El editorial que publicaron el miércoles los diarios latinoamericanos
que decidieron coincidir en una campaña contra el gobierno de Nicolás
Maduro es elocuente. Por la forma, el contenido y la oportunidad.
Periódicos de derecha de Argentina, Chile, Uruguay, Colombia y Brasil,
tradicionalmente implicados en golpes de Estado –uno de ellos, incluso,
el O'Globo brasileño, hizo un mea culpa el año pasado- emitieron esta
suerte de comunicado conjunto mientras una comisión de cancilleres de la
Unasur mantenía encuentros en Caracas con las autoridades democráticas y
con la oposición para facilitar un diálogo que ponga fin a la ola de
violencia que se ensaña con ese país.
En el texto el editorialista (¿o habrá sido una tarea colectiva?)
reclama un mayor compromiso de la Organización de Estados Americanos
(OEA) en la crisis de Venezuela. Como se sabe, Panamá intentó forzar un
llamado del Consejo Permanente de ese organismo a una reunión de
cancilleres latinoamericanos. Por abrumadora mayoría los países de la
región rechazaron esa demanda. Ya estaba en marcha, para entonces, un
pedido de Maduro para que la Unasur hiciera un esfuerzo de acercamiento.
Unos días más tarde, la diputada de la oposición Corina Machado
–"lideresa" de las movilizaciones opositoras que, según dijo
explícitamente, deberían terminar con el derrocamiento del gobierno–,
aceptó la invitación de Panamá para sentarse en el sitial
correspondiente a ese país en otro encuentro de la OEA en Washington.
Hubiera sido un buen golpe publicitario que ella lograra hablar de la
situación interna de Venezuela en un ámbito que ya había decidido por
mayoría no entrometerse en el asunto. Pero el horno no está para ese
tipo de bollos en este momento y le negaron la posibilidad.
El ex candidato presidencial Henrique Capriles salió de inmediato a
atacar a la OEA con las mismas razones que expuso el editorial de los
diarios regionales: el organismo se desentiende de una crisis que atañe a
uno de sus miembros. El que le respondió fue el secretario general, el
chileno José Miguel Insulza. Le dijo, claramente, que "la OEA no está
para poner ni sacar gobiernos".
Lo que revelan estas últimas jugadas políticas y mediáticas es de qué se
está hablando cuando se habla de crisis en Venezuela. Se trata, en
realidad, de la pérdida de influencia de los organismos diseñados en
función y beneficio de la derecha latinoamericana y de Estados Unidos. Y
si los golpes en Honduras y Paraguay demostraron que todavía tienen
posibilidad de producir daño y causar escozor, no es menos cierto que es
enorme el camino recorrido. Por eso la crítica de los medios y de la
dirigencia ligada al establishment americano. De otro modo, ambos
tienden a quedarse afuera del debate por la "cosa pública", algo a lo
que no están acostumbrados y que no toleran hasta por una "cuestión de
piel".
No es casual que mientras todo esto ocurría en Venezuela, en Brasil el
coronel Paulo Malhaes relataba sin sonrojarse detalles escabrosos de las
torturas a que sometió personalmente a detenidos durante la dictadura
militar en ese país. El hombre "trabajó" en la llamada "Casa de la
Muerte" de Petrópolis, cerca de Río de Janeiro, donde habrían sido
asesinadas una veintena de personas y no será juzgado en virtud de la
ley de autoamnistía que pergeñaron los dictadores antes de entregar el
gobierno, en 1985. Pero su testimonio ante la Comisión de la Verdad
creada por Dilma Rosseff tiene el valor de ser el primer reconocimiento
de la barbarie, aunque Malhaes parece sentirse orgulloso de su oscuro
pasado y hasta es posible que haya abierto la boca para amedrentar.
El lunes se cumplen 50 años de aquel golpe, que adelantó otras barbaries
a nivel regional. Los militares brasileños venían complotando para
voltear la débil democracia en ese territorio. Habían logrado desplazar a
Janio Quadros, catalogado como "comunista" por haberse reunido con el
Che Guevara. El sucesor, João Goulart fue derrocado también por su
cercanía con la izquierda, según la versión oficial, el 31 de marzo de
1964. Pero las pruebas posteriores –aunque parezca insólito– demuestran
que el golpe se produjo un día después. Sucede que en Brasil el 1 de
abril es el Día del Bobo –o del Inocente- y se lo "celebra" contando
mentiras que solo creería un tonto. No era una buena manera de comenzar.
