viernes

Evo y Lula en el subibaja

Hace apenas seis años Evo Morales era un gobernante que al decir de Patrick Hall en un artículo que tituló "La presidencia fallida", no podía durar mucho. Venía de enfrentamientos con la derecha golpista y de una dura pelea por aprobar una nueva constitución que institucionalizó la República Plurinacional. Es más, a principios de ese año se lo veía haciendo una huelga de hambre porque el Congreso no aprobaba una convocatoria a comicios generales que le permitiría la reelección. Evo, el primer presidente aymara en la historia de Bolivia, era para los medios del establishment un hombre autoritario y una mala palabra para los inversores, luego de que en sus primeros mandatos había expropiado empresas públicas privatizadas durante la "larga noche neoliberal", como gusta decir al ecuatoriano Rafael Correa.

Lula da Silva, por entonces, era "El hombre del año" para el diario francés Le Monde y el británico Financial Times lo ponía al tope de las 50 personalidades más destacadas de la década que terminaba, mientras que The Economist ilustró una tapa con un Cristo Redentor que parecía un cohete despegando que simbolizaba el Brasil que crecía sin límite de la mano del líder metalúrgico. A tal punto llegaba el fervor por el fundador del Partido de los Trabajadores brasileño que el presidente Barack Obama llegó a decir "amo a este hombre, el político más popular de la Tierra".
En Venezuela, Hugo Chávez era el demonio que, para Estados Unidos y la derecha regional, envenenaba las mentes de sus colegas latinoamericanos con ideas revulsivas. Hacía poco que en Honduras se había echado al presidente democráticamente elegido con un golpe institucional, el mismo día en que en Argentina el Frente para la Victoria era derrotado en elecciones de medio término. Dos gobiernos, el de Manuel Zelaya y el de los esposos Kirchner, que contradecían los deseos de los centros de poder mundial. Cuatro años antes, los países habían gritado en Mar del Plata un rotundo NO al proyecto de construir un mercado común de Alaska a Tierra del Fuego, el ALCA.
Algo ha cambiado en América Latina en este período. Principalmente porque tanto Chávez como Néstor Kirchner murieron, dejando un hueco difícil de llenar. Pero los vientos también trajeron acomodamientos y sorpresas que no se podrían explicar como no sea por los vaivenes de la política y las turbulencias de los tiempos.
Porque ahora Evo Morales es el nuevo "niño mimado" del Financial Times, que dedicó una amplia separata ahora que el mandatario boliviano se paseó por el centro financiero del planeta, Nueva York, en búsqueda de inversiones para esta nueva etapa en la vida de su país. El viaje coincidió con una decisión de al Corte de Justicia que autoriza el llamado a consulta para una reforma constitucional que le habilite una nueva reelección cuando venza su actual período, el 22 de enero de 2020.
Lula, en tanto, padece el declive del gobierno de su "delfina", Dilma Rousseff, que está enrollada en una crisis que hace temer a muchos por  el futuro no sólo de su gestión sino del partido oficial, embarrado por denuncias mediáticas y con varios procesados -propios y aliados- por delitos de corrupción. Entre las acusaciones figura en primer lugar el llamado Petrolao, por el presunto pago de coimas surgidas de las arcas de la petrolera estatal a distintos dirigentes políticos.  Ayer, sin ir más lejos, el ex presidente argumentó con muy buen criterio que el objetivo de los ataques que ahora buscan enlodarlo a él y a sus allegados apunta a socavar su base de apoyos en vista de la campaña para la renovación presidencial, que será en 2018. "Nadie debe tener lástima. Aprendí con la vida a enfrentar la adversidad. Si el objetivo es truncar cualquier perspectiva de futuro, entonces serán tres años de mucha golpiza. Y pueden estar seguros: voy a sobrevivir", declaró el ex "hombre del año".
