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domingo

Carlos Abalo: "El Estado chino tiene los mecanismos para controlar la burbuja"


Es de esos referentes que es bueno tener a mano. Por experiencia, por conocimientos, y porque tiene  na mirada crítica pero absolutamente comprensible de la economía para el ciudadano común. Carlos Abalo, economista, periodista, dice que su vida estuvo atravesada por el peronismo desde que vio los tranvías cargados de obreros que iban a plaza de Mayo aquel lejano 17 de octubre de 1945. "Yo tenía diez años y quise ver qué pasaba", recuerda ahora, a los 80, con una sonrisa cómplice. Esa "diablura" infantil le trajo problemas familiares y no por ser una travesura precisamente. Con el tiempo, también padecería los rigores de la política nacional: trabajó en El Cronista Comercial y fue muy cercano al desaparecido director Rafael Perrota. Exiliado en México, dio clases en la UNAM y a su vuelta al país, fue jefe de Economía y prosecretario de redacción de la revista El Periodista. Esta vez, la convocatoria fue para hablar de la crisis financiera y del impacto y las razones de la devaluación de la moneda china.


"Cuando en los años '90 se terminó el socialismo y cayo la URSS, tuvimos el capitalismo global y la vuelta a la plena hegemonía de EE UU", dice en la redacción de Tiempo Argentino. "Eso marcó la Convertibilidad y el menemismo a nivel local, pero en el plano internacional empezó la emergencia de China, lo que llevó a la ampliación del radio de acción del capitalismo con un efecto de arrastre sobre los mercados emergentes que cambió el mercado mundial."
-¿Cómo considera que se origina la actual crisis en China?
 -Hay una fórmula para entenderla. El capital acumula a una velocidad mayor de lo que pueden acumular los trabajadores en ingresos. Permanentemente el ingreso de los trabajadores no va a poder comprar todo lo que acumulan los capitalistas y transforman en mercancía. Frente a eso se trata de colocar inversiones en otras cosas, y dentro de lo legal está la inversión financiera, atada al capital productivo porque los bancos prestan a los consumidores o al capital productivo y como ambos están en recesión, resulta que no pueden cobrar. Esta es la crisis financiera. Cuando más capital se derive hacia los bancos o hacia la realización financiera, más grande va a ser la burbuja. Esto se presenta en el 2007-2008 como una crisis del capitalismo.
-¿Una crisis más?
 -Sí, pero de una magnitud más grande que las de los 30, porque aquella fue la crisis del capitalismo nacional. Todas las economías producían en sus naciones y hubo una sobreacumulación de capital productivo. No se resolvió tras la Primera Guerra porque ninguna economía podía saltar al capital planetario, es decir al capital mundial, algo que recién haría Estados Unidos al terminar la Segunda Guerra.
-¿Cómo afecta esto a China?
-Cae la demanda de los productos chinos en Europa y se registra una caída del crecimiento chino, que pasó del 10% al 7 por ciento. China tiene un capitalismo estatal, pero al mismo tiempo desarrolla un capitalismo privado controlado por el Estado. Esta restricción de las exportaciones que alimenta el proceso de crecimiento se frenó con la crisis europea, entonces China tuvo que empezar a crecer para adentro.
 -¿En el 2008 se planteó eso?
-No se vio con claridad hasta hace dos o tres años. Pero además ocurre otra cosa: en China crecen los salarios y como el consumo estuvo muy restringido durante mucho tiempo, la población tiene una capacidad de ahorro del 50 por ciento. Una acotación al margen, en China, a pesar de ser políticamente un régimen dirigido por el partido comunista, nunca hubo una revolución comunista, sino una revolución campesina que resolvió los problemas nacionales. Entonces, con semejante volumen de ahorro, los chinos empezaron a comprar acciones y como el país crecía al 7,5% hubo una revalorización descomunal. Uno compraba una acción y valía 20 o 30% más un año después. Empezaron a tomar créditos para tomar acciones y se produjo una burbuja.
-Fue lo que estalló en Shanghái hace algo más de un mes.
 -Exactamente. Lo que pasa es que el estado tiene un mecanismo de control de la burbuja, de la expansión monetaria y de la absorción correspondiente que no tiene agujeros, por la característica que hablamos del sistema. Probablemente a medida que avance esto no va a ser así, pero todavía la controlan.
 -¿Cómo juega en esto la devaluación del yuan?
-Es que la crisis, además, responde a la dinámica del capitalismo global propia de esta época, y esta empujada por EE UU con el superdólar como una amenaza. Al ver restringida la capacidad de exportación combinada con un requerimiento de capital interno más intenso, se produce un desbalance entre la liquidez interna y la menor cantidad de divisas que ingresan. Tienen menos entradas de dólares y a la vez hay una aceleración controlada de la liquidez. Esto los obliga a tener que recuperar en la medida de lo posible más exportaciones a pesar de que China ya está orientada hacia adentro.
 -¿Cómo se da la influencia del superdólar?
-A través del superdólar, EEUU está castigando a los emergentes que pueden ser el complemento de China: Rusia, Argentina, Brasil, Venezuela, y van a terminar enfrentándose con China. Porque en esta economía de base más amplia, si no hay una regulación desde arriba del poder dominante, se termina la hegemonía de ese poder dominante que hoy es EEUU, que siempre ha frenado al que avanzaba.
-Pero hay también una cuestión de geopolítica, con los tratados con Europa y la cuenca del Pacífico.
 -Cuanto más se abra el comercio internacional, como EEUU está en la cumbre de la productividad y de la competencia, ellos ganan siempre. La crisis no sólo es una manifestación de la burbuja financiera y de las crisis clásicas. Esta crisis clásica empezó a ser empujada por EEUU con una amenaza de que van a subir las tasas de interés. Porque EEUU puede emitir dólares, divisa de reserva, y China todavía no lo puede hacer.
 -Pero el yuan también aspira a ser moneda internacional.
-Esto fatalmente va a ser así porque al producir ese cambio interno y tener ese excedente de capital, China va a salir afuera como gran exportador de capital. De hecho ya lo está haciendo y por eso el renminbi va a ser una moneda internacional de libre flotación. El problema es cuándo porque en medio de la recesión y una situación en que se deteriora la capacidad de exportar de China y todavía internamente no se puso a la paridad, esto hoy la perjudica. Por eso el gobierno insiste en que todavía no están preparados.
 -EEUU está forzando al máximo el enfrentamiento. ¿No puede pasarse a un enfrentamiento bélico?
-Es que China tiene toda la paciencia del mundo. Por eso le dijeron al FMI: "Noooo, nosotros todavía no estamos a la altura de Estados Unidos." Y un capitalismo ampliado es una perspectiva que políticamente sólo se sostiene con paz.
-¿Por qué no con guerra?
-Porque se vuelve para atrás, a los capitalismos nacionales. En la guerra, EE UU derrotó a Alemania y a las demás potencias y gracias a eso terminó con los capitalismos nacionales y empezó el capitalismo global. Lo vemos ahora, pero empezó ahí. El Plan Marshall es eso.
 -Pero la principal industria de EEUU es la industria bélica.
-Para China no es tiempo de hablar de una posible confrontación, aunque cada vez es menos vulnerable. De cualquier manera, si la economía china no tuviera algún límite se convertiría en la principal economía mundial y volvería a ser el centro del mundo junto con la cuenca del Pacífico. Porque Europa está sometida a otro tipo de crisis.
 -¿Cómo es esa crisis en particular?
 -La capacidad de recuperación de Alemania al fin de la guerra fue descomunal. Las fuerzas de ocupación hacen que Alemania pueda tener otra vez una moneda propia, le dan crédito y usan como reservas las tenencias de divisas de los particulares con la garantía de que con el Marshall no iba a haber devaluación.
 -¿El euro no fue una forma de competir con la hegemonía del dólar?
-En los '90, Alemania logra una zona propia con el euro. Pero como son países de distinta productividad es una suerte de marco para todos. Como Alemania ha ido concentrando todas las ramas duras de la economía y de la más alta tecnología, en realidad el resto de Europa es una periferia de Alemania, con una moneda común. Alemania es la economía más dinámica de Europa, pero está subordinada a la hegemonía política de EE UU.

Latinoamérica es el garante alimentario

"Si China se transformara en un centro del capitalismo mundial, quedándose en el capitalismo, la posibilidad de expansión del desarrollo económico sería mucho más grande. Y nuestros países necesitan de esa expansión para crecer. Hay dos países entre los emergentes que pueden tener un papel más "empujador" de China: Brasil y Rusia. Por otro lado, la seguridad alimentaria de China somos Argentina y Brasil. El Mercosur es la manera ideal de responder a la demanda agroalimentaria de China, porque esa demanda se completa con Argentina y Brasil, pero esto arrastra a los demás sobre todo porque la demanda de China no es solo de agroalimentos sino de minerales, de petróleo. Porque China tiene poca agua o mejor dicho no le alcanza para todos. Para atender y resolver el problema de sus  alimentos necesita de la región", dice Abalo.
-¿Su problema es el agua?
 -Su problema es el agua
 -¿Por qué, por los cultivos?
-Están haciendo obras al respecto, pero son 1300 millones de habitantes. Y para todo lo que tienen que hacer el agua es una limitación, este es el problema central. Pero China apuesta al futuro y se prepara para la tercera revolución industrial y para la transferencia de mano de obra: sacar a obreros de las fábricas y transformarlos en obreros de la tecla.


