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Elecciones cruciales y precio justo

Comienzan tres semanas cruciales para la democracia de América Latina, con elecciones presidenciales en Chile y Honduras y municipales en Venezuela. En la primera de esas citas, este domingo, Chile finalmente puede poner punto final al golpe contra Salvador Allende y al legado de 40 años de pinochetismo.
Así lo entiende la gran favorita, Michelle Bachelet, que si las encuestas no se equivocan tanto, puede volver al Palacio de la Moneda en primera vuelta. Por eso sabe que tiene una oportunidad única para refundar una nación sumida de modo violento en el neoliberalismo. La candidata de Nueva Mayoría prometió "reformas de fondo" y entre ellas citó en primer lugar instaurar una educación gratuita, universal y de calidad, obedeciendo al clamor de los estudiantes, que desde hace tres años atruenan las calles apuntando al corazón del modelo pinochetista: un sistema elitista que sirvió para diseñar una sociedad desigual en la que para ascender en la escala social muchas familias hipotecaron su vida y quizás hasta su dignidad.
Como una cosa lleva a la otra, esa reforma implicará un aumento de las erogaciones públicas de entre el 1,5 y el 2 % del PBI. Para lo cual se necesitará modificar el régimen tributario y así compensar ese desbalance –que para la izquierda representa una inversión y para la derecha un gasto–, cosa de recaudar ese por ciento del PBI más.
Pero la verdadera reforma es la de la Constitución, el último legado pinochetista, pergeñada en los albores de los 90, cuando ya se estaba yendo, como para que gane quien ganare nada cambie. Cierto que hubo retoques en estos años, pero lo esencial sigue siendo el mismo esquema político que dejó el general genocida.
De allí que si bien la Concertación estuvo en el poder desde ese 1990 hasta 2010, no hubo nada demasiado nuevo bajo el sol chileno. Contra eso es que los jóvenes se vinieron quejando. La derecha había tenido tuvo mucho que temer hasta que los vientos se hicieron huracanes.
Por eso los pases de factura de los últimos días sobre la candidata que eligieron para suceder a Piñera, le controvertida Evelyn Matthei. La mujer forzó que la designaran y muchos la pensaron como un mal menor. Estaban seguros de que nada pondría en riesgo su posición como poder real.
Pero esta vez la alianza centroizquierdista es más amplia –a la vieja Concertación se incorporó el Partido Comunista– y además se mantiene como tercero en la discordia Marco Enriquez-Ominami, con lo que los guarismos que espera Matthei la ubican como segunda por poco o incluso tercera. Una cosa es tener votos como para bloquear reformas a la Carta Magna, otra es tener que aceptar reformas y no conseguir una minoría suficiente como para mantener sus privilegios en el papel.
"Debemos terminar con los cerrojos de las leyes orgánicas constitucionales, con los quórum tan altos y con la labor preventiva del Tribunal Constitucional, que puede parar una ley, porque todavía no ha terminado su discusión", se explayó la mujer que ya gobernó al país, aunque en otro contexto, entre 2006 y 2010. "El pueblo chileno merece que la Constitución Política reconozca y garantice sus derechos", resume la ex secretaria de ONU Mujeres.
Bachelet apunta a cambiar las leyes represivas que regulan el trabajo y al fortalecimiento de la organización sindical. Además, intentaría crear una Administradora de Fondos de Pensiones estatal que compita con el actual sistema jubilatorio, exclusivamente privado, que diseñó siendo ministro José Piñera, hermano del actual mandatario. Otro ítem de medio centenar de propuestas gubernamentales habla de una ley para determinar "los límites de la concentración de la propiedad de los medios de comunicación social."
La reforma de la Constitución fue la excusa para darle el golpe a Manuel Zelaya en Honduras en 2009. El presidente estaba terminando su mandato y apenas quería colocar una urna en una elección para que la población dijera si es que quería o no modificar la Constitución. Pero era mucho para el establishment.
A cuatro años de aquel baldón, su esposa, Xiomara Castro, aparece como primera en las encuestas para los comicios del 24 de noviembre, aunque por un margen muy estrecho. Candidateada por el partido Libertad y Refundación (Libre), la señora de Zelaya se ofrece como alternativa a los proyectos neoliberales en danza.
