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Premios olímpicos

Si hay galardones teñidos de intereses políticos, la designación de la sede de los Juegos Olímpicos o los premios Nobel son seguramente de los más significativos. Así puede interpretarse esta recompensa cruzada entre la elección de Río de Janeiro para las Olimpíadas del 2016 y de Barack Obama como máximo exponente de la Paz, casi en simultáneo.
El presidente norteamericano había pugnado, sin éxito, para que su Chicago albergara a los deportistas más destacados del planeta. Pero Lula Da Silva se dio el gusto de festejar lo que podría ser el corolario de su paso por la presidencia de Brasil. Tras dos gestiones, deja a su nación entre las potencias del siglo, y como frutilla de postre, consiguió la sede del mundial de fútbol de 2014 y llevar los juegos a las playas cariocas en 2016.
El Comité Olímpico es el escenario donde se disputan las presiones de cada país para mostrar su importancia en el concierto de las naciones. No por nada en 1916 y en 1936, las Olimpíadas se desarrollaron en Berlín. Con Hitler en el poder, la capital alemana le había ganado la partida a Barcelona y apenas un mes antes había comenzado la guerra civil española cuando Jesse Owens amargaba la vida al canciller nazi.
Se recuerdan los juegos de 1980, en Moscú, por el boicot del «mundo occidental» contra la Unión Soviética. Favor que devolvieron los países del mundo socialista cuatro años más tarde, en Los Ángeles. En 1992, cuando se celebraban los 500 años de la llegada de Colón a América, el turno sí fue para la capital catalana. La España de entonces ingresaba así al «mundo desarrollado». Beijing 2008 fue otro reconocimiento explícito.
«Ha llegado nuestro momento. Entre las diez mayores economías del mundo, Brasil es la única que aún no ha sido sede de unos Juegos. Para nosotros es una oportunidad para crecer en autoestima, fortalecer las conquistas recientes y estimular otras», agradeció Lula.
Mordieron el polvo Juan Carlos, el rey de España, propulsor de la candidatura de Madrid, y Obama. Para el presidente afronorteamericano, la revancha llegaría a los pocos días, con el premio creado por el inventor de la dinamita. Por su contribución a la Paz, según el Parlamento noruego.
Mejor dicho: por la contribución que el mundo espera de él.

Revista Acción
15 Octubre 2009

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