Tiempo Argentino
Agosto 16 de 2015

La foto es de Soledad Quiroga para Tiempo Argentino



viernes

Como decía el Negro Jefe, los de afuera son de palo

Momentos cruciales para América Latina. Si uno releyera textos publicados hace un par de años podría pensar  que hablaban de otro mundo. Eran, aquellos, manifiestos de optimismo en torno del avance de la integración regional. Hoy, con los últimos acontecimientos en Venezuela, Brasil y Argentina, la realidad se manifiesta bastante más hostil.
Es que desde aquellos "años dorados" pasaron algunas cosas. Entre ellas que murieron Néstor Kirchner y Hugo Chávez, dos grandes motores de la integración, y Lula dejó el gobierno y optó por pasar a un segundo plano en ese aspecto. Además, habrá que reconocer que "ellos (la contra)" no estaban derrotados. Fue una batalla que perdieron, pero nadie pensaba que iban a entregar así nomás sus privilegios sólo porque las mayorías se imponen en las elecciones. No es su estilo, como la historia corrobora.
Mucho se avanzó en estos diez años, pero mucho también es lo que falta y en esta encrucijada del destino es bueno anotar algunos de esos puntos. El principal, sin dudas, es el de las creencias. Sería simplista considerar que todas las desventuras que padecen los gobiernos latinoamericanos en este momento obedecen solamente al rol de los medios concentrados. Es cierto que ellos abonan el pensamiento dominante, pero no es menos cierto que hay una enorme masa crítica que comparte esa visión del mundo. Porque vienen formateados desde la infancia por los sistemas educativos y comunicacionales. O porque esa forma de interpretar los valores los identifica.
Conviene recordar que los medios son empresas que defienden intereses, pero están hechos por personas que no solamente trabajan por el dinero a fin de mes. Pensar así implicaría desconocer que quienes no toleraron ese intercambio de dinero por dignidad ya se fueron de los grandes medios hace tiempo. Los que están es porque comparten con los dueños del medio esa perspectiva.
Tienen una misma posición con respecto a lo que las palabras Justicia, Libertad, República, Democracia y Derechos Humanos significan, por ejemplo. Y desde ese lugar expresan a una gran masa de la población, no sólo a sectores de las clases medias. Con todo lo que se avanzó en estos años, esa ideología imperante no pudo ser perforada en toda su dimensión. Cierto que se produjo una grieta –como admiten desde la vereda de enfrente– pero el cristal con que se mira no se quebró del todo como para que la sociedad en su conjunto dé el paso hacia otras concepciones sobre República, Democracia, Justicia, Derechos Humanos y Libertad. En lo que hace a las relaciones exteriores, hay un concepto que cuesta incorporar porque va precisamente en contra de la principal fortaleza neoliberal, que es el individualismo. Se trata de la integración regional.
Las fuerzas opositoras de Venezuela y Brasil son en su discurso especialmente críticos contra organismos de integración como el Mercosur. Si uno se deja llevar por sus discursos, ese organismo creado por gobiernos a los que no se puede catalogar de ultraizquierdistas, debería desaparecer. Como si la experiencia no demostrara que la integración es la mejor opción para que "no nos devoren los de afuera". Naciones con siglos de enfrentamientos como las europeas aprendieron la lección hace más de 50 años y a pesar de las dificultades actuales, son un buen ejemplo de lo que se logra si los vecinos marchan coordinados. Cuanto más si esos vecinos son "hermanos de placenta" como suele decir el todavía presidente uruguayo José Mujica. Porque a no engañarse, los de afuera son potencias imperiales como nunca ha conocido el planeta.
En el caso argentino, las figuras más relevantes de la oposición parecen inclinarse por un Mercosur remozado y con más acercamiento a la Alianza del Pacífico, la entidad creada para ponerle tope a la construcción atlántica de Argentina, Brasil y Venezuela. Sin embargo, cuando algunos de ellos presentan denuncias por acciones del gobierno nacional se apuran a amenazar con recurrir a la OEA, fundada al gusto de Estados Unidos al fin de la II Guerra. Ni pensar en ir a la Unasur o la Celac. Alguno de ellos incluso se ufana de haber pedido consejo en la embajada de los Estados Unidos y en la CIA sobre el mejor candidato para manejar la policía local. El problema es que lo hacen sabiendo que es una buena herramienta de marketing político. O sea que hay mucha gente que acompaña la idea de que es mejor acomodarse con Occidente que atreverse a transitar otros caminos, como hicieron los Libertadores de América.
Sucede que en estos años no solamente avanzó un proyecto de integración que logró subir al mismo bote a gobiernos de derecha y de izquierda de la región, como los que integran la AP y los de Mercosur. Afuera se fue configurando un mundo multipolar que más allá del deseo de la Casa Blanca y el Pentágono, –expresados en la Estrategia de Defensa Nacional que presentó Barack Obama a principios de este mes– no se va a detener. Podrán profundizar la línea de demonización del presidente ruso y de quienes lo sucedan en el futuro, como lo hacen con el chavismo. Pero en tanto China siga creciendo y se fortalezca la alianza Beijing-Moscú y el bloque de Rusia, India y China, que junto con Sudáfrica y Brasil integran el grupo BRICS, hay posibilidades para otro mundo posible.
Esos que añoran volver a las "alianzas tradicionales" en esta parte del mundo no deberían barrer debajo de la alfombra el hecho real y concreto que Europa a pesar de su unidad, y Estados Unidos, ya no son el centro de gravedad del mundo capitalista. Ese foco se desplazó a la región de Asia-Pacífico. No por nada Washington busca con tanto ahínco sellar un acuerdo con la UE para conformar un mercado común, luego de su fracaso en imponer el ALCA hace una década. Ellos comprendieron que es mejor negociar en conjunto que ir cada uno por su parte. Y son una potencia imperial…
En Venezuela la situación se fue poniendo especialmente violenta desde febrero del año pasado. Es innegable la participación de grupos especialmente entrenados en el golpe blando. Pero también hay un caldo de cultivo que permite el crecimiento de estrategias desestabilizadoras. Hay un problema en la economía y la provisión de mercaderías que afecta a grandes capas de la sociedad. Los sectores medios, parafraseando a Perón, quieren comer tortilla pero se niegan a aceptar que para eso "hay que romper algunos huevos". El planteo de pacificar el país y de abrir el diálogo con la oposición resulta peliagudo porque ningún privilegiado está dispuesto a renunciar a sus ventajas, y mucho menos cuando reciben todo el apoyo desde el exterior, como es el caso.
El martes un chico de 14 años fue asesinado por un policía de 23. Un hecho inadmisible en cualquier sociedad civilizada. El gobierno identificó de inmediato al autor y lo puso a disposición de la justicia. Eso no impidió que, ya demonizado desde que en 1999 ganó su primera elección, el chavismo apareciera en los medios como un "régimen criminal".
En las últimas semanas se conocieron varios casos de gatillo fácil en Estados Unidos contra mexicanos. El último caso fue el de un joven de 31 años nativo de Durango que murió baleado por agentes policiales en Gravepine, Texas. Diez días antes otro mexicano, de Michoacán, fue acribillado en Pasco, estado de Washington, por tres uniformados. El año pasado hubo revueltas en varios distritos por el homicidio de un joven negro en Ferguson, Missouri. El caso más dramático fue el 24 de noviembre en Cleveland, cuando policías blancos mataron a balazos a un chico de 12 años negro que portaba una pistola de juguete. No hubo denuncias contra el "régimen" vigente en la principal potencia mundial.
¿Es admisible que unos días antes del crimen del estudiante en Táchira el gobierno de Maduro haya detenido al alcalde metropolitano de Caracas, dos veces electo para ese cargo? Desde el punto de vista judicial es posible que sí, en vista de los antecedentes de Antonio Ledezma. Políticamente suena a una decisión errónea. En todo caso sería un buen tema para debatir en la Unasur, el organismo que debe entender en esas cuestiones entre los países latinoamericanos.
No son estos tiempos para ponerse nervioso. Como en esos partidos difíciles con el estadio en contra, hay que parar la pelota en el medio del campo, pensar la jugada y no dejarse atropellar. Como dijera Obdulio Varela, el mítico Negro Jefe, aquel caudillo uruguayo que se cargó al hombro el seleccionado oriental para llevarse por delante a punta de coraje a Brasil en el Maracanazo de 1950: "No miren para arriba (a la tribuna), el partido se juega abajo. Los de afuera son de palo."

