miércoles

Maduro y las lecciones de la historia

Nicolás Maduro se presentó en el edificio de la Asamblea Nacional de Venezuela calzando la banda presidencial con los colores de la bandera bolivariana. Se sabía que iba a pedir poderes especiales. Toda Constitución prevé que en tiempos de crisis, el Poder Ejecutivo debe tener la posibilidad de gobernar por decreto. La urgencia de una situación extrema lo amerita, entienden los constitucionalistas. El ejemplo clásico es el de los tiempos de guerra. En el fragor del combate hay que tomar decisiones drásticas y urgentes. ¿Es el caso de la Venezuela actual? Sin dudas.
Un día antes, el gobierno de Barack Obama había declarado que Venezuela es "una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior". Si bien el formalismo es usual cuando la Casa Blanca quiere aplicar sanciones a algún país extranjero, no hace falta ser demasiado despierto para darse cuenta de que era una declaración de guerra luego de meses de enfrentamiento entre Washington y Caracas.
Maduro hizo un prolijo recordatorio de todas las intervenciones estadounidenses en América Latina durante el siglo XX. Se detuvo largamente en cada uno de los golpes militares contra gobiernos democráticamente elegidos que habían cometido el sacrilegio de poner en marcha medidas prometidas en campaña y que, además, beneficiaban a las mayorías. Desde el derrocamiento del brasileño Joao Goulart hasta el de Salvador Allende.
Se detuvo especialmente en los tiempos finales del médico chileno, que tuvo que soportar violencia, cacerolazos, desabastecimiento y presiones que terminaron con la dictadura genocida de Pinochet. Una lección de historia pero también de ubicación política, la de Maduro. La Venezuela de hoy padece las mismas presiones desestabilizadoras que Allende. El continente es otro y de la región depende que no se repita la historia que ensombreció pasado latinoamericano.

Tiempo Argentino
Marzo 11 de 2015

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