Hace seis años Karen
Hudes fue despedida del Banco Mundial, donde había trabajado por dos décadas.
Graduada en Derecho en la exclusiva Universidad de Yale, la mujer integraba el
departamento jurídico de la institución creada en el marco de Naciones Unidas
para apoyar el desarrollo y el combate a la pobreza. Vio muchas cosas en esos
veinte años la señora Hudes, y contó todo a sus superiores; y hasta elevó informes
a las autoridades estadounidenses, ya que por un acuerdo tácito el presidente
del BM siempre era un norteamericano a cambio de que el FMI estuviera en manos
de un europeo. Hasta que un día, por sus denuncias sobre la corrupción
imperante en la institución, la llevaron de patitas a la calle, no sin haberle
agradecido antes los servicios prestados y tratando de que no hiciera demasiado
ruido.
Ahora Karen Hudes es
lo que en inglés se conoce como whistleblower. La versión más callejera del
término sería 'soplona'. La más elegante, 'denunciadora'. Es la palabra con que
se denomina al soldado Bradley Manning y al más reciente Edward Snowden. Ella
mantiene su posición y volvió a la abogacía para mantenerse, pero mientras
tanto aparece en los medios en que la dejan para contar al público lo que fue
averiguando en torno de una trama del poder mundial en las sombras que mantiene
en vilo al planeta y como quien dice agarrado de los fundillos al propio
presidente de Estados Unidos, por la amenaza de un default que comparó a una
bomba atómica mundial.
Un artículo firmado
por Michael Snyder da cuenta del pensamiento de Hudes: "Ellos (por los
dueños del mundo, vamos) nos quieren a todos nosotros esclavizados a la deuda y
a todos nuestros políticos adictos a las enormes contribuciones que fluyen
hacia sus campañas." En una entrevista con The New American (TNA), un
sitio de la John Birch Society, una asociación paleoconservadora de Estados
Unidos fundada en 1958 para combatir el "peligro rojo" –o sea, no son
ni remotamente de izquierda–, la ex integrante del BM puede explayarse sobre un
estudio del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich titulado "Red
de control empresarial mundial" donde se repasaron las relaciones de 37
millones de empresas e inversores internacionales. "Lo que descubrieron es
que hay una super-entidad de apenas 147 muy íntimamente unidas
mega-corporaciones que controlan el 40% de toda la economía mundial",
revela Hudes en uno de los pocos lugares donde puede expresarse. Son en su casi
totalidad instituciones financieras, detalla. Al tope de ellas están, como es
de imaginar, Barclays Bank, JP Morgan Chase & Co y el grupo Goldman Sachs.
"Los recursos del mundo están siendo dominados por este grupo",
señala Hudes, para agregar, lapidaria, tras tacharlos de corruptos, que
"ellos han logrado dominar desde allí al BM, al FMI y a todos los bancos
centrales".
"Los banqueros
centrales han estado jugando con el sistema. Yo diría que se trata de una toma
de poder", subraya la mujer, que –destaca el TNA– coincide con Carroll
Quigley, ex consejero del presidente Bill Clinton, quien describió algo así en
un libro que publicó en 1996. Para Quigley, el objetivo de esta trama de
intereses es "crear un sistema mundial de control financiero en manos
privadas capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del
mundo en su conjunto" con eje en el Banco de Pagos Internacionales de
Basilea, Suiza. El BPI viene a ser el banco central de los bancos centrales, la
mayoría de los cuales están en manos privadas.
A diez días del 17
de octubre, cuando Estados Unidos puede entrar en default, el presidente Obama
designó a la nueva presidenta de la Reserva Federal (FED), el BC
estadounidense. Se trata de Janet Yellen, hasta ahora vicepresidenta de Ben
Bernanke en esa entidad. La FED, que pronto cumplirá cien años, por definición
es una estructura público-privada encargada de custodiar los fondos del sistema
bancario norteamericano.
La fabricación de
los dólares está bajo el control del Departamento del Tesoro –que es el
encargado de administrar los fondos estatales– a través del Bureau of Engraving
and Printing, la Oficina de Grabado e Impresión. Pero es la Reserva Federal la
que decide la cantidad de dinero que se pondrá en circulación. Una anomalía que
para los entendidos es una trampa anticonstitucional en la que aún nadie
reparó.