Tiempo Argentino
Febrero 27 de 2015

Ilustró Sócrates


Políticas de Estado y super-ricos

Hace justo un mes se aprobó en Beijing un plan quinquenal de cooperación entre China y los 33 países que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) y se acordaron las bases para un nuevo encuentro en Chile dentro de tres años. Un puñado de presidentes latinoamericanos viajó para esta cumbre inusual en términos de diplomacia pero ilustrativa de los tiempos que se viven.
El encuentro había sido pactado seis meses antes en Brasilia y el consenso para su realización marchó en tiempo récord para este tipo de reuniones. Fue en este contexto que el ecuatoriano Rafael Correa firmó convenios de inversión con el gigante asiático por algo más de 5 mil millones de dólares y el venezolano Nicolás Maduro refrendó proyectos de cooperación y financiación por más de 20 mil millones de dólares en sectores energéticos, industriales y de desarrollo.
En ese foro, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la mexicana Alicia Bárcena, recalcó la necesidad imperiosa de que la región trabaje "en una aproximación estratégica hacia China para conseguir mayores niveles de inversión extranjera directa china, especialmente dirigida a mejorar la infraestructura" con el objetivo de "promover la diversificación productiva y exportadora, y estimular alianzas empresariales sino-latinoamericanas". La titular del organismo creado en 1948 para el desarrollo latinoamericano no se ahorra palabras para señalar que en el marco de la crisis económica de los países occidentales, "el papel de China va a ser fundamental".
El presidente chino, Xi Jinping, auguró entonces que el comercio entre su país y los integrantes de la CELAC alcanzará en 2020 –dentro de apenas cinco años– los 500 mil millones de dólares, mientras las inversiones rondarán los 250 mil millones.
No debería resultar extraño con estos antecedentes que la mandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner haya ido un poco más lejos al indicar en su gira por China que "se acabó el mundo unipolar; entramos en una nueva era de multipolaridad en la que las naciones emergentes desempeñan un papel cada vez más preponderante en los designios de la humanidad y en la construcción de un mundo más justo y BRICS, Mecsino que conforma una política de Estado. Esto es, de esas que quien la suceda en el sillón de Rivadavia, sea cual fuere el ganador de los comicios de octubre, debería mantener y profundizar.
Desde usinas opositoras y de la Unión Industrial Argentina (UIA) se encargaron de fustigar los acuerdos firmados alegando que temen peligros para la mano de obra local. Desde lo que podría denominarse "el club de los ex secretarios de Energía" criticaron la forma de contratación establecida para los proyectos relativos al área. El presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, aprovechó para cuestionar la política oficial de retenciones, no sin reconocer que a China "año a año llega el 80% de las exportaciones argentinas de soja".
Lo cual plantea una contradicción importante: China beneficia a productores locales con su mercado impresionante al punto que todo el potencial local alcanzaría para alimentar 400 millones de personas, según la presidenta. Pero esa cantidad es menos del tercio de la población china y hay rubros en que los proveedores vernáculos no están en condiciones de satisfacer al demanda.
Los temores que expresan fuentes opositoras locales –ligados ideológicamente en su abrumadora mayoría al establishment de EE UU y Europa– tienen una base que los sectores más progresistas de la región no ignoran. El riesgo de que una gran potencia industrial ávida de alimentos y productos primarios se devore las ansias de desarrollo autónomo es real y atendible. Pero para eso se necesitan políticas consensuadas y de Estado. Y la oposición no está jugando ese mismo partido.
Cuando en la segunda mitad del siglo XIX las elites porteñas lograron el control total del país para comerciar sus ventajas comparativas con el Imperio Británico, fue en base a una guerra a sangre y fuego contra los caudillos del interior. No viene al caso recordar detalles que los lectores conocen. Fue entonces que se consolidaron las oligarquías regionales, ricas hasta la obscenidad en medio de la pobreza generalizada.
Ahora, los sucesores de esas mismas oligarquías –que no pararon de ganar dinero en estos años de acercamiento regional a China– son los mismos que en cada país denostan las políticas oficiales en este nuevo escenario de retracción de la potencia dominante y de empoderamiento de nuevos jugadores globales, como los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la CELAC y el propio Mercosur.
Según un reporte del banco suizo UBS AG correspondiente al año 2014, Bolivia tiene 40 nuevos ricos –245 en total– y Ecuador tiene en esta lista de los que tienen un patrimonio de más de 30 millones de dólares, a 280 personas. Esta nómina de supermillonarios está encabezada en América latina por Brasil, con 4225 señores que atesoran unos 820 milmillones de dólares.
Argentina es el tercero, con 1185 individuos (75 más que en 2013) que juntan un total de 160 mil millones de dólares, suficientes para dejar la deuda externa en cero. Paraguay, uno de los estadísticamente más pobres del continente, tiene 190 mega-ricos con 25 mil millones de dólares.
Venezuela, acosada por desabastecimiento al punto que el presidente Maduro debió procesar a varios empresarios, quejosos de falta de rentabilidad por las medidas de control del chavismo, tiene 450 acaudalados (15 más), que suman riquezas por 60 mil millones, de acuerdo al "World Ultra Weath Report” (http://www.wealthx.com/home/, hay que loguearse pero se baja gratis).
En el total, los que tienen más de "30 palos verdes" en la región suman 14.805 y acumulan unos 2225 billones de dólares, un 4,6% y un 5,5 % más respectivamente que en 2013. La cifra es más contundente si sólo se toman los "billonarios", o sea, los que tienen más de mil millones. Apunta el estudio del UBS AG que en América Latina hay 153 personas dentro de esa categoría, con 511 mil millones de dólares en capital. Son 42 (un 37%), más que hace un año y crecieron económicamente un 3% en ese lapso, el doble que el PBI regional, por cierto. ¿Cuánta de esa riqueza que no para de incrementarse es por negocios con China? Difícil estimarlo, sin embargo ideológicamente la mayoría de las entidades empresariales y de medios sostienen un discurso en contrario.
Una de las razones para el rechazo verbal es la presión de los centros de poder occidental sobre el gigante asiático, al que si bien todavía no lo ponen al nivel del "eje del mal" Rusia o Venezuela, ya comienzan a anotarle, sobre todo en Europa, señales de alarma.
En tal sentido, un libro de reciente aparición escrito por Michael Pillsbury, un experto que asesoró a todas las administraciones estadounidenses desde Richard Nixon a esta parte, marcará tendencia. En The Hundred year Marathon (La maratón de los cien años), Pillbury sostiene que en 1955 Mao Zedong lanzó un programa secreto para desplazar a Estados Unidos como potencia mundial para 2049, cuando se cumpla un siglo de la Revolución China. Pillsbury está convencido de que las agencias de inteligencia de EE UU. subestimaron la influencia de los chinos y "siguen obviando su poder e influencia".
El detalle es que tras la muerte de Mao, en 1976, China dio un giro copernicano en su economía y Deng Xiaoping dio inicio en 1979 al proceso de apertura que devino en esta potencia gobernada por un Partido Comunista pero con premisas económicas de cuño capitalista.
Ese giro al gusto de los poderosos del mundo colocó al gigante asiático al tope de los destinos para la inversión global. El total de inversiones directas en 2014 trepó a 127,6 mil millones de dólares, un 3% más que un año antes, mientras que durante ese año bajaron las inversiones en Estados Unidos de 230,8 mil millones a 86 mil millones.
El riesgo de generar condiciones para un neocolonialismo no sólo en Argentina sino en el resto de la región es cierto, más allá de las intenciones de la dirigencia china (business are business, después de todo). Por eso es necesaria una política de Estado y el apoyo de todos los actores involucrados. Para que no sólo los más ricos se lleven las ganancias.