Ácido como en sus mejores momentos, Lula replicó al proceso contra uno de sus hijos por sus presuntos contactos con una red de corrupción para el pago de sobornos. "Tengo otros tres hijos que no fueron denunciados, siete nietos y una nuera que está embarazada. Bueno... esto no va a terminar nunca. Y me generaron un gran problema. Dijeron que una nuera mía recibió 2 millones de reales. Ahora van a querer saber quién es el rico de la familia. Dentro de poco una nuera procesará a otra", destaca Lula, según testimonia un cable de la agencia dpa.
En Venezuela, en tanto, el presidente Nicolás Maduro, que enfrenta elecciones legislativas el 6 de diciembre, redobla esfuerzos por encarrilar una economía bastante golpeada por la escasez de productos de consumo y la inflación. Una de las medidas fue el cierre de parte de la frontera con Colombia, por donde muchos de los productos terminan contrabandeados ante la diferencia de precios en cada país. Por allí también se cuelan paramilitares que vienen asolando en los distritos más pobres desde hace meses, causando actos de violencia que elevan el temor en la población más expuesta a estos actos de vandalismo.
Estos días el presidente anunció un plan antigolpista para garantizar los comicios, que resultan cruciales en vista de los tiempos que se vienen en ese país. Una de las medidas que había propuesto era la firma de un compromiso en el tribunal electoral para que todos los partidos reconocieran el resultado de las urnas. Pero la oposición, nucleada en el Mesa de Unidad Democrática, MUD, se negó a refrendar el documento.
En este marco, el que mostró las cartas de un modo grosero fue jefe del Comando Sur estadounidense, el general John Kelly, quien en un reportaje a la cadena CNN declaró que todos los días reza "por lo que está sufriendo el pueblo venezolano". Y en lo que sin dudas debe ser leído como una amenaza, no descartó la posibilidad de una intervención militar. Claro que, aclaró, una "intervención humanitaria", que es la figura con que Estados Unidos logró aprobación de las Naciones Unidas para operaciones militares en Irak en 1991, en Somalia en 1992 y en los Balcanes en 1994.
¿Cuál podría ser la excusa para desembarcar tropas en Venezuela? Surge de la propia declaración del muy piadoso Kelly: "estamos viendo una inflación de 200% y faltan productos básicos".  Dos cuestiones que podrían ser claves para declarar una crisis humanitaria. Con lo que se demuestra que el desabastecimiento resulta un arma en esta lucha contra un gobierno democráticamente elegido y que se dispone a someterse nuevamente a las urnas (¿valdrá la pena recordar los ataques desabastecedores contra el presidente chileno Salvador Allende en 1973?). "Ellos tienen un plan bien detallado. Lo repiten para decir que es un fracaso de la revolución. No, es una guerra económica planificada al más alto nivel", protestó Maduro al reclamar solidaridad latinoamericana.
El problema para acudir en ayuda del gobierno bolivariano es que cada uno de los países que vienen sosteniendo la cruzada latinoamericanista también están en el medio de batallas difíciles y muy bien orquestadas. Bien lo dice Lula, a quien se podría agregar Rafael Correa, que tuvo un par de meses de levantamientos contra leyes que rechazaban las clases pudientes.
En el caso de Argentina, la incertidumbre electoral dificulta acciones más concretas y del resultado electoral dependerá el rumbo que tome la cancillería. No es casual la alegría con que recibieron el resultado del domingo pasado referentes de la derecha como Henrique Capriles. Devolución de gentilezas, porque Macri ya había dicho que, de ganar la elección, pediría a Maduro por la libertad del opositor Leopoldo López, preso por golpista.

Queda Evo Morales, que sigue siendo consecuente aún ahora que está arriba en el subibaja. Pero también Bolivia es un objetivo de las fuerzas de la reacción, que por ahora en el altiplano están agazapadas. ¿Alguien imagina un NO al Alca con Macri y Capriles en el poder?


Tiempo Argentino
Octubre 30 de 2015

Ilustró, como siempre, Sócrates



No hay comentarios: