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La integración en debate: Aronskind, Escudé, DerGoughassian en la Feria del Libro

La integración en debateEl futuro de las relaciones exteriores argentinas en el contexto del proceso electoral que se avecina fue el disparador para una charla que bajo el título convocante de "Más integración regional o cambio de rumbo", organizó Tiempo en la Feria del Libro. Al encuentro en la Sala Juan Rulfo asistieron los especialistas en política internacional Ricardo Aronskind, Carlos Escudé y Khatchik DerGhougassian.
Abrió el debate Aronskind, economista y magister en Relaciones Internacionales. La pregunta inquietante de la que partió fue clara y contundente: "¿Por qué no hay más integración y por qué existe una probabilidad de cambio de rumbo?" Su análisis no fue menos perturbador. El primer lugar, dijo, las elites regionales no tienen interés en la integración. "Los partidos de centro o de derecha están en contra o plantean alternativas como la Alianza del Pacífico, que son un amontonamiento de países ligados a la economía estadounidense".
Luego, el también docente en la UNGS, UBA, UNSAM y Flacso anotó una lista de déficit en el proceso de unidad regional. Entre ellos señaló a lo que llamó "alma dividida de Brasil", que por un lado parece intentar sumarse al resto de los vecinos mientras que por el otro apuesta a "aliarse al elenco estable de potencias intermedias internacionales" entre las que están las que conforman el grupo BRICS. Que a principios de 2014 Brasil no haya mostrado la mínima intención de querer ayudar en la crisis de reservas que padecía la Argentina para el experto es toda una señal.
Economista al fin, Aronskind fue muy crítico de la posición argentina en relación a los socios menores del Mercosur, y especialmente Uruguay. “La política proteccionista en ese sentido es un error. Si un empresario local tiene que protegerse de Uruguay debe cerrar las puertas. La integración es superior a ese empresario”, sostuvo.
Otra cuestión pasa por esa suerte de comodidad ideológica de pensar que tras el No al ALCA en noviembre de 2005 el proceso de integración era indetenible. Es que Estados Unidos no iba a descansar en esa derrota parcial, como lo demuestra la historia reciente.
Escudé, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Yale con más de 20 publicaciones y docente invitado en Harvard y Madrid en los '90, disparó, por oposición, que en realidad América Latina "es la región más integrada del planeta". Y que precisamente por serlo, es que resaltan ese tipo de dificultades. Como prueba, Escudé señala que "entre Tijuana y Ushuaia hay 10 mil kilómetros a lo largo de los cuales se habla el mismo idioma”. Es como si entre Lisboa y Shanghai se hablara un mismo lenguaje, resaltó.
Esa es la razón para el que fuera asesor del canciller Guido Di Tella en el gobierno de Carlos Menem y teórico del realismo periférico que explica que especialmente el cono sur sea la región más pacífica del mundo. "Entre Argentina y Chile nunca hubo una guerra en 200 años de historia y con Brasil solo hubo una de baja intensidad entre 1825 y 1828". Eso, destacó, fue décadas antes de la unificación tanto de Alemania como de Italia. Y recordó que tras ese proceso político europeo, franceses y alemanes protagonizaron tres guerras, dos de las cuales "fueron las más holocáusticas (sic) en la historia de la humanidad".
Escudé agregó que este proceso integrador latinoamericano, que mira en cierto modo como modelo al europeo, está hecho en base a una iniciativa regional, mientras que Alemania y Francia fueron forzadas a la unidad por Estados Unidos, que no estaba dispuesto a tolerar nuevas carreras armamentistas y conflictos bélicos en el viejo continente. "La integración europea fue fruto del miedo", concluyó.
Cerró el encuentro Khatchik DerGhougassian, doctor en Estudios Internacionales de la Universidad de Miami en Coral Gables, Florida. El docente en las universidades de San Andrés y Lanús acotó que en Latinoamérica hay una suerte de costumbre de "multiplicar las siglas y las cumbres" que al principio generan mucho entusiasmo pero “terminan en una oficina y no se habla más”.
En tal sentido rememoró lo que fue el continente desde la crisis de 2001. "El giro a la izquierda indicó que algo pasaba en América Latina", y la creación de la Unasur elevó esperanza de que se podría "institucionalizar una iniciativa estratégica". Luego el No al Alca fue el principal capital político para la construcción de grandes proyectos de infraestructura, como gasoductos y hasta un Banco del Sur. Pero esos proyectos están bastante estancados en general, más aún en un momento en que al crecimiento económico es bastante menor en líneas generales.
DerGhougassian destacó que aún no se sabe qué ocurrirá tras la nueva amistad entre el presidente Barack Obama y el gobierno de Cuba, un país que siempre fogoneó la unidad continental. Pero llamó a considerar dos cuestiones que sobrevolaron todo el debate: si es por hablar un lenguaje común, el llamado mundo árabe podría ser un buen ejemplo de integración y eso dista mucho de ser cierto. Y Rusia, desde el zarismo y puntualmente durante la Unión Soviética, integró con infraestructura a naciones disímiles bajo una misma identidad. Ambos resultados, sintetizó, marcan la dificultad de la empresa que buscan los sectores más progresistas de la región. 

Tiempo Argentino
Mayo 2 de 2015


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