Tiempo Argentino
Febrero 6 de 2014

Obama mueve las fichas en un fin de año movido

En política internacional –al igual que en la vida en general, aunque esto es más discutible– conviene no creer que las casualidades existen. Durante las últimas semanas fueron corriendo en paralelo un puñado de situaciones que no podrían asociarse al azar.  Por un lado, la crisis en la frontera rusa fue generando una serie de sanciones contra el gobierno de Vladimir Putin, al que se acusa de intentar rehacer el imperio zarista. Mientras tanto, persiste el acoso al gobierno de Nicolás Maduro, que también fue sancionado por la administración de Barack Obama por lo que considera una violación de los Derechos Humanos.
En otro tablero de esta partida de ajedrez, el precio del petróleo se seguía desplomando en una operación de la que no es ajena la Casa Blanca, principal apoyo político y militar de Arabia Saudita. Es que la Organización de Países Productores de Petróleo, OPEP, fundada en 1960 a instancias del gobierno venezolano de Rómulo Betancourt, no pudo acordar una reducción en la producción del crudo ante la negativa del reino saudí. Integrada, entre otros, por venezolanos y saudíes, la OPEP cuenta entre sus miembros a países como Libia, Irak, Irán, Ecuador y Nigeria. En 1973, la organización fue clave en la crisis del petróleo que disparó los precios en boca de refinería  al doble.
A pesar de las diferencias ideológicas y económicas, durante décadas hubo marcos para el acuerdo entre un rey Abdalá bin Abdelaziz en Riad con un Saddam Hussein en Bagdad, Muhammad Khadafi en Trípoli, los ayatolás en Teherán y hasta un Hugo Chávez en Caracas. Esta vez, la negativa de Arabia Saudita a disminuir la extracción para que los precios no caigan le dio un golpe mortal a la propuesta encabezada por el presidente Nicolás Maduro. La propuesta funcionaría si todos se pliegan, si de las arenas saudíes sigue fluyendo el líquido, además de que no se evitaría la caída se reducirían aún más los precios del principal ingreso venezolano.
Como se entiende, la jugada también perjudica a Irán, Libia e Irak. Pero sucede que en estos dos últimos países hay grupos irregulares (como el EI en el caso iraquí) que venden por su cuenta y sin intervención de ningún Estado establecido. Pero este escenario golpea sobremanera a Rusia, que no integra la OPEP pero es el tercer productor mundial y obtiene del oro negro su principal ingreso, junto con el gas, también devaluado por la caída de precios.
Circula la idea de que la baja tiene como objetivo lesionar el naciente negocio del fracking, con lo cual resultaría a salvo la sospecha sobre Estados Unidos, que se coló entre los top ten productivos precisamente a través de esta nueva técnica en territorio propio.  Pero no parece un buen argumento puntual: cualquier dumping es inicialmente una pérdida para el que lo realiza, pero con suficientes espaldas, a la larga destruye a los competidores. Nadie duda del aguante que tiene quien maneje la maquinita de fabricar dólares.
Y aquí viene la otra cuestión: ayer Putin tuvo que salir a señalar que los rusos deberán soportar dos años de crisis por la debacle de la economía. El rublo se desplomó un 30% en lo que va del mes y como el mandatario explicó, la poco diversificada economía de ese país impide evitar una caída semejante porque muchos productos que se podrían elaborar en Rusia deben importarse, y en moneda dura. Para Putin, las sanciones son responsables de esta crisis en parte, y otra parte lo es el derrumbe del precio del petróleo.
La economía venezolana también sufre el embate de esta pérdida en su principal activo, que es el crudo. Hay otro país que hace fuerza por ingresar a las grandes ligas de productores y que sufre las consecuencias de otra crisis que afecta a su empresa de bandera. En Brasil arreciaron estos días las denuncias por corrupción en Petrobras que amenaza a funcionarios del gobierno, opositores y empresarios privados y además, arrastraron a la baja sus acciones a un nivel histórico, a pesar de los yacimientos marinos que multiplicaron sus reservas en los últimos años.
Tras la derrota electoral de los demócratas en la elección de medio término de noviembre pasado, el gobierno de Obama intentó quitarse de encima la resaca a las apuradas. La iniciativa de legalizar a millones de inmigrantes indocumentados fue una, rechazada por la oposición republicana. Los medios más influyentes, léase The New York Times en primer lugar, venían insistiendo en el carácter retrógrado de mantener el bloqueo económico a Cuba, mientras denunciaban operaciones encubiertas a través de la USAID para desestabilizar al gobierno de la revolución.
 La frutilla del postre parecía el informe del Senado –todavía controlado por los demócratas– sobre las bárbaras torturas cometidas por la CIA en cárceles ilegales e incluso en Guantánamo. Desde esa base en la isla de Cuba salieron seis presos con rumbo a Montevideo, en el marco de un acuerdo con el gobierno de José Mujica para encontrar dónde llevar a acusados de terrorismo nunca juzgados ni condenados por los delitos por los que estuvieron detenidos. Pero faltaba algo más.
Mujica había pedido a cambio de aceptar a los presos de Guantánamo un gesto de Obama para levantar las sanciones a Cuba, que ya llevan 53 años de vigencia. Parecía un pedido que caería en saco roto. Pero inesperadamente el miércoles, en ¿coincidencia? con el cumpleaños de Jorge Bergoglio y con la sesión en la capital entrerriana de los presidentes del Mercosur, Obama y Raúl Castro anunciaron un intercambio de presos y la apertura de negociaciones para reanudar las relaciones diplomáticas, suspendidas cuando Fidel Castro declaró que Cuba marchaba al socialismo. Por la misma fecha en que un grupo de aventureros con apoyo de la CIA intentaba una invasión a la isla en Playa Girón.
"Estos 50 años de aislamiento no han funcionado, es momento de cambiar de postura. No creo que debamos de hacer lo mismo durante otras cinco décadas y esperar un resultado distinto", dijo Obama en su discurso. Fue una de las tantas frases con las que trató de edulcorar el fracaso de este medio siglo. La política que buscaba aislar a Cuba, reconoció el inquilino de la Casa Blanca, terminó por aislar a Estados Unidos. Las últimas votaciones en la ONU para levantar el bloqueo –188 a favor de Cuba y dos a favor de Estados Unidos– son la prueba más evidente, analizó Obama.
La reunión presidencial de Paraná estalló en alegría. Era un triunfo no solo de los cubanos, que resistieron las peores presiones durante más de cinco décadas, sino de los latinoamericanos, que cada uno a su manera fueron desandando un camino sinuoso iniciado durante los años 60 por dirigencias teñidas de un anticomunismo cerril cuando no de una obsecuencia venal con los mandatos de Washington.
Pero la cumbre del Mercosur no olvidó tras este gesto arriesgado de Obama –los anticastristas antediluvianos abundan en Estados Unidos– de rechazar las sanciones que paralelamente su administración había aprobado contra Venezuela.
Para Cuba se inicia un período de expectativas favorables. La reapertura de relaciones permitirá despejar un flujo de inversiones latentes que se demoraban por las restricciones y las sanciones establecidas en el paquete de leyes que sustentan el bloqueo, y que castigan también a terceros países que negocien con la isla.
Castro aleccionó en su discurso sobre la necesidad de aprender "el arte de la convivencia" entre naciones con perspectivas y sistemas diferentes. Y le aclaró a Obama que lo principal, que es el bloqueo, no está resuelto. Y que tiene cómo sortear lo que seguramente será un rechazo del congreso republicano a levantar la cincuentenaria medida, algo sobre lo que el presidente estadounidense ya había anunciado avances.
Los demócratas, en tanto, despejan el camino hacia la posibilidad de un nuevo período demócrata, en las elecciones de 2016. Con un tercer Bush en la gatera –Jeff, ex gobernador de Florida– el camino de Hillary Clinton suena menos dificultoso Obama cumple con promesas hechas a la comunidad hispana en su campaña. No cerró Guantánamo, pero fue liberando presos. No levantó el bloqueo, pero fue quien más avanzó en ese sendero. No logro una ley de inmigración, pero facilitó la legalización.
Al mismo tiempo, libera tensiones en el agitado "patio trasero" latinoamericano en vista de los frentes abiertos en Ucrania, Siria, Irak e Irán. No conviene creer que una potencia es capaz de dar una puntada sin nudo y menos si un discurso presidencial termina con un "todos somos americanos". En castellano.

