero ese detalle se lo van a tener que explicar a los ofuscados representantes de los pueblos originarios de Norteamérica. “Demuestra hasta qué punto la idea de indio igual a enemigo está incrustada en la mentalidad de este país”, se indignó Suzan Harjo, integrante de un grupo de abogados indios que presentaron una protesta en el Congreso de los Estados Unidos. “Es un insulto y un terrible error”, agregó Harlyn Gerónimo, quien vistió uniforme militar en Vietnam y es bisnieto del último jefe apache, perseguido durante casi tres décadas por las tropas federales en el territorio de sus ancestros, por entonces una amplia región de la actual frontera entre México y los Estados Unidos.
Goyaalé, (“el que bosteza”, en lengua chiricagua) había nacido en 1823 en Arizona, territorios llamados por los nativos como Bedonkohe. Su abuelo, Mako, llegó a ser cacique de la tribu. Cuando murió su padre, dice la historia, lo llevaron a criar a Chihenne y luego se casó con una mujer de la tribu nedni-chiricahua.
Ni él ni su pueblo jamás admitieron la ocupación de sus territorios por el hombre blanco, ya sea que hablara en castellano, como los mexicanos, o que fueran gringos. Pero el hecho que cambió su vida fue el ataque del coronel José María Carrasco al campamento que ocupaban. Corría el año 1858 y las tropas mexicanas esperaron a que los hombres no estuvieran para provocar una masacre en la que murieron la esposa, los hijos y la madre de Goyaalé, entre otros miles de nativos.
Sombrío, organizó una alianza con otro célebre indio, Cochise. Podría pensarse livianamente en venganza, pero en realidad era la última batalla por la subsistencia de los aborígenes del norte de América, acorralados en un territorio apetecido por la “civilización y el progreso”. Se dice que el nombre con el que pasó a la fama surgió durante uno de sus golpes de guerrilla contra los invasores. Armados de cuchillos, presentaron batalla contra fusileros mexicanos, que se encomendaban a San Jerónimo para aventar el miedo que les producía semejante acto de valentía. Un estadounidense creyó que esa imprecación se refería al nombre del impetuoso caudillo, que desde entonces fue conocido como Gerónimo, con G.
Las llamadas “Guerras Apaches” continuaron hasta que desde Washington pusieron toda la carne en el asador y mandaron a 5000 hombres del Cuarto Regimiento de Caballería, que después de eliminar a gran parte de la población indígena, logró la rendición de Gerónimo, en 1886. El cacique pasó el resto de su vida prisionero. Encerrado en Fort Sill, Oklahoma, fue llevado a olvidar a sus dioses y a convertirse al Cristianismo. La peor afrenta fue que, totalmente doblegado, lo pasearon como una de las maravillas del mundo en ferias y kermeses. Murió en 1909.
Presentado como atractivo extra en un desfile, estuvo frente a frente con el entonces presidente Theodore Roosevelt, tío abuelo de Franklin Delano. Hombre enérgico, Theodore, representa el espíritu de conquista estadounidense a caballo de los siglos XIX y XX. Por un lado, fue un ferviente defensor de la libertad de empresa, pero a la vez atacó a la concentración del capital –se enfrentó con el JP Morgan, sin ir más lejos– y todavía se recuerda que en persona puso fin a una huelga de mineros, consiguiendo lo que llamó un “acuerdo equitativo”, que consistió en un 10% de aumento y la reducción de la jornada laboral de 8 horas.
Al mismo tiempo, despreciaba en profundidad a negros, indios, asiáticos y latinoamericanos. Antes de llegar a la presidencia, Theodore Roosevelt había planificado la guerra contra España, que le permitió a los Estados Unidos extender sus dominios a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Ya en la Casa Banca, pergeñó la revuelta en la que Panamá se independizó de Colombia, con lo que consiguió hacer el Canal bioceánico de acuerdo a los intereses de Washington. Construyó, también, la base de Guantánamo, en Cuba.
Pero se lo recuerda más por el lema Speak softly and carry a big stick, you will go far (Habla suave y carga un gran garrote, así llegarás lejos), convertida en doctrina del imperialismo estadounidense. Roosevelt obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1906, por haber mediado en la guerra rusojaponesa de un año antes.
Desde hace algunas semanas el gobierno de Barack Obama está dando señales de que quiere mantenerse a toda costa en la Casa Blanca. Y para eso decidió apelar a los más profundos sentimientos del pueblo estadounidense, sin importarle que deja de lado las consignas con las que en 2008 sedujo a los votantes más progresistas o incluso liberales.
Así fue que, lejos de desmantelar la cárcel de Guantánamo, como había prometido en la campaña, a principios de marzo pasado aprobó la reanudación de los juicios militares a los detenidos en esa prisión. Un mes más tarde, y cuando sus socios de la Otan se mostraban empantanados en Libia, ordenó el envío de aviones no tripulados para atacar a las tropas leales a Khadafi. Desde esta misma columna se alertó sobre las consecuencias que la aplicación de esas tecnologías letales ya venían trayendo para las relaciones con Pakistán (“Depredadores electrónicos”, 23 de abril).
La semana pasada nuestro panorama “El modelo Petraeus” terminaba recordando: “Panetta alguna vez recomendó a Obama que ante cualquier duda sobre algún tema en el que el Pentágono tuviera opinión, lo más recomendable sería seguir la línea que le marcaban los militares. Últimamente le está dando la razón.” El mismo día en que salió publicada, la OTAN mató a un hijo de Khadafi y a tres nietos en un ataque a una de sus residencias. Y el domingo tropas estadounidenses hicieron lo propio con Osama bin Laden.
La información para llegar al líder de Al Qaeda, reconoció Panetta, fue obtenida en Guantánamo con métodos de tortura. Para cuando Obama dio la orden de aniquilar a Bin Laden, se daban a conocer nuevas filtraciones sobre la barbarie cometida en esa base de la isla de Cuba. Y, según sospechas generalizadas, en cualquier momento se iba a difundir el nombre de la fuente a la que se le sacó el dato exacto luego de sesiones de ablandamiento brutales. Igual trato está recibiendo el soldado que habría hecho las filtraciones WikiLeaks, Bradely Manning. Quien sabe algún día vayan a exponerlo como hicieron con Gerónimo.
Después de todo, Obama también es Premio Nobel de la Paz. Y aceptó ejercer la política del Big Stick, el Gran Garrote.

