Los datos, como es de esperarse dadas las circunstancias que vive Honduras, no son del todo certeros. Pero dos asesinatos en menos de 24 horas pusieron de manifiesto el clima de violencia e inseguridad que cunde en la pequeña república centroamericana. Luis Arturo Mondragón fue el noveno periodista asesinado desde el golpe del 28 de junio pasado contra el presidente constitucional Manuel Zelaya. El ex funcionario y dirigente liberal Roland Valenzuela, integrante del Frente de la Resistencia, se sumó al otro día a los 300 ciudadanos asesinados en ese mismo período, en que se computan al menos 150 presos políticos y más de 9.200 personas resultaron afectadas por violaciones a sus derechos fundamentales. «Durante los cuatro meses que van del gobierno de Porfirio Lobo, esa cifra llega a por lo menos 700 personas», declaró a un diario peruano Mery Agurcia, miembro del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras.
Según familiares de Mondragón, el director y propietario del Canal 19 había denunciado amenazas y presiones por sus críticas a funcionarios y diputados locales. Las autoridades dijeron que Mondragón tenía varias denuncias en su contra por robo de ganado y violación de una menor en 2004. Lo cierto es que un grupo de sicarios disparó contra él mientras hablaba por teléfono a la salida de la emisora, en la ciudad de El Paraíso, a unos 110 kilómetros de Tegucigalpa. En el caso de Valenzuela, allegado y seguidor de Zelaya, la información oficial dice que fue baleado por un empresario tras una fuerte discusión por dinero, en un hotel de San Pedro Sula.
Más allá de las explicaciones de funcionarios gubernamentales, de lo que no quedan dudas es que la vida vale poco en Honduras. Y mucho menos desde que Zelaya fue sacado en piyama de su residencia y puesto en la frontera por haber querido plantear un debate popular por la reforma de la Constitución, el 28 de junio del año pasado.
Impunidad
«Se ha profundizado la impunidad, el país se ha militarizado y hay una intolerancia contra la oposición. Continúan los secuestros y las torturas. Sectores importantes, como el de los maestros, son víctimas de una serie de agresiones desde la institucionalidad del Estado. El gobierno está atacando a los generadores de opinión que están reportando la situación de los derechos humanos en Honduras», agregó Argucia, que estuvo en Lima para plantear la perspectiva de la oposición hondureña en la cumbre de la oea de principios de junio.
Las amañadas elecciones de noviembre de 2009 dejaron el gobierno en manos de Porfirio Lobo Sosa, «un profesional con elevada formación en universidades extranjeras y miembro de una familia solvente del interior del país, dedicada a faenas agrícolas», como ensalzan columnistas amigos del poder hondureño. Pero no son éstas las virtudes que lo acercan a los centros de las decisiones mundiales. Y que precisamente son las que lo enfrentan a los países de su propio continente, que lo expulsaron de todos los organismos regionales hasta que se resuelva de un modo democrático la situación interna de ese país.
Desde entonces, el régimen hondureño viene intentando un acercamiento en todos los foros en que puede meter baza. Así ocurrió en la cumbre de presidentes latinoamericanos y la Unión Europea que se hizo en Madrid a mediados de mayo. El país anfitrión había girado invitaciones a todos los miembros de los organismos involucrados, pero recibió un fuerte rechazo de los mandatarios de unasur y de la oea que lo obligó a tomar la tangente de desinvitar sutilmente a Lobo. Sin embargo, al término del encuentro, el presidente de gobierno español José Luis Zapatero recibió en su despacho al hondureño como si nada hubiera sucedido.
La Casa Blanca hizo sentir su presión en una declaración conjunta firmada por los presidentes Barack Obama y el mexicano Felipe Calderón, quienes dieron su apoyo al proceso hondureño en un encuentro fronterizo destinado a tratar temas binacionales como las nuevas leyes antimigratorias del estado de Arizona y el narcotráfico desde Ciudad Juárez.
Más fuerte y explícita fue la defensa del hondureño que hizo Hillary Clinton en la cumbre de la oea. Allí, la secretaria de Estado reclamó el pronto retorno de Tegucigalpa al organismo regional creado a instancias de Estados Unidos al término de la Segunda Guerra y como reaseguro frente a la Guerra Fría con el bloque comunista.
«Este es el momento para el hemisferio de avanzar como un todo y dar la bienvenida a Honduras dentro de la comunidad interamericana», proclamó Clinton ante delegados de los 33 países miembros.
Para Clinton, Lobo fue ungido presidente en elecciones «libres y justas», y demostró desde su llegada al poder «un consistente y fuerte compromiso con un gobierno democrático». Incluso, dijo, cumplió con su promesa de crear una Comisión de la Verdad para investigar el proceso político del país desde el golpe de Estado hasta las elecciones.
Comisión
La presión fue tan importante como para que los países acordaran que el chileno José Miguel Insulza, secretario general de la oea, anunciara la creación de una comisión de alto nivel que visitará Honduras para evaluar la situación jurídica y política del país después del 27 de enero y la posible recomendación de aceptar el retorno de Honduras. México, Colombia y Perú, encolumnados detrás de Estados Unidos, encabezaron la defensa de Tegucigalpa, contra la oposición del resto del continente, y especialmente de Brasil, que ya había manifestado su parecer cuando puso a disposición la embajada de su país en Tegucigalpa para alojar al destituido Zelaya en un intento por volver atrás el golpe.
«Brasil mantiene su posición de que el presidente Porfirio Lobo debe dar condiciones para que el presidente Zelaya vuelva al país en perfectas condiciones de seguridad», insistió el 15 de junio Marcelo Baumbach, vocero de la presidencia de Brasil.
El presidente Lobo, mientras tanto, denunció que había un intento de golpe de Estado en su contra, similar al que desplazó a Zelaya. Algo que no logró conmover al fiscal de Honduras, Luís Rubí, quien se negó a investigar «por lo que se dice o por lo que se habla. El Ministerio Público es una institución seria y vamos a actuar responsablemente». Lobo, entonces, se fue a Sudáfrica para no perderse el debut del seleccionado de su país frente a Chile por la Copa del Mundo.
Alguien dentro de Honduras le sugirió que, por las dudas, llevara piyamas.
Revista Acción
1 Julio 2010
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