Es otro dato bien conocido que Guevara representaba a Cuba en la reunión
de Montevideo en 1962, cuando el gobierno de Fidel Castro fue expulsado
de la OEA porque la revolución se había declarado socialista. Un
encuentro con el Che también fue la excusa para sacar de la Casa Rosada a
Arturo Frondizi. La resistencia sobre todo de los gobiernos argentino y
brasileño a la expulsión de Cuba no logró el suficiente consenso como
para evitar que se siguiera al pie de la letra el libreto que forzaba la
Casa Blanca.
El dato que registra la derecha continental es que ya no se puede
imponer así como así el deseo del Departamento de Estado al sur del Río
Bravo. Hay una masa crítica con suficiente peso como para contrarrestar
esas presiones. El remanido editorial sugiere que algunos de los apoyos
que obtuvo Venezuela en la OEA se deben a que ese país entrega petróleo
en condiciones beneficiosas para los países que integran Petrocaribe. Y
por lo tanto exigen "pronunciarse valientemente sobre Venezuela y
demostrar si quiere conservar o abdicar a su legitimidad".
Olvida el informe –o escamotea el dato– que Unasur surgió a impulso de
Hugo Chávez. Y que precisamente se trata, a través de su última
contribución a la integración regional, la CELAC, de avanzar hacia un
club que no tenga entre sus socios a Estados Unidos ni a Canadá. De
allí la importancia simbólica que tendría un avance de la OEA contra un
gobierno chavista. De allí también la importancia de detectar quiénes
son los que se candidatean en Buenos Aires pero van a rendir cuentas a
Washington y a la OEA.
EN EUROPA DEL ESTE. En forma paralela se viene desarrollando la crisis
en Ucrania. Para completar el círculo de lo que implica un golpe blando,
ayer el Parlamento de Kiev aprobó una "ayuda" del FMI por un total de
27 mil millones de dólares. A cambio, deberá aumentar las tarifas de los
servicios públicos y despedir gradualmente a un 30% de los funcionarios
estatales, cosa de reducir el déficit fiscal a un 2,5% hacia 2016. El
paquete financiero fue previamente aprobado por el Congreso
estadounidense. En Washington, el FMI no logró que pasara una reforma a
su carta orgánica que permitiría mayor peso específico de los países
emergentes, entre ellos China, Rusia, Brasil y la India. Los
congresistas también saben de la pérdida de influencia estadounidense y
se niegan a renunciar a las pocas prerrogativas que aún conservan.
Mucho se habló de los tres golpes simultáneos que apoyó Estados Unidos
en estos meses: Siria, Ucrania y Venezuela. A medio siglo del golpe en
Brasil es bueno recordar la cadena de asaltos al poder entre los 60 y
70. Todos ellos enlazados bajo lo que después se conoció como el Plan
Cóndor, que fue una maniobra casi simultánea con otra que se
desarrollaba en Europa, conocida como Operación Gaudio. Que básicamente
consistía en un plan de desestabilización mediante las acciones de
grupos paramilitares que apuntaba a "combatir la amenaza comunista". El
plan puso en marcha una "estrategia de tensión" contra la democracia
italiana, cuando el PCI amenazaba con llegar al poder en cualquier
momento.
Si alguien cree que estos planes forman parte de un pensamiento
conspirativo muy propio de periodistas paranoicos, sería bueno mencionar
que los entretelones de la Operación Gaudio fueron revelados en octubre
de 1990 por el entonces presidente del Consejo de Ministros de Italia,
el fallecido Giulio Andreotti, hombre de la Democracia Cristiana. Y que
un par de meses después, Gaudio recibió la condena del Parlamento
Europeo.
Para aquellos que aún así cuestionan al gobierno venezolano y eligen
confiar en la información que emiten los centros de difusión
conservadores, es bueno señalar que la burocracia estadounidense
registra todos sus actos. Y que los archivos desclasificados nunca
desmintieron las sospechas sobre acciones de ese país en el exterior.
Como colofón, esta frase que el economista Jorge Beinstein publicó en un
imprescindible artículo titulado La ilusión del metacontrol imperial
del caos (http://beinstein.lahaine.org/?p=516). Es el extracto de una
charla que mantuvo el periodista estadounidense Ron Suskind con un
asesor de George W. Bush: "La gente cree que las soluciones provienen de
su capacidad de estudiar sensatamente la realidad discernible. En
realidad, el mundo ya no funciona así. Ahora somos un imperio y, cuando
actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras tú estás
estudiando esa realidad, actuaremos de nuevo, creando otras realidades
que también puedes estudiar. Somos los actores de la historia, y a
vosotros, todos vosotros, sólo os queda estudiar lo que hacemos."