Xiomara Castro dijo en un discurso en Santa Rosa de Copan: "Aquí hay agricultores, queremos una constitución que refleje cómo vamos a desarrollar nuestro país. Aquí hay maestros, queremos una Constitución donde se defina cual es la educación que queremos para nuestros hijos e hijas". Para ser más clara, agregó que "en el primer día, cuando me pongan la banda presidencial, mis primeras palabras serán: convoco a la Asamblea Nacional Constituyente para una nueva Constitución e iniciar el proceso de refundación de nuestra patria tan querida, Honduras".
"Libre propone la reconciliación y la refundación nacional para inaugurar una nueva era de paz, de diálogo, de grandes acuerdos sociales, de libertad, de prosperidad y de ideas en democracia", declaró hace unos días en un encendido discurso en un hotel de Tegucigalpa.
Entre la audiencia estaba la embajadora de Estados Unidos, Lisa Jean Shapiro de Kubiske, una diplomática neoyorquina que no tuvo el menor empacho en inmiscuirse en la campaña. Aunque no señaló a quién se debería votar, si propuso que fuera por alguien que defendiera el mercado y la libertad de expresión. Lo deslizó ante estudiantes de la Universidad de San Pedro Sula.
"Examinen seriamente sus propuestas. ¿Cuáles reflejan su propia visión? ¿Cuáles pueden ser realísticamente implementadas porque han sido bien pensadas, tomando en cuenta cómo pueden ser financiadas? Decidan cuáles candidatos son los mejores", arengó.
En La Prensa, el principal diario hondureño, cuando asumió su cargo, hace dos años, le hicieron un artículo que de tan laudatorio resultaba empalagoso. Basta con solo los subtítulos (y ver las fotos de la mujer a los arrumacos con su marido, el consorte diplomático): La llegada de la gran dama, Enamorada y feliz, Comienza un gran camino, Un día con la embajadora.
Dice en esa nota que su mundo ideal es aquel en que "toda la gente pueda estar completamente alegre viviendo una vida que le da satisfacción, tiene que ser un mundo sin violencia y que cada persona pueda desarrollar su potencial y que hay relaciones intensas en forma positiva".
Otro asistente a ese discurso capitalino de Castro era Adolfo Facussé, uno de los empresarios más poderosos de Honduras, presidente de la Asociación Nacional de Industriales y uno de los principales impulsores del golpe contra Zelaya. Facussé fue el que en 2009 justificó el derrocamiento con esta frase que merecería figurar en un pedestal: "Si vas manejando y se te cruza un perro en un lado de la calle y una señora del otro, ¿qué haces? Matas al perro por no matar a la señora." Quizás ahora la opción sea más cercana a lo que él consideraba como un perro, por eso señaló que "es hora de cambiar".
Los empresarios juegan un papel preponderante también en la Venezuela de estos días. El 8 de diciembre hay elecciones municipales. Normalmente no debieran ser comicios tan preponderantes para el análisis político. De hecho el oficialismo mantiene el 80% de los municipios bajo su férula y es difícil saber si eso cambiará de manera drástica.
Pero un resultado muy adverso al PSUV podría alentar a la oposición, que todavía tiene a Henrique Capriles como su referente, a forzar un referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro o para seguir con el trabajo de "cepillado" de su gestión. En 1998, lo primero que hizo Chávez al calzarse la banda presidencial tras obtener el 56% de los votos fue anunciar una Asamblea Constituyente. Sabía los riesgos de gobernar con el arma institucional diseñada por la derecha.
Su sucesor, Nicolás Maduro, enfrenta un boicot patronal con desabastecimientos y una inflación sin límite. Para contrarrestarla, ordenó la ocupación de locales comerciales donde se comprobó acaparamiento y especulación y la justicia hizo detener a una treintena de empresarios bajo cargos similares. "Vendimos más del 50% de la mercancía, la cual rebajamos 15% y 20 por ciento. Aún mantenemos ganancias dependiendo del producto, porque no todos tienen la misma rotación", declaró al diario Ultimas Noticias de Caracas Ángel Rodríguez, de la tienda Asiamérica. El periódico revela además que los artefactos en Electrohogar fueron bajados entre 5% y 15% "y la gente arrasó con todo".
El problema radica en la obtención de los dólares, que el gobierno administra y entrega mediante fuertes registros oficiales. Por eso se elaboró una tablita para determinar el precio de una mercadería. Se suma Precio del dólar oficial +Costo de nacionalización del producto+ Costo de salarios y alquiler de local+ 30% de ganancia+ IVA. Ese sería el precio justo.

Tiempo Argentino
Noviembre 15 de 2013

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