Deshielo: Las reformas económicas
impulsadas por Raúl Castro alentaron el giro de Obama: La Habana se abre a los
inversores y EE UU no quiere quedar fuera
Cuando los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron el
sorpresivo descongelamiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados
Unidos, se conocieron detalles de negociaciones que habían tenido lugar durante
18 meses para terminar con 53 años de incomunicación entre la principal
potencia del mundo y la pequeña isla, a 90 millas de distancia, que había
tomado paulatinamente el camino del socialismo desde la llegada al poder de
Fidel Castro, el 1 de enero de 1959.
Varios factores políticos internos ayudaron a Obama a dar el paso al
que ninguno de sus antecesores se atrevió en más de medio siglo, pero sin duda
el factor económico fue fundamental: Cuba venía dando pasos agigantados para
abrirse al mundo, y la invitación a inversores de todo el mundo a formar parte
de ese desafío dejaba fuera a los vecinos más cercanos por una decisión
estratégica obsoleta. Se trataba de un sinsentido que hacía perder
oportunidades de negocios allí donde otros tenían prurito en sumarse a un
proceso a esta altura irreversible.
Desde 2008, un año antes de la llegada del demócrata a la Casa Blanca,
las autoridades cubanas venían poniendo sobre el tapete una serie de cambios
sustanciales en su modelo económico que lo acercaban más a los procesos de
apertura que se venían dando en China y Vietnam.
No era un secreto para nadie que la economía cubana estaba estancada en
los últimos años, como admitían el propio líder de la Revolución y su sucesor,
su hermano Raúl Castro. Uno de los problemas crónicos del país tiene su origen
precisamente en el enfrentamiento con Estados Unidos, que además de romper
relaciones en 1961 impuso un bloqueo económico que según La Habana provocó
pérdidas por alrededor de 117.000 millones de dólares.
En ese marco, y con los puentes cortados con el resto de Latinoamérica,
la Revolución no tuvo más opciones que inclinarse hacia la Unión Soviética. A
cambio de su principal producto, el azúcar, Cuba recibía combustible y know-how
para avanzar hacia ese modelo de socialismo. Justo es decir que se generó un
gran desarrollo para la población, pero se produjo una dependencia cada vez
mayor de un monocultivo tradicional sin muchas posibilidades de
diversificación, como ya había advertido el médico argentino Ernesto Che
Guevara, a la sazón ministro de Industria y titular de Banco Nacional en esos
primeros años de la revolución.
GOLPE COLOSAL
A la caída de la URSS, en 1991, el golpe para la economía cubana fue
colosal. Alrededor de dos tercios de los ingenios de la isla cerraron sus
puertas y los que quedaron en pie apenas pudieron mantener poco más de 100.000
trabajadores de su plantilla. En cualquier país capitalista, esto hubiese
implicado unos 400.000 obreros en la calle. Un país que quería mantenerse
dentro del socialismo no podía resolver así la cuestión. De modo que los fue
incorporando a actividades estatales al costo de incrementar una burocracia a
la postre improductiva y deficitaria. Para colmo, las dificultades para
autoabastecerse de alimentos se hizo cada vez más gravosa, y lo sigue siendo
hoy día.
La aparición de un Gobierno afín como el del venezolano Hugo Chávez, en
1999, logró aliviar lo peor de eso que se denominó Período Especial, durante el
cual, ironizaban muchos cubanos, “lo único que abundaba era la escasez de
todo”. Pero el problema de fondo subsistía.
Durante esa época, los intentos del Gobierno de Fidel Castro se
centraron en abrirse a las empresas que mejores oportunidades podrían ofrecer
para el ingreso de divisas. La opción más a mano fue el turismo, que tuvo un
auge espectacular en la última década del siglo pasado y del que llegaron a
participar las mayores empresas hoteleras de España. La otra gran apuesta fue
el desarrollo de servicios y tecnología médica.
Pero el problema de fondo persistía cuando Raúl Castro reemplazó a su
hermano, en 2006. Fue entonces cuando se comenzó a pergeñar un plan de
actualización del modelo económico, como prefieren llamarlo en la isla, que se
plasmó en el VI Congreso del Partido Comunista, en 2011, precedido de intensos
debates.