Tiempo Argentino
Marzo 28 de 2014
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viernes
La oposición venezolana dirime su interna en las calles
En el fárrago de violencia en que se convirtió Venezuela en
estas horas, habrá que decir que la posición más civilizada resulta ser
la del ex candidato presidencial y gobernador del estado de Miranda,
Henrique Capriles. Porque la oposición venezolana –en un enfrentamiento
que salió a la luz en las últimas semanas– está dirimiendo su interna en
las calles del país, a un costo en vidas humanas que nadie sabe a
cuánto podría ascender.
El estallido que se produjo el miércoles, cuando se celebraba el Día de la Juventud (un homenaje a la Batalla de La Victoria, que el 12 de febrero de 1814 ganaron los patriotas ayudados por jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas), involucró a miles de muchachos que marcharon en todo el país, al principio en forma pacífica. Pero poco a poco las cosas se fueron de madre entre grupos chavistas y furibundos opositores. El gobierno denunció el incendio de vehículos, muchos de ellos oficiales, y el ataque indiscriminado contra edificios estatales.
Lo más grave, sin embargo, es la muerte, hasta ahora, de tres personas, dos de ellos estudiantes y el otro, un militante del chavismo, Juancho Montoya, un agente policial que estaba de civil y recibió un disparo en la cabeza y otro en el pecho frente al Banco Caroní, de La Candelaria, en el centro de la capital venezolana. Entre las víctimas fatales también hay un chico de 24 años, alumno de la Universidad Alejandro Humboldt, y otro que cursaba Derecho en la Universidad Central de Venezuela.
Al igual que los incidentes registrados en abril del año pasado, cuando el presidente Nicolás Maduro le ganó a Capriles por escaso margen en el primer comicio sin Hugo Chávez, entre los muertos en los choques con la oposición aparecen militantes del oficialismo. Se computaron, en ese momento, una decena de chavistas caídos. Lo que debería a esta altura ser índice claro de dónde viene la violencia y quiénes la padecen.
Que algo iba a pasar este miércoles, se olía en el ambiente. Durante varios días, los principales referentes de la oposición debatieron la cuestión primero en sordina, luego en tweets y más tarde en forma pública. Los que llevaron la voz cantante fueron María Corina Machado Parisca y Leopoldo López Medina. El ex alcalde de Chacao habló sin tapujos de copar las calles hasta encontrar "una salida inmediata" al gobierno de Maduro. Machado se preguntaba, insidiosamente, "¿hasta cuándo, hasta cuándo vamos a esperar?". Es cierto que suena a apriete destituyente, y que además es una peligrosa jugada golpista.
López es una suerte de Enrique Peña Nieto venezolano: joven, elegante y pintón. A los 42 años, ya fue alcalde en el municipio caraqueño de Chacao por dos períodos consecutivos. Economista, graduado en Ohio y luego en políticas públicas en Harvard, quedó relegado de la función pública tras el intento de golpe de 2002 contra Chávez, que como se recordará estuvo fogoneado por la dirigencia empresarial del país y la cúpula de la empresa PDVSA, que no quería aceptar las nuevas reglas del gobierno. Emparentado con el mismísimo Bolívar y con el primer presidente del país, Cristóbal Mendoza, López fue acusado de haber recibido una donación de la petrolera –donde su madre era gerente de Asuntos Públicos– para una ONG que regenteaba. El caso terminó en la CIDH, que apoyó la moción de López, quien sin embargo sigue interdicto.
La diputada Machado proviene de sectores similares de la sociedad venezolana. Es ingeniera y la mayor de las hijas del empresario del acero Enrique Machado Zuloaga. Se graduó también en Estados Unidos, en su caso en Yale, en el Programa de Líderes Mundiales. George W. Bush la recibió en su despacho en mayo de 2005, provocando la reacción del presidente Chávez.
Cómo será de mal vista la opción de la "lucha callejera" en grandes sectores opositores a Maduro, que Capriles –a quien nadie fuera de sus mismos compañeros de ruta podría acusar de timorato– lo viene cruzando a López desde que se celebraron las municipales, en diciembre pasado. Hace un par de días, en su cuenta de Twitter, el gobernador de Miranda incluso aconsejó a sus seguidores la lectura de un artículo de un periodista de su palo: "A ntros seguidores RT @prodavinci: #LosMásLeídos Venezuela, los dilemas de la Oposición; por Fernando Mires http://is.gd/zkNg53", escribió el 10 de febrero en @hcapriles.