Tiempo Argentino
Diciembre 19 de 2014

Ilustró Sócrates


El banco de los BRICS en combate contra el dólar

Las esperanzas que despertó la cumbre de BRICS en Fortaleza fueron, para algunos medios locales, mayores que las realidades que se podían concretar en la primera participación argentina en ese foro exclusivo. Se juntaban dos escenarios particularmente complicados: por un lado, la crisis con los fondos buitre que jaquea a la Argentina en un momento crítico. Pero paralelamente son muchos los que ansían desde hace décadas la construcción de un poder que contrapese la asfixiante expansión de Estados Unidos hacia todos los rincones del mundo tras la caída de la Unión Soviética a inicios de la década del '90.
Esta vez se unieron el deseo y la necesidad de este lado del Plata de lograr apoyos en su pelea de fondo en la Corte de Griesa y la expectativa de poder ingresar a BRICS para potenciar la voluntad de un desarrollo autónomo. Sin embargo, no es eso lo que fue a buscar Cristina Fernández y tampoco es eso lo que le estaban ofreciendo cuando recibió la invitación al encuentro de los presidentes en la ciudad brasileña.
BRICS es una construcción de los principales países emergentes, los que están destinados, según las especulaciones más sensatas, a liderar el mundo del siglo XXI. Cierto que el acrónimo surgió de un evaluador del banco Goldman Sachs (GS), una institución financiera que pocas ganas tiene de que cambie el mundo que hay. Y menos si ese cambio no lo puede controlar, como en cambio lo viene haciendo con la crisis europea. El mismo analista, Jim O'Neill, encontró otra sigla, PIGS (cerdos, en inglés) para definir a los que "se iban a ir para la B", Portugal, Italia, Grecia y España. Países estos donde el GS tiene mucha responsabilidad en el desastre.
En cuanto a los BRICS, puede decirse que hubo acercamientos en Asia de las principales potencias, Rusia, India y China, desde mucho tiempo antes de que O'Neill se pusiera a jugar con acrónimos. La aparición de Brasil en este horizonte se explica por la presencia de Lula de Silva en el gobierno, a partir de 2003. Y la de Sudáfrica le puso la frutilla al postre: sí, la visión del BRICS puede tener relación con factores económicos –representan el 43% de la población mundial y el 21% del PBI y ya explican la mitad del crecimiento mundial– pero mucho más la tiene con la geopolítica.
No solamente este grupo de naciones es fuerte en Asia, de donde son originarias y donde ocupan los primeros lugares en población y PBI. Ahora también tienen un pie en África y otro en América. Por otro lado, lograron unir a tres diferentes culturas que cada una a su manera buscan recuperar los lugares decisivos que han tenido a lo largo de la historia de la humanidad: la China milenaria, la trascendente India y el viejo hálito imperial de los zaristas. Todo bien sazonado con otra tierra que también supo ser imperio como Brasil y el país más europeizado del África negra. Hay que decir que una alianza entre el régimen racista de Sudáfrica ya se había producido durante los años de plomo en el Cono Sur, donde participaron las dictaduras brasileña y argentina. La idea era en esos tiempos setentistas armar una Organización del Tratado del Atlántico Sur de tinte fuertemente anticomunista. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que luego del embate inicial de Washington tras la debacle de la URSS –que a partir de los atentados a las Torres Gemelas avanzó para ocupar espacios territoriales en el entorno de Rusia y de China– se produjo la crisis económica del neoliberalismo y van apareciendo espacios para otros protagonistas en un nuevo escenario. China avanza a paso redoblado desde la apertura económica de 1979, de modo que no sorprende su nuevo rol de gran comprador y gran equilibrador internacional. La India, con el antecedente del gobierno de Rawahalal Nehru para "surfear" entre Moscú y Washington en los años de la Guerra Fría, ya ocupaba un espacio que por desarrollo y población le cabe. A esto se agrega Rusia, que con Putin y a caballo de la crisis europea busca retomar sus antiguas posesiones –con Crimea ya lo logró– y sus áreas de influencia, como hizo en Siria. Tres actores con intereses y armamento nuclear, dos de ellos con un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. No es poco.
Por eso es que a medida que fue pasando el tiempo, BRICS se va consolidando como eje de un poder aún incierto pero creciente. Una característica es que van paso a paso, como dijera un DT argentino. De modo que la ampliación hacia otros actores globales, como sería el caso de Argentina, por ahora deberá esperar. Por otro lado, habrá que analizar si es que es necesario estar en ese club, y de qué modo intervendrían los otros organismos de los que con más pertinencia forma parte el país, como Mercosur, Unasur y la Celac.
A pesar de esto, la sola sospecha de que se pudiera tratar esa cuestión en Fortaleza bastó para que desde una de las centrales empresarias brasileñas se tirara a petardear cualquier ampliación. Lo más probable es que si alguna vez es oportuno contar con un nuevo socio, como todo lo que se hace en BRICS suele obedecer a los tiempos chinos, todos estén avisados de la novedad y no sorprenda a nadie.
Lo que sí se anunció en Brasil fue la creación de un Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y un fondo común de reservas para casos de contingencia; 50 mil millones de dólares en el primer caso, 100 mil millones en el segundo. La directora del FMI, Christine Lagarde, se apuró a celebrar la iniciativa, con el tono protocolar que se aplica en contiendas de alto nivel como esta. Pero no es una buena novedad para la entidad que forzó medidas neoliberales en todo el mundo con la excusa de la ayuda financiera, de modo que no habrá que augurar una buena convivencia.
Suele decirse que los bancos prestan un paraguas cuando hay sol y lo reclaman cuando llueve. Un banco de los BRICS es la promesa de un banco que preste a los países necesitados cuando llueva y sin exigencias neoliberales. Algo que podría ayudar al desarrollo de la región con créditos accesibles, pero no en este preciso momento. Es que el NBD, que se comenzó a diseñar en 2012, entraría en vigencia recién para 2016.
Lo que gradualmente sí está en marcha es el intercambio de mercaderías en monedas locales entre los socios de BRICS. Acuerdos similares se llevan a cabo entre Argentina y China, y también con Brasil. El Banco del Sur también tiene ese propósito, pero se viene demorando y no son pocos los que acusan de la lentitud al Planalto, que apostó más a sus relaciones extraterritoriales.
Habrá que decir que un banco "multipolar" tendrá que resolver el problema de fondo que subyace detrás de todo este debate: el fetiche capitalista del dólar como moneda de reserva e intercambio. Es decir, que ponga el último remache al féretro de Bretton Woods de 1946, que estableció las reglas financieras internacionales al fin de la guerra. Hay analistas que avizoran que la divisa china, el yuan, será en pocos años un fuerte competidor del dólar, la divisa en que aún se realiza más del 80% del comercio internacional. Pero si es por experiencia concreta, el euro nació el 1º de enero de 1999 para competir directamente con el "verde" y no sólo todavía no lo logró sino que sufre un embate desde 2008 que lo hizo trastabillar bastante. Y para colmo, habrá que ver cómo queda posicionado el euro luego de que Estados Unidos y la Unión Europea firmen el Tratado de Libre Comercio por el que vienen bregando aceleradamente.
Todo tiene que ver con todo, dicen las malas lenguas. Y el derribo del avión de Malaysia Airlines en Donetsk también entra en el inventario de este nuevo escenario global. Aunque es pronto para decir de qué manera.
Se entiende que la urgencia de un título periodístico es abrumadoramente más perentoria que las necesidades de los líderes que se vienen juntando desde hace un quinquenio para buscarle la forma a un mundo multipolar.

Tiempo Argentino
Julio 18 de 2014

Ilustración Sócrates


Las reglas del juego latinoamericanista

La oposición faltó a la cita con el presidente Nicolás Maduro, argumentando que sólo acepta un encuentro para hablar de pacificación "con una agenda de asuntos relevantes al interés nacional, y con la participación de un tercero de buena fe, nacional o internacional, que facilite, garantice y, de ser necesario, medie, para que ese diálogo sea fructífero". El mandatario interpretó inmediatamente que la dirigencia más radicalizada de la MUD no quiere la paz y busca seguir empiojando las calles y provocar de ese modo reacciones peligrosas para el sistema democrático en ese país.
La cuestión, como se viene diciendo desde estas páginas, excede a Venezuela y se enmarca en el proceso de autonomía que vienen desarrollando los países de la región. De allí que no sea inocente la exigencia de la oposición no sólo de insistir en desconocer el triunfo del chavismo tanto en abril como en diciembre pasado, sino en pedir un mediador externo. En realidad, son dos caras de la misma moneda: "No nos sentamos con un gobierno ilegítimo. Tanto lo es que sólo aceptamos hablar de pacificación con alguien de afuera", sería la traducción del reclamo de la MUD. Suena a esa necesidad que tienen algunas parejas de recurrir a una terapia de ayuda ante una crisis de convivencia. Normalmente, el primer punto será determinar cómo se elige al profesional. Si es por el ofrecimiento de alguien relacionado con uno u otro "contendiente". La experiencia indica, por otro lado, que en el mejor de los casos el terapeuta puede lograr que no se maten, pero no siempre evitará el divorcio.
En ese camino, el gobierno de Panamá, en manos del empresario Ricardo Martinelli, pidió una reunión de la OEA para debatir la situación venezolana. Tal vez en este intríngulis haya un trasfondo fundamental para entender qué se juega en las calles venezolanas. Porque la Organización de Estados Americanos, la entidad formada en 1948 a gusto y necesidad de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, últimamente dejó de tener el peso político y sobre todo ideológico que solía.
Como muestra baste decir que ya no podría quitar la membrecía a Venezuela como sí pudo hacerlo con Cuba en 1962. Pero tras la reincorporación de la isla caribeña en 2009, a insistencia del resto de los países latinoamericanos, a fines de enero pasado, por primera vez tuvo que viajar a La Habana un secretario de la OEA. Y nada menos que para asistir a una cumbre del organismo creado para vaciarla de sustancia, la CELAC, la última contribución de Hugo Chávez a la integración americana… sin Estados Unidos ni Canadá.
El canciller Elías Jaua apuró un viaje a los países del Mercosur para explicar personalmente a los diversos mandatarios cuál es la situación venezolana desde la óptica del Palacio Miraflores. Hasta ahora el gobierno de Maduro había elegido intentar una solución a la crisis política por sus propios medios, entendiendo que recurrir a los instrumentos de protección democráticos de los distintos estamentos regionales podría interpretarse como una muestra de debilidad.
La CELAC todavía no tuvo su bautismo de sangre, como quien dice, pero la Unasur, que nuclea a 12 naciones sudamericanas, probó su eficacia para detener la intentona golpista de la media luna del Oriente boliviano en 2009, y luego el putsch policial contra Rafael Correa en 2010. Era natural que ahora apareciera como paso imprescindible para reforzar a la democracia en Venezuela. Y a eso enfila la minigira de Jaua. Por eso pide una reunión de la Unasur, que es el organismo natural, entre pares, donde debatir su caso.
Ese pedido de Jaua llega al mismo tiempo que desde la OEA se abortaba la convocatoria a los representantes de cada país en su sede de Washington para expresarles el pedido panameño de llamar a una cumbre de cancilleres. La explicación oficial de esta marcha atrás merece entrar en el catálogo de las excusas más sorprendentes: cuando fue realizada la convocatoria, el presidente del Consejo Permanente, el dominicano Pedro Vergés, no se encontraba en el edificio para recibirla, y las normas formales establecen que el funcionario debe estar físicamente presente para recibir el petitorio a una reunión. La suspensión de esta iniciativa es sin fecha. Lo que oculta tamaña puntillosidad es que no había quórum para que los delegados de Estados Unidos y Canadá pudieran "meter baza" en ese foro afín a sus intereses, para debatir la problemática de un adherente rebelde. Y que el rechazo venezolano tiene su peso.
Ayer también se conoció un informe del Departamento de Estado que advierte sobre "la impunidad, las restricciones a la libertad de prensa y la debilidad de los sistemas judiciales" en los países andinos. Un dossier "muy oportuno" que refleja la posición oficial del gobierno de Barack Obama sobre cuestiones muy sensibles para la opinión pública, y que le permite al canciller estadounidense, John Kerry, mostrarse "ecuánime", ya que cuestiona tanto a las autoridades de Ecuador y Bolivia como a las de Perú y Colombia. Ni qué decir sobre Venezuela. Tanto cabe una crítica por la "ineficiencia del sistema judicial" colombiano como la violencia contra  mujeres y niños en el Perú. A Bolivia, un país en permanente tensión con Washington, le achaca "problemas de Derechos Humanos"  por mala aplicación de la ley debido a las condiciones carcelarias de los imputados o condenados.
Como es de imaginar, sobre Venezuela destaca "limitaciones prácticas  en las libertades de expresión y de prensa" y acusa al gobierno de "utilizar el sistema judicial para intimidar y perseguir de manera selectiva a líderes de la sociedad civil que son críticos con el gobierno". Un muy conveniente rosario de reproches para abonar los argumentos de la oposición venezolana, replicado en estas tierras por sectores de la derecha, que cada vez muestran un sesgo más antichavista como reflejo de su inveterado antikirchnerismo. Como la presidenta apoya a Maduro, analizan, es conveniente estar con la oposición para no aparecer como furgón de cola del populismo latinoamericanista.
Si es lícito desplegar sospechas en torno de quienes son los que tienen algo por ganar con un crimen, el gobierno de Obama está mostrando en los últimos tiempos una eficacia en política exterior que ya envidiaría George W. Bush. Porque lo hace sin entrar en una guerra declarada e incluso reduciendo presupuesto. Cierto es que tuvo que "besar la lona" en su deseo de intervenir en Siria. Pero se desquitó con creces del presidente ruso Vladimir Putin en Ucrania, donde se supo que Kerry planteó el nombre del que debía ser el nuevo primer ministro, cosa que la dirigencia ucraniana cumplió al pie de la letra.
Tras haber "perdido" en el encuentro de la CELAC en La Habana, podría decirse que se tomó revancha en Sudamérica, haciendo temblar al gobierno brasileño con marchas violentas en las calles, y ahora mantiene en vilo a los impulsores de la integración ensayando un jaque temerario contra el sucesor de Hugo Chávez.
Que la jugada en Venezuela excede los límites del país se verifica también en que, tras el ingreso del último integrante del Mercosur, todavía los miembros del club atlantista no lograron juntarse en una cumbre, un encuentro que se viene demorando desde el intrincado retorno de Paraguay luego de las elecciones que llevaron al poder a Horacio Cartés.
La derecha argentina –pero también las de Paraguay y Uruguay– viene coqueteando, todavía de un modo elemental pero pertinaz, con la Alianza del Pacífico (AP), ese conglomerado de tinte neoliberal que integran Chile, Perú, Colombia y México. Los medios concentrados muestran a la AP como la panacea para todos los males de la economía vernácula. Aunque ocultan que se ofrece como continuadora de la idea del ALCA, la "regional" que capotó en Mar del Plata, en 2005, a instancias de Chávez, Néstor Kirchner y Lula da Silva.
Se entiende que el gobierno de Maduro apueste a tratar el hostigamiento a su gestión en la Unasur. Que no será un estricto mediador ni un terapeuta de pareja, pero sí puede servir como freno para las apetencias antidemocráticas de la oposición, tal como lo demostró en los casos boliviano y ecuatoriano. No pudo cumplir un mismo rol en Paraguay para defender a Fernando Lugo, y esa deuda todavía se paga. Pero se supone que ese fracaso también debió de enseñar, aunque en medio del fárrago cotidiano esto aún no sea fácil de determinar.
En este delicado tablero regional, Maduro, está claro, no iría a la OEA para no volver a legitimar su existencia. ¿Irían Henrique Capriles o Leopoldo López a la Unasur, donde deberían comprometerse a acatar las reglas del juego latinoamericanista?

