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La oposición venezolana dirime su interna en las calles

En el fárrago de violencia en que se convirtió Venezuela en estas horas, habrá que decir que la posición más civilizada resulta ser la del ex candidato presidencial y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles. Porque la oposición venezolana –en un enfrentamiento que salió a la luz en las últimas semanas– está dirimiendo su interna en las calles del país, a un costo en vidas humanas que nadie sabe a cuánto podría ascender.
El estallido que se produjo el miércoles, cuando se celebraba el Día de la Juventud (un homenaje a la Batalla de La Victoria, que el 12 de febrero de 1814 ganaron los patriotas ayudados por jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas), involucró a miles de muchachos que marcharon en todo el país, al principio en forma pacífica. Pero poco a poco las cosas se fueron de madre entre grupos chavistas y furibundos opositores. El gobierno denunció el incendio de vehículos, muchos de ellos oficiales, y el ataque indiscriminado contra edificios estatales.
Lo más grave, sin embargo, es la muerte, hasta ahora, de tres personas, dos de ellos estudiantes y el otro, un militante del chavismo, Juancho Montoya, un agente policial que estaba de civil y recibió un disparo en la cabeza y otro en el pecho frente al Banco Caroní, de La Candelaria, en el centro de la capital venezolana. Entre las víctimas fatales también hay un chico de 24 años, alumno de la Universidad Alejandro Humboldt, y otro que cursaba Derecho en la Universidad Central de Venezuela.
Al igual que los incidentes registrados en abril del año pasado, cuando el presidente Nicolás Maduro le ganó a Capriles por escaso margen en el primer comicio sin Hugo Chávez, entre los muertos en los choques con la oposición aparecen militantes del oficialismo. Se computaron, en ese momento, una decena de chavistas caídos. Lo que debería a esta altura ser índice claro de dónde viene la violencia y quiénes la padecen.
Que algo iba a pasar este miércoles, se olía en el ambiente. Durante varios días, los principales referentes de la oposición debatieron la cuestión primero en sordina, luego en tweets y más tarde en forma pública. Los que llevaron la voz cantante fueron María Corina Machado Parisca y Leopoldo López Medina. El ex alcalde de Chacao habló sin tapujos de copar las calles hasta encontrar "una salida inmediata" al gobierno de Maduro. Machado se preguntaba, insidiosamente, "¿hasta cuándo, hasta cuándo vamos a esperar?". Es cierto que suena a apriete destituyente, y que además es una peligrosa jugada golpista.
López es una suerte de Enrique Peña Nieto venezolano: joven, elegante y pintón. A los 42 años, ya fue alcalde en el municipio caraqueño de Chacao por dos períodos consecutivos. Economista, graduado en Ohio y luego en políticas públicas en Harvard, quedó relegado de la función pública tras el intento de golpe de 2002 contra Chávez, que como se recordará estuvo fogoneado por la dirigencia empresarial del país y la cúpula de la empresa PDVSA, que no quería aceptar las nuevas reglas del gobierno. Emparentado con el mismísimo Bolívar y con el primer presidente del país, Cristóbal Mendoza, López fue acusado de haber recibido una donación de la petrolera –donde su madre era gerente de Asuntos Públicos– para una ONG que regenteaba. El caso terminó en la CIDH, que apoyó la moción de López, quien sin embargo sigue interdicto.
La diputada Machado proviene de sectores similares de la sociedad venezolana. Es ingeniera y la mayor de las hijas del empresario del acero Enrique Machado Zuloaga. Se graduó también en Estados Unidos, en su caso en Yale, en el Programa de Líderes Mundiales. George W. Bush la recibió en su despacho en mayo de 2005, provocando la reacción del presidente Chávez.
Cómo será de mal vista la opción de la "lucha callejera" en grandes sectores opositores a Maduro, que Capriles –a quien nadie fuera de sus mismos compañeros de ruta podría acusar de timorato– lo viene cruzando a López desde que se celebraron las municipales, en diciembre pasado. Hace un par de días, en su cuenta de Twitter, el gobernador de Miranda incluso aconsejó a sus seguidores la lectura de un artículo de un periodista de su palo: "A ntros seguidores RT @prodavinci: #LosMásLeídos Venezuela, los dilemas de la Oposición; por Fernando Mires http://is.gd/zkNg53", escribió el 10 de febrero en @hcapriles.