El artículo en cuestión hace un repaso crítico de las controversias de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). "Hay que aceptarlo, es normal, es lógico y puede que hasta sea necesario: la oposición venezolana se encuentra dividida", comienza Mires, que si bien no se permite calificar al dúo López-Machado de golpistas, sí los acusa de recurrir a una respuesta demasiado fácil, como es la de forzar la lucha política en las calles. "López y Machado lo han planteado en términos inequívocos: Se trata de 'La Salida'. En otras palabras, ambos dirigentes (repito, dirigentes, no líderes) están planteando una salida insurreccional, todo lo pacífica, democrática e institucional que se quiera, pero insurreccional al fin. No otra cosa puede ser una 'salida'". Y le recuerda a la senadora una frase del politólogo alemán Max Weber: "La política se hace con la cabeza y no con otras partes del cuerpo."
El planteo central de Mires, virtual vocero de Capriles, es que el perdidoso candidato "planteaba la insurrección constitucional en el caso de una victoria y no en el caso de una derrota plebiscitaria, como hoy intentan hacerlo López y Machado". Es que el resultado de las elecciones municipales del 8D plantea, para los "moderados", un llamado de atención sobre las mejores estrategias para derrotar al chavismo. Lo dice claramente Mires: "¿Cuántos trabajadores dejarán a un lado las banderas del chavismo para sumarse a las de López y Machado?" Es decir, para crecer la derecha necesita seducir a descontentos con el gobierno, en un contexto de inflación y escasez de productos básicos en las góndolas de los supermercados. Y confrontar en forma violenta no le parece el mejor escenario.
Uno de los primeros mensajitos en Twitter de Henrique Capriles después de los violentos incidentes del miércoles, no deja lugar a dudas. "Somos millones q queremos cambio sin sangre y muerte! Algo q nunca comprenderán, extremos! Quieren confundir resultados q no les pertenecen." No fue un aviso para el gobierno de Maduro ni los chavistas en su conjunto. Fue una clara advertencia a López y Machado. Un texto que traducido al porteño básico indica: "Es cierto que no derrotamos a Maduro. Pero el resultado de las municipales fue excelente para la MUD porque yo le puse el lomo al desafío. No se peinen para la foto y menos recurriendo a métodos piantavotos."
La Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, evaluará la actuación de Machado y su responsabilidad en los incidentes. La jueza caraqueña Ralenys Tovar Guillén dictó la orden de detención contra Leopoldo López pero también contra dos presuntos conspiradores de vieja data: Mario Iván Carratú y Fernando Gerbasi.
Carratú es un vicealmirante retirado que dirigió el Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional y, cuando el intento de golpe de Chávez en 1992, siendo jefe de la Casa Militar, salió en defensa del presidente Carlos Andrés Pérez. Gerbasi es un diplomático de carrera que fue embajador en Corea del Norte, la ex República Democrática Alemana, Brasil, Italia y Colombia. Se fue de la función pública en diciembre de 2002 y ayer, el ex presidente colombiano Andrés Pastrana comenzó a pedir públicamente a su favor.
Las acusaciones contra la dupla López-Machado se explican solas. Contra el otro dúo de conjurados la cuestión viene de más lejos. El gobierno mostró una cinta donde se escucha la voz de ambos en pleno acto de confabulación. En el audio, presuntamente Gerbasi informa a Carratú ("sólo te llamé a ti", explica) sobre planes de la oposición para las marchas del Día de la Juventud, y le indica que va a ocurrir algo similar a lo ocurrido el 11 de abril de 2002, cuando una balacera sirvió de excusa para el efímero derrocamiento de Chávez. "Nada de ir en primera fila, mantente a los lados" recomienda Gerbasi.
"Deben informar quién les dijo lo del 11 de abril y quién los llamó para alertarlos sobre un derramamiento de sangre en Venezuela", se ofuscó Maduro cuando informó sobre el pedido de captura de los agitadores. Gerbasi niega las acusaciones, dice que la conversación nunca existió. Pero en un tweet del 7 de febrero había escrito: "@hcapriles está declarando más como resentido que como líder político. A ponerse las pilas sino su "autobús" lo deja." De más está decir que el autobús que se escapaba era el de las protestas callejeras. "Muchos políticos de la oposición ven al país con encuestas de hace seis meses y no con la realidad de hoy en día", agregó.