Tiempo Argentino
Febrero 28 de 2014

Real politik se dice "es lo que hay"

En la misma semana hubo dos noticias auspiciosas para el proceso de integración regional. La primera se produjo en Chile, donde la socialista Michelle Bachelet, al frente de una alianza de partidos de centroizquierda, obtuvo un contundente triunfo sobre Evelyn Matthei y logró sacar a la derecha del gobierno, tras un interregno de cuatro años. La segunda es que el Congreso paraguayo, finalmente, aprobó el ingreso de Venezuela al Mercosur, con lo cual se destraba una situación que mantenía en estado vegetativo al proyecto atlantista sudamericano.
Bachelet dio fuertes señales en su primera rueda de prensa ante periodistas extranjeros. Habló en ese encuentro para propios y ajenos. A los de "adentro", les dijo que ella iba a ser la que designara al futuro gabinete. Fue en respuesta al ex presidente de la Democracia Cristiana, Gutenberg Martínez, quien en uno de esos exabruptos perfectamente calculados para generar debate, se adelantó a "sugerirle" a la médica chilena –que, vale recordar, ya fue presidenta entre 2006 y 2010– que sería bueno evitar que los socios del Partido Comunista obtengan algún ministerio en la futura administración. Los argumentos son los de siempre entre los sectores de la derecha: que el PCCh tiene rémoras antidemocráticas y que se los ve demasiado cerca del "régimen de los Castro".
Pero en esa rueda de prensa la mandataria electa dio otra señal clara de que, como ya lo hizo en su anterior gestión, apuesta por la integración y no ve con malos ojos a sus vecinos del eje atlantista. Cosa de dar pie a la interpretación de que se puede revivir otro ABC como el que Perón-Ibañez-Vargas intentaron con poco éxito en los '50, pero ahora con polleras y mejores perspectivas.
Bachelet no sólo fue la primera presidenta pro témpore de Unasur, sino que fue una firme impulsora de la unidad regional. Y brindó un fuerte mensaje institucional en 2009 cuando la intentona separatista-destituyente de la media luna rica de Bolivia. Incluso apoyó la investigación de la Masacre de Pando, lo que significó un definitivo respaldo al gobierno democrático de Evo Morales y la desarticulación definitiva de la derecha golpista en ese país.
Ahora, Bachelet recordó que la Alianza del Pacífico, que Chile integra con Perú, Colombia y México, no estaba pensada para  ser un eje de poder que compitiera desde el neoliberalismo con el Mercosur. Pero también subrayó que no sería fácil intentar que Chile se integrara a los socios del otro lado de la Cordillera porque hay pactos –sobre todo de libre comercio internacional– que impedirían ser algo más que "compañeros de ruta" hacia la Patria Grande.
De todas maneras, no sólo desde la DC le quisieron marcar la cancha a la chilena. También algunos sectores del empresariado salieron a decirle que las promesas electorales pueden ser altas y nobles y lúcidas, pero si las quiere llevar a la práctica la cosa no le va a resultar tan fácil, por más votos que tenga detrás. Alguno, como el armador Sven von Appen, llegó a decir sin ruborizarse que si las cosas no iban bien (o sea, si por remover demasiado las aguas se producen olas) se podría volver a necesitar de un Pinochet.
En Paraguay, mientras tanto, se dirimían los tramos finales para el retorno de ese país al Mercosur. Cuando Federico Franco tomó el poder interrumpiendo el gobierno democrático de Fernando Lugo, se encontró con una respuesta inesperada, la suspensión de Paraguay de todos los organismos regionales. Como reacción, pretendió hacer "pata ancha" con ofrecimientos de acuerdos fuera de la región, y lanzó bravuconadas de un toque nacionalista que buscaba argumentos en la historia del Paraguay.
Fue así que el Partido Liberal Radical Auténtico quiso comparar al gobierno de facto con la gesta de José Gaspar de Francia o los López en el siglo XIX. Pero a Franco no le daba la talla para tanto, ni mucho menos el Brasil del PT, la Argentina del kirchnerismo o el Uruguay del Frente Amplio se pueden comparar con la triple infamia de Pedro II de Braganza, Bartolomé Mitre y Venancio Flores.
La aspiración de los dirigentes que más avanzaron en la integración –Lula en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina y primero Tabaré Vázquez y luego José Mujica en Uruguay– era potenciar al Mercosur con la incorporación completa de más países. Además de Chile están en la gatera Ecuador y Bolivia. Pero la piedra en el zapato era Venezuela.
Hugo Chávez tenía para ofrecer una ampliación hacia el norte, que pone a Sudamérica mirando hacia el Caribe. Venezuela, ávida de alimentos –que no produce– tiene energía para ofrecer, algo vital para el desarrollo de algunos países. El único problemita era que para la retrógrada derecha paraguaya, Chávez era un dictador y Venezuela un régimen filomarxista, cruz diablo. Que además, intentaba cooptar a los paraguayos de la mano de Lugo.
Por las reglamentaciones internas, la llegada de un nuevo integrante al bloque tiene que ser refrendada por los congresos de todos y cada una de las naciones miembro. El senado paraguayo demoró hasta al hartazgo los pedidos de Lugo. Más aún, uno de los argumentos para derrocarlo fue que había aceptado firmar sin consulta el Protocolo de Usuahia II, que obliga a los integrantes de la Unasur a respetar el régimen democrático.
Junto con la suspensión de Paraguay –y como muestra de que no se iba a tolerar otra interrupción constitucional en esta parte del mundo– los demás miembros del Mercosur aceptaron el ingreso de Venezuela. Fue un trámite administrativo que dejaba abiertas demasiadas heridas. Mientras tanto, la dirigencia (el establishment) de Paraguay se dio cuenta andando el tiempo de que fuera de la unidad regional nada puede ofrecer el mundo ni a ese país ni al resto de sus vecinos, por más oportunidades que parezca haber dando vueltas por allí. A veces la geografía manda y la cuenca del Plata es una unidad territorial difícil de ignorar. El asunto era cómo arreglar el entuerto generado por el golpe y la ampliación del bloque.
Realizadas las elecciones presidenciales, las primeras en saludar al empresario Horacio Cartes fueron la argentina Cristina Fernández y la brasileña Dilma Rousseff. Y ambas dieron un mensaje claro y explícito: queremos a Paraguay de vuelta con nosotros. Pero no a cualquier precio, sino con Venezuela adentro. Con lo cual había que buscar un mecanismo que salvara el orgullo nacional paraguayo luego de tantos conatos agresivos que el PLRA utilizó para justificarse ante un electorado que había elegido a su aliado Lugo como presidente y ahora presenciaba una traición.
Cartes, obviamente, no es Francia ni los López precisamente. Pero tampoco es Bachelet. Más bien uno lo podría acercar a Sebastián Piñera o incluso a alguien más a la derecha. Las leyes represivas o las que hizo aprobar para desguazar el Estado y privatizar todo lo que privatizable y más no dejan lugar a muchas dudas. Tiene muchos otros defectos en su historial, incluso, pero no el de comer vidrio. Por eso forzó a que los colorados acepten levantar sanciones de "persona no grata" a Nicolás Maduro, al que habían acusado de conspirar con los militares paraguayos cuando era canciller de Chávez para que apoyaran a Lugo en el golpe de 2012. Era el paso previo a la aprobación del ingreso de Venezuela.
Ya no está presente el líder bolivariano, y Maduro consiguió una victoria que lo consolida como su sucesor en las municipales del 8 de diciembre. La derecha venezolana, amistosamente cercana del paraguayo, tuvo que comenzar también un replanteo de sus estrategias para la lucha política. No había mucho más para discutir en el Congreso de Asunción. Por eso, primero el Senado, que era el más reacio, y luego Diputados, aceptaron la incorporación de Venezuela al Mercosur, que es como decir que Paraguay aceptaba volver al bloque regional.
Ahora los medios pueden titular que fue Paraguay el que concedió el ingreso de la República Bolivariana al proyecto de integración nacido en Asunción en los '90, o que es el bloque el que obligó a aceptar la realidad que se fue alineando en este año y pico en la región. Lo mismo da. Lo concreto es que se percibe un renacer al menos institucional del Mercosur y nuevos aires para una integración que parecía haber perdido cuerpo meses atrás.
Quizás Bachelet no pueda realizar todo lo que prometió y desea. Seguramente Cartes es un empresario mañero que preferiría ganar más amigos en Washington que en el sur del continente. Pero como dicen del otro lado del Atlántico, lo que manda es la Real Politik. Un concepto que tranquilamente puede traducirse como "es lo que hay". Y sobre esa base habrá que seguir construyendo. ¿O alguien tiene otra opción mejor?