Otro
paleoconservador que fuera secretario del Tesoro de Ronald Reagan, Paul Craig
Roberts, del que ya se habló en estas páginas, mantiene floridos debates sobre
la cuestión en su blog. En uno de los últimos mensajes recuerda que el problema
de la crisis no es el techo de la deuda, cuya suba le permitiría a Obama
mantener el nivel de gastos y pagar las deudas sin recortes adicionales en el
sistema de salud como quiere la oposición. Es más, Craig Roberts apela a un
razonamiento que por lo obvio llama la atención que no hubiera circulado antes:
un presidente que tiene elementos legales en el marco de leyes
contraterroristas que le permiten secuestrar o asesinar a un enemigo político
en casi cualquier parte del mundo sin rendir cuentas a nadie, tranquilamente
"puede declarar una emergencia nacional y elevar el techo de la deuda
mediante una orden ejecutiva".
El economista
ultraliberal explica luego que el problema de fondo "es que la
deslocalización de empresas estadounidenses ha disminuido de manera permanente
los ingresos fiscales de Estados Unidos por aportes de los trabajadores".
Algo fundamental para mantener el flujo de dinero por aportes laborales al
sistema de salud y de jubilaciones, lo que genera déficits permanentes en las
cuentas públicas. "La Reserva Federal cubre el déficit mediante la
impresión de $ 1000 millones de dólares anuales con los que comprar deuda del
Tesoro e instrumentos financieros respaldados por hipotecas. El uso de la máquina
de impresión a gran escala socava el papel del dólar de EE UU como moneda de
reserva, la base de poder de EE UU." Craig Roberts acusa directamente al
déficit de haberse comido el superávit del sistema de seguridad social y como
manda la ortodoxia, teme una disparada inflacionaria por el uso desmesurado de
la "maquinita".
"La verdadera
crisis es la falta de inteligencia entre los economistas y los políticos que
nos han dicho desde hace veinte años que no nos preocupáramos por la
deslocalización de empleos en Estados Unidos, porque íbamos a tener una nueva
economía con mejores empleos", abunda el hombre.
No es de ahora que
Craig Roberts viene alertando sobre el camino que lleva la administración
central. Sobre todo critica a los republicanos, porque de ese palo viene, pero
se ganó el desdén de ambos sectores, que lo tildan de izquierdista extremo
cuando es todo lo contrario. El caso es que en otra ocasión escribió:
"Supuse que los republicanos sabían que durante los años de Reagan, David
Stockman y Alan Greenspan habían acelerado los aumentos del impuesto sobre la
renta de las personas físicas establecidos por el presidente Carter para
asegurar la viabilidad a largo plazo de la Seguridad y habían usado el dinero
para gastos operativos corrientes, dejando pagarés sin financiación en el
'fondo fiduciario' de la Seguridad Social." Luego brinda otra información
que resulta insólita, sobre todo en estas tierras: "Supuse que los
republicanos sabían que el presidente republicano del Consejo de Asesores
Económicos, Michael Boskin (…) había reconfigurado el Índice de Precios al
Consumidor a fin de quitar importancia a la inflación y reducir los ajustes al
costo de la vida en los pagos de la Seguridad Social."
Karen Hudes habló
también con la televisión rusa, ya que los grandes medios la ignoran. Allí, en
charla con la periodista Sophie Shevardnadze, alertó sobre una guerra de
divisas a raíz de un posible default estadounidense. "La Reserva Federal
está imprimiendo dólares como si no hubiera un mañana. Y si siguen haciéndolo,
el resto del mundo no los va a aceptar." Pone como ejemplo a los países
BRICS, que ya comercian entre ellos en monedas locales. ¿Por qué esas
cuestiones no aparecen ni en Estados Unidos ni en países como Argentina? La
respuesta también corre por cuenta de la "soplona". "Los medios
de comunicación están completamente controlados por las empresas privadas que
poseen el Sistema de la Reserva Federal. La mayoría de los ciudadanos
estadounidenses no tiene ni idea acerca de la corrupción que está saqueando su
economía." Y a renglón seguido denuncia que "la deuda se creó
simplemente para aquellos banqueros que apostaron por la deuda y la obligan a
crecer y agravar cada año. La deuda es una invención y probablemente debería
ser repudiada".
Por lo que se ve,
nada que por acá no se haya debatido hasta el hartazgo.
Tiempo Argentino
Octubre 11 de 2013
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