"¡Quienes queremos un cambio real y paz en Venezuela no terminaremos secuestrados por grupos violentos!", replicó Capriles. Habrá que ver si le alcanza para frenar el fanatismo de sus cofrades.
Tiempo Argentino
Febrero 14 de 2014
El estallido que se produjo el miércoles, cuando se celebraba el Día de la Juventud (un homenaje a la Batalla de La Victoria, que el 12 de febrero de 1814 ganaron los patriotas ayudados por jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas), involucró a miles de muchachos que marcharon en todo el país, al principio en forma pacífica. Pero poco a poco las cosas se fueron de madre entre grupos chavistas y furibundos opositores. El gobierno denunció el incendio de vehículos, muchos de ellos oficiales, y el ataque indiscriminado contra edificios estatales.
Lo más grave, sin embargo, es la muerte, hasta ahora, de tres personas, dos de ellos estudiantes y el otro, un militante del chavismo, Juancho Montoya, un agente policial que estaba de civil y recibió un disparo en la cabeza y otro en el pecho frente al Banco Caroní, de La Candelaria, en el centro de la capital venezolana. Entre las víctimas fatales también hay un chico de 24 años, alumno de la Universidad Alejandro Humboldt, y otro que cursaba Derecho en la Universidad Central de Venezuela.
Al igual que los incidentes registrados en abril del año pasado, cuando el presidente Nicolás Maduro le ganó a Capriles por escaso margen en el primer comicio sin Hugo Chávez, entre los muertos en los choques con la oposición aparecen militantes del oficialismo. Se computaron, en ese momento, una decena de chavistas caídos. Lo que debería a esta altura ser índice claro de dónde viene la violencia y quiénes la padecen.
Que algo iba a pasar este miércoles, se olía en el ambiente. Durante varios días, los principales referentes de la oposición debatieron la cuestión primero en sordina, luego en tweets y más tarde en forma pública. Los que llevaron la voz cantante fueron María Corina Machado Parisca y Leopoldo López Medina. El ex alcalde de Chacao habló sin tapujos de copar las calles hasta encontrar "una salida inmediata" al gobierno de Maduro. Machado se preguntaba, insidiosamente, "¿hasta cuándo, hasta cuándo vamos a esperar?". Es cierto que suena a apriete destituyente, y que además es una peligrosa jugada golpista.
López es una suerte de Enrique Peña Nieto venezolano: joven, elegante y pintón. A los 42 años, ya fue alcalde en el municipio caraqueño de Chacao por dos períodos consecutivos. Economista, graduado en Ohio y luego en políticas públicas en Harvard, quedó relegado de la función pública tras el intento de golpe de 2002 contra Chávez, que como se recordará estuvo fogoneado por la dirigencia empresarial del país y la cúpula de la empresa PDVSA, que no quería aceptar las nuevas reglas del gobierno. Emparentado con el mismísimo Bolívar y con el primer presidente del país, Cristóbal Mendoza, López fue acusado de haber recibido una donación de la petrolera –donde su madre era gerente de Asuntos Públicos– para una ONG que regenteaba. El caso terminó en la CIDH, que apoyó la moción de López, quien sin embargo sigue interdicto.
La diputada Machado proviene de sectores similares de la sociedad venezolana. Es ingeniera y la mayor de las hijas del empresario del acero Enrique Machado Zuloaga. Se graduó también en Estados Unidos, en su caso en Yale, en el Programa de Líderes Mundiales. George W. Bush la recibió en su despacho en mayo de 2005, provocando la reacción del presidente Chávez.
Cómo será de mal vista la opción de la "lucha callejera" en grandes sectores opositores a Maduro, que Capriles –a quien nadie fuera de sus mismos compañeros de ruta podría acusar de timorato– lo viene cruzando a López desde que se celebraron las municipales, en diciembre pasado. Hace un par de días, en su cuenta de Twitter, el gobernador de Miranda incluso aconsejó a sus seguidores la lectura de un artículo de un periodista de su palo: "A ntros seguidores RT @prodavinci: #LosMásLeídos Venezuela, los dilemas de la Oposición; por Fernando Mires http://is.gd/zkNg53", escribió el 10 de febrero en @hcapriles.
