El jesuita holandés Frans van der Lugt tenía 75 años y hacía 48 que
ejercía el sacerdocio en Siria. Residía en Homs, una de las ciudades que
más sufren la guerra civil en ese país. Jan Stuyt, secretario de la
Orden de los Jesuitas de los Países Bajos, confirmó este lunes que "un
hombre vino a buscarlo, lo sacó de la casa y le disparó dos balazos en
la cabeza, en la calle, frente a su casa". Francisco, el primer jesuita
en dos milenios de cristianismo en coronarse Papa, expresó de inmediato
su "profundo dolor" por el brutal asesinato del misionero y rezó por
que "callen las armas y se ponga fin a la violencia" para llegar "a la
paz a través del diálogo".
Van der Lugt fue uno de los más fieles seguidores del precepto de "meter
los pies en el barro" que desde que llegó a la Santa Sede pretende
imponer el pontífice argentino. La muerte del cura holandés, aunque no
están claras las circunstancias, ocurre en un momento en que la Iglesia
pelea nuevamente un rol de liderazgo mundial, algo que hasta el 13 de
marzo de 2013, cuando hubo fumata blanca en Roma por Jorge Bergoglio,
nadie en su sano juicio podría haber imaginado.
Porque la catarata de denuncias de pedofilia y los sucesivos escándalos
con la llamada Banca de Dios, el Instituto de Obra Religiosa, habían
dejado a la imagen vaticana en su peor momento en siglos. No por nada
había renunciado Joseph Ratzinger.
El papado de Bergoglio de entrada se centró en una operación de cambio
de una imagen de Iglesia corrupta, cerrada en sí misma y alejada de los
fieles. Las sospechas de los sectores más progresistas de la región era
que Francisco, a pesar del nombre elegido –tan ligado a la versión más
"populista" del cristianismo romano– podría encubrir un papel similar al
que el polaco Karol Wojtyla realizó con total éxito para ayudar a
demoler el régimen soviético, primero en su patria –con la ayuda
invalorable de la CIA y del gobierno de EE UU-–y luego en la propia
Unión Soviética.
De acuerdo a esta interpretación del asenso del hincha de San Lorenzo al
trono de San Pedro, Francisco llegó para poner freno y limar poco a
poco a los gobiernos progresistas que en los últimos diez años llegaron
al poder en América Latina. De la mano de ONG y servicios secretos
apoyados por Washington, por supuesto. Pero también de los millones de
católicos que pueblan esta región y no ven con buenos ojos ciertos
cambios inspirados en las ideas cristianas incluso, pero que obligan a
limitar privilegios en muchos casos ancestrales.
De un modo que, hay que admitir, es magistral, Bergoglio supo dar vuelta
la percepción social de la Iglesia y poco a poco fue haciendo movidas
que la muestran nuevamente si no en el centro de las discusiones, al
menos sentada en la mesa chica. Que con pocas horas de diferencia hayan
visitado el Vaticano el presidente de Estados Unidos y la reina de Gran
Bretaña es todo un símbolo del lugar que los líderes tradicionales le
dan a la más vieja institución de Occidente.
Como el gran "tiempista" que es, el Papa también cambió a algunos de los
personajes más cercanos a Benedicto XVI, que habían sido protagonistas
de los escándalos o los habían ocultado con fruición. En el IOR terminó
casi dejando las cosas como estaban, aunque con algunas variantes que
tienden a un cierto grado de transparencia. Pero como secretario de
Estado de la Santa Sede, el segundo de la Curia, su brazo derecho y con
un grado de importancia similar a un primer ministro en un país
democrático –o más bien canciller– decidió llamar al que por cinco años
fuera Nuncio en Venezuela, el italiano Pietro Parolin. Sorprendió por
varias razones y una de ellas es por la edad del elegido, 58 años, un
joven para los cánones eclesiásticos.