Tiempo Argentino
Mayo 7 de 2011

viernes

El modelo Petraeus

Estos son los líderes que elegí para ayudar a guiarnos a través de los difíciles días que vendrán.” Con estas palabras, el presidente Barack Obama anunció una serie de enroques en un área altamente sensible de su gestión como es el saturado frente bélico estadounidense. Lo hizo cuando se conocían filtraciones de WikiLeaks sobre la barbarie cometida en la cárcel de Guantánamo. Fue también cuando tuvo que sacar a relucir su partida de nacimiento para demostrar de qué lado de la frontera nació. Rara coincidencia.
Los cambios pasan por el retiro del secretario de Defensa, Robert Gates, que había sido designado por George W. Bush. En cadena, el actual titular de la CIA, Leon Panetta, tomará el lugar que deja vacante Gates y el hasta ahora jefe de las operaciones de la OTAN en Afganistán, el general David Petraeus, ocupará el sillón principal en la agencia de los espías estadounidenses.
Las razones que esgrimió el mandatario fueron de orden práctico, pero debajo de esta decisión hay una puja sobre el rumbo en la política exterior de Washington ante el escenario que plantean los levantamientos en el mundo árabe, los resabios de la invasión a Irak y la ocupación de Afganistán, que para la mayoría de la población de los Estados Unidos se convirtió en una pesada carga, no sólo económica sino moral.
Es así que los analistas se devanan los sesos tratando de adivinar cómo reaccionarán los distintos actores de esta movida presidencial. Y sobre todo en la CIA que, como resaltan al unísono, no es una oficina demasiado dispuesta a dejarse dirigir por ajenos “que creen saber más” que quienes la vienen remando desde adentro, según sugieren Adam Goldman y Kimberley Dozier para la agencia AP.
Los especialistas en la trama de la inteligencia estadounidense se relamen para ver cómo Petraeus abordará su nuevo trabajo en “la compañía”. Robert Dreyfuss, en The Nation, descuenta que el general de cuatro estrellas se las verá difíciles frente a un personal en su mayoría civil, famoso “por haberse masticado y escupido a los jefes que no les gustan”. Como pasó con James Schlesinger en 1973 y Porter Goss en 2006. Irónico, Dreyfuss agrega que si tuviera que apostar en una guerra entre “Petraeus y los burócratas de la CIA y sus agentes operativos, yo me quedaría con el personal de la CIA”.
Sin embargo, el prestigioso general tiene avales como para dar batalla en las oficinas de Langley, en Virginia, y de asentarse –como parece que lo están tentando− hacia una carrera política. Ente los lauros de Petraeus, que sucedió al controvertido y dicharachero Stanley McChrystal en el comando de las tropas en Irak y Afganistán, se cuenta un trabajo que culminó en 2006: la actualización del Manual de Contrainsurgencia, que venía de la época de Vietnam y modernizó sus consignas para aplicarlas en tierras árabes luego del 11-S.
El militar, además, se opone a la retirada de tropas de combate de la región, donde según su dossier, todavía da para quedarse y desplegar en toda su extensión las teorías desarrolladas en el Manual, conocido en sus siglas militares como COIN, que significa literalmente “moneda”.
El plan, que inauguró McChrystal, combina tácticas de la más dura línea militar con políticas de seducción a los pobladores. “Uno puede ganar batallas y perder la guerra”, piensa Petraeus. Por eso en uno de los apartados del trabajo (que puede consultarse en ) sostiene que el éxito del COIN requiere alejar a los terroristas del lugar, luego consolidar estrechas relaciones con los habitantes –conociendo no sólo el idioma sino también las costumbres y tradiciones− y más tarde crear las bases para que esa relaciones fructifiquen en instituciones que garanticen que “la subversión” no vuelva. Esto implica el establecimiento de un gobierno legítimo apoyado por la población −cosa que no se hizo en ninguno de los países donde se empleó, como es notorio− y una gran cantidad de tropas durante bastante tiempo. Quizás hasta que una nueva generación “entienda” de qué viene la ocupación.
