domingo

O Globo se arrepiente de haber apoyado el golpe del ´64 en Brasil



A los directivos del grupo brasileño O Globo, uno de los más grandes del planeta, la idea del arrepentimiento les resultó ineludible cuando en las marchas que hace algunos meses asombraron a Brasil, los manifestantes gritaban consignas en las que recordaban el apoyo del periódico a la dictadura y así lo reconocieron en un editorial. No se sabe muy bien si el súbito cambio de mirada sobre el período más oscuro de la historia sudamericana del otro lado de los Andes tendrá que ver con el futuro aniversario del pinochetazo, pero también el presidente Sebastián Piñera dijo lo suyo ayer en relación con la participación civil en el derrocamiento de Salvador Allende (ver aparte).
Lo de O Globo, el multimedios nacido a partir del diario que Irineu Marinho fundara en 1925 –un gigante ultraconcentrado con ramificaciones en radio, televisión, cine, empresas discográficas y editoriales que factura más de 6200 millones de dólares anuales– supera sin embargo todo caso conocido en el periodismo internacional. En los principales periódicos estadounidense surgieron voces autocríticas por el apoyo al gobierno de George W. Bush en la invasión en busca de armas inexistentes en el Irak de Saddam Hussein. La semana pasada, el Washington Post presentó incluso un editorial con una fuerte autocrítica por la cobertura que hace 50 años le había dado al famoso discurso de Martin Luther King, "Yo tengo un sueño". Admiten no haber sabido ver el alcance histórico de ese mensaje del reverendo King, y eso que tenían como 60 periodistas entre la multitud que presenciaba el acto frente al monumento a Abraham Lincoln en Washington.
En Argentina también hubo "pentitis" periodísticos. Pero no siempre para el mismo lado, como es el conocido caso de la revista Gente de abril de 1976, cuando bajo el título "Nos equivocamos", reconoce como un error haber acompañado el proceso democrático que había iniciado Juan Domingo Perón en septiembre de 1974. "Queremos decirles a nuestros lectores y al país. NOS EQUIVOCAMOS ¿Porque nos equivocamos? Porque también nos dejamos llevar por el impulso de 7 millones y medio de votos que creían que el peronismo era una solución", decía el texto, que ignoraba mientras tanto que afuera eran asesinadas miles de personas por esos militares a los que apoyaban.
El caso de O Globo aparece a casi cinco décadas del golpe militar y a 30 años del retorno a la democracia en Brasil. "El apoyo editorial el golpe del '64 fue un error", reza el editorial del grupo brasileño, para explicar a continuación que tras ingentes discusiones internas "la Organización Globo concluyó que, a la luz de la historia, ese apoyo constituye una equivocación."
Más adelante muestra la baraja: "desde las manifestaciones de junio, un coro recorrió las calles. 'La verdad es dura, la Globo apoyó la dictadura'. Y de hecho –reconoce el descarnado editorial– se trata de una verdad y, también de hecho, de una verdad dura". Después detalla que a la hora de armar la sección Memoria en el portal del multimedios se dieron cuenta de que deberían fijas posición sobre ese tramo de la historia del país. Lo que implicaba desnudar la participación del grupo en el golpe militar.
Más adelante deslizan que si bien no tuvieron la perspicacia de haber publicado ese arrepentimiento antes de que los manifestantes le recordaran su pasado, "las calles nos dieron aún más certeza de que la evaluación que se hacía internamente era correcta y que el reconocimiento del error, necesario".
A continuación el editorial de O Globo recalca que el medio "concordó con una intervención de los militares, al lado de otros grandes diarios, como O Estado de São Paulo, Folha de São Paulo, Jornal do Brasil y Correio da Manhã. (..)  lo mismo que una parte importante de la población, un apoyo que se expresó en manifestaciones" en las grandes capitales.
"En aquellos momentos se justificaba la intervención de los militares ante otro golpe que sería desarrollado por el presidente João Goulart, con amplio apoyo de los sindicatos –Jango era criticado por querer instalar una 'república sindical'– y de algunos segmentos de las Fuerzas Armadas", argumenta el extenso documento.
El diario no se priva de incorporar a su particular justificación la "división ideológica del mundo en la Guerra Fría, entre el este y el oeste, comunistas y capitalistas". Pero culpa de agudizar esas contradicciones a "la radicalización de João Goulart ni bien
consiguió por medio de un plebiscito revocar el parlamentarismo y quedar como presidente a raíz de la renuncia de Jânio Quadros".
Abunda en increíbles consideraciones históricas el texto. Como cuando dice que "los cuarteles estaban intoxicados con la lucha política a izquierda y a derecha", lo que devino en el "movimiento de los sargentos" que resquebrajó la jerarquía militar "y entonces el oficialato reaccionó".
"En aquel contexto, el golpe, llamado Revolución por O Globo durante mucho tiempo, era visto por el diario como la única alternativa para mantener a Brasil en una democracia", habida cuenta de que los militares "prometían una intervención pasajera, quirúrgica".
Por supuesto, la historia no fue esa y el propio Goulart caería víctima de la feroz dictadura militar, que sería un puntal en la conformación del Plan Cóndor y para todos los golpes militares de la región.
"A la luz de la Historia, no hay razones para no reconocer explícitamente, que el apoyo a la dictadura fue un error, así como equivocadas fueron otras decisiones editoriales de ese período", admite el periódico, para juramentarse finalmente que "la democracia es un valor absoluto. Y cuando está en riesgo, sólo se puede salvar por sí misma".
 
Decía Roberto Marinho
El diario justifica a la familia propietaria y recuerda que al cumpirse dos décadas de gobierno, "en 1984, Roberto Marinho publicó un editorial (donde) resaltaba la actitud de (el general Ernesto) Geisel en 1978 de restituir el habeas corpus y la indepedencia de la justicia". Pero también destaca que Marinho se asumía como alguien "fiel a los objetivos de la revolución, oponiéndose a quienes pretendían asumir la autoría del proceso revolucionario (...)olvidando que los acontecimientos se iniciaron (...) por exigencia ineluctable del pueblo brasileño". Y pontifica (Marinho) que "sin pueblo no habría revolución sino simplemente un pronunciamiento o un golpe, con lo cual no seríamos solidarios". Roberto Marinho, dice su exégeta, "siempre estuvo del lado de la legalidad".


Los cómplices pasivos en Chile
El presidente chileno, Sebastián Piñera, recordó ayer que hay "muchos cómplices pasivos", como jueces y periodistas, en las graves violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
El gobierno de los militares "tuvo sombras muy profundas" como "el atropello reiterado, permanente y sistemático de los Derechos Humanos", consideró Piñera en una entrevista al diario La Tercera.
Al cumplirse el próximo 11 de septiembre 40 años del golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende, Piñera sostuvo que "hay muchos" responsables en las violaciones a los Derechos Humanos, entre los cuales están las mismas autoridades castrenses de la época. Sin embargo, destacó que también "hubo muchos cómplices pasivos", entre los que mencionó a jueces "que se dejaron someter y que negaron recursos de amparo que habrían permitido salvar tantas vidas", añadió.
Un hermano del mandatario, Juan Manuel Piñera, fue ministro de Trabajo y Previsión de Pinochet  y es considerado como el padre del sistema de jubilación privado de Chile. También de la reforma laboral que quitó muchos de los derechos que los trabajadores habían ido conquistando hasta la brutal destitución de Allende.


Tiempo Argentino
Setiembre 1 de 2013

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