Tiempo Argentino
Diciembre 20 de 2013

domingo

La urgencia de la UE con el Mercosur


La Unión Europea apura un Tratado de Libre Comercio con el Mercosur para poder sentarse a negociar en mejores condiciones su TLC con Estados Unidos, que según adelantó Barack Obama, quiere presentarlo en sociedad en menos de 14 meses.
Esto se desprende de la visita que un grupo de europarlamentarios hizo por la región, donde mantuvieron reuniones con legisladores y miembros de los distintos gabinetes en busca de definiciones.

En la Argentina, tras un encuentro con el canciller Héctor Timerman, el vocero del grupo –el socialista español Luis Yañez Barnuevo– explicó en una charla informal con periodistas locales, entre los que estuvo Tiempo Argentino, que el 95% de las diferencias entre ambos bloques están solucionadas. "El problema es ese 5% que nos impide terminar un acuerdo", se sinceró Yañez Barnuevo, quien cruzó el Océano junto con Jean Pierre Audy, Josefa Andrés Barea y Mario Pirillo, todos ellos miembros de la comisión del Parlamento Europeo encargada de llevar a buen puerto las conversaciones entre ambos bloques.
En lo específico, el legislador destacó la buena predisposición de Timerman, sin pasar por alto que fue desde Buenos Aires que en 2010 se dio nuevo impulso a una negociación que parecía definitivamente estancada. Buena ocasión para que este médico –que adhirió al PSOE desde que era un partido ilegal, durante el franquismo– desmintiera a publicaciones donde se afirma que la Argentina traba los acuerdos para proteger sus mercados, mientras que Brasil aparece siempre como más proclive a la firma. "No acusemos a Argentina de lo que no es culpa de Argentina", concluyó, para recordar luego que Cristina Fernández y la entonces vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, sacaron hace tres años las conversaciones del freezer. Más aun, insistió en lo obvio, que "Brasil ni quiere ni puede firmar por separado un acuerdo con la UE ni la UE tampoco lo quiere". 
Por otro lado, Yañez Barnuevo fue muy claro en relación con la situación del Mercosur con la nueva incorporación de Venezuela y la suspensión de Paraguay. "La UE no tiene nada que decir al respecto, es un problema interno del Mercosur. Es como si el Mercosur intentara opinar sobre el ingreso de Turquía o Croacia a la UE. Sería algo fuera de lugar", señaló.
Por otro lado, puesto en números, el Mercosur con Venezuela representa un mercado que suma 300 millones de personas y particularmente el país bolivariano, al decir del eurodiputado, "compra de todo. Es una excelente oportunidad para comerciar". Es decir, más allá de cuestiones ideológicas, los negocios mandan.
Sin embargo, también la estrategia política tiene lo suyo por decir. Así fue que los parlamentarios no ocultaron que hay urgencias por acordar con Sudamérica para sentarse a negociar con Estados Unidos en mejores condiciones. El mensaje es que un pacto entre Bruselas y Washington implicaría la regulación de diversas normas de fabricación, que condicionarían acuerdos posteriores que fueran a firmar los 27 con un Pacto de Asunción ampliado.
Lo que no dicen –ni falta que hace– es que también fortalecería a Europa un TLC previo con el Mercosur. Por otro lado, en 2014 se renueva el Parlamento y nadie garantiza que los nuevos representantes sean afines a un acuerdo. Más bien todo lo contrario, podrían ganar influencia los euroescépticos. "El glamour de asociarse con Estados Unidos tal vez pese más", deslizó uno de los diputados.
Por eso ya no resulta tan determinante la protección del mercado agrícola y ganadero europeo y la liberalización de los sectores industrial y de servicios de Mercosur. Es así que la UE ahora está dispuesta a dar rebajas muy sensibles de tarifas a los productos agrícolas y ganaderos de Mercosur. Y acepta la importancia de que los "sureños" puedan desarrollar su industria.

Tiempo Argentino
Mayo 5 de 2013

viernes

La vuelta de los colorados a Paraguay



Aunque suene irónico, finalmente todo volvió a la normalidad en Paraguay. Es decir, los colorados regresan al gobierno –sin haber perdido el poder jamás– mientras que los liberales y los sectores progresistas vuelven a ser el partenaire necesario para legitimar el proceso electoral en un caso y las tentativas testimoniales por cambiar las bases políticas del corazón de América del Sur en el otro.
El 21 de abril, el empresario Horacio Cartes se convirtió en el presidente número 49 de los paraguayos y luego de cinco años –un interregno en que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) por primera vez acarició el sillón de los López en alianza con el ex obispo de San Pedro, Fernando Lugo– el partido de la derecha más retrógrada del Paraguay volvió a su sitial, que desde 1947 ocupó incluso a través de la dictadura de Alfredo Stroessner.
No había demasiadas expectativas de que puertas adentro de Paraguay las cosas fueran a ser diferentes en esta etapa, porque el final ya estaba cantado desde meses antes por los encuestadores, sobre todo desde el accidente que en febrero pasado le costó la vida al general golpista Lino Oviedo. Una salida de escena trágica pero conveniente para la Asociación Nacional Republicana (ANR, tal el nombre de formación del más que centenario partido colorado) ya que la agrupación creada por el general acusado de un puñado de delitos –entre ellos de planear el magnicidio del vicepresidente Luis María Argaña– competía directamente por el sector coloradista y en 2008 le había quitado votos por derecha.
El oviedismo en realidad había sido un desprendimiento del añejo partido conservador creado en 1887 para consolidar un modelo político, a tono con el paladar de los brasileños luego de la destrucción del país con la Guerra de la Triple Alianza. Guerra de la que participó la Argentina de la mano de Bartolomé Mitre como la segunda pata de ese triángulo genocida, conviene recordar.
Como para tener en cuenta de qué se habla cuando se recuerda al coloradismo, baste decir que es un modelo conservador populista y que entre 1947 y 1963 fue el único partido legal en Paraguay. También que desde entonces no había perdido ninguna elección hasta 2008. Primero, entre 1954 y 1989 porque el dictador Stroessner, un oscuro personaje que sobresalió por su acérrimo anticomunismo durante toda la guerra fría, mantenía un régimen sostenido por los militares y asentado en la corrupción y el contrabando. El golpe que dio su consuegro Andrés Rodríguez para destituirlo cuando ya no era sostenible para el resto de los países del bloque regional –que pergeñaban Argentina, Brasil y Uruguay y que necesitaba a Paraguay para tener sentido estratégico– consolidó este otro período más amigo de las urnas.
Los liberales, que tienen la misma tradición que el ANR, sólo que en su origen se recostaron más en Buenos Aires, gobernaron hasta 1936, cuando un golpe de Estado los desalojó del poder. Fueron clandestinos y en su lucha contra la dictadura sufrieron varios desprendimientos. El PLRA nació de uno de ellos, en 1978. Luego de ser legalizado participó de las sucesivas elecciones sin mayor éxito, aunque muchos de sus cuadros forman parte de la burocracia estatal, al punto que desde la izquierda se los acusa de ser funcionales a un régimen de terratenientes feudales sólo por conveniencia personal. La compra descarada de votos –una denuncia que le costó el cargo al presidente del Senado de Paraguay, Jorge Oviedo Matto, unos días antes de la elección– es apenas la punta de un iceberg escandaloso en la política de ese país.