El convencimiento, supone el estudio, vendrá de acciones en concreto que en su momento entusiasmaron a la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton. Puesto que la doctrina de contrainsurgencia exige que los servicios sociales en zonas de guerra −las escuelas, la justicia, el desarrollo económico− sirvan como apoyo de las acciones de los militares.
“Usted no puede luchar contra ex saddamistas y extremistas islámicos del mismo modo que lo hizo contra el Viet cong, los Moros (filipinos musulmanes) o Tupamaros; la aplicación de principios y fundamentos para tratar a cada uno varía considerablemente”, dice el voluminoso expediente elaborado por un equipo que dirigió Petreus, egresado de West Point, la academia militar estadounidense, en 1974, un año después de la derrota en Vietnam.
Entre las técnicas bélicas, el COIN propone el uso de toda la tecnología vigente y sobre todo de imágenes satelitales y de aviones no tripulados Predator. Por eso es que la CIA cada vez trabaja más estrechamente con el Pentágono en todo el mundo, ya que la información básica sobre qué objetivos atacar desde las centrales de comando de los drones debe ser provista por la central de inteligencia. Pero sucede que ya hubo demasiados “errores” y “daños colaterales”.
Por eso, el cambio de un hombre del Pentágono −y el más prestigioso de ellos, con título universitario en Relaciones Internacionales en Princeton y todo− tiene también sabor de ajuste de cuentas. Es que en el geométrico edificio militar se acusa a los espías de recopilar data pero no compartirla con sus colegas uniformados, lo que obliga a crear fuentes de información duplicadas.
“Como un consumidor permanente de inteligencia, sabe que la inteligencia debe ser oportuna, precisa y actuar en forma rápida”, dijo Obama cuando dio cuenta del nuevo rol de Petraeus. “Entiende que mantenerse un paso por delante de adversarios ágiles requiere intercambio y coordinación de la información.”
Petraeus buscará solucionar este problema y fortalecer las operaciones de la agencia, pero además ya dio señales hacia el sector militar. Como que McChrystal fue declarado inocente de cualquier ilícito en la investigación que hizo el Pentágono sobre las declaraciones que publicó el año pasado la revista Rolling Stone y que derivaron en su despido como máximo comandante de las tropas estadounidenses en Asia.
El informe oficial, difundido hace diez días, resalta que al citar a individuos no identificados cercanos a McChrystal, “el artículo le atribuyó al general declaraciones despectivas sobre miembros del grupo de seguridad nacional del presidente Barack Obama, incluido el vicepresidente Joe Biden”, que no se pudo probar que haya hecho realmente.
El documento firmado por el Departamento de Defensa sostiene que la evidencia disponible no alcanza para concluir que McChrystal haya violado alguna norma legal o ética aplicable. Cuando echó a McChrystal, Obama dijo que se había comportado por debajo de “los estándares que debe establecer un general al mando”. Ahora, para resarcirse, lo designó al frente de un organismo que asesorará a familias de militares que padecen las consecuencias de las guerras.
Dicen que Panetta alguna vez recomendó a Obama que ante cualquier duda sobre algún tema en el que el Pentágono tuviera opinión, lo más recomendable sería seguir la línea que le marcaban los militares. Últimamente le está dando la razón. <

Tiempo Argentino
Abril 30 de 2011