NUEVA GENERACION
Comenzaron a tallarse a partir de ese momento dos figuras llamadas a
ser los sucesores naturales para cuando Raúl termine su mandato, como anunció,
en 2018. Ambos son hijos de la Revolución: el actual vicepresidente, Miguel
Mario Díaz-Canel, tiene 55 años, y Marino Murillo Jorge cumple ahora 54.
La figura clave de todo este proceso de cambios es Murillo Jorge,
apodado con cierta malicia en los medios extranjeros como “el zar de la
economía cubana”. Fue ministro de esa cartera, luego vicepresidente segundo sin
por ello dejar el cargo de jefe de la Comisión de Implementación de los
Lineamientos de la Política Económica y Social. Desde septiembre pasado, es
nuevamente el titular de Economía. Afirma que es necesario acelerar la marcha
para no perder el tren y al tiempo que justifica el pobre desarrollo de la
economía durante 2014, augura un crecimiento de más del 4% para este año. No
hay datos aún sobre qué porcentaje podría incrementarse a partir del
acercamiento con Washington.
En un encuentro con periodistas de todo el mundo al que tuvo ocasión de
asistir este cronista, Murillo Jorge delineó con precisión quirúrgica cuáles
son esas lineas de que habla uno de sus cargos:
“El Estado no puede ocuparse de todo”.
“La propiedad social de los medios fundamentales de producción va a
seguir en el marco del socialismo”.
“Necesitamos crear una sociedad socialista próspera y sostenible”.
“El Gobierno pretende aportes en cinco aspectos concretos: tecnología,
financiamiento, mercado, empleo y know-how administrativo”.
“El éxito consistirá en mantener el equilibrio macro mientras se da
espacio al mercado y la creación de la riqueza”.
“Los precios de los productos deben regirse por el mercado y no por
decisiones administrativas”.
ACTIVIDAD PRIVADA
En la primera etapa de este proceso de cambios, alrededor de 400.000
empleados públicos debieron pasar a actividades privadas. La cifra coincide con
los puestos de trabajo perdidos en la década de 1990 en la industria azucarera.
Actividad privada quiere decir que se fueron incorporando las nuevas
cooperativas de transporte y servicios permitidas desde 2012. Entre esas nuevas
opciones laborales se engloban peluquerías, casas de comidas, talleres de
costura, hasta aquel momento al nivel de oficinas de dependencias estatales.
En poco más de dos años los cubanos fueron autorizados a comprar y
vender automóviles y propiedades inmuebles y a desarrollar empresas con
personal a cargo. Queda aún por resolver la cuestión de la doble moneda. Ante
la prohibición de emplear el dólar en la isla, en los años noventa se creó el
peso convertible o CUC, para uso de los turistas, mientras que los residentes
comercian en pesos cubanos o CUP. El reto es cómo unificar la divisa sin causar
un shock a la manera capitalista, sostiene Murillo Jorge.
Pero el mayor desafío, según Enrique Ubieta Gómez, director de la
publicación mensual La calle del medio, es “desatar las capacidades
individuales que hemos creado sin por ello perder los valores socialistas”.
NUEVO MARCO
Puerto Mariel, ofertas y
oportunidades
El 70% de las exportaciones cubanas son servicios al exterior. Médicos
cubanos asisten en Venezuela, que paga con petróleo.
Brasil también es receptor de profesionales de la salud cubanos. Van a
los lugares que los médicos locales no quieren ni pisar. La medicina cubana es
reconocida en todo el mundo y durante lo peor de la epidemia de ébola recibió
halagos hasta del Gobierno estadounidense por su pericia y decisión.
Con una inversión que ronda los 800 millones de dólares que aporta el
Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, Puerto Mariel, a 40 kilómetros de La
Habana, está llamado a ser el gran centro del desarrollo cubano, donde podrían
apostarse talleres de montaje de todo tipo para vender en ese enorme mercado a
90 millas de distancia.
Cuba ofrece a capitales de todo el mundo garantías en el marco de su
nueva ley de inversiones extranjeras, pero sobre todo una población con
aptitudes laborales únicas por su altísimo nivel educativo y sanitario. Valores
que nadie niega al Gobierno surgido tras la revolución, hace 56 años.
Revista Alternativas Económicas de España
Febrero de 2015
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