Antecedentes vidriosos
Otro dato que ilustra sobre la realidad guaraní es que el ANC, como sucede con la mayoría de los partidos políticos, integra una alianza internacional. En su caso, la Unión Internacional Demócrata que fue fundada en 1983 con sede en Londres bajo el amparo de los entonces líderes mundiales Margaret Thatcher, primera ministra británica; el presidente George Bush (padre); el canciller alemán, Helmut Kohl y el que fuera Alcalde de París y luego presidente galo, Jacques Chirac.
La información sobre el ganador del comicio también es reveladora sobre quién es quién en el Paraguay que se viene (o que vuelve). Hijo del que fue representante del fabricante de aviones Cessna, Cartes estudió en los colegios Goethe y Cristo Rey y en Estados Unidos hizo estudios técnicos que lo llevaron a trabajar en la planta de esa empresa aeronáutica en Wichita, Kansas. A la vuelta se metió de lleno en el mundo financiero, primero fundando una casa de cambios que devino posteriormente en el Banco Amambay. Su carrera empresarial fue meteórica y ahora aparece como titular de 25 empresas que dan trabajo a más de 3.000 empleados.
Cables filtrados por WikiLeaks lo hacen aparecer en el centro de las sospechas por lavado de dinero proveniente del narcotráfico, según denuncias de la DEA elevadas al Departamento de Estado en Washington. A principios de 2000 el diario brasileño O Globo lo acusó de comandar «una gran lavandería para mafias de varios países, principalmente Brasil».
También en Brasil se originó una pesquisa sobre el ahora presidente electo del Paraguay por aquellos años. Así, en el relatorio «CPI da Piratería» (CPI es la Comisión Parlamentaria de Investigación de la Cámara de Diputados de esa nación), figura la Tabacalera del Este SA, de Ciudad del Este, propiedad de Cartes, como una de las empresas que contrabandea cigarrillos paraguayos hacia territorio brasileño.
Otro dato sobre su personalidad es que hasta hace algunos meses su participación en política había sido nula. Con decir que se jactaba de no haber votado nunca está todo dicho. ¿Cómo llegó a posicionarse para aspirar a la presidencia desde la ANR? Los paraguayos que no lo quieren bien sostienen que a «platazo limpio». Porque a su ingreso logró cambiar los estatutos del partido para poder postularse a la presidencia, ya que no tenía la cantidad de años de afiliación correspondiente. Otros afirman que los logros con el club Libertad, en el fútbol, le dieron notoriedad pública.
El ex presidente paraguayo Nicanor Duarte declaró en ese momento que con Cartes, comenzaba «la era de la pornografía política» en la ANR. Desde el diario ABC color, el más conservador de Paraguay, llegaron a decir que en las internas liberales de 2010 accedió a un «pedidito de uno que corre rally», en alusión al presidente del Partido Liberal, Blas Llano, que recibió publicidad de algunas de las empresas del presidente electo.

Del otro lado
Si este fuera sólo el perfil del ganador en un mundo impoluto sería una anomalía. Pero sucede que el que salió segundo, el liberal Efraín Alegre, tampoco aparece como un dechado de virtudes. Él y su candidato a vicepresidente, Rafael Fillizola, habían sido ministros de Lugo y fueron exonerados de su cargo por su participación en un complot en contra del ex sacerdote.
El reemplazante de Alegre en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) aseguró que su antecesor le había dejado «las arcas vacías». El diario La Nación de Asunción, que dedicó una amplia cobertura a los negocios non sanctos atribuidos a Cartes, señaló que el perjuicio de Alegre al erario público sería mayor a los 20 millones de dólares, presuntamente gastados en publicidad en radios, prensa escrita y televisiva «con el fin de crear un trampolín del equipo político efrainista […] para las presidenciales de 2013».
El resultado final del 21A le daba a Cartes un 46% de los votos contra un 37% de Alegre. Si todo fuera una cuestión de «platazo», esto probaría que el de Cartes fue más efectivo.
Mucho más lejos quedaron el periodista Mario Ferreiro y el «pollo» de Lugo, Aníbal Carrillo. Lugo, precisamente, fue electo senador por el Frente Guasú, una de las dos coaliciones de izquierda. Quizás una manera de probar a propios y ajenos que juntos podían aspirar a algo, pero separados no pasan de ser una fuerza sin ningún peso efectivo en la política paraguaya. Y esta certeza incluye a los liberales.

El foco en la región

Fernando Lugo es un ex sacerdote tercermundista que desde una diócesis en el lugar más empobrecido del Paraguay llegó a la presidencia de la nación en 2008, tras un acuerdo con el PLRA. Los liberales, partido del establishment al fin, pusieron al vicepresidente Federico Franco. Fue la primera vez en 61 años que pudieron desalojar del gobierno a los colorados y era una promesa de cambio sustancial para la política guaraní. Fue, claro, la primera derrota del «antiguo régimen» y la única forma en que el PLRA podía acceder al sillón de los López.
Desde un primer momento la tentación de digitar la política de Lugo fue grande. Sobre todo cuando, si bien tímidamente, el ex obispo fue dando algunos pasos hacia su promesa de reparto de tierras y fue estableciendo afinidades más sólidas con los gobiernos progresistas de la región, en una etapa particularmente laboriosa para los mandatarios latinoamericanos.
Lugo sufrió decenas de inten-
tos desestabilizadores, sobre todo desde sus aliados liberales. El bloqueo al ingreso de Venezuela al Mercosur en el Senado, que nunca toleró a Hugo Chávez, fue sólo una muestra. Las dificultades de los «luguistas», encolumnados en el Frente Guasú, para ampliar el espectro de apoyos, principalmente entre las bases campesinas, fue también importante.
Primero con la aparición de un presunto grupo guerrillero –el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)–, luego con la «amenaza» de reforma agraria a través del Indert (Instituto Nacional del Desarrollo Social y la Tierra), la institución destinada a otorgar tierras fiscales a agricultores pobres y a verificar la legalidad de las tenencias acreditadas por los poseedores actuales.
El tiro de gracia para Lugo fue la matanza de Curuguaty, un enfrentamiento entre campesinos y policías que en junio del año pasado dejó un saldo de 6 policías y 11 paisanos muertos a balazos. El que aparece como propietario de esas 2000 hectáreas en el este del país, Blas N. Riquelme, es un magnate ligado al Partido Colorado que según el Indert no tiene cómo demostrar que sus campos son realmente suyos y que acusó del hecho a miembros del EPP. Las pruebas preliminares indican que los policías habrían sido rematados por francotiradores de certera puntería alejados del centro de los incidentes.
Como sea, este incidente trágico fue la excusa para iniciar un trámite de destitución express contra Lugo en el Parlamento. Entre los considerandos finales de la destitución se destaca el artículo cuarto, donde se «acusa» a Lugo de haber firmado el Protocolo Ushuaia II, un documento complementario del compromiso democrático aprobado desde 1998 para garantizar el respeto a la Constitución y la voluntad popular en los países que desean formar parte de Mercosur y Unasur. «Es un atentado a la soberanía de la República del Paraguay suscrito por el Presidente Fernando Lugo Méndez con el avieso propósito de obtener un supuesto respaldo en su descarada marcha contra la institucionalidad y el proceso democrático de la República», señalaron sin que se les moviera la pera los destituyentes de entonces. Como se recuerda, el Paraguay de Franco fue suspendido de los organismos regionales y en el mismo acto se apuró la incorporación de Venezuela al Mercosur.
Con la elección de Cartes reaparece la posibilidad del retorno de Paraguay a los organismos regionales. Se lo dijo la presidenta Cristina Fernández en una comunicación telefónica a minutos de confirmarse el resultado. Se lo señaló también el gobierno brasileño a través del canciller Antonio Patriota. Luego de recordarle que la reincorporación guaraní está supeditada a la aceptación del ingreso de Venezuela. Lo que además implica el reconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro, ganador de los comicios en Venezuela el pasado 14 de abril.

 Revista Acción
Abril 30 de 2013