La explicación que esgrimieron analistas de todo el mundo fue que
tradicionalmente si el Papa no es italiano, debe serlo el jefe de su
gobierno. Y que además, Parolin es uno de los hombres mejor preparados
para el manejo de las relaciones internacionales del Vaticano. Como que
desde que se ordenó sacerdote, en 1980, se puso a estudiar diplomacia y
seis años después, cuando tenía 31, comenzó una brillante carrera en la
Santa Sede. Se ocupó de las relaciones con Nigeria y México y abrió
canales de diálogo con Vietnam. El canciller papal, que faltó a su
propia asunción el 15 de octubre pasado porque tuvieron que hacerle una
intervención quirúrgica menor –de la que no se dijo mucho– habla
italiano, inglés, francés y español. Más aún, desde que el argentino
está en el Vaticano asegura que el castellano es el idioma del momento a
nivel internacional.
Pero fue Ratzinger quien lo había nombrado Nuncio en Caracas. El cargo
es el equivalente a embajador del Papa ante el presidente. Era la época
de Hugo Chávez y según lo recuerdan, nunca comulgó del todo con el líder
bolivariano, pero tampoco se colocó al lado de sus enemigos. Después de
todo, Chávez nunca se declaró ateo e incluso en sus últimos tiempos se
acercó cada vez más a la fe. Parolin estaría, a la muerte del mandatario
venezolano, destinado a un papel más importante en ese país al que
llegó como un desconocido y se fue como un especialista en sus luchas
internas.
Ayer comenzaba la ronda de diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y
los sectores de la oposición venezolana más amistosos con una solución
pacífica a la crisis. Luego de más de un mes de violencia callejera, con
un saldo de 40 muertos, una fuerte intervención de una comisión de
Cancilleres de la Unasur finalmente logró un acuerdo de los opositores
para sentarse a buscar líneas de salida civilizada junto con el
presidente bolivariano.
Los tiempos no dan ya para que la OEA sea el organismo rector de las
políticas latinoamericanas. Esa fue la primera mala noticia que se
vieron obligados a aceptar los representantes del antichavismo. Y que
tampoco está el horno para pedir "un mediador". Pero por eso de que
negociar implica también conceder, el gobierno venezolano debió admitir
que estos encuentros se hagan en presencia de un "testigo de buena fe"
como se lo denominó. Cumplen esa tarea tres ministros de Relaciones
Exteriores latinoamericanos –Colombia, Ecuador y Brasil– y un
representante del Vaticano. El gobierno y la oposición acordaron la
figura de Parolin como a alguien potable. Componedor, según piden los
antichavistas, un tercero privilegiado para el oficialismo.
El Vaticano aceptó de inmediato la oferta que lo pone nuevamente como
eje de la política internacional. La Santa Sede, desde las bulas papales
que repartieron el continente americano entre españoles y portugueses a
fines del siglo XV, siempre ocupó un estrado central en la región, que
se conquistó con una mano en la Biblia y otra en la espada. Siglos más
tarde, Juan Pablo II se apersonó para evitar una guerra entre Argentina
y Chile por el canal de Beagle, en 1978.
Al primer encuentro en Venezuela no fue Parolin, quizás porque se
reserva la llegada para cuando haya algo que firmar, si es que lo hay.
Sí estaba anunciada, en cambio, la presencia de su remplazante en la
nunciatura, el también italiano Aldo Giordano. El hombre tiene 60 años
–otro "pibe" en términos vaticanos– con experiencia diplomática como
observador en el Consejo de Europa, en Estrasburgo. Dato a tener en
cuenta: Giordano tiene un doctorado en el pensamiento de Friedrich
Nietzche, el filósofo alemán que anunció la muerte de Dios. Chávez, así
como se acercó al cristianismo visceral se había hecho un ávido lector
de Nietzche, según confesó varias veces.
Otro antecedente de Giordano es que el año pasado, estando en Venezuela,
publicó el libro Otra Europa es posible, los cristianos y las
perspectivas para el Viejo Continente Ideal. Señal que es capaz de
entender de qué viene la mano de la integración regional.
Es de esperar que todos cumplan su cuota parte en la pacificación de
Venezuela. Propios y ajenos, componedores y nietzcheanos. Y que
Bergoglio, ahora que logró readaptar a la Iglesia que dirige, no falte
al desafío histórico que se le presenta.
Y que en lugar de ser un Juan Pablo Tercero se ponga el humilde sayo de
Francisco para no contrariar a los millones de latinoamericanos que
aspiran a una Iglesia comprometida con los pobres y en contra de los
privilegios. ¿Lo hará?
Tiempo Argentino
Abril 11 de 2014
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