El artículo en cuestión hace un repaso crítico de las controversias de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). "Hay que aceptarlo, es normal, es lógico y puede que hasta sea necesario: la oposición venezolana se encuentra dividida", comienza Mires, que si bien no se permite calificar al dúo López-Machado de golpistas, sí los acusa de recurrir a una respuesta demasiado fácil, como es la de forzar la lucha política en las calles. "López y Machado lo han planteado en términos inequívocos: Se trata de 'La Salida'. En otras palabras, ambos dirigentes (repito, dirigentes, no líderes) están planteando una salida insurreccional, todo lo pacífica, democrática e institucional que se quiera, pero insurreccional al fin. No otra cosa puede ser una 'salida'". Y le recuerda a la senadora una frase del politólogo alemán Max Weber: "La política se hace con la cabeza y no con otras partes del cuerpo."
El planteo central de Mires, virtual vocero de Capriles, es que el perdidoso candidato "planteaba la insurrección constitucional en el caso de una victoria y no en el caso de una derrota plebiscitaria, como hoy intentan hacerlo López y Machado". Es que el resultado de las elecciones municipales del 8D plantea, para los "moderados", un llamado de atención sobre las mejores estrategias para derrotar al chavismo. Lo dice claramente Mires: "¿Cuántos trabajadores dejarán a un lado las banderas del chavismo para sumarse a las de López y Machado?" Es decir, para crecer la derecha necesita seducir a descontentos con el gobierno, en un contexto de inflación y escasez de productos básicos en las góndolas de los supermercados. Y confrontar en forma violenta no le parece el mejor escenario.
Uno de los primeros mensajitos en Twitter de Henrique Capriles después de los violentos incidentes del miércoles, no deja lugar a dudas. "Somos millones q queremos cambio sin sangre y muerte! Algo q nunca comprenderán, extremos! Quieren confundir resultados q no les pertenecen." No fue un aviso para el gobierno de Maduro ni los chavistas en su conjunto. Fue una clara advertencia a López y Machado. Un texto que traducido al porteño básico indica: "Es cierto que no derrotamos a Maduro. Pero el resultado de las municipales fue excelente para la MUD porque yo le puse el lomo al desafío. No se peinen para la foto y menos recurriendo a métodos piantavotos."
La Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, evaluará la actuación de Machado y su responsabilidad en los incidentes. La jueza caraqueña Ralenys Tovar Guillén dictó la orden de detención contra Leopoldo López pero también contra dos presuntos conspiradores de vieja data: Mario Iván Carratú y Fernando Gerbasi.
Carratú es un vicealmirante retirado que dirigió el Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional y, cuando el intento de golpe de Chávez en 1992, siendo jefe de la Casa Militar, salió en defensa del presidente Carlos Andrés Pérez. Gerbasi es un diplomático de carrera que fue embajador en Corea del Norte, la ex República Democrática Alemana, Brasil, Italia y Colombia. Se fue de la función pública en diciembre de 2002 y ayer, el ex presidente colombiano Andrés Pastrana comenzó a pedir públicamente a su favor.
Las acusaciones contra la dupla López-Machado se explican solas. Contra el otro dúo de conjurados la cuestión viene de más lejos. El gobierno mostró una cinta donde se escucha la voz de ambos en pleno acto de confabulación. En el audio, presuntamente Gerbasi informa a Carratú ("sólo te llamé a ti", explica) sobre planes de la oposición para las marchas del Día de la Juventud, y le indica que va a ocurrir algo similar a lo ocurrido el 11 de abril de 2002, cuando una balacera sirvió de excusa para el efímero derrocamiento de Chávez. "Nada de ir en primera fila, mantente a los lados" recomienda Gerbasi.
"Deben informar quién les dijo lo del 11 de abril y quién los llamó para alertarlos sobre un derramamiento de sangre en Venezuela", se ofuscó Maduro cuando informó sobre el pedido de captura de los agitadores. Gerbasi niega las acusaciones, dice que la conversación nunca existió. Pero en un tweet del 7 de febrero había escrito: "@hcapriles está declarando más como resentido que como líder político. A ponerse las pilas sino su "autobús" lo deja." De más está decir que el autobús que se escapaba era el de las protestas callejeras. "Muchos políticos de la oposición ven al país con encuestas de hace seis meses y no con la realidad de hoy en día", agregó.
"¡Quienes queremos un cambio real y paz en Venezuela no terminaremos secuestrados por grupos violentos!", replicó Capriles. Habrá que ver si le alcanza para frenar el fanatismo de sus cofrades.
Tiempo Argentino
Febrero 14 de 2014
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