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Una foto y la película del absolutismo

El ensañamiento de los medios del establishment mundial y principalmente de los españoles con el presidente venezolano parece no tener límite. Y a la gravísima pifia de El País con una foto de un hombre entubado que no era Hugo Chávez –digna de estar entre las peores infamias en la historia del periodismo, que además se originó en una chanza de un italiano, Tommasso Debenedetti, que no imaginó hasta dónde podía llegar su desafío a la racionalidad de sus colegas– se sumó una carta insultante contra el hombre que comanda los destinos de Venezuela desde 1999 y que se atribuyó a su ex esposa Nancy Iriarte. Pero que había sido escrita por un periodista opositor un año antes.
Todavía se recuerda por estas costas alguna otra carta apócrifa adjudicada en junio de 1978 al jugador holandés Rudolfo Kroll, en la que el capitán del seleccionado que disputó la final del mundial de fútbol con Argentina hablaba loas sobre la dictadura de Videla. Es que la asistencia del equipo naranja al certamen había sido fuertemente cuestionada en su país por las violaciones a los Derechos Humanos que los militares habían desplegado desde el golpe.
La editorial Atlántida de los Vigil, responsable de aquel desatino, es la misma que apenas tres años después publicó una foto del líder radical Ricardo Balbín entubado en el sanatorio donde moriría unos días más tarde, en setiembre de 1981. La foto era verdadera, pero el caso despertó indignación porque era una notoria violación de límites éticos sobre qué cosa es noticiable y cuál no en un estado de derecho.
Fue así que la familia del político platense planteó una demanda que la Corte Suprema falló en su favor en 1984. Pero la cuestión no se laudó en el imaginario popular y hace algunos meses la viuda de Jorge Luis Borges le confesaba al conductor de un programa matutino de radio Mitre que el enorme escritor argentino, al saberse víctima de una enfermedad terminal, a principios de 1986 eligió ir a morir a Ginebra, donde había estudiado en su lejana juventud "porque había quedado muy impresionado con la foto de Balbín y temía que le hicieran lo mismo a él". Ni María Kodama ni su interlocutor Chiche Gelblung continuaron con el tema. Que podía ser espinoso porque el periodista había estado al frente de la revista en cuestión y es un defensor de un estilo de ese periodismo siempre en el abismo de lo brutal que lo llevó más de una vez a los tribunales.
Pero lo de El País tiene otras connotaciones. Porque es el medio que representó la transición a la democracia en la España posfranquista pero terminó siendo el baluarte en la lucha de la oligarquía conservadora por mantener su status quo interno y abrirse a una supremacía en el exterior que hace agua por todos lados a raíz de la crisis económica que le estalló en 2008. Una crisis que pone en el tapete los acuerdos de La Moncloa al punto que Cataluña ya plantea directamente la independencia del poder central y por tanto la ruptura de la unidad en torno de la realeza española. Una familia monárquica que por estas horas está más enfrascada en ver la forma de zafar de una investigación sobre un caso de corrupción que involucra al esposo y a un secretario de la infanta Cristina pero que salpica al palacio de la Zarzuela en su conjunto, incluida la bella presunta amante alemana de Juan Carlos I.
La ansiedad del El País –similar a la del monárquico ABC y el "popular" El Mundo– se inscribe en el deseo manifiesto de ver al que despectivamente titula de "caudillo" sudamericano fuera de circulación. Porque lo sabe una pieza clave en la lucha contra el proyecto neoliberal en América Latina. Chávez logró ofuscar de tal modo al mismísimo rey Borbón que le hizo perder la compostura en una célebre cumbre donde el monarca le dijo su ya famosa "¿Por qué no te callas?". Cosa curiosa que los medios callan: ese es el mismo rey puesto a dedo por otro caudillo, aunque en su caso "por la gracia de Dios", como Francisco Franco, coronado a la muerte del dictador que se lanzó contra la República española para restaurar el poder a los Borbones, en 1975.
Juan Carlos, por otro lado, desde su llegada al trono y sobre todo desde el Tejerazo de febrero de 1981 viene impulsando de un modo más o menos sutil la restauración de una suerte de absolutismo en el mundo hispanohablante que a 200 años de la Asamblea del Año XIII resulta poco menos que risible, pero que tiene fuertes lazos con las derechas locales que por la vía de las urnas van perdiendo influencia luego del cambio de aires en la región de este siglo.
No sería la primera vez que los Borbones intentan restaurar el absolutismo. Ya lo había hecho en 1814 Fernando VII, cuando volvió al trono luego de la caída de Napoleón con el apoyo de las Juntas de Gobierno surgidas en todo el territorio imperial. Decisión contra natura dos años después de que en Cádiz se dictara la primera Constitución Española, conocida como La Pepa, que reconocía cosas tan elementales como la soberanía nacional de los ciudadanos (y no la de un rey sobre sus súbditos), la monarquía parlamentaria y la división de poderes.
Desoyendo los consejos de hombres más duchos en eso de leer los tiempos que corrían, Fernando VII intentó reconstruir el Imperio español y el absolutismo por la vía de la fuerza y se enfrascó en la lucha contra los liberales en territorio español y abrió frentes de batalla en el continente americano para voltear a gobiernos populares surgidos durante su detención a manos de las tropas francesas. El resultado es conocido y Chávez es un emergente bicentenario de esa resistencia a un proyecto que en los 90 pareció que podía obtener nuevos resultados a la vista de la expansión de los capitales españoles en la región.
Por estos días la reina holandesa, Beatriz, abdicó a favor de su hijo Guillermo, lo que ubica a la argentina Máxima Zorreguieta a las puertas de convertirse en la primera reina nacida en estas pampas. La situación despertó especulaciones en España, ya que Beatriz deja la corona porque cumplió 75 años y piensa que debe dar paso a generaciones más jóvenes.
Hace unas semanas Juan Carlos también cumplió 75 años. Pero La Zarzuela desmintió que hubiera pensado en abdicar en su hijo Felipe, su sucesor natural de acuerdo al protocolo.
Felipe ostenta por ahora el titulo de Príncipe de Asturias. Pero como su madre es Sofía Margarita Victoria Federica, de la casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, princesa de Grecia y Dinamarca, Felipe podría terminar coronado como rey de dos penínsulas sumidas en lo peor de la crisis mundial: el país ibérico y el helénico. A pesar de que Grecia desde 1974, y luego de un referéndum, es una república que no reconoce títulos nobiliarios. Y de que el sello dorado  lo conserva su tío, Constantino II, llamado aún hoy rey de Grecia, príncipe de Dinamarca y duque de Esparta.
La historia de Guillermo Alejandro Nicolás Jorge Fernando, príncipe de Orange-Nassau e hidalgo de los Amsberg, tiene también sus bemoles.  Es el hijo mayor de Beatriz y del fallecido aristócrata alemán Klaus-Georg Wilhelm Otto Friedrich Gerd von Amsberg, conocido como el príncipe Claus. Hombre que levantó polvareda cuando se casó con Beatriz, en 1966, por su pasado como miembro de las Juventudes Hitlerianas y de la Wehrmacht en la Segunda Guerra Mundial. Guillermo, a la vez, es el primer varón Orange-Nassau desde Guillermo III en 1890. Y también despertó polémicas cuando se casó con la hija del ex secretario de Agricultura del dictador Videla, Jorge Zorreguieta. Hombre de ingreso restringido en Holanda por un pasado que todavía lo condena.

Tiempo Argentino
Febrero 1 de 2013

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