El artículo en cuestión hace un repaso crítico de las controversias de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). "Hay que aceptarlo, es normal, es lógico y puede que hasta sea necesario: la oposición venezolana se encuentra dividida", comienza Mires, que si bien no se permite calificar al dúo López-Machado de golpistas, sí los acusa de recurrir a una respuesta demasiado fácil, como es la de forzar la lucha política en las calles. "López y Machado lo han planteado en términos inequívocos: Se trata de 'La Salida'. En otras palabras, ambos dirigentes (repito, dirigentes, no líderes) están planteando una salida insurreccional, todo lo pacífica, democrática e institucional que se quiera, pero insurreccional al fin. No otra cosa puede ser una 'salida'". Y le recuerda a la senadora una frase del politólogo alemán Max Weber: "La política se hace con la cabeza y no con otras partes del cuerpo."
El planteo central de Mires, virtual vocero de Capriles, es que el perdidoso candidato "planteaba la insurrección constitucional en el caso de una victoria y no en el caso de una derrota plebiscitaria, como hoy intentan hacerlo López y Machado". Es que el resultado de las elecciones municipales del 8D plantea, para los "moderados", un llamado de atención sobre las mejores estrategias para derrotar al chavismo. Lo dice claramente Mires: "¿Cuántos trabajadores dejarán a un lado las banderas del chavismo para sumarse a las de López y Machado?" Es decir, para crecer la derecha necesita seducir a descontentos con el gobierno, en un contexto de inflación y escasez de productos básicos en las góndolas de los supermercados. Y confrontar en forma violenta no le parece el mejor escenario.
Uno de los primeros mensajitos en Twitter de Henrique Capriles después de los violentos incidentes del miércoles, no deja lugar a dudas. "Somos millones q queremos cambio sin sangre y muerte! Algo q nunca comprenderán, extremos! Quieren confundir resultados q no les pertenecen." No fue un aviso para el gobierno de Maduro ni los chavistas en su conjunto. Fue una clara advertencia a López y Machado. Un texto que traducido al porteño básico indica: "Es cierto que no derrotamos a Maduro. Pero el resultado de las municipales fue excelente para la MUD porque yo le puse el lomo al desafío. No se peinen para la foto y menos recurriendo a métodos piantavotos."
La Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, evaluará la actuación de Machado y su responsabilidad en los incidentes. La jueza caraqueña Ralenys Tovar Guillén dictó la orden de detención contra Leopoldo López pero también contra dos presuntos conspiradores de vieja data: Mario Iván Carratú y Fernando Gerbasi.
Carratú es un vicealmirante retirado que dirigió el Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional y, cuando el intento de golpe de Chávez en 1992, siendo jefe de la Casa Militar, salió en defensa del presidente Carlos Andrés Pérez. Gerbasi es un diplomático de carrera que fue embajador en Corea del Norte, la ex República Democrática Alemana, Brasil, Italia y Colombia. Se fue de la función pública en diciembre de 2002 y ayer, el ex presidente colombiano Andrés Pastrana comenzó a pedir públicamente a su favor.
Las acusaciones contra la dupla López-Machado se explican solas. Contra el otro dúo de conjurados la cuestión viene de más lejos. El gobierno mostró una cinta donde se escucha la voz de ambos en pleno acto de confabulación. En el audio, presuntamente Gerbasi informa a Carratú ("sólo te llamé a ti", explica) sobre planes de la oposición para las marchas del Día de la Juventud, y le indica que va a ocurrir algo similar a lo ocurrido el 11 de abril de 2002, cuando una balacera sirvió de excusa para el efímero derrocamiento de Chávez. "Nada de ir en primera fila, mantente a los lados" recomienda Gerbasi.
"Deben informar quién les dijo lo del 11 de abril y quién los llamó para alertarlos sobre un derramamiento de sangre en Venezuela", se ofuscó Maduro cuando informó sobre el pedido de captura de los agitadores. Gerbasi niega las acusaciones, dice que la conversación nunca existió. Pero en un tweet del 7 de febrero había escrito: "@hcapriles está declarando más como resentido que como líder político. A ponerse las pilas sino su "autobús" lo deja." De más está decir que el autobús que se escapaba era el de las protestas callejeras. "Muchos políticos de la oposición ven al país con encuestas de hace seis meses y no con la realidad de hoy en día", agregó.
"¡Quienes queremos un cambio real y paz en Venezuela no terminaremos secuestrados por grupos violentos!", replicó Capriles. Habrá que ver si le alcanza para frenar el fanatismo de sus cofrades.

Tiempo Argentino
Febrero 14 de 2014

1 comentario:

Andy Randi dijo...

Se analiza claramente la situación actual de Venezuela con las intenciones de los grupos opositores. Realmente muy